No soy experto en eso de la psicología colectiva, me resisto, por prudencia, a interpretar los sentimientos de una sociedad cuando no está fanatizada y carcomida por la manipulación y las malas artes de sus gobernantes, ya que en ese caso se trata de una sociedad enferma, necesitada de terapias que se me escapan.
Por eso, desearía someter el tema a vuestra consideración.
¿Qué sensación pueden tener en estos momentos los ciudadanos de un país, me refiero a Israel, que suscita rechazo, desprecio y malestar creciente en el mundo a través de la denuncia creciente y cada vez más amplia a su régimen criminal? ¿Cómo puede influir en su ánimo el hecho de que su presencia en las competiciones sea cuestionada y en ocasiones objeto de rechazo explícito?
¿Qué valoración merecen el abandono y repulsión masivos de que su representante es objeto cuando se dirige al mundo en Naciones Unidas hasta convertirse en una especie de personaje proscrito, susceptible de ser detenido como declarado criminal de guerra y genocida que es?
Más aún ¿Cómo aprecia la ciudadanía israelí el apoyo universalmente mayoritario al reconocimiento del Estado palestino, solo cuestionado por algunos de los gobiernos y dirigentes más abyectos de la Tierra? ¿Qué cabe esperar de una sociedad que permanece o puede permanecer inmune ante el genocidio, la usurpación de territorio ajeno y la desvergüenza que sus dirigentes transmiten al mundo como sus únicas aportaciones?
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