Ese blanco y tan ansiado objeto de deseo. El futuro está en el deshielo que el calentamiento global provoca.
La importancia del conocimiento geográfico resulta decisiva si se quiere entender lo que sucede tanto históricamente como en la actualidad. Es una herramienta intelectual indispensable para interpretar la lógica de los hechos que afectan al mundo en que vivimos. Ya lo he comentado muchas veces: sin territorio no hay poder, pues el poder es territorio.
La isla danesa de Groenlandia cobra actualidad al socaire de la propuesta - solo eso es de momento - del presidente norteamericano electo de adquirirla.... como sea. Conviene recordar que la idea no es nueva. El presidente Andrew Johnson ya lo planteó en 1860 dando lugar a una justificación desarrollada en 1867 por el Departamento de Estado en el que se insistía, con una base empírica muy potente, en la relevancia estratégica de la isla y la riqueza de sus recursos naturales. Ello coincide con el plan desplegado por William Seward, secretario de Estado norteamericano, que se traduce en la compra de Alaska a Rusia y de la intención de hacer lo propio con Islandia y Groenlandia, aunque no llegase a materializar la oferta. Casi un siglo después, tras la SGM, Harry Truman trató de efectuar su adquisición por 100 millones de dólares, que Dinamarca rechazó.
Los argumentos que ahora se esgrimen abundan en los mismos criterios de control de la cuantiosa y variada riqueza (minera, pesca...) que el territorio encierra, a los que se suma otro que conecta con los cambios ambientales que se están produciendo en el Ártico, y que mi hija ha estudiado en profundidad desde la perspectiva del Derecho Internacional Público: la relevancia estratégica de la isla aumenta sensiblemente como consecuencia del deshielo asociado al calentamiento global y a la apertura de nuevas rutas marítimas, como lo demuestran los análisis sobre la evolución de la masa helada en el Mar de Baffin. En este contexto se explica también la presión sobre Canadá mientras emerge y se afianza la atención y el interés que China muestra por ese territorio, al que considera cercano y en sintonía con la estrategia de confrontación geopolítica y comercial con Estados Unidos, lo que explica la obsesión de Trump con el Canal de Panamá.
No olvidemos que Dinamarca forma parte de la Unión Europea, que Estados Unidos trata de minar a través de la italiana Meloni y dirigentes europeos del mismo jaez.
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