9 de julio de 2025

Algunas notas sobre el impacto cultural y espacial de la inteligencia artificial

 




EN TORNO AL CONCEPTO DE "LOS ESPACIOS LATENTES" 

Después de la invención de la perspectiva, después del arte en la era de su reproducibilidad técnica, el punto de inflexión que marca el desarrollo de la Inteligencia Artificial cuestiona los regímenes de verdad, la cultura visual, la representación en general, las técnicas artísticas y, por último pero no menos importante, nuestra sensibilidad al tiempo que incide en la geopolítica. Sirva esta breve reflexión como modesta aportación al debate, que no ha hecho más que comenzar.

A propósito de la dimensión cultural, afectiva y relacionada con las sensibilidades, cabría preguntarse: ¿Quién monopoliza y ordena nuestros recuerdos? ¿Quién controla las apariencias y delimita el espacio de alucinación y de descubrimientos insospechados en el que nos movemos? Desde su formulación por John McCarthy en 1955, la «inteligencia artificial» se ha consolidado como una infraestructura ubicua, reorganizando profundamente los regímenes de visibilidad, conocimiento y poder, así como nuestra huella en el mundo y, por supuesto, nuestra visión del territorio y de sus dinamismos y transformaciones.
"El mundo según la IA", como desafío para el debate que se plantea, destaca como una reflexión crucial sobre el cambio algorítmico en la sensibilidad. Más que servir a discursos revolucionarios o de innovación, forma parte de una genealogía global que busca comprender las transformaciones de la cultura visual y los regímenes de verdad, con las decisivas implicaciones que ello trae consigo desde la perspectiva del conocimiento y de la acción pública.
Y es que, así como la invención de la perspectiva, y posteriormente las técnicas de reproducción, están conduciendo a nuevas modalidades de representación y relación con la verdad, la IA está alterando nuestras formas de pensar, percibir y habitar el mundo. En este sentido, los "espacios latentes", que como geógrafo desearía plantear, ocupan un lugar central. Estas matrices permiten generar nuevos objetos culturales (textuales, visuales, sonoros, paisajísticos) que alteran el futuro de nuestros archivos, nuestras narrativas y nuestras subjetividades.

Y, en relación con la geopolítica, no hay que descuidar las opiniones que afirman que la aparición en China de la DeepSeek , y que algunos autores han calificado de verdadero terremoto, ha demostrado que la inteligencia artificial es (geo)política. Los problemas de este orden son múltiples, cada vez más cruciales para la vida de nuestras sociedades y nuestros sistemas políticos, y afectan a la soberanía tecnológica, a la seguridad nacional y al dominio económico. No es baladí el argumento que asegura que el dominio de los modelos fundamentales de la IA, teniendo en cuenta los datos que la alimentan, así como los semiconductores y los materiales que "construyen" nuestros dispositivos informáticos moldeará el orden mundial del mañana, con crecientes tensiones entre las grandes potencias para imponer su visión e intereses.

Y es que no en vano los patrones culturales y geopolíticos observados en Europa, Estados Unidos, China y Rusia influyen en el desarrollo de la IA y en la regulación que se implementa, a través de diversos medios, en esos espacios. De ahí la importancia de analizar estas diferencias regionales, antes de extraer algunas conclusiones sobre las principales luchas de poder entre las principales potencias en torno a la IA.

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