23 de julio de 2025

La implicación de Donald Trump en el genocidio palestino no puede ser reconocida con el Nobel de la Paz

 


Ignoro si los asesores de Donald Trump le han advertido de los riesgos que corre manteniendo su connivencia total con el Holocausto, la Nakba, de Palestina. A medida que se agravan las manifestaciones derivadas de la limpieza étnica que el régimen criminal de Israel lleva a cabo sobre la sociedad y el territorio palestinos, se afianza la idea de que ese genocidio sería imposible sin el respaldo, apoyo y obscena sumisión de la presidencia norteamericana. Es en ella donde hay que centrar la atención para poner en el lugar que corresponde al exterminio y el expolio llevados a cabo impunemente y de forma inhumana por Israel.


La complicidad internacional de que goza la estrategia del criminal y corrupto Netanyahu queda sin duda supeditada a la implicación decidida que en esa catástrofe ha asumido con todas sus consecuencias el ocupante actual de la Casa Blanca. Si la historia de la colaboración de Estados Unidos con Israel es inherente a la impunidad de que siempre ha disfrutado el gobierno de Tel Aviv frente a toda norma de Derecho y Justicia, nunca como en estos momentos esa mancuerna ha alcanzado los niveles de corresponsabilidad en acciones de genocidio y expolio tan atroces, que están conmocionando al mundo.

El norteamericano parece obsesionado con su reconocimiento con el Premio Nobel de la Paz, respaldado hasta ahora por algunos de los regímenes y dirigentes más indecentes de la Tierra. No es buen asidero el sostén de tamaña gentuza. Y sin duda, las expectativas de alcanzar ese objetivo habrán de quedar para siempre anegadas, si el Comité del Nobel de Oslo deseara mantener la dignidad y prestigio del galardón, mientras ese Trump no ponga fin a su decisiva implicación en la aniquilación de Palestina, a sabiendas de que, a la postre, habría de ser su máximo y principal responsable. Responsabilidad de la que la Historia dejará constancia de manera fidedigna e inequívoca, hasta el punto, opino, de que será el más importante y denigrante testimonio de su funesto legado para el mundo y para su propio país.

2 comentarios:

  1. Cuando leí por primera vez lo de el Nobel de la Paz para Trump, no podía creerlo, no sólo, como bien dices Fernando, por su sostén al genocidio del ente sionista llamado Israel sobre la población Palestina, sino porque este señor es un belicista de órdago .
    Desde luego en Oslo se lo pensaran tres veces, mínimo, antes de hacer el gran ridículo y acabar de desprestigiar el ya no demasiado bien visto galardón.
    El Nobel de la Paz, si quiere hacer honor a su nombre debe ser para la valiente y sensible Francesca Albanese

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  2. No puedo estar más de acuerdo con lo que expones en tu entrada.
    Saludos cordiales desde Barcelona

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