18 de abril de 2023

La cuestionable instalación en Valladolid de un parque acuático

 La cultura del agua es muy endeble en España. Más bien puede decirse que globalmente se carece de ella. Los desastres cometidos en la gestión del agua en espacios altamente sensibles de la costa (lo ocurrido en Doñana, el Mar Menor y el Delta del Ebro clama, y nunca mejor dicho, al cielo), la irracionalidad y despilfarro en el consumo agrario, la aberrante proliferación de piscinas en espacios hidricamente dependientes, las pérdidas masivas e incontroladas por deficiencias de infraestructura...son hechos incuestionables que no dejan de agravarse en medio del desconocimiento de la mayoría social, lo que resulta inconcebible en un país mediterráneo,, todo él, en el que los déficits hídricos son alarmantes. Prima sobremanera la visión individualista, insolidaria y a corto plazo frente al sentimiento de pertenencia a un ámbito ecológico común, en el que el agua es un bien escaso. Hace tres meses que no llueve.

El agua tiende a convertirse, si no se ha convertido ya, en el recurso más crítico y vulnerable con la consiguiente amenaza que supone para la calidad de vida de la población, que lo necesita para atender exigencias prioritarias. Es preciso, por tanto, educar en los comportamientos de austeridad, economía, eficiencia y autocontrol en el uso del agua. De lo contrario la catástrofe está asegurada. Es además una crítica realidad que no puede desgajarse de su dimensión a nivel mundial. Según la FAO casi 2.000 millones de personas en el mundo habitarán en 2025 en espacios con escasez total de agua, víctimas de una situación de estrés hídrico que afectará gravemente a su salud.
En medio de esta inquietud considero muy cuestionable la decisión municipal de convertir a la ciudad de Valladolid en un parque temático asociado, como reclamo turístico, al uso masivo del agua. Sólo cabría plantearse esa opción a través de una rigurosa evaluación de impacto ambiental, que evitase incurrir en actuaciones indebidas, como se ha demostrada en otras de gran resonancia mediática y lamentable trayectoria en nuestra Comunidad Autónoma. Si la estrategia de crecimiento de la ciudad, que tantos valores tiene para ser reconocida, se basa en actuaciones de esta naturaleza, sin valorar sus implicaciones ambientales y educativas, la deriva hacia la insensibilidad por lo que sucede en un entorno tan frágil como el que vivimos está asegurada. Aunque, por lo visto, en campaña electoral todo es posible.

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