La salud mental - o, si se quiere, el cuidado a que obliga la defensa de la propia imagen en personas que han supuesto algo en la vida de un país- tienen sus reglas que conviene no transgredir. Una de ellas consiste, en mi opinión, en evitar obsesionarse con ideas y situaciones que, mal analizadas, peor interpretadas y planteadas con ideas preconcebidas, acaban creando fantasmas incómodos que impiden disfrutar de la vida. Lo peor es cuando esas obsesiones y los juicios de valor que las acompañan se transmiten hacia fuera en un intento desaforado por aclarar posturas y justificar rencores que nadie exige y que, reiterados una y otra vez, no tardan en provocar vergüenza ajena.
Don José María Aznar López, que fuera presidente del gobierno español durante ocho años, se siente de cuando en cuando en la obligación de sentar doctrina sobre hechos y circunstancias que la ciencia y la historia han aclarado con argumentos consistentes, y que sólo se pueden rebatir cuando, en su contra, se emplean reflexiones sólidas, bien fundadas, apoyadas en datos contrastables y, sobre todo, expuestas con dignidad y sin ningún afán de dogmatismo o de burda descalificación a quien piensa de otra manera.
Son muchos los jardines en que este hombre se ha metido con el solo propósito de hacerse notar y demostrar que es un "pensador" que pretende ir contra corriente. La verdad es que personalmente me provoca más indiferencia que atención, más confusión que claridad, más lástima que rechazo pero no puedo por menos de manifestar, con la mejor de las intenciones, mi menosprecio absoluto hacia los dos frentes de polémica barata con que nos ha obsequiado últimamente.
La primera tiene que ver con las absurdas descalificaciones vertidas contra quienes sostienen que la temperatura media de la tierra tiende a crecer como consecuencia de los factores de alteración ambiental que inciden sobre el clima y que, de continuar invariables, amenazan seriamente los equilibrios naturales. A los que defienden tal cosa, avalada por la ciencia y en discusión científica tan abierta como sólida, les despacha con el calificativo que identifica a los ecologistas como los “comunistas del siglo XXI”, acusándoles de vulnerar la libertad de las personas. El gobernante que firmó, en nombre de España, el Protocolo de Kyoto es hoy implacable en su repudio a cuantos siguen reclamando su cumplimiento. Y para ello no se le ocurre otra cosa que avalar con su persona y la Fundación que preside un libelo, escrito por el ínclito Vaclav Klaus, actual presidente de la República checa y silente ciudadano cuando los tanques soviéticos invadieron Praga en el 68, que sin rubor alguno vierte en el libro tal cantidad de sofismas, vaguedades, imprecisiones, topicazos, juicios de valor infundados e insultos a diestro y siniestro que lo mejor que uno puede hacer es sonreír y darle la espalda para evitar sonrojarse.
De compañeros de viaje menos presentables se rodea ahora el Sr. Aznar López para arremeter contra otra de sus obsesiones principales: el “nefando” mayo de 1968, al que atribuye, sacando pecho, todos los males de la humanidad habidos y por haber. Lo acaba de hacer recientemente en compañía de Gianfranco Fini, conocido lider del postfascismo italiano y del inefable alcalde de Roma Gianni Alemanno, ferviente sicario de Berlusconi, al que resulta dificil ver pronunciar un discurso con coherencia, y defensor no hace mucho del fascismo italiano durante una reciente visita a Israel. A la vera de estos personajes, el Sr. Aznar se ha explayado contra el movimiento que hace 40 años abrió nuevos aires en el escenario europeo y que, con sus errores y aciertos, con sus luces y sus sombras, permitió abrir un periodo de reflexión que tuvo resonancias muy positivas en el pensamiento, en la educación y en el modo de entender la acción política.
Por lo visto, el expresidente, que a medida que pasa el tiempo acredita auténticas cualidades de chiquilicuatre intelectual, lanza sus soflamas sin haberlas pensado previamente y, lo que es más grave, habla más que lee. Le hubiera bastado echar un vistazo a la literatura que sobre el tema se ha escrito este año en Francia para darse cuenta de las cosas que ocurrieron, porqué ocurrieron y cómo ocurrieron. Ello le hubiera permitido, como en el tema del cambio climático, sopesar sus argumentos, matizar sus obsesiones y evitar caer en el ridículo. Aunque seguramente eso le trae sin cuidado. Allá él y sus circunstancias.
Mi aplauso sincero hacia tu post de hoy, Fernando.
ResponderEliminarEste personaje que hoy traes a la palestra (Aznar) a mi me provoca dos sensaciones: indiferencia, cuando no tristeza. Indudablemente, como bien señalas, habla más de lo que lee. Es triste que si se ha apartado ya de la vida publica, se dedique con sus discutidas y muy discutibles declaraciones, a demostrar lo inflexible y esperpéntica de una actitud politica que ya, afortunadamente, pertenece al pasado.
Muy bueno tu análisis. Repito: muy bueno.
Un abrazo.
estoy con cornelivs, en mi opinión creo que habla sin pensar lo que dice y esto no es bueno, una cosa es ser impulsivo y decir lo primero que te viene a la cabeza y otra muy distinta que un expresidente se dedique a soltar cosas que ni él sabe, el problema bajo mi punto de vista es que habla sin conocimiento de causa, sin saber de lo que habla y esto es penoso.
ResponderEliminarBesos navideños
A mi, amigo Fernando, es que ya me carga este tipo. No es que antes no me cargara, sino que ahora, gracias a que no lo tenemos que aguantar con su imagen entre gran dictador y niño pijo, como presidente, me resulta ya insoportable, así que, pensando, pensando, he llegado a la conclusión de que le vayan dando viento fresco. Como además considero que ha perdido el norte y que está fatal, como si oyera llover. Tu análisis es impecable, todos sabemos también quién es y con quien anda, pero sólo si tú o cualquier amigo lo nombra me ocupo de saber qué dice. Pefecto idiota, eso lo considero. Si tiene poder, peligrosísimo. Espero que nunca vuelva a tenerlo.
ResponderEliminarMe asusta que este señor haya sido presidente de un gobierno de un país que tiene historia y cultura y una relación con otros países más allá de las puramente diplomáticas o mercantiles.
ResponderEliminarMe asusta por él mismo, pero mucho más por los replicantes que existen y que pueden conseguir que alguien así pueda volver a estar donde él estuvo.
¡Y mira que sigue estando…!
¡Qué ridícula conferencia la suya en la universidad jesuítica de USA! ¡Sentí vergüenza ajena y propia!
Saludos cordiales.
Lo que me gustaría saber es qué hacía el sr. Aznar en el 68. No hay mejor experiencia que la propia vivida. Hablar tan a la ligera de lo demás es peligroso.
ResponderEliminarSaludos.
Genial tu análisis, querido Fernando, y estoy de acuerdo con todos los comentarios de los que me preceden. Aznar es un personaje MUY patético. Se cree un gran líder porque apoyó al otro cretino como él, el ínclito Bush y por haber sido el único maleducado de poner los pies sobre la mesa, se cree ¡un dios! Qué ¡estúpido y lo que es peor, ignorante! Besotes navideños, M.
ResponderEliminarCreo que te preocupas demasiado por ese Aznar. No voy a comentar tu post, que me parece cojonudo y muy brillante. Paso de Aznar y de su tropa. Lo que quiero es felicitarte lo que se felicita por estas fechas, porque te he visto citado en otros blogs y me pareces un tipo muy interesante. Ten cuidado con las almejas que suelen traer cositas malas.
ResponderEliminarhola poeta y escritor amigo!tu post es brillante.tienes un análisis de la situación excelente..
ResponderEliminarmereces un gran aplauso ..es un placer visitar tu blog...
Aznar como tantos otros hablan sin pensar ni saber...
no habr´´ia que darles ni un poco de importancia-
gracias por compartir.
felices fiestas.
besos.
silvia cloud
Fernando, del s.Aznar me ha gustado su equipo económico y su gobierno de los primeros cuatro años y algo de los siguientes, luego a mi humilde entender terminó su mandato siendo prepotente y rodeándose de ciertos personajes ... que le han hecho ser prepotente y engreído...Tu entrada como siempre sincera y meditada....Te deseo unos días muy felices en compañía de todos tus seres queridos y, que el nuevo año te traiga lo que más anhelas.Gracias por tus comentarios tan alentadores .Un abrazo Angela
ResponderEliminarEs la audacia de la estulticia que, encima, viene acompañada de ignorancia. Porque no es nuestro personaje una mente lúcida ni un cerebro brillante (por mucho que imparta clases en EEUU). Querrá pasar a la historia por sus patochadas o hará suyo el lema "que hablen de mí, aunque sea mal". En los periódicos deberían ponerse las noticias referidas a él en la sección de humor. Porque a mí, más que indiferencia, me da risa (me la da porque ya no gobierna, antes me daba miedo).
ResponderEliminarYo pienso ( y eso que en política pienso poco) que el verdadero nivel como personaje público, se demuestra en la clase política, cuando ya no se está arriba. Podría explicar con pelos y señales lo que quiero decir, pero prefiero que lo penseis vosotros. no son lo mismo el "antes" que el "durante" ni que el "después"...
ResponderEliminar