Que opinen los lingüistas, que lancen su voz los educadores, que se signifique el mundo de la cultura sin prejuicios, nacionalismos ni fronteras reaccionarias.
Hay que "dar respuesta" a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sobre la aplicación del 25 por 100 a la enseñanza de la lengua castellana en la comunidad catalana. Eso dicen sin rubor. Así lo justifican. Se trata de " dar respuesta" (sic) frente al cumplimiento de una norma de alto rango en un Estado de Derecho. PSC, Junts, ERC, CUP responden y acuerdan que la lengua de Miguel de Cervantes, Federico García Lorca, Cristina Peri Rossi o Rafael Brines sea "curricular", no "vehicular", categoría ésta que la Constitución establece para ambas en función de la cooficialidad otorgada, pues, según el Art. 3. 1. , "el castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla".
Acabáramos. Que nadie se llame a engaño. No será un aprendizaje igualitario, integrador, sino a la carta, sólo aplicable en situaciones puntuales, allí donde se pide. Y donde no se pida o se pida poco, pues no.
Cuánto hemos admirado y seguimos admirando las letras catalanas salidas de la pluma de Ausías March, Josep Pla, Mercè Rodoreda o Joan Margarit. Esa lengua que tanto ha aportado a la cultura española y catalana.
No es una cuestión de reciprocidad sino de sensibilidad cultural, de amplitud de miras, de afán por aprender y saber más allá de la linde que cierra el horizonte. "Curricular" versus "Vehicular": Lo prescindible frente a lo necesario. Una lástima. Ya lo decía la gran Emilia Pardo Bazán: "la aldea, cuando se crea uno en ella, pero no sale de allí jamás, envilece, empobrece y embrutece".
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