La Unión Europea no ha estado a la altura de lo que requiere una actitud firme y contundente frente a la tragedia que afecta al espacio israelo-palestino. Ante ese escenario de reacción y denuncia de la barbarie, en el que sólo destaca la figura relevante de Josep Borrell, me parece digna de encomio la postura adoptada por el Presidente del Gobierno español en su reciente visita a la zona. Quien haya seguido sus declaraciones habrá podido comprobar la necesidad, oportunidad y solidez de sus propuestas. No las mencionaré porque de todos son conocidas. Se ha limitado a la defensa del Derecho Internacional.
La reacción del gobierno que preside el hijo del historiador Benzion Netanyahu - a quien conocí, acompañado de su hijo, cuando fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid (2001) - no ha podido ser más injusta, brutal e inmerecida. Ha hecho acusaciones que evidencian el grado de insensibilidad que ese gobierno corrupto mantiene frente a la razón, el sentido común, los derechos humanos y la legalidad internacional.
De muchas cosas se le puede criticar a don Pedro Sánchez, pero creo que, en este caso, ha dado una lección a la UE y a la comunidad internacional que merece ser aplaudida.
Por cierto, no está de más recordar el fallo de la inteligencia israelí cuando se la advirtió del ataque de Hamás, una organización terrorista impulsada en sus inicios por Netanyahu y su gente para contrarrestar la importancia de la Autoridad Palestina e impedir, por todos los medios, la existencia del Estado de Palestina.
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