8 de noviembre de 2024

Nuevos refugios

 Ni siquiera ya nos quedará Paris, amigo Bogart, ni Roma, e ignoro si podremos sentirnos a gusto en Nueva York o Buenos Aires. ¿Dónde encontrar ese espacio de bienestar, encuentro y creatividad que tanto necesitamos, y que con frecuencia deseamos recuperar? ¿Volver al pueblo de la infancia? Si ya no queda nadie, solo el silencio o el arrullo del viento que no cesa ¿Regresar a aquel lugar, de montaña o junto al mar en el que en alguna ocasión logramos tocar el cielo y que con frecuencia echamos de menos? Si ya no están aquéllos con los que lo compartimos. Nadie nos espera donde quisimos.

Vayamos donde vayamos la sensación de vacío se agravará bajo la losa de la frustración histórica que nos acompañará de ahora en adelante, si no somos capaces de superar las decepciones que nos acechan. Pero habrá que tratar de superarlas. Como sea. Y ya no habrá lugar intuitivamente añorado ni ciudad mítica predeterminada, quizá porque en algún momento la sobreestimamos en exceso. Será aquélla donde logremos construir ese espacio de bienestar que se precisa para sobrevivir.
La relectura de los textos que en momentos críticos nos han reconfortado volverá a ser una buena terapia, del mismo modo que la recuperación del cine de calidad, de la música de siempre y los paseos con amplios y apetecibles horizontes que nos devuelvan por un momento a la juventud de la que no queremos desprendernos, aunque esté lejos. Bastará que todo ello venga acompañado, con las amistades que nos queden y con las que descubramos, de una conversación abierta y enriquecida por las experiencias vividas en torno a un café y un buen libro de poemas para contrarrestar la sensación de que Paris, Roma o Nueva York ya no nos pertenecen.

Se trata, en fin, de edificar espacios de futuro con lo mejor que quede del pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails