5 de octubre de 2023

Mensajes en la calle. Una adicción peligrosa

 





Obvio y comprobado es que la adolescencia y la juventud son las etapas más importantes en el proceso formativo de la persona. En el decisivo tránsito de la infancia a la madurez todos los cuidados son pocos para evitar o corregir hábitos que puedan lesionar el futuro. Quizá la reacción sobre los riesgos que se ciernen sobre las nuevas modalidades de adicción y dependencia provocados por la telefonía móvil ha sido tardía y no bien prevista o planificada. La inercia, cómoda y complaciente, ha prevalecido sobre la inteligencia asociada al sentido de la responsabilidad. Ante la revolución fascinante y seductora la forma de gestionarlo no se ha entendido, creo, como problema... hasta que ha demostrado serlo.

Las percepciones del tiempo y del espacio se debilitan hasta incluso desaparecer. Nada existe alrededor que lleve a retirar la mirada de la pantalla que lo ofrece todo, de manera incesante, a una voluntad abierta a deseos que compensan subjetivamente la atención irrestricta. Tampoco la palabra resulta necesaria. La expresión se simplifica y las construcciones gramaticales, que tanto ayudan al desarrollo de la personalidad, y a la construcción de la amistad directa, quedan relegadas a lo mínimo posible.
Es sin duda un problema. Un problema serio. La responsabilidad de los educadores es decisiva, pero, aún más en mi opinión, la de los padres para evitar que los procesos que encauzan la formación y el sentido de la convivencia de sus hijos se les vayan de las manos... quizá para siempre.


1 comentario:

  1. Un problema serio, como bien dices. ¿Habrá que tomar conciencia y obrar en consecuencia? ¿Seremos capaces?
    Un abrazo

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