La biografía de Antonio García Quintana revela las características de un hombre bueno, sensible, de un político honesto, sencillo y obsesionado con un objetivo que marcó esencialmente su vida pública: el desarrollo de la educación. La tarea realizada en este sentido fue ingente y hoy se reconoce en el mundo de la enseñanza como una de las más activas de las llevadas a cabo en España. Baste señalar que en 1931 había en Valladolid 13.500 niños entre 6 y 11 años, de los que solo asistían a clase 3.000. Para afrontar este grave problema de falta de escolarización, impulsó la creación de nuevas escuelas, cuyo número se elevó, durante su mandato, de 59 a 127 centros, al tiempo que impulsó los comedores escolares en los que se atendía diariamente a 886 niños sin recursos. Conocido como el programa de “la gota de leche”, fue la primera vez en España que se puso en marcha una iniciativa de estas características.
Fue alcalde de Valladolid por el Partido Socialista entre 1932 y 1934, para presidir de nuevo el Ayuntamiento tras las elecciones de febrero de 1936. Al estallar la rebelión militar, que en la ciudad de Valladolid, sumidero del falangismo más brutal, se tradujo en una represión atroz, el alcalde García Quintana fue depuesto y durante algún tiempo permaneció escondido hasta que se produjo su detención, por delación, el 27 de febrero de 1937. Mediante un juicio farsa, realizado con pretensiones humillantes y de escarnio en el salón de plenos del Ayuntamiento y presidido por un tal Fajardo, fue condenado, por los sicarios de la rebelión golpista, por “delito de rebelión militar”, con pena de muerte. Su asesinato por fusilamiento el 8 de octubre de 1937, a las 6,30 horas, fue concebido de modo ejemplarizante por el matonismo falangista que atemorizaba la vida de la ciudad bañada por el Pisuerga. Ajusticiar al alcalde se convirtió en un ejercicio de insania calculada con el único fin de sembrar el terror y demostrar lo que los rebeldes, profesionales de las amanecidas sangrientas, eran capaces de hacer. He conocido testimonios personales del pavor provocado por aquella salvajada. La ciudad quedó durante mucho tiempo traumatizada por el hecho.
Setenta y tres años después, su nieta, Carmen Cazurro García Quintana, catedrática de Literatura y residente en Puerto Rico, ha viajado a Valladolid para presentar la obra en la que narra la vida de su abuelo, centrándola en la experiencia de su madre, Teresa, hija del alcalde, y que aún vive. Asi se titula la obra –
El acto de presentación de la obra, celebrado en el Paraninfo del Instituto de Enseñanza Secundaria Zorrilla de Valladolid ha sido un acontecimiento cultural particularmente emotivo en el que se trató de recuperar, en un salón abarrotado, la memoria del último alcalde republicano de Valladolid y de una de las figuras emblemáticas del municipalismo democrático en España.

Coordinado por el director del Centro, Carlos Duque, contó con la intervención, como presentadora de la obra, de Maria Antonia Salvador, Profesora de Geografía e Historia del IES Zorrilla y autora de varias investigaciones de gran resonancia sobre procesos de depuración del profesorado de Enseñanza Secundaria durante la guerra civil, de Pedro Martín, excelente actor y poeta, que leyó las cartas que García Quintana dirigió a cada uno de sus tres hijos dias antes de ser ejecutado, y de la autora del libro, Carmen Cazurro García de Quintana, que en la actualidad es profesora de Literatura en la Universidad de Puerto Rico.
Fue un acto de gran emotividad y de extraordinario valor como homenaje al último alcalde democrático de Valladolid antes de la guerra civil. Fue también la oportunidad, inédita hasta ahora en la historia de la ciudad, de rendir el reconocimiento que merece a la figura de su hija pequeña, Teresa, presente en la sala y en la que basan los recuerdos recogidos en un libro necesario para que una figura clave del municipalismo democrático español no quede relegada al olvido.
Sin embargo, la inquina que deriva de la envidia continúa, promovida por quienes no admiten que la memoria de García Quintana siga vigente y permanezca asociada en la ciudad a una imagen ejemplar, que dista mucho de corresponderse con la que ofrecen sus debeladores. Obsesionado está con el tema el actual alcalde Valladolid, que en 1995 comenzó su mandato en el Ayuntamiento y al que le cuesta aceptar que otra forma de gobierno de la ciudad es posible. No entraré en detalles, pues la paranoia que le persigue aparece bien descrita en el texto que Orosia Castán ha publicado a propósito de unas declaraciones de dicho personaje tratando de desacreditar al último alcalde republicano, utilizando para ello la peor de las artes: la insidia, la descalificación velada, la sospecha sin explicación. Simplemente para hacer mella sobre el prestigio del padre de Teresa García Quintana, hoy residente en Puerto Rico, aunque es muy dudoso que lo consiga porque las sociedades - o la mayor parte de sus miembros - son refractarias a miserias morales o a resentimientos sectarios como el que nos ocupa.
Enterada la familia de Don Antonio García Quintana de la insidia realizada por el sr. León de la Riva, me hace llegar el siguiente comunicado:
Enterada la familia de Don Antonio García Quintana de la insidia realizada por el sr. León de la Riva, me hace llegar el siguiente comunicado:
REACCIONES DE LA FAMILIA DEL
ALCALDE GARCíA QUINTANA A JAVIER LEÓN DE LA RIVA
Hasta Puerto Rico, lugar donde vive actualmente la
única hija viva de Antonio García Quintana, Teresa García Quintana, junto a la
nieta de éste, Carmen Cazurro García Quintana, han llegado estas declaraciones
del alcalde Javier León de la Riva: "Sería
bueno que no hablaran y no profundizaran en el fusilamiento de García Quintana
a ver si tienen que escuchar lo que no quisieran".
Este desafío al PSOE sobre el alcalde que perteneció
a este partido y que fue asesinado en la Guerra Civil se produjo en una rueda
de prensa el 3 de junio del 2013 como réplica del político popular al portavoz
del Grupo Municipal Socialista, Javier Izquierdo, molesto por las continuas
referencias de los populares no sólo al anterior presidente del Gobierno, José
Luís Rodríguez Zapatero, sino a Felipe González. Por eso Izquierdo dijo que
esperaba que no hubiera ninguna alusión al alcalde socialista que fue asesinado
en 1936.
Las declaraciones de la familia, por boca de la nieta,
en seria discrepancia con las de Javier de la Riva, se producen como era de
esperar.
Hay estilos de
gobernar una ciudad en plena democracia que abochornan a sus ciudadanos. Son
estilos de prepotencia e intimidación que si bien, a veces, acompañan a
acertadas decisiones admistrativas en el aspecto físico de Valladolid, van
creando una costra de insensateces e infundios propios de toda personalidad
que, cuando no tiene contestaciones claras sobre sus adversarios políticos,
responde con innuendos que tratan de ensombrecer el camino de luces que otros que le
precedieron en el cargo, como Antonio García Quintana, demostraron y pusieron a
prueba ante circunstancias tan fuertes como la Guerra Civil.
Javier León de
la Riva ha tenido múltiples oportunidades de profundizar en la gestión edilicia
de Antonio García Quintana, más conocido por “el alcalde de todos”: reconocimientos,
destaques y muestras de recuerdo y afecto popular que se han ido produciendo en
Valladolid, haciendo justicia a la temida Memoria Histórica. Momentos todos
ellos propicios para que una persona como él mostrara a la ciudadanía eso “que
deben escuchar sobre el fusilamiento de Antonio García Quintana”, pues si de lo
que se trata es de predominar hubiera sido la gran estocada para el PSOE develar
lo que le ronda en mente a Javier de la Riva. Pero el valor no acompaña
forzosamente la mentira que, siempre frente a la verdad, sale maltrecha tarde o
temprano.
¿Qué es lo que
le sucede ahora , tan tardíamente, al alcalde? Piensa quizá que disminuir la dimensión
de la eficaz y enérgica política de la
vivienda y la educación realizada en Valladolid por Antonio García Quintana -
como se vio en la Exposición del Centenario del Ayuntamiento- y no contestar la carta airada que Teresa García
Quintana le envió engrandecen su respetable figura; piensa quizá que con el
tiempo las cosas se olvidan y se le puede echar impunemente a un muerto no ya
tierra, sino lodo; piensa quizá que, ausente la familia más cercana del alcalde
socialista, será más fácil ensombrecer su figura…
Cualesquiera
que sean las razones de Javier León de la Riva para escoger como blanco de sus
dardos políticos a un gran servidor de los vallisoletanos ya muerto,
sacrificado y sepultado, pero consagrado en la memoria de toda la gente de bien y
exaltado en su gestión edilicia por rigurosas investigaciones históricas, es a
todas luces un acto ruin de Javier León de la Riva que perjudica la imagen de
su gestión y le resta la debida inspiración moral para arrastrar las
convicciones de los demás.
Dicho esto con
el ardor de todo corazón atacado en lo más profundo, el mensaje sincero de la
familia de Antonio Garcia Quintana a Javier León de la Riva es escueto y sencillo:
Moderación, señor
alcalde, gane prestigio laborando por la ciudad por encima de partidismos
políticos; busque el valor de la sinceridad y haga justicia con Antonio García
Quintana. Tiene usted la oportunidad de cerrar heridas, máxime cuando aún se
cierne la mancha persistente sobre la
sala de plenos, insultantemente convertida el 11 de mayo de 1937 en sala de
justicia militar para condenarlo a muerte. García Quintana siguiera siendo ese
imposible olvido; esa deuda pendiente que los hortelanos del recuerdo jamás se cansarán de abonar. Acepte la petición
del PSOE e instaure una placa dedicada a él con la debida inscripción de reconocimiento, no más, no menos, en la sala de plenos. Usted no perderá, ganará ¡y mucho! se lo
aseguro.
Dra. Carmen
Cazurro García Quintana
Catedrática
Universidad de Puerto Rico
27 de junio
de 2013
Había mucho odio guardado en esa época, que explotó, una vez abiertas las compuertas. ¡Ojalá no se repita nunca una situación como aquella! ¡Ojalá se libere de otro modo la tensión política que, también ahora, existe en España! La historia de ese alcalde me ha recordado la película (y los cuentos de los que procede) "La lengua de las mariposas", en la que el niño, "Pajarillo", insulta al maestro que tanto le había ayudado. La crueldad, en tal estado de locura colectiva, no tiene límites.
ResponderEliminar¿nos podías dar más datos del libro (editorial, como conseguirlo, etc..) ? gracias y estaré atento. No puedo ir pero es un merecido homenjae
ResponderEliminarsaludos y salud
Disfruta de la presentación. Me parece muy interesante y un proyecto eminentemente personal de la autora.
ResponderEliminarA disfrutarlo. Como a Álvaro me gustaría saber algo más del libro.
Sigo alucinada con el esfuerzo que hicieron los dirigentes republicanos en la educación. Lorca con su "Barraca" los maravillosos maestros como el Fernán-Gómez de "La lengua de las Mariposas", este alcalde, cuya vida debe ser digna de ser leída, que la impulsó en Valladolid. Es que la educación ES la base de una democracia solidaria, informada, crítica no como ahora que los politicastros la tienen hecha unos zorros. Ahora solo les interesa una ciudadanía sumisa y borreguil. Mucho fútbol (para ellos) y Belén Estebanes (para ellas). En fin... Besotes, M.
ResponderEliminarUna situación que no sé por qué, me acerca al presente.
ResponderEliminarTanto odio entre uno y otro bando, injusticias en pos de poder...
Sigo diciendo que la política no me gusta NADA.
Una nieta, un abuelo, un libro...
Demasiadas coincidencias con mi Email.
Un abrazo
Me parece un reconocimiento, bien merecido a D. Antonio García Quintana.
ResponderEliminarEn mi generación apenas se hablaba de política, bueno para ser ciertos de NADA.
La época 1.943 en adelante yo la llamo la Época del SILENCIO.
Un saludo.
Lo denominas "hombre bueno".
ResponderEliminarEn mi humilde opinión, es el mejor y mas hermoso titulo que, como homenaje, un ser humano puede recibir.
Un abrazo.
Estaré en ese homenaje con el pensamiento. Nunca hes tarde para reconocer el mérito de la buena gente.
ResponderEliminarUn abrazo
Perdón por el desafortunado y mal acompañado "es"...
ResponderEliminarFalangistas desfilando en Burgos
ResponderEliminarUn homenaje más que merecido, sí señor. Los que en su día leímos el libro de Rafita Martínez Sagarra y Enrique Berzal sobre este alcalde, que se editó en Fuente de la Fama y se agotó enseguida ("El fracaso de la razón") nos dimos cuenta de que era un hombre machadianamente bueno. Un ejemplo más de la injusticia del franquismo. Gracias por la información
ResponderEliminarGracias por informar sobre este edil de nuestra ciudad. Sólo sabía de él por el nombre dado al colegio que existe en el edificio de la antigua Escuela Normal, en el centro urbano que yo pisoteé cuando niño.
ResponderEliminarVeo que fue un gran hombre bueno.
Me parece un testimonio muy oportuno y muy aclarador de lo que era aquella España en ebullición de aquellos años. A ver si aprendemos y no volvemos a caer en el mismo defecto de crear dos bandos (o de resucitar aquellos dos bandos)
ResponderEliminarUn abrazo.
Escuelas, comedores...
ResponderEliminar¡Unas armas de destrucción masiva de daño incalculable!
¡Qué guerra de necios y cobardes!
tristura