He ahí un gráfico interesante sobre la evolución de la potencia eléctrica instalada en el mundo a lo largo del primer cuarto del siglo XXI. El gráfico habla por sí solo cuando pone en evidencia dos aspectos que merece la pena subrayar dentro de la tendencia global hacia el incremento significativo de potencia (en megawatios) instalada, congruente con la expansión del consumo y los espectaculares avances tecnológicos aplicados al sector.
De un lado, se observa el mantenimiento con un sesgo ligeramente al alza de las energías convencionales, coincidiendo sobre todo con la que experimentan las térmicas asociadas al consumo de gas y carbón, mientras se mantiene prácticamente estable la de origen nuclear.
Y, de otro, es bien perceptible un despegue significativo de las llamadas renovables, en la que, mientras la hidráulica apenas experimenta variaciones, resulta llamativa la progresión de las energías fotovoltaicas - de aumento espectacular en la última década - y la ligada a la fuerza del viento que en apenas siete años se ha duplicado. Se trata de una transformación muy importante, aunque aún lejos de los objetivos perseguidos.
Un gráfico para la reflexión
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