20 de enero de 2025

Frente al pesimismo, el fortalecimiento de la esperanza

 Quizá me equivoque, pero me temo que tal vez estamos asistiendo al despliegue de una reflexión, que, especulativa sobre las preocupantes tendencias observadas en el panorama internacional, como consecuencia de los temores suscitados por la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, que hoy comienza, y por el auge de la extrema derecha en Europa, acabe incurriendo en una especie de resignación que entiende los procesos descritos como algo inexorable. Es en esta línea en la que se inscriben esas obras que hoy están adquiriendo gran resonancia, como las publicadas por Heinz Bude y Byung-Chul-An - La sociedad del miedo y La sociedad del cansancio, respectivamente - , que he leído con atención para conocer el sentido y el soporte de sus argumentaciones desoladoras en esta etapa que nos ha tocado vivir.

Opino que abundan los diagnósticos, propensos a la redundancia, sobre los rasgos ofrecidos por un proceso social y políticamente muy problemático y de efectos traumáticos, mientras se echan de menos las aportaciones orientadas a asentar los pilares de una estrategia reactiva, encaminada a recuperar los valores que se han debilitado y que en modo alguno deben ser relegados al olvido o al escepticismo. La Historia nunca termina.

No es tarea fácil, pero no ha de entenderse como imposible. La cuestión estriba, a mi juicio, en analizar de qué manera los principios que han sustentado las democracias integradoras sobre la base de la Libertad, la Igualdad y la Solidaridad, con todas las readaptaciones llevadas a cabo en su aplicación, permanecen vigentes en el contexto de los impactos provocados por la transformación tecnológica, las redes sociales y la Inteligencia Artificial, que han trastocado sensiblemente las formas de transmisión de la información, del conocimiento y de la educación. Es en esa línea, creo, en la que debe profundizarse so riesgo de incurrir en un pesimismo que no lleva ninguna parte.

Pues ¿hasta qué punto los instrumentos de protección, salvaguarda y defensa de los derechos básicos constituyen factores de seguridad o se encuentran amenazados ante la posibilidad de que puedan perder el efecto confortable con el que hasta ahora habían sido asumidos y respaldados?

Las borrascas que se perciben en el horizonte suponen una amenaza cierta pero en modo alguno cabe desestimar la posibilidad de que puedan ser neutralizadas. Y es que, conscientes de nuestra fragilidad, debemos ser a la par conscientes de la fortaleza, sustento de la confianza, de que como sociedad vertebrada disponemos para no demoler los cimientos que han hecho de nuestra época la mejor dotada en este sentido de la Historia.

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