La verdad es que cuesta distraer la atención ante lo que sucede en Palestina. Una sensación de rabia e impotencia invade el ánimo e impide, por más que se intente, mirar para otro lado. Esta sensación, que seguramente a tantos nos abruma y desazona, me lleva a hablar del tema, pensando que también en este foro puede tener cabida.
Las protestas universitarias contra el genocidio, el expolio, la humillación y la violencia indiscriminados que impunemente está cometiendo el gobierno de Israel en la tierra palestina nos devuelven la memoria a los clamores que desde las Universidades denunciaban la barbarie de Estados Unidos en Vietnam. Pero la diferencia entre ambas tragedias es abismal.
La potencia norteamericana fue derrotada en el país asiático. En cambio, en Palestina, la finalización de la masacre solo tendrá lugar, a mi modo de ver, cuando se produzca la destrucción total e irreversible de ese territorio y de la sociedad que lo habita. Es lo que Israel, sabiéndose protegido hasta el final, y vulnerando de manera sistemática los principios de la legalidad internacional, persigue: eliminar, por exterminio deliberado, todo resquicio de comunidad integrada y, sobre todo, hacerse con el dominio total de ese territorio, aplicando la misma estrategia del "espacio vital" llevada a cabo por los nazis en el Este de Europa.
Estamos ante una cuestión de gran relevancia geográfica, de acuerdo con el principio, sobre el que he escrito algo, de que el control del poder se basa en el control del territorio. No hay poder sin territorio. De ahí que no haya freno a tanta crueldad ni atisbo que conduzca a la esperanza de una paz justa, cuando el objetivo no es otro que el de romper por completo y para siempre la relación y los vínculos de la comunidad palestina con su histórico espacio vital. El execrable ataque de Hamas, que los servicios secretos israelíes, sabían, cómo se ha demostrado, que iba a ocurrir, no deja de ser un pretexto para el despliegue de la estrategia de exterminio total llevada a cabo.
Controlada, fragmentada, ilegalmente colonizada y minimizada Cisjordania, el espacio gazatí es objeto de codicia y dominación hasta el punto de perseguir su eliminación del mapa asociado a la cultura palestina. Concebido como nuevo escenario de colonización, las playas de Gaza serán no tardando mucho espacios de ocio para el turismo internacional, como ya ha apuntado un elemento de la familia de Donald Trump, que ve en este escenario una rentabilidad incontrolada.
Palestina no está sola pero el respaldo que recibe es meramente testimonial, pues nadie con poder efectivo en la geopolítica mundial la defiende ni parece dispuesto a frenar la criminalidad irrestricta y tolerada de quienes gobiernan el Estado sionista.
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