
26 de septiembre de 2009
Viñetas que invitan a pensar (14): cuando lo público se confunde con lo privado

23 de septiembre de 2009
Basta analizar esas miradas para saber que se ha perdido la esperanza
20 de septiembre de 2009
En América Latina la libertad de expresión se encuentra seriamente amenazada

15 de septiembre de 2009
Elecciones en Portugal: ¿España como pretexto?

10 de septiembre de 2009
La labor de Baltasar Garzón marcará un hito en la historia de la justicia
6 de septiembre de 2009
Fiestas patronales, tal como son: ¿dónde está la diversión?
Que nadie piense que soy un cenizo o que estoy en contra de las celebraciones que permiten disfrutar de vez en cuando de la vida. Compartir un buen rato con la familia o los amigos es un placer que alegra aquellos momentos que, por las razones que sean, elegimos para pasarlo bien. La oferta de ocio de que se dispone actualmente es enorme, brinda posibilidades como nunca habían existido, permite abrirse a un mundo de experiencias creativas gratificantes y satisfactorias. En fin, entiendo que la ruptura festiva en el transcurso de la vida cotidiana resulta tan agradable como necesaria.
Pero observo que las fiestas patronales se han convertido desde hace tiempo en otra cosa, que me disuade de sumarme a ellas. No las recuerdo así en mi infancia y juventud donde sí tal vez tuvieran sentido porque el resto del año transcurría de una forma donde poco juego había para la diversión que se saliera un poco de la rutina. Hoy, en cambio, y salvo contadísimas manifestaciones de buen gusto, cada vez más excepcionales, lo que priman son el ruido, la chabacanería y el alcohol, que fluye a raudales.
Los espectáculos musicales, el teatro o los carruseles de feria, que antaño se identificaban y nos identifican con lo excepcional del momento, quedan completamente arrumbados por el olor de las fritangas que apestan en la calle, el griterío permanente de los jóvenes que, agrupados en peñas o lo que sea, transportan en los carros retirados de los supermercados cantidades ingentes de bebida, por la que compiten de manera desaforada, y por el espectáculo reiterado y obsesivo de los toros, toros y más toros que día a día dan rienda a todo tipo de sensaciones cuando no revelan la precariedad de ideas que permitan sustituirlo por otra cosa o hacer del encierro un episodio excepcional y no el santo y seña de la programación festiva. “Sin toros no tiene sentido la fiesta” decía el otro día el alcalde de un pueblo vallisoletano, donde mañana, tarde y noche el toro preside la jornada.
Me viene esta reflexión a propósito de las fiestas de Valladolid, donde el poder de la hostelería lo domina todo, y de las que hace años he decidido pasar por completo. Ni me gustan ni me interesan. Aunque todos sabemos que en España hay experiencias aceptables, se ha acabado imponiendo de manera bastante generalizada un modelo festivo de estilo cutre y ramplón, macarra y estridente, cuando no violento, en la mayor parte de las ocasiones, que carece por completo de interés, al menos en mi opinión. Lo cierto es que se trata de algo insólito en Europa (ignoro si en otros ámbitos ocurren cosas así). Pues, desde luego, nadie se imagina ciudades o lugares europeos que están en la mente de todos verse de pronto conmocionados por la marabunta de grupos vociferantes, que ponen las calles perdidas de suciedad y pestilencia, mientras se entusiasman corriendo delante de un toro aun con el riesgo de su vida. Terminado el encierro, ya no hay más que hacer, salvo rendir un homenaje permanente a Baco y esperar a la próxima estampida. Todo lo demás es accesorio. En eso y no en otra cosa consisten los "sanfermines" de Pamplona, el paradigma por antonomasia de la fiesta arrolladora.
¿Estaré equivocado o es que realmente debemos seguir convencidos de que Spain is different?. Aludo a este tema porque sociológica y culturalmente tiene interés. ¿No les parece?.
Addenda: Tres dias después de escribir este postm han tenido lugar los sucesos ocurridos en Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde ha estallado una violentísima reacción juvenil al recorte del programa festivo. Ha bastado este pretexto para que la violencia se apoderara de la calle con manifestaciones terribles de destrucción y agresividad. El hecho ha coincidido con la fiesta patronal y ha abierto un debate que, me imagino, va a dar para mucho. Lo sorprendente es que el lugar donde esto ha ocurrido no es ningún barrio marginal, sino un municipio en la zona más valorada social y urbanísticamente de Madrid, un espacio de élites politicas y empresariales, donde todos llegan económicamente a fin de mes y donde la calidad de vida está más que garantizada... hasta que la ola virulenta, empapada de todo tipo de alcohol y sumida en la cultura del "botellón", ha hecho acto de presencia para demostrar que nadie está a salvo de la marabunta que comento.
Imagen: Encierro en Peñafiel (Valladolid)
3 de septiembre de 2009
Algo muy importante ha sucedido en Japón. No lo perdamos de vista
1 de septiembre de 2009
La lección de La Iruela
Siempre hay una primera vez para crear precedentes que pueden servir como experiencias aleccionadoras. Así se avanza en la historia y así se ponen en evidencia hasta qué punto hechos y circunstancias que parecían inamovibles pueden ser sometidos a revisión sin que el mundo se detenga ni hagan su aparición los jinetes del Apocalipsis. Más bien al contrario, todo tan sencillo y lógico como lo que acaba de suceder en el municipio de
Es un municipio hermoso, con su inconfundible silueta marcada por un esbelto castillo medieval y en el que es posible apreciar las bellezas de
Si visitar Cazorla y ese municipio, con sus pedanías de Burunchel y Arroyo Frio, siempre ha merecido la pena, ahora lo es más porque su ayuntamiento ha tomado una iniciativa que no puede ser pasada por alto. Ha decidido, en estos momentos de crisis y angustia laboral, destinar el dinero presupuestado para las fiestas taurinas – 30.000 euros - a contratar a doce parados del pueblo durante dos semanas. Es la primera vez , que yo sepa, que en España ocurre una cosa así. En el país donde raramente se concibe la fiesta sin toros en sus más diversas modalidades de manifestación, y casi siempre con riesgos y con las expresiones de crueldad más lamentables, esa decisión ha de ser calificada, cuando menos, de valiente, audaz y solidaria. Basta de toros cuando el dinero escasea y hay quienes lo están pasando mal: algo así ha debido pensar los que gobiernan ese lugar.
Ha abierto debate y suscitado controversia, como no podía ser de otro modo. Opiniones encontradas en torno a un tema que incide claramente sobre los bolsillos de unos, los que se oponen de manera furibunda, y la sensibilidad de cuantos avalan una iniciativa que sin duda tiene gran calado. Y que, más allá de la disyuntiva entre toros sí y toros no, ¿no creen que la postura de José Antonio Olivares, alcalde de