Me identifico plenamente con esa carta y con ese espacio.
Obligado a asumir "la modernidad" como algo inexorable y no tan negativo, no me siento, a diferencia del lector sevillano, atropellado por ella, pero es cierto que mi vida de jubilado, como la de tantos otros, se encuentren o no en la vida activa, se verá afectada por la sensación de vacío y desamparo que provoque, cuando tenga lugar, el hecho de no poder disfrutar de la lectura diaria del diario en papel con la grata compañía del café.
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