Convencido estoy de que con un buen asesoramiento geográfico e histórico la catástrofe de Afganistán habría sido menor o no habría tenido lugar. Demostrado una vez más el rotundo fracaso de los esquemas estratégicos convencionales, desconectados de la realidad, ineficientes y costosísimos, parece lógico invocar el valor de las Humanidades como uno de los soportes esenciales en la toma de decisiones.
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