El regreso después de dos años

 Después de dos años, soberbio, mal asesorado y peor acompañado, e inconsciente de la realidad, ha venido como un toro Mihura. Tras cuatro horas de conversación (cuatro horas dan para mucho, muchísimo) con quien puede verse seriamente lesionado por sus comportamientos, apuesto a que las ínfulas quedarán apaciguadas y se impondrá la mansedumbre propia del sentido común.

Lo pensará con calma, en soledad, y aburrido bajo el calor ahornagante del Golfo Pérsico para llegar a la conclusión, si le queda sensatez, de que, estigmatizado para siempre, deberá hacer todo lo posible para que la institución que representó no quede desacreditada y consiga, al fin, descansar hasta el final en un hogar que ahora no tiene.