Incluyo aquí el artículo publicado en Infolibre por Ana Manero Salvador, Catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Carlos III de Madrid. Es una aportación interesante, que profundiza en "la claudicación anunciada", como acertadamente define Huffpost el acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea.
"Nos
enfrentamos a un momento crítico sin precedentes para la Unión
Europea. Dos son los eventos recientes que ponen de manifiesto su pérdida de
autonomía y de relevancia en un mundo cada vez más hostil y que cuestionan su
papel como actor global en tanto que gigante comercial: el “acuerdo” alcanzado entre Von der Leyen y Donald Trump en
un campo de golf propiedad del mandatario estadounidense y la práctica total
ausencia de reacción ante el genocidio de Gaza.
A falta de conocer en detalle lo acordado, los datos que se saben
son preocupantes y revelan una claudicación que sólo beneficia a los intereses
de Estados Unidos. La amenaza constante en relación con
la imposición de aranceles, el desprecio a los intereses europeos y la grosería
con la institución y con lo que representa, se han materializado. Por lo que
hasta ahora sabemos, se ignora cualquier referencia al marco multilateral del
que nos habíamos dotado y se establece una relación profundamente asimétrica
que no tiene en cuenta los intereses europeos –compra de energía por valor de 750.000 millones de euros en tres
años a Estados Unidos al margen de cualquier
condicionalidad ambiental, imposición de un arancel general del 15% a los bienes europeos, sin reciprocidad, inversiones
europeas en Estados Unidos por valor de 600.000 millones de euros durante el
mandato del actual presidente–.
Pero, tanto como su contenido, es igual de grave su simbolismo. Si existía un ámbito en el cual la UE era capaz de mostrar fortaleza y asertividad, éste era el comercial. Estados Unidos ha dejado de ser un socio fiable en materia comercial, ambiental, política y de seguridad; y hubiera sido necesario mostrar una postura sólida que evidenciara el poder económico de la Unión en el mundo. No ha sido así.
¿Podemos seguir siendo considerados como un actor clave en el mundo si nos rendimos ante la voluntad autoritaria de Estados Unidos? Esta misma postura acrítica y de vasallaje se está demostrando ante el genocidio de Gaza. La información que llega desde la Franja es estremecedora: más de 60.000 muertos, la utilización del hambre como arma de guerra, el bombardeo de hospitales, escuelas, zonas residenciales y campamentos de desplazados altamente poblados han convertido a Gaza en un infierno en la tierra. A la clara intención genocida del gobierno israelí, se suman las conductas que configuran el crimen de genocidio y, ante ello, ni la Unión ni los Estados miembros adoptan medidas contundentes.
Nuevamente, el comercio debería ser el instrumento clave para hacer frente a esta situación con la herramienta que provee el Acuerdo de Asociación con Israel. No se puede olvidar que el principal socio comercial de este Estado es la Unión Europea, y si realmente la Unión quiere hacer valer los valores y principios que formaban parte de su ADN y que se han incluido en estos acuerdos a través de la cláusula democrática, Bruselas debería, como poco, suspender inmediatamente su aplicación. No hacerlo nos convierte en cómplices.
Esta doble rendición nos lleva a plantearnos preguntas sobre el
futuro del proyecto europeo. ¿Es tolerable permitir que se
cometa un genocidio sin responder con las herramientas de las que nos hemos
dotado? ¿Podemos
seguir siendo considerados como un actor clave en el mundo si nos rendimos ante
la voluntad autoritaria de Estados Unidos?
Ante la desazón que nos generan estos acontecimientos, es necesario que la Unión
recupere su dignidad,
que no se abrace a alianzas contraproducentes y que apueste por una política
comercial basada en valores y principios."
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