29 de diciembre de 2008

De Treblinka y Auschwitz a Yenin, Ramallah y Gaza


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¿Quién, habiendo tenido la oportunidad de hacerlo, no ha visitado los rastros de los campos de concentración que mancillaron la imagen de Europa en los años cuarenta del siglo XX, en los que millones de seres inocentes fueron asesinados por aquella locura de terror, corrupción y muerte que fue el nacionalsocialismo alemán?. Murieron muchos: comunistas, socialistas, gitanos, homosexuales, demócratas y judíos. Millones de judíos. Principalmente hemos asociado los nombres de los siniestros lugares de exterminio a la terrible tragedia sufrida por la comunidad hebrea en la Europa devastada por los nazis. Las imágenes de ese pueblo han prevalecido diáfanas en nuestra memoria y en nuestra percepción de lo que fue aquella época terrible. Han eclipsado a todos los demás.

La palabra Holocausto, ligada en la percepción de la gente al genocidio de los hijos de David, nos amedrentaba, y por eso cuando visitamos, en silencio y respetuosamente, los sitios donde sus vidas fueron vilmente arrancadas, experimentábamos una sensación múltiple de dolor, rabia e impotencia ante tanta atrocidad y a la par de admiración hacia los que la sufrieron, que posteriormente nos ha llevado a seguir puntualmente la filmografía que describía el horror, a leer la literatura evocadora de la barbarie, a situar a sus símbolos en la cabecera de nuestras referencias históricas y humanas. Quien esto escribe ha estado en Mauthausen, en Treblinka, de donde conservo como recuerdo una muestra de las candelas que iluminan el Memorial, y en Auschwitz-Birkenau (foto superior), acompañado de Maria Antonia, en dos ocasiones con motivo de sendas visitas a Cracovia. He dado muestras más que sobradas de mi repudio a la Soah y de respeto inequívoco a los judíos asesinados.
Pero hace tiempo que dejaron de ser mis lugares de evocación esencial de las tragedias humanas. Hay muchos otros que sufrieron y aún sufren prácticas propia de holocausto y merecen también ser reconocidos e incorporados a la relación de espacios víctimas de la barbarie, de la muerte y de la devastación. No son ámbitos para el turismo y el recorrido cultural, sino escenarios que conviene visitar, cuando se pueda, para testimoniar la solidaridad con los que sufren. Ciertamente han sufrido los judíos, pero también muchísimos más que no lo eran, que no lo son, y que en modo alguno deben quedar relegados al olvido.
No sé cuándo lo haré, mas en estos momentos y en los tiempos venideros lo que, ante todo, me pide el ánimo es dejar de mirar ya hacia Europa y sus antiguos campos de concentración, y recorrer las calles de Yenin, de Belén, de Gaza (esa cárcel sin techo), de Jerusalén Este, contemplar el infame y miserable muro de la vergüenza construido en Cisjordania por Israel y mostrar mi solidaridad a los familiares de mis amigos palestinos que viven en Ramallah y en Nablus para sentir de cerca las dimensiones de la tragedia sufrida incesantemente por el pueblo que es en estos momentos el más humillado, vejado, maltratado y expoliado de la Tierra.
No ha habido un caso igual, con tanta persistencia, tolerancia, y sin perspectivas de salida, desde la Segunda Guerra mundial. Es el pueblo que está siendo sometido, en una vulneración constante del Derecho internacional y de los derechos humanos, a una estrategia programada e implacable de limpieza étnica (apoyada desde el primer momento en la ejecución del Plan Dalet), tal y como cuidadosamente ha descrito el historiador hebreo Ilan Pappe, de la Universidad de Haifa, en su “The Ethnic Cleansing of Palestina” (Oxford, Oneworld Publications, 2006). Una investigación sobrecogedora, que despeja muchas dudas y ayuda a entender lo que ha pasado, lo que está pasando y lo que va a pasar. Todavía no se ha visto lo peor. Nos acercamos a la "solución final" aplicada al pueblo palestino, a la versión actualizada de la Endlösung der Palestinenfrage. La obra es distribuida por Amazon.

28 de diciembre de 2008

El Arzobispado de Madrid modifica los objetivos de la concentración de la Plaza de Colón



Al alba sería del dia 28 de Diciembre cuando el Arzobispado de Madrid ha emitido un comunicado solemne señalando, con tanta contundencia como humildad y acendrado espíritu cristiano, que los objetivos de la concentración convocada para hoy en la Plaza de Colón han sido radicalmente modificados. Textualmente lo señala de esta guisa:


“ A la vista de que la situación de la familia en España no está amenazada ni corre ningún riesgo, dada la pluralidad de opciones de convivencia a que se abre en las sociedades modernas y de conformidad con la ley, este Arzobispado, sensible ante los problemas que aquejan a la sociedad y al mundo contemporáneos, mantiene la convocatoria de la concentración prevista para hoy en la Plaza de Colón de la ciudad de Madrid con el fin de denunciar con todas sus fuerzas la pobreza y las desigualdades que existen en el mundo, criticar los comportamientos especulativos que han ocasionado la crisis financiera y el desempleo de millones de personas, defender la paz y la justicia, y apoyar expresamente a las familias que deseen recuperar los cuerpos abandonados de sus familiares asesinados en la guerra civil española para darles una sepultura digna, y cristiana cuando sus deudos así lo demanden, a lo que contribuirá este Arzobispado con todo su esfuerzo y afecto y en la medida de sus modestas posibilidades económicas”.


Sin duda hay que aplaudir esta iniciativa del Arzobispado de Madrid, que no desea en modo alguno permanecer indiferente ante los problemas que realmente aquejan a la sociedad española y al mundo contemporáneo.



Fin del episodio:


¡Ay mísero de mí, ay infelice!. Todo ha sido una ilusión, un sueño, y los sueños, sueños son, que escribiera Calderón. El despertar me ha vuelto a la realidad, observando que el comunicado en el que soñé no se ha producido, porque los que debían hacerlo no tenían intención de denunciar problemas que no sienten como propios. Sus problemas son otros y, como he tenido ocasión de ver, repletos de pompa y circunstancia, con las que nunca me he identificado. ¿Será el deseo de seguir pensando que una religión que nació de la pobreza ha de volver su rostro condolido hacia los problemas y hacia las necesidades de los pobres?, o ¿será más bien esa ingenuidad a que nos conduce sin quererlo el día de los Santos Inocentes, cuando las mentes confunden los sueños con los que no lo son, mientras se sumen fácilmente en el engaño hasta descubrir de pronto que la impostura se difumina para acabar imponiéndose la realidad con toda su crudeza?

27 de diciembre de 2008

La franja de Gaza ha sido bombardeada brutalmente por el ejército de Israel


Este comentario, escrito por un lector, ha aparecido editado en el Diario español "PÚBLICO" a propósito del brutal ataque israelí a la franja de Gaza, que ha tenido lugar hoy a las 10,30 horas. Me limito a incluirlo, porque sin duda invita a la reflexión:


"Cuando te bloquean las fronteras, no te dejan pasar ayuda humanitaria, alimentos básicos, personal médico,ambulancias, combustible,tránsito de personas, te cortan la carreteras, te ponen checkpoints, te cortan el suministro de luz y agua, detienen, torturan (reconocido en su Constitución), asesinan a ti y tu familia, te invaden el territorio, crean una comunidad de cuatro millones de refugiados, según la ONU, ¿qué te queda? Por lo visto callarte. No tires piedras, ni cohetes caseros que los medios te consideran terrorista".

¿Qué opinión puede merecer este comentario?

Mientras reflexionamos sobre la terrible situación que vive el pueblo palestino, a la que he dedicado varias entradas en este blog, no estará de más recordar la Jornada de Solidaridad con Palestina celebrada en Buenos Aires el pasado 8 de Noviembre. Argentinos anónimos - entre ellos, un colega de la Universidad Nacional de La Plata, que me lo comentó en su día - expresaron en las paredes de la ciudad alegorías alusivas a la barbaridad de ese "muro de la vergüenza", que rompe Cisjordania a la par que arrebata de manera definitiva tierras ilegalmente ocupadas, reproduciendo en Oriente Medio la misma política de apartheid y exclusión que el mundo condenó en Sudáfrica. 162 Estados lo han condenado en Naciones Unidas, al igual que la Corte Internacional de Justicia de La Haya considera que el muro viola la Convención de Ginebra de 1949 y el Derecho Internacional. Pero ahí continua viendo pasar el tiempo esa ignominia y esa afrenta miserable a los derechos y a la dignidad del ser humano.


26 de diciembre de 2008

Músicos callejeros, sonidos e historias que se nos escapan


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Nunca lograremos captar con la suficiente atención cuanto sucede en la calle. La vía pública nos suministra permanentemente mensajes, noticias, hechos, sensaciones, realidades, que conforman nuestros espacios de referencia y nos sacan del ensimismamiento en que solemos refugiarnos.

La calle es un libro abierto, siempre, a todas horas. Mas en estos días en los que buscamos en los demás referencias acogedoras que nos permitan saber que no estamos solos, quiero significar mi contribución a ese espíritu solidario que todos llevamos dentro con un pequeño pero sentido homenaje a los que pasan días y días en la calle recurriendo a la música como forma de vida y llamamiento a la generosidad del viandante. A poco que nos detengamos a pensar, cada rostro que nos mira mientras interpreta lo que sabe encierra una historia que, de ser conocida, nunca nos dejaría indiferentes. Historias de supervivencia, historias abiertas a un espacio nuevo de relación que muchas veces no aciertan a comprender, porque sólo responde a su reclamo mediante la indiferencia.

Ejemplifico este pequeño homenaje en la figura de un hombre a quien no conozco, pero que ya me resulta familiar. Lo veo casi todos los días cuando me dirijo al trabajo. Allí está. Sólo la lluvia le contiene. No importan el frío, el calor o el viento que se encajona, de cara al Norte, por la calle Cadenas de San Gregorio de Valladolid, pegado a la pared del Palacio del Marqués de Villena. Me parece un hombre frágil, sentado en una silla inestable, y con la mirada siempre sonriente, aunque la mayor parte de las veces no correspondida. En sus manos acoge un acordeón que también acusa el paso del tiempo. No es fácil apretar las teclas con esos guantes ya gastados, pero, aún así, se esfuerza por atraer la atención con canciones en cuyo repertorio las coplas españolas se entremezclan con melodías eslavas o con piezas conocidas de la música clásica. La versatilidad del acordeón lo permite y todo parece indicar que tiene experiencia sobrada en el oficio.

Cuando paso a su lado, me sonríe como a todos. Mi actitud siempre es la misma. Correspondo al saludo y de cuando en cuando, y cada vez con mayor frecuencia, deposito una moneda en la caja de plástico que coloca a sus pies. Lo hago porque me apetece y porque admiro a quien deleita sin estridencias y buen gusto el ambiente de la calle, enriqueciendo un entorno donde las prisas y los rostros ocupados tienden a matizarse a los sones de la música fortuita e interpretada con esa sensibilidad que se esfuerza en pos de la supervivencia.

Brindo, pues, por los músicos de la calle en estas fechas y en todas. Y lo hago con el recuerdo de una persona cuyo nombre silencio por discreción. Sólo diré que quien interpreta el acordeón junto al Museo Nacional de Escultura de Valladolid es rumano, hace cinco años que vino a España y forma parte ya de manera holgada del club de los sexagenarios.

24 de diciembre de 2008

Mensajes en la calle (21): de la miseria a la esperanza

Nunca he sido aficionado a la lotería y juegos semejantes. No cuestiono ni critico la dosis de ilusión que aporta a quien decide destinar su dinero a la búsqueda de la fortuna mediante el azar, pero lo cierto es que, en el fondo, se trata de una especie de impuesto regresivo que el ciudadano asume a sabiendas de que el margen de posibilidades de ganar es mínimo, por más que le aliente – de lo que tampoco hay nada que objetar – el estímulo de ver a otros que lo han conseguido y que lo celebran como si de las personas más felices del mundo se tratasen. Por supuesto, omito aquí cualquier atisbo de respeto a los sujetos que se sirven de la suerte ajena para lavar su dinero negro, apareciendo como afortunados jugadores a los que soprendente y reiteradamente el azar les sonríe sin que puedan librarse de una consideración más que sospechosa.


No es el caso, desde luego, de este inmigrante bangladeshí que en Barcelona ha sido agraciado con el premio gordo de la lotería de Navidad. La imagen publicada en la prensa española me ha impresionado y por eso la traigo aquí. Y la impresión no se debe tanto a la cuantía del premio conseguido como a lo que este ingreso ha supuesto de improviso en una situación económica desesperada. Vean la foto: este hombre joven muestra su libreta de ahorros, en la que la evolución de sus balances es demoledora. Sus ingresos puntuales son muy exiguos y se reducen aún más aún por las elevadísimas “comisiones de gasto” - una auténtica sangría en relación con el saldo - que le detrae la entidad financiera. ¿De qué está viviendo ese hombre cuando poco antes del sorteo tiene en su cuenta de ahorros un saldo de 17,08 euros (23,85 dólares)?. ¿Cómo logrará sobrevivir de ese modo?, ¿tendrá dinero en otra libreta o quizá lo posea en efectivo y, por tanto, no contabilizado de forma regular?.


Quién lo sabe, pero seguramente ni en un caso ni en otro la vida le resultaría fácil. Su rostro revela ahora satisfacción, a la par que seriedad y confianza, con la sensación de sentirse liberado de la pesada losa que genera la pobreza. Es una imagen histórica, representativa de la situación de muchos inmigrantes que se debaten entre la precariedad, la supervivencia y la falta de horizontes. Mas en este caso, la vida dará un cambio brusco. De pronto, su economía se ve radicalmente transformada por un ingreso de 300.000 euros (419.500 dólares), una cantidad inimaginable para muchísima gente. ¿Alguien se imagina lo que habrá pasado en ese momento por la cabeza del agraciado? ¿y por las de quienes le acompañan y comparten con él la dureza de una vida de privaciones y desesperanzas?.

22 de diciembre de 2008

Que nadie se olvide de Chico Mendes


22 de Diciembre de 1988. Veinte años han transcurrido ya desde la muerte de Francisco Alves Mendes Filho, más conocido como Chico Mendes, el líder que dio su vida en defensa de la conservación de la selva amazónica. Fue asesinado en Xapurí, su ciudad natal, en el Estado brasileño de Acre, muy cerca de la frontera boliviana. Un tal Darly Alves da Silva y su hijo Darci, sicarios de los grandes intereses madereros que esquilman la principal región boscosa de la Tierra, acabaron con él porque su mensaje debía ser interrumpido para siempre. La labor de Mendes fue impresionante y aún es objeto de estudios que tratan de analizar el poder de liderazgo de que fue capaz ese humilde seringueiro - recolector de caucho -, muerto a los 44 años.
Su mérito consistió en articular en defensa de la Amazonia a los ecologistas, a la Iglesia católica, a los sindicatos de trabajadores del caucho, a la Banca, a los grupos políticos de centro y de izquierda, a una parte significativa de la sociedad….proporcionando a su causa una impresionante dimensión internacional, que rebasó con creces las fronteras de Brasil y que logró convertir a mediados de los ochenta en una de las principales reivindicaciones de la época. Cuando en Rio de Janeiro se reunió la Cumbre de la Tierra en 1992, donde se sentaron las bases del desarrollo sostenible con visión planetaria, un inmenso aplauso saludó el nombre de Chico Mendes como símbolo y como baluarte de una nueva cultura ambiental.
Coincidió con una etapa clave en la historia de Brasil. Es la que vio nacer el Partido de los Trabajadores, liderado por Luis Inacio Lula da Silva, y la que desencadenó masivas corrientes de opinión en contra de la corrupción y de las prácticas delictivas en la gestión del gobierno. En ese contexto, las campañas a favor de la preservación de la riqueza forestal de la Amazonia cobraron pleno sentido y dieron origen a uno de los movimientos más sólidos en defensa de la calidad ambiental del planeta y como advertencia a los riesgos que la amenazaban. Chico Mendes fue asesinado como símbolo de una postura inasumible por quienes todavía siguen destruyendo esa riqueza irreemplazable. El recuerdo de su figura y de su obra, heredada por Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente del gobierno de Lula, merece ser mantenido en pro de una causa necesaria y plenamente justificada.




21 de diciembre de 2008

De cuando las obsesiones y los rencores derivan en el ridículo



La salud mental - o, si se quiere, el cuidado a que obliga la defensa de la propia imagen en personas que han supuesto algo en la vida de un país- tienen sus reglas que conviene no transgredir. Una de ellas consiste, en mi opinión, en evitar obsesionarse con ideas y situaciones que, mal analizadas, peor interpretadas y planteadas con ideas preconcebidas, acaban creando fantasmas incómodos que impiden disfrutar de la vida. Lo peor es cuando esas obsesiones y los juicios de valor que las acompañan se transmiten hacia fuera en un intento desaforado por aclarar posturas y justificar rencores que nadie exige y que, reiterados una y otra vez, no tardan en provocar vergüenza ajena.

Don José María Aznar López, que fuera presidente del gobierno español durante ocho años, se siente de cuando en cuando en la obligación de sentar doctrina sobre hechos y circunstancias que la ciencia y la historia han aclarado con argumentos consistentes, y que sólo se pueden rebatir cuando, en su contra, se emplean reflexiones sólidas, bien fundadas, apoyadas en datos contrastables y, sobre todo, expuestas con dignidad y sin ningún afán de dogmatismo o de burda descalificación a quien piensa de otra manera.

Son muchos los jardines en que este hombre se ha metido con el solo propósito de hacerse notar y demostrar que es un "pensador" que pretende ir contra corriente. La verdad es que personalmente me provoca más indiferencia que atención, más confusión que claridad, más lástima que rechazo pero no puedo por menos de manifestar, con la mejor de las intenciones, mi menosprecio absoluto hacia los dos frentes de polémica barata con que nos ha obsequiado últimamente.

La primera tiene que ver con las absurdas descalificaciones vertidas contra quienes sostienen que la temperatura media de la tierra tiende a crecer como consecuencia de los factores de alteración ambiental que inciden sobre el clima y que, de continuar invariables, amenazan seriamente los equilibrios naturales. A los que defienden tal cosa, avalada por la ciencia y en discusión científica tan abierta como sólida, les despacha con el calificativo que identifica a los ecologistas como los “comunistas del siglo XXI”, acusándoles de vulnerar la libertad de las personas. El gobernante que firmó, en nombre de España, el Protocolo de Kyoto es hoy implacable en su repudio a cuantos siguen reclamando su cumplimiento. Y para ello no se le ocurre otra cosa que avalar con su persona y la Fundación que preside un libelo, escrito por el ínclito Vaclav Klaus, actual presidente de la República checa y silente ciudadano cuando los tanques soviéticos invadieron Praga en el 68, que sin rubor alguno vierte en el libro tal cantidad de sofismas, vaguedades, imprecisiones, topicazos, juicios de valor infundados e insultos a diestro y siniestro que lo mejor que uno puede hacer es sonreír y darle la espalda para evitar sonrojarse.

De compañeros de viaje menos presentables se rodea ahora el Sr. Aznar López para arremeter contra otra de sus obsesiones principales: el “nefando” mayo de 1968, al que atribuye, sacando pecho, todos los males de la humanidad habidos y por haber. Lo acaba de hacer recientemente en compañía de Gianfranco Fini, conocido lider del postfascismo italiano y del inefable alcalde de Roma Gianni Alemanno, ferviente sicario de Berlusconi, al que resulta dificil ver pronunciar un discurso con coherencia, y defensor no hace mucho del fascismo italiano durante una reciente visita a Israel. A la vera de estos personajes, el Sr. Aznar se ha explayado contra el movimiento que hace 40 años abrió nuevos aires en el escenario europeo y que, con sus errores y aciertos, con sus luces y sus sombras, permitió abrir un periodo de reflexión que tuvo resonancias muy positivas en el pensamiento, en la educación y en el modo de entender la acción política.
Por lo visto, el expresidente, que a medida que pasa el tiempo acredita auténticas cualidades de chiquilicuatre intelectual, lanza sus soflamas sin haberlas pensado previamente y, lo que es más grave, habla más que lee. Le hubiera bastado echar un vistazo a la literatura que sobre el tema se ha escrito este año en Francia para darse cuenta de las cosas que ocurrieron, porqué ocurrieron y cómo ocurrieron. Ello le hubiera permitido, como en el tema del cambio climático, sopesar sus argumentos, matizar sus obsesiones y evitar caer en el ridículo. Aunque seguramente eso le trae sin cuidado. Allá él y sus circunstancias.

18 de diciembre de 2008

Rebeldes con causa

Un fenómeno sociológico de magnitud imprevisible parece estar cobrando cuerpo en Europa sin que nos hayamos dado cuenta aún de lo que puede llegar a representar. ¿Será algo esporádico, surgido de repente y que poco a poco irá desvaneciéndose?, o, por el contrario, ¿equivaldrá a esa especie de bola de nieve que, con intermitencias variables, se va engrosando por la propia fuerza de la caída y sin que nadie se atreva a detenerla?. Estaremos a la expectativa, pues ambas situaciones pueden suceder. Pero de lo que no cabe duda es que algo se mueve en la juventud europea en la dirección que los defensores de la tranquilidad social no desearían, aunque tampoco pongan el remedio por evitarlo.


Las movilizaciones juveniles que están teniendo lugar en Atenas con una virulencia y duración que sorprenden no son para dejar indiferente a nadie. De pronto, la protesta de los jóvenes se apodera de la calle y, al tiempo que reclama justicia contra los responsables de la muerte de uno de sus compañeros, reivindica derechos, atenciones y reconocimientos que considera lesionados. No se trata de jóvenes antisistema ni se reclaman tampoco de la izquierda beligerante. Los informes que nos llegan de Grecia nos hablan de jóvenes de la clase media, e incluso de los niveles acomodados de la sociedad, que perciben ante sí un horizonte sombrío desde el punto vista laboral, con salarios que no les permitirán independizarse durante mucho tiempo y víctimas de una situación de incertidumbre que les inquieta y saca a la calle porque no ven otra manera de defender unas perspectivas que consideran lesionadas.


Grecia está viviendo una conmoción en su juventud pero me temo que no la está viviendo ni la va a vivir en solitario. Por sus planteamientos y posturas recuerdan bastante a los jóvenes que en algunas ciudades españolas protestan contra el modelo universitario que, a su juicio, tiende a crear el Plan de Bolonia, convertido en acicate de una movilización que me temo que no ha hecho más que empezar, y cuyas connotaciones percibí hace no mucho en la Universidad de Valencia, pionera en este proceso, y que hoy se hace notar con fuerza en Madrid, Barcelona y Sevilla.


Creo, sin embargo, que es, como tópicamente se dice, la punta del iceberg. En realidad es un mar de fondo que pone al descubierto el malestar que existe en la juventud europea, inquieta por su futuro, desaprovechada en sus posibilidades y dispuesta a hacerse notar en un mundo bienpensante donde las expectativas de los jóvenes se identifican con las de un “tesoro malgastado”. Atención a este fenómeno, como aviso de tendencias y desazones que no pueden ser desatendidas.

16 de diciembre de 2008

La Fundación promovida por Don Jesús Caldera nace “revolucionaria”



Desde que se lanzó la idea, he procurado seguir la marcha de esa iniciativa, entre otras razones porque siempre he prestado atención a la trayectoria política de Don Jesús Caldera Sánchez-Capitán. Si es evidente que su papel fue muy destacado en la consolidación del Sr. Rodríguez-Zapatero como Secretario General del Partido Socialista Obrero Español, y con el que llegó a formar un tándem que muchos creíamos iba a durar largo tiempo, su labor como Ministro de Trabajo merece, a mi juicio, una de las valoraciones más positivas en los años que lleva el PSOE en el Gobierno. Supo afrontar con acierto la presión inmigratoria, sacó adelante las Leyes de Dependencia y de Igualdad, y los acuerdos sociales con los Sindicatos marcaron una época bien valorada por todos. Sin embargo, y pese a este balance, no fué renovado como Ministro y su estrella pareció desvanecerse porque tampoco en el Partido brillaría ya como antaño. Demasiado silencio de pronto para un hombre tan locuaz.

Cosas de la política o política adaptada a los tiempos en los que la valía y la competencia ya no cotizan como garantía de reconocimiento asegurado. En una entrada anterior aludí a este hecho al tiempo que apuntaba a la incógnita de un futuro personal ligado a la puesta en marcha de una Fundación más entre las muchas Fundaciones que hoy pululan o tratan de ser tenidas en cuenta en el atrabiliario panorama político español. Durante todo este tiempo, el Sr. Caldera ha estado silencioso y circunspecto como el “pensador” de Rodin, a cuya figura le asocié también entonces.

Pero, de pronto, todo el pensamiento acumulado aflora como un torrente de gran fuerza y con pretendida resonancia. Lo hace a través de la llamada “Fundación Ideas para el Progreso”, concebida con gran ambición y con el propósito de ser tenida en cuenta en el universo de las ideas a escala planetaria. Y para ello nada más adecuado que llamar la atención, sin duda convencido, con propuestas rompedoras y que no pueden pasar desapercibidas. Su recetario no tiene desperdicio. Con la mirada puesta en el desbarajuste que aqueja a las finanzas internacionales – “crisis sistémica” la llama – aboga por la necesidad de regular con firmeza los movimientos financieros, poner fin a los paraísos fiscales, y, lo que es verdaderamente llamativo "desarrollar un nuevo derecho de ciudadanía financiera, basado en la máxima transparencia de las entidades financieras y en una carta de derechos de información y formación financiera para los ciudadanos". Con la que está cayendo no se puede ser más contundente y “revolucionario”. ¿Propuestas factibles o simple brindis al sol?.

Ojalá esa beligerancia contra la barbarie del capital especulativo se concrete y llegue a plasmarse en actuaciones que vayan en esa línea. Pero nada impide adoptar una actitud escéptica y dubitativa ante la audiencia que estas observaciones pudieran tener, ya que, a la vista de los hechos, uno no puede por menos de preguntarse: ¿para qué sirven las Fundaciones como fermento de ideas si éstas acaban volatilizándose en el aire?, ¿dónde están realmente las fuentes del pensamiento que alimentan a la política que realmente se hace: en estos órganos de reflexión de cara a la galería o en los grupos de presión que todo lo controlan y que abogan por “el que todo cambie para que todo siga igual”, al más puro estilo Lampedusa?, ¿realmente los partidos políticos son receptivos a lo que les sugieren estos líderes sin poder y que se afanan por ser escuchados, cuando en realidad sus voces claman en el desierto, aunque los fondos que reciban permitan sufragar ambiciosos programas de debate y reflexión para autoconvencerse de que aún siguen siendo alguien?

Imagen: A la búsqueda del logotipo que identifique el Proyecto

14 de diciembre de 2008

Con ellos aprendimos a leer y a imaginar


El recuerdo que Merche Pallarés ha hecho a la memoria del dibujante Roberto Segura, recientemente fallecido, reaviva el recuerdo de una etapa de mi vida en la que tuvieron gran importancia personas como él y quienes le acompañaron en la admirable, y arriesgada, aventura de inventar imágenes e historietas para la juventud. En un domingo de invierno como el de hoy esta sensación de nostalgia se acrecienta porque era precisamente en los domingos invernales cuando más se disfrutaba del placer de leer, comentar y reproducir las numerosas sugerencias que brindaban los dibujos – los que hoy se llaman “comics” – publicados en la revista TBO. Nunca olvidaré la ilusión que a mi hermana y a mí nos embargaba los domingos cuando nuestro padre nos regalaba, oliendo todavía a tinta fresca y con el papel terso, la última edición del “tebeo”.



Con aquellos fríos que impedían salir a la calle, sin televisión y con la radio aburrida y dosificada, los personajes salidos de la mente, el lápiz y la pluma de aquellos hombres que vivían en Barcelona (¡qué remota nos parecía entonces Barcelona a los de la tierra adentro!) nos abrían a un mundo fascinante, del que obtuvimos lecciones y advertencias que han sido imborrables. Eran los años sesenta del siglo XX, cuando nos debatíamos entre la intolerancia a que nos obligaba una educación forzada en principios de fanatismo e intransigencia y el deseo de descubrir que otros mundos, otros mensajes y otros modos de pensar eran posibles. Aunque obligados por la censura, estos creadores de historias mínimas sabían con agudeza e ingenio esbozar entre líneas una realidad cuya descripción rozaba la heterodoxia e incluso a veces la denuncia. El dibujo era, al tiempo que el modo de ganarse la vida, una válvula de escape para dar rienda a inquietudes y deseos que de otro modo tenían dificultades para manifestarse.



Conocíamos de carrerilla los nombre de quienes así hacían un trabajo seguramente mal pagado y a destajo, sacando virutas del pedernal y esforzándose por mantener la ilusión de sus fervientes seguidores. Los traigo hoy a colación como homenaje, porque no les he olvidado y porque deseo evocar, con sus nombres, el recuerdo de una época, de una forma de vida y de una realidad felizmente superadas, pero que fue más llevadera y feliz gracias a los mensajes que estos artistas nos transmitían con un sentido del humor, con una agudeza y perspicacia que a veces se echan de menos en los textos que se editan hoy para la infancia y la juventud. Me vienen a la memoria firmas como las de Opisso, Benejam, Urda, Muntanyola, Coll, Sabatés, Segura, Escobar…. y tantos otros. Maravillosos caricatos y dibujantes de la editorial Bruguera.



Artífices de personajes de ficción inolvidables, no dirán nada ya a muchos de los jóvenes de nuestros días. Quizá al leerlos de nuevo en las reediciones llevadas a cabo se perciba que el tiempo no ha pasado en balde. Como en tantas otras cosas. Pero no hay que examinarlos con los ojos de hoy. Basta el intento de comprender lo que esos dibujantes audaces trataron de trasmitir en un contexto tan peculiar como aquél para valorar que su esfuerzo y su empeño son acreedores de un mérito incuestionable. Y de una gratitud imperecedera.

12 de diciembre de 2008

Movilización social por el empleo: “a la calle que ya es hora ….”


Vivo en una ciudad que está asustada. Muy asustada. Contempla con inquietud y mucha preocupación los efectos que la crisis industrial provoca cuando las expectativas se tornan sombrías y el horizonte de posibilidades se desdibuja ante la falta de una política clara que despeje las dudas y permita recuperar la confianza en el futuro.


La historia reciente de nuestro país está repleta de experiencias similares. Recordemos las movilizaciones en Sagunto, en Ferrol, en Vigo, en Gijón, en Puerto Real, en Linares, en Barcelona….. Una historia jalonada desde mediados de los ochenta por las amenazas del desmantelamiento de empresas emblemáticas, generadoras de empleo numeroso y verdaderos catalizadores de la vida social, que hacía de la fábrica “de toda la vida” el asidero de la seguridad para los de hoy y los de mañana. El presente de los padres era entendido siempre como la garantía del futuro de los hijos.


No es fácil entender para quien lo ve desde fuera la tragedia sentida y cotidiana de los de dentro. La sensibilidad es enteca cuando no se está al pie del cañón y la supervivencia no depende del puesto de trabajo que está en peligro para los demás. A veces, sin embargo, y cuando se percibe que las implicaciones son mayores que las que se temía, las solidaridades con los afectados afloran con fuerza y se traducen en mensajes compartidos al tomar conciencia de lo que supone ver a personas jóvenes, no tan jóvenes y siempre curtidas en el trabajo pasar “los lunes al sol”.


Valladolid, la ciudad atravesada por el Pisuerga, donde nacieron José Zorrilla, Jorge Guillén, Rosa Chacel, Antonio García Quintana y Miguel Delibes, donde murió Cristóbal Colón y donde el cielo se junta con la tierra en un paisaje de llanuras y de ríos que impresiona por su magnitud y belleza, vive asustada por las preocupantes perspectivas de la factoría automovilística a la que debe en buena medida su imagen y su personalidad, económica y social, contemporáneas. Miles de puestos de trabajo se encuentran en el alero, cuando se analiza qué pasará en el año en el que sus principales instalaciones estarán paradas durante casi la mitad de los días laborales.


Me he sumado a la Manifestación que el sábado 13 de Diciembre ha recorrido las calles centrales de la ciudad, codo con codo con los trabajadores, con los técnicos, con los políticos, con las gentes que han acudiso para testimoniar su preocupación, reclamar una respuesta, plantear la necesidad de opciones de futuro, sentir que lo que les pasa a los que lo pasan mal también nos pasa a todos. No he sabido calcular, pero habia mucha gente (25.000 según los organizadores, 8.000 para la Policía local), personas del tajo y cuadros de la empresa, currantes de otros sectores y grupos ajenos al problema mas sensibles y solidarios con él. Ha hecho muchísimo frío, la humedad, caida durante toda la tarde, helaba los huesos y dificultaba la marcha. Pero todo ha transcurrido sin incidentes.


Ha sido un dia importante en la historia de Valladolid y de las luchas que en España se están llevando a cabo contra la desindustrialización y la pérdida masiva de puestos de trabajo. No ha habido gritos ni slogans. Tampoco risas y jaranas, porque nada invitaba a la fiesta. Todo se limitaba a conversaciones en pequeños grupos, comentarios en voz baja, llamamientos esporádicos a la unidad. Conciencia clara de lo que se está viviendo y de lo que les espera. Conciencia de que circunstancias como éstas invitan... a la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo, y pensar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo…..” ¿Quién no recuerda este espléndido poema de Gabriel Celaya, interpretado por Paco Ibáñez y que nos sirvió a los de mi generación para sentir que España estaba cambiando cuando todo nos parecía sombrío y gris?.

10 de diciembre de 2008

Sesenta años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: un compromiso necesario, irrenunciable y todavía incumplido


Sesenta años han transcurrido ya desde aquel 10 de Diciembre de 1948 cuando los 58 Estados miembros de Naciones Unidas aprobaron en el Palacio de Chaillot, de Paris, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es un documento esencial en la historia de la humanidad, ya que en él se cimentan las regulaciones jurídicas relativas a los derechos del ser humano.
Ciertamente su trayectoria arroja un sinfín de sombras y decepciones, que empañan la voluntad de compromiso con que fueron aprobados, al tiempo que revelan las enormes dificultades con que tropiezas sus objetivos en un mundo donde la desigualdad, la pobreza y la violencia impiden avanzar hacia comportamientos respetuosos con principios que su momento se consideraron inalienables. Sin embargo, no cabe duda que su importancia sigue siendo irrebatible ya que son precisamente las transgresiones cometidas contra la libertad y la dignidad de las personas las que inducen a la defensa de su vigencia y a la necesidad de mantener viva la reivindicación de su reconocimiento universal, como contrapunto a la barbarie. ¿Si los olvidamos, si los consideramos una utopía más, si los entendemos como un simple conjunto de buenas intenciones........ entonces qué nos queda? , ¿a qué se pueden acoger cuantos se sienten desamparados?


Es un arma a la que asirse, porque en ella se asienta la dignidad de la persona. Bastaría por ello aludir a la fortaleza y coherencia de su propio enunciado de partida para que esta fecha nunca deba pasar desapercibida, aunque sólo sea por la sensación de confianza que aporta el hecho de reconocer “que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. Su lectura sigue siendo, pues, necesaria tanto para reforzar la firmeza en sus principios como para invocarlos contra quienes los transgreden y para luchar en pro de su efectivo cumplimiento. Es sin duda una tarea larga, dificil.... pero no se puede renunciar a ella, so pena de perder la dignidad.

Imagen: Eleanor Roosevelt, esposa del Presidente de Estados Unidos, y Presidenta de la Comisión encargada de la redacción del Documento, contempla la versión en español de la Declaración de los Derechos Humanos

9 de diciembre de 2008

La Banca nunca pierde



El Gráfico (editado por Público) es impresionante y no tiene desperdicio. He ahí la magnitud del programa de rescate que cuatro países de la Unión Europea van a poner en marcha para salir del atolladero económico en que nos encontramos. Las cifras causan estupor, porque nunca habíamos leído cantidades de ese tenor, y en euros, en ningún informe económico. A cerca de dos billones de euros asciende ese monto espectacular, cuyos destinatarios principales también resultan ostensibles. Las nueve décimas partes (90,6 %) de la ayuda se destinan al sistema financiero, a la Banca privada para entendernos, mientras que el resto va a parar a la llamada “economía real” o a las empresas, mediante el sistema de avales e incentivos habitualmente utilizados en estos casos.

¿Y esto es normal? se pregunta el ciudadano de la calle, atónito ante el sesgo privilegiado de las ayudas a los Bancos, cuando sabe que muchos de ellos están obteniendo beneficios y, sobre todo, cuando sabe también, o al menos lo intuye, la cantidad de servicios, infraestructuras, dotaciones que podrían mejorarse con una fracción casi testimonial de tamaño pastel.

Los Estados se han lanzado al salvamento de los grandes grupos financieros con una generosidad y descontrol que sorprenden. Y no lo digo yo, que a los Bancos siempre les he tenido más miedo que respeto. Lo dice el prestigioso intelectual Emmanuel Todd, que ha hablado del "Estado Providencia de la Banca". Y lo dice también Neelie Kroes, Comisaria europea de la Competencia, que en la reunión del Consejo Europeo va a tratar de poner los puntos sobre las íes o, mejor dicho, sobre la pasta gansa que alegremente flota en el ambiente. Ya lo ha advertido: “Tendremos en cuenta la situación específica de cada Banco”, con el fin de distinguir en tan selecto club los que se lo merecen más, los que se lo merecen menos y los que no se lo merecen nada. Se plantea solicitar de ellos “planes de viabilidad en el plazo de seis meses”, de acuerdo con un criterio que aplaudo sin reservas: los planes deberán establecer que las ayudas de capital público habrán de ser amortizadas una vez las condiciones del mercado recuperen la normalidad, con la previsión de que estas ayudas se devuelvan retribuidas con intereses en torno al 10%, toda vez que, y aquí Kroes saca a relucir su espiritu calvinista holandés, “las ayudas de Estado no deben aumentar los beneficios ni distorsionar la competencia”.


Tres hurras por Kroes. Pero…. ¿qué dirán los Jefes de Estado y de Gobierno cuando los dias 11 y 12 de Diciembre se reúnan en la capital de Bélgica para debatir el asunto y pongan al descubierto sus compromisos con los Bancos de sus respectivos países en estas reuniones de sofá que se han mantenido día sí y día no?. Apuesto a que en ese panorama, en la desangelada Bruselas sólo Angela Merkel sumará su voz a la de Neelie Kroes. ¿Síntoma de sensatez femenina o sentido de la responsabilidad alemana frente a la disposición acrítica con la Banca que hasta la fecha han mostrado sus colegas varones, socialdemócratas o liberales, que no paran de reirse cuando tienen ante así a los grandes de las finanzas a los que quizá en alguna ocasión hubieran querido parecerse?
Celebrada la reunión, parece ser que ha primado la prudencia sobre la precipitación. Las grandes medidas tendrán que esperar a un proceso de maduración que se postpone para el próximo año. De momento, el acuerdo, unánimamente adoptado, se ha limitado a aprobar el destino del 1,5 % del PIB de la Unión a la reactivación de la economía, lo que equivale a unos 200.000 millones de euros. Una medida cautelar, que deja abierto todo el gran monto inicialmente previsto individualmente por parte de los Estados, y que no puede ni debe plantearse al margen de los criterios propuestos por la Comisaria de la Competencia, aunque sigue la pelota en el tejado y pendiente de un compromiso claro y compartido por todos.

8 de diciembre de 2008

Fomentar el ahorro, estimular la conciencia cívica, fortalecer el sentido común


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Estamos sumergidos en un entorno de campañas de concienciación, que, si se hacen bien y son convincentes, acaban haciendo mella en la sociedad. Conocemos las que promueven el Estado, comúnmente centradas en aspectos de toma de conciencia sobre situaciones de riesgo y solidaridad, y las Comunidades Autónomas, que dedican ante todo sus esfuerzos y dineros a la promoción turística y a ofrecer una imagen casi idílica del territorio que tratan de vender. Conocemos menos, en cambio, las que se llevan a cabo por los Municipios, ya que no trascienden como aquéllas y su ámbito de incidencia es obviamente muy limitado.


Sin embargo, de vez en cuando nos enteramos de iniciativas de motivación a escala local que llaman la atención. Forman parte de ese margen de iniciativa de que disponen las administraciones locales y que, en ocasiones, nos depara sorpresas dignas de ser dadas a conocer. Acabo de enterarme de la emprendida por el Ayuntamiento de Miguelturra (en la imagen), un municipio de la comarca del Campo de Calatrava en la provincia de Ciudad Real que, través del área de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, está impulsando una campaña con un lema bastante incisivo: Enciende tu conciencia: otra Navidad es posible”.

Es una campaña sencilla, muy accesible al gran público, persuasiva en la medida en que sus consejos se entienden con facilidad en un momento en el que la opinión aparece sensibilizada por la idea misma del ahorro y lo que ella significa como hábito de conducta. Estas son sus indicaciones (textualmente):
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"Emplear lámparas de bajo consumo y temporizadores para adornar el árbol o el Belén y apagarlos cuando nadie los vaya a ver.
Utilizar la felicitación navideña digital, que puede ser enviada por correo electrónico y permite ahorrar papel.
Emplear materiales reciclados para hacer los adornos y el aprovechamiento al máximo de la capacidad del lavavajillas y de la lavadora, así como la utilización de programas de bajo consumo para minimizar el consumo de energía derivado de la celebración de las cenas y comidas familiares.
Efectuar los desplazamientos en transporte público que es más económico y evita embotellamientos. También ir a pie en caso de que la distancia lo haga posible.
Realizar las compras en las tiendas más próximas siempre que sea posible ya que así se ahorra energía, se disminuye la contaminación atmosférica y acústica y se mejora la movilidad urbana.
Hacer que lo que se compre sea duradero y respetuoso con el medio ambiente. Evitar hacer regalos usando mucho envoltorio y guardar el papel de los regalos para usarlo de nuevo.
Moderar el consumo de bolsas de plástico. Lo ideal es usar siempre bolsas de tela, mochilas o un carrito de compras.
Si, para regalos, eliges un electrodoméstico se recomiendan los modelos de mayor eficiencia energética, los de las categorías A ó B. Son un poco más caros, pero se amortizan rápidamente debido al ahorro de electricidad frente a modelos menos eficientes. En lo que se refiere a los juguetes se aconsejan como opción los fabricados a partir de materiales reciclados, procurando que no necesiten pilas ni energía.
Respecto a la climatización de la vivienda se recomienda ajustar el termostato de la calefacción a las necesidades reales. Entre 19 y 21 grados son suficientes para conseguir una temperatura confortable en invierno y, en condiciones normales, es suficiente tener la calefacción encendida sólo durante el día, apagándola por la noche. Además el correcto aislamiento de las ventanas evita utilizar tanta energía para calentar la casa".

Habrá que ver su repercusión real. De momento, sirva este listado para demostrar que en las escalas más próximas al ciudadano también se platean no sólo medidas anticrisis sino comportamientos de puro sentido común. Y es que muchas veces "small is beautiful".
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