1 de abril de 2011

El silencio sobre Honduras no debe ocultar las graves violaciones de los derechos humanos


Ilsa Velásquez

Cuando una noticia desaparece de los medios de comunicación es tal el silencio que se cierne sobre ella que parece que no existe. Pobre de la tragedia que deja de interesar a quienes controlan lo que interesa. Abrumados estamos a diario de noticias y sucesos de todos los tipos, pero es obvio que su permanencia en las primeras páginas es siempre selectiva. La actualidad se entrevera con el sensacionalismo, la pertinencia con la intencionalidad, el escándalo con lo fortuito. Nunca la información es banal ni responde necesariamente a la dimensión y al enfoque que se la concede. Pero el hecho de aparecer en portada y en la cabecera de los telediarios no debe implicar que la atención prestada a acontecimientos relevantes justifique la omisión deliberada de problemas y situaciones que no pueden quedar al margen de la preocupación social.
Honduras dejó de aparecer en la escena mundial cuando unas elecciones realizadas con falta de garantías democráticas pusieron aparentemente fin al periodo de ignominia, brutalidad, ilegalidad e indecencia política que siguió al golpe de Estado contra el gobierno legítimo de Manuel Zelaya para abrir la siniestra etapa de la dictadura presidida por un tal Micheletti. Tras ellas accedió al poder un sujeto llamado Porfirio Lobo Sosa, del que nunca más se supo salvo para dejar constancia del desprecio e incluso del boicot de que era objeto en las reuniones celebradas por los líderes latinoamericanos. Siempre habrá que reconocer a Lula y a Cristina Fernández, presidentes de Brasil y Argentina, la actitud de firmeza para evitar que ese personaje fuera reconocido como representante de un país que permanece sumido en las honduras de la represión, de la tortura y de la muerte en medio de la más absoluta indiferencia.
No es justo que eso ocurra en un mundo que tanto presume de defender los derechos humanos y que asiste, impávido, a cuanto sucede en ese pequeño país centroamericano digno de mejor suerte. Y es que la historia reciente de Honduras está marcada por los estigmas de la violencia aplicada sin restricciones a cuantos cuestionan el régimen de terror que campa a sus anchas. Sensible ante el problema, me limito a dar a conocer el acuerdo adoptado el dia 29 de marzo por el Consejo de Gobierno de la Universidad de Costa Rica en el que denuncia las agresiones sufridas por la Federación de Organizaciones Magisteriales de Honduras (FOMH), que mantienen desde hace tiempo un enfrentamiento contra el gobierno en defensa de la democracia y de los servicios públicos fundamentales, como la salud y la educación, lo que ha derivado en una dura represión que se ha saldado con la muerte de la maestra Ilse Ivania Velázquez Rodríguez. Nada o muy poco se ha dicho de ello, que yo sepa, en la prensa española.
Ante estos hechos, la Universidad costarricense ha adoptado el acuerdo de:
“ 1. Solidarizarse con la lucha de las organizaciones magisteriales hondureñas en defensa de la educación pública y de los derechos de los educadores y las educadoras, la cual es apoyada por amplios sectores de la sociedad hondureña;
2. Rechazar las acciones represivas contra las organizaciones magisteriales hondureñas llevadas a cabo por el gobierno de Porfirio Lobo Sosa;
3. Exigir al Gobierno de Honduras: a) que investigue las circunstancias de la muerte de la maestra Ilse Ivania Velázquez Rodríguez y se castigue a los responsables; b) el cese de la represión en contra del magisterio y de los sectores sociales que apoyan su lucha; c) la liberación de forma inmediata de todas las personas detenidas como consecuencia de estas acciones represivas;
y 4. Instar al Gobierno de Costa Rica a que se pronuncie en defensa de los derechos humanos de los educadores hondureños".

Una demostración más de la situación inaceptable en que se encuentra ese país que nos es tan próximo ¿Cómo permanecer indiferentes a una realidad que, no por ignorada, debe ser entendida como una tragedia sin paliativos?

NOTA:

Estaré durante unos días ausente de este espacio. La medicina obliga de cuando a cuando a revisar lo que debe ser revisado. Es bueno prevenir... antes de que llegue la tormenta irrefrenable.


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