24 de junio de 2009

La pérdida de un gran amigo motiva mi silencio


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Regreso a este espacio después de unos días de ausencia en los que el tiempo se me ha ido en un suspiro sin darme cuenta de que pasaban mientras asistía, inerme, al fin de la vida de uno de los amigos más entrañables que he tenido. Es un hombre conocido en España y su firma resuena airosa en el mundo de la cultura, de esa cultura seria y rigurosa que descansa en una sólida formación y que sirve para entender mejor lo que hemos sido y lo que podemos ser. Hizo de una disciplina tradicionalmente poco atractiva una fuente de conocimientos que han ido cobrando importancia en los saberes de una sociedad sorprendentemente cautivada por cuanto sucedió en el Medievo.

Era catedrático de Historia Medieval. Lo fue en la Complutense de Madrid, en Sevilla y finalmente recaló en la de Valladolid, muy cerca de su Olmedo natal, donde había nacido tres días después de la rebelión militar que dio lugar a la terrible guerra civil que destruyó España pronto hará 73 años, los mismos que él estaba a punto de cumplir. Su padre, maestro de escuela en Aranjuez, fue asesinado en Segovia, cuando su hijo sólo contaba con tres meses de edad. Nunca supo donde está enterrado y el único recuerdo que de él conserva es la foto sepia de la boda de sus padres. Le conocí como discípulo y bien pronto como amigo. Uno de los mejores.

He tenido con él una relación estrechísima: en la cultura, en la política, en el mundo editorial, en las gradas del Real Valladolid, en las manifestaciones contra la guerra de Irak (de la que procede la imagen que ilustra esta entrada: Julio, el canoso sonriente; yo, el tercero por la izquierda), en las tertulias de los sábados, y domingos, en las escapadas al mar, en las conversaciones miles sobre cosas miles, pues de todo hablé con él. Le acompañé cuando se presentó al Senado como independiente en las listas del Partido Comunista de España en las primeras elecciones democráticas, en las infinitas reuniones mantenidas durante los años de la Junta Democrática, en los esfuerzos por hacer de Castilla y León algo más que una tierra sumida en el pasado, en su toma de posesión como miembro de número de la Real Academia de la Historia, en la complicada y azarosa experiencia de Ambito, en los numerosos actos académicos en los que participamos juntos, en ciclos de conferencias en todo tipo de escenarios, en la vigilancia de lo que nuestros respectivos hijos esperaban de la vida.

Se llamaba Julio Valdeón Baruque. Falleció el domingo 21 de Junio de 2009, cuando el verano entraba por las ventanas. Ocurrió a las 19,15 horas y yo estaba allí. Dos días antes le hice la última visita en su domicilio. Ya no me reconoció. Me puse de inmediato a escribir un recuerdo en el periódico en el que colaboro. No fue una necrológica, sino una evocación de los cimientos sobre los que se construye la amistad a lo largo de la vida. Su despedida en el cementerio municipal de Valladolid no tuvo nada de fúnebre ni de angustiosa. Fue un acto de encuentro de amigos y allegados que nos reunimos para recordar, para rejuvenecer el pensamiento y para homenajear a Julio cuya imagen inundó el ambiente a los sones del "Adiós, muchachos compañeros de la vida", como bien nos recueda el admirable Sánchez Bolín, y que rescatamos ahora en la voz de Carlitos Gardel, que se daba un aire a Julio en su juventud.



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17 de junio de 2009

Que nadie olvide su huella ecológica


Tomar conciencia de nuestra huella ecológica no es cuestión baladí. Confortablemente instalados antes nuestros ordenadores, que tanto nos facilitan las cosas y con tanta eficiencia nos aproximan a lo que deseamos en cada momento, corremos el riesgo de perder de vista el hecho de que no estamos solos en esa inmensa red que todo lo cubre sino que formamos parte de ella, la engrosamos, la alimentamos mientras nos reconforta saber que el material que utilizamos cada vez es más potente y más fácilmente sustituible por otro que, sin excesivo costo, nos depara resultados aún más satisfactorios. Daría la impresión de que no hay límite a tan frenética carrera.


Pero que nadie piense que se trata de una tarea ambientalmente neutra. Debemos saber que mil millones de computadoras están en estos momentos en servicio en el mundo, con la posibilidad de que su cifra se duplique en 2015. Cada año se generan en torno a 30 millones de Toneladas de REEE (residuos de equipos eléctricos y electrónicos), formados por elementos (pantallas, CPU, teclados, impresoras, periféricos diversos, etc) que devienen obsoletos o simplemente se desea sustituir por otros.


Las advertencias que se nos hacen tampoco son despreciables. En la Unión Europea 36 Toneladas de mercurio y 16 de cadmio son emitidas cada año al entorno ambiental como consecuencia de la incineración o abandono de este tipo de productos. Aspecto sin duda muy preocupante y que nadie debe ignorar, ya que sólo el 8% de los residuos de este tipo son depositados para labores de reciclaje y tratamiento adecuados. En el mundo esta proporción se reduce al 1,8 %.


¿Y en cuanto al consumo de energía?. Los datos a este respecto no son menos abrumadores. Referido al consumo que estrictamente produce el uso de Internet, la Agencia Internacional de la Energía ha señalado que en nuestros días la infraestructura configurada (servidores) para el funcionamiento de la red de redes presenta una demanda de 123 Terawat/hora ( 1 Terawat = un millón de Megavatios), equivalente a la producción de quince centrales nucleares. Económicamente la factura energética así generada asciende hasta los 5.000 millones de euros anuales, según una investigación realizada por la Stanford University.


Estos son los umbrales de magnitud en los que nos movemos. Que nadie piense que lo que hace no tiene un coste, que hay que asumir y, en la medida de lo posible, minorar. Es el coste ecológico de lo que se ha venido en llamar la nueva economía.

14 de junio de 2009

El riesgo y la arrogancia de pretender ser galácticos en época de crisis



Confieso que me gusta el fútbol y, siempre que puedo, no me pierdo un buen partido, porque en un partido así se disfruta y uno se da cuenta de lo mucho que vale un equipo cuando funciona y se esfuerza. Por eso, sin ser del Barcelona he seguido de cerca sus ultimas gestas, sin otro interés que el de ver a jugadores excelentes, integrados en un grupo muy cohesionado, con un juego de calidad, respetuoso con el adversario y con una táctica increíble. Tras el resultado, ha dejado de interesarme el espectáculo que seguia y a otra cosa, mariposa.

En cualquier caso, el Barcelona ha demostrado este año a dónde se puede llegar en el fútbol - al igual que sucedió con la selección española en la ultima Eurocopa (ánimo en la de Confederaciones, que empieza hoy) - cuando se cumple un requisito esencial: el de disponer de un equipo formado por jugadores de gran calidad, donde ninguno brilla más que otro, donde la motivación, el empeño y el esfuerzo los unen como una piña y donde lo que cuenta es la buena sintonia con el entrenador - ese magnífico Guardiola que tanto nos recuerda a Cruyff - aceptado y reconocido por un equipo donde todos se sientan a gusto. En el Barcelona, la figura del presidente ha quedado difuminada. Se ha mostrado como un hombre discreto, nada bocazas ni presuntuoso. Sus declaraciones, al menos las que he oido, han estado en el terreno de lo que se esperaba de el. Ni menos…. Ni más.

No creo que ese sea el modelo que Florentino Perez vaya a tratar de establecer en el Real Madrid. De nuevo en la Presidencia del club, a la que ha accedido de forma automática al no tener contrincante electoral (¿qué se ha hecho para que no se pusiera a prueba el peso real de Pérez entre los socios?, siempre quedará esa duda), su estrategia es más de lo mismo de lo que hizo en su anterior mandato. Todo se resuelve a golpe de chequera, con fichas y contratos hipermillonarios, sin limite ni rubor alguno, demostrando dónde esta la pasta y, sobre todo, quién la tiene. Los fichajes de Cristiano Ronaldo y de Kaká han deslumbrado a unos e indignados a otros. Desembolsar en estos momentos 94 y 72 millones de euros, respectivamente, por ambas figuras es un insulto y una ofensa al sentido común en estos tiempos de crisis. No hay justificación alguna a tamaño disparate. Lo justifica el flamante presidente, dejando bien clara la pauta a seguir: es una inversión, un gasto del que se espera un retorno de dinero en función del mercado publicitario, que acabaria amortizando la operación. No se habla de fútbol, sino de especulación, de chanchullo, de mercadeo puro y duro. Su mensaje es claro: todo sirve en la medida en que se pueda rentabilizar al margen del uso que del producto se haga para cumplir la finalidad para la que ha sido adquirido. La Ley del Petolazo, para qué nos vamos a engañar.

Hagamos balance. Los tres años finales del mandato anterior de Pérez no proporcionaron al Madrid, con Zidane, Figo, Ronaldo y Beckham (¿se acuerdan Vds. de sus fichas y de lo muchísimo que se pretendia con ellos?), ni un solo titulo. Demostró con los casos de Vicente del Bosque y de Makelele tanta soberbia como incompetencia en materia futbolística, y al final tuvo que marcharse por la puerta de servicio dejando al club en manos del siniestro tipo de Martinsa, al que sucedieron otros personajes de cuyo nombre no me acuerdo. No me gustó nada Cristiano Ronaldo en la final de la Champions, estuvo grosero, violento y arrogante. Allá él.
Nadie sabe qué pasara en la nueva presidencia de Pérez, pero mucho me temo, y lo siento por los madridistas, entre los que se encuentran mis hijos (quien suscribe sólo sufre ante las derrotas del Valladolid, del Burgos y del Numancia. ¿Menudo panorama, eh?), que la historia del Real Madrid no va a mejorar con la estrategia de Pérez, que sabe más de torres y de autopistas que de futbol. Pero el problema es que le da igual, porque de lo que se trata es de hacer negocio con los futbolistas, afectando a la cohesión interna del equipo, y el que venga atrás que arree. Veremos lo que el entrenador Pellegrini va a aguantar en ese casino donde todo vale en que Florentino va a convertir de nuevo al club de Di Stéfano. Ya sabemos por dónde va a ir la Liga la próxima temporada: la cosa va a estar entre el Barça, el Atlético de Madrid y el Pucela..... y, si no, al tiempo.

12 de junio de 2009

Los alicientes de un mundo por conocer



Tras unos días de reflexiones demasiado serias quizá, motivadas por el momento que estamos viviendo, me limitaré simplemente a destacar hoy el placer de abrirnos a otras perspectivas, a otros paisajes, a otros escenarios, a otras voces para comprender que ni estamos solos ni lo que nos ofrece el mundo debe ser menospreciado. Decía ayer Guy Laforest, ex presidente del partido nacionalista Acción Democrática de Quebec, que "la regla de oro de un intelectual es antes de nada criticar el nacionalismo propio".

De ahí el interés, la necesidad, el deseo de...



Ver otro cielo, otro monte,
otra playa, otro horizonte,
otro mar

Otros mundos, otras gentes
de maneras diferentes
de pensar

¿No les parece que así viviríamos mejor, que ello nos permitiría evitar los riesgos del ensimismamiento y del menosprecio a lo diferente?

Imagen: Ciudad de Copacabana, punto de partida de las expediciones al Lago Titicaca en su sector boliviano.

11 de junio de 2009

Viñetas que invitan a pensar: nunca se fíen de los que miran así



Sabemos quién es y ya no nos sorprende nada. Hastiados estamos de imágenes como esa que provocan desazón y fuerzan a virar la mirada en otras direcciones. Provoca desagrado. Vemos que el tiempo ha hecho mella en su rostro hasta convertirlo en una máscara que nos recuerda más los museos de cera, o los garitos donde nadie observa de frente y todo es esquivo, que las caras a las que estamos habituados y que nos complace ver porque, humanas como son, transmiten humanidad. Un aspecto momificado y patéticamente detenido en el tiempo marca el estilo de la figura que asoma, sigilosa y torva, por la puerta entreabierta. Nada en él parece auténtico, pues la impronta del retoque simulador ha hecho mella hasta desfigurar el más mínimo atisbo de naturalidad. Diriase que se trata de un autómata, que deliberadamente ha asumido el papel del villano y del macarra, para erigirse en portavoz de lo más lamentable que encontrarse pueda en el mundo, preparado para todo, del comportamiento individual, de las relaciones humanas y del respeto a la decencia. Pretendiendo hacer mercadotecnia con su figura la ha acabado convirtiendo en la manifestación del artificio cutre que induce al menosprecio cuando no a la repugnancia.

José Saramago lo definió hace unos días como “la cosa”, en un escrito realmente demoledor. Estoy de acuerdo en su reflexión pero no en el concepto que utiliza. No es una cosa ni lo parece. Da la casualidad de que manda, y manda mucho. Vive en la patria de Giusseppe Verdi y de Norberto Bobbio, de Miguel Angel Buonarroti, de Leonardo, de Rita Levi y de Luchino Visconti, de Ana Magnani, de Sandro Pertini y de Enrico Berlinguer, entre tanta gente maravillosa e inolvidable; en el pais que tanto nos fascina cuando lo visitamos. Tenemos que acordarnos de ellos para no olvidar lo mucho y bueno que Italia ha dado al mundo. Es la forma de evitar la asociación entre su imagen y la sociedad y la cultura que admiramos.
Sin embargo, son muchos los ciudadanos que lo apoyan, que rien sus muecas, que se deleitan ante sus ademanes de galán en decadencia. Y ahí está. Y ahí sigue como momia viviente. Domina los medios de comunicación y esos medios dominan a la gente. Y es más que seguro que ninguno habrá insertado en primera esa viñeta, que reproduce la imagen de un sujeto que se acerca a la urna pensando con sospecha, con desprecio y receloso, que quizá sería mejor que no existiera.

La fotografia, publicada en la prensa española, es obra de la Agencia Reuters.

9 de junio de 2009

En Zamora ha comenzado a actuar la justicia contra el olvido


La justicia tiene que ser sensible con el débil, con el que sufre, con el que se siente desamparado. Hay mucha gente en España que busca y anhela una justa reparación. No hay voluntad de revancha en su ánimo, ni la mueve el afán de revisar la historia porque la historia fue como fue y los hechos y las hemerotecas están para demostrarlo. En todos los países que en el tiempo han sufrido dictaduras criminales la sociedad ha entendido que el encuentro entre los ciudadanos, ya instalados en estable democracia, sólo podía alcanzarse restituyendo el honor perdido y ofreciendo a cada cual la posibilidad de resarcir su tragedia a través de una demostración explícita y sincera de generosidad con los que sufrieron y que durante años se han visto forzados a ocultar con enorme dolor, sin que apenas nadie les escuchara.

Ayer la justicia ha dado un paso importante en España en ese sentido. Ha sido en Zamora, en un pequeño pueblo – Santa Marta de Tera – allí donde el rio epónimo construye un magnífico paisaje de ribera y frescor que conduce placenteramente a las impresionantes bellezas de Sanabria. Ya no es la España profunda, de cerrado, sacristía y luces mortecinas, pero lo fue. Y lo fue en una región que sufrió lo indecible con los amaneceres sangrientos que sonaban a rebato en infinidad de lugares para abrirse a episodios de muerte y venganza, que sólo a media voz fueron transmitidos durante el régimen franquista porque el miedo en el cuerpo no les dejaba rebasar el murmullo apagado de los comentarios al oido.

Es curioso. Ha sido en este lugar remoto del Oeste español donde, al fin, ha cobrado cuerpo el caso judicial contra los crímenes del franquismo abierto en octubre de 2008 por Don Baltasar Garzón Real, el juez de la Audiencia Nacional denostado por sus colegas y corifeos adversarios sin piedad. Hasta de “demente y desequilibrado” le calificó hace unos días el jurista Manuel Jiménez de Parga, de quien presumíamos más categoría humana, en un programa vomitivo de Telemadrid sonriendo al sujeto del sindicato fascista Manos Limpias que obscenamente se relamía a su lado mientras ponía como "chupa de dómine" al juez que se ha atrevido a colocar a muchos sinvergüenzas de toda laya en su sitio.

Ocurrió ayer, 8 de Junio de 2009, en Zamora. Y ha sido una mujer, la juez de Benavente, Tania María Chico, la que ha ordenado abrir las fosas que en Santa Marta de Tera acumulaban desde el 22 de Agosto de 1936 los restos de ocho albañiles y labradores, cuatro de Destriana (León) y otros cuatro de la comarca benaventina, partidarios de la República, miserablemente asesinados por feroces falangistas que arrasaban sin piedad con todo lo que se les ponía por delante. Setenta y tres años han pasado ya.

Una parte importante de mi vida personal proviene de Zamora. Brindo por la provincia donde aún se entona el bellísimo bolero de Algodre, donde la gente se toma las cosas con calma porque el tiempo es tranquilo, y donde mirar hacia la raya de Portugal se ha convertido en un fecundo homenaje al encuentro de pueblos que siempre se han ignorado.

7 de junio de 2009

Elecciones al Parlamento Europeo: cinco conclusiones o advertencias y varios interrogantes


Hace unos días me limité a apuntar los argumentos (cinco) que, a mi juicio, justificaban ir a votar en las elecciones al Parlamento Europeo (PE) que consideraba decisivas. Lo he hecho, por supuesto, y a lo largo de la tarde y parte de la noche del día electoral he seguido con mucha atención el desarrollo del proceso, la realización del escrutinio, los resultados en España, las declaraciones de los candidatos electos, lo sucedido en el resto de la Unión, los comentarios de los periodistas, las valoraciones provisionales de los principales diarios, las discrepancias domésticas y con los amigos.... qué sé yo.

A estas horas, casi la medianoche del 7-J, ya parece que todo el pescado está vendido y un cierto cansancio hace mella en mí. La cera arderá hasta que se apague, pues es la que hay. Antes de que el día cambie trataré de exponer las consideraciones que, a mi modo de ver, definen en qué situación se encuentra y hacia dónde se encamina la experiencia comunitaria europea en la que, querámoslo o no, estamos implicados hasta el fondo, pues dependemos de ella hasta unos extremos que no convendría ignorar.

Sugiero cinco conclusiones, que a la par son cinco advertencias, llenas de incógnitas pendientes de resolver:

Una abstención preocupante, que sorprende tanto en los antiguos paises miembros como, sobre todo, en los de reciente incorporación. En 1979, cuando se celebraron por vez primera las elecciones al PE la participación fue del 63 %. Desde entonces el desinterés o el rechazo han ido in crescendo hasta situarse en 2009 en el 43,55 %. Pero lo que más llama la atención es el desistimiento observado en los paises recientemente incorporados, donde la indiferencia es asombrosa: 28 en Polonia, 25 en la República checa, 20, 5 en Lituania, 19,6 en Eslovaquia... Si tanto era el interés que mostraron en entrar en el club de la Europa rica, que les iba a ayudar a salir del pozo en el que estaban sumidos, ¿a qué se debe esta actitud?. Y, en el conjunto de la Unión, ¿esta participación media tan baja hasta qué punto revela una postura desencantada, en parte debida a que la realidad europea se considera como algo lejano, cuya complejidad y funcionamiento los propios partidos nacionales se encargan de ocultar?.

Decantación clara del electorado hacia la derecha, que asume la dirección de las estrategias de salida a la crisis, mientras la izquierda convencional, muy afectada por la abstención, debilita sensiblemente sus posiciones, demostrando una pérdida de confianza alarmante por parte de la ciudadanía. Con 267 escaños (36% de la Eurocámara), el Partido Popular Europeo se erige con una victoria incuestionable, que se reforzará con el apoyo de la Alianza de Liberales y Demócratas (81), de los de Union de Europa de las Naciones (54) y del Grupo Independencia y Democracia (18). En total, el sector conservador, y aunque las alianzas en el PE son muy versátiles y dependen con frecuencia de la perspectiva e intereses de cada Estado, aglutina al 61 % del Parlamento. La izquierda, en cambio, se coloca en una posición ostensiblemente secundaria y con una capacidad de maniobra muy limitada para avanzar hacia la Europa social que reclama. No cabe duda de que una crisis muy seria afecta a la socialdemocracia y de forma clamorosa a las opciones que se situan a su izquierda, ya desaparecidas o cercanas a la marginalidad . ¿Qué está pasando en la sociedad europea?. ¿De qué manera este frágil equilibrio puede incidir en la Unión Europea solidaria e integradora que muchos deseamos?

Las pruebas de corrupción no merecen castigo alguno desde el punto de vista electoral, e incluso provocan la movilización de sectores que apoyan al corrupto como muestra de desagravio, aportándole una sensación de impunidad que le lleva a crecerse como si las irregularidades y los escándalos no fueran con él. Limitándonos al caso Berlusconi, y aunque sus huestes hayan ganado por los pelos, la tolerancia hacia la corrupción aparece más clara que el agua. ¿Dónde están entonces los códigos éticos de las sociedades modernas?, ¿qué juicio merece la posición a favor del corrupto que se siente legitimado por el voto popular antes de que hable la justicia?.

Progresivo despertar de la conciencia ecologista, manifiesta en paises donde los "verdes" tienden a liderar opciones con peso creciente en los sectores más sensibles de la sociedad. Con 35 escaños, el Grupo de los Verdes-Alianza Libre Europea logra un respaldo insólito. Y lo ha conseguido sobre todo en los Estados que lideran la Unión: Francia, Alemania, Bélgica, Paises Bajos y Dinamarca. ¿Qué consistencia les caracteriza?, ¿estamos ante un síntoma o ante una realidad?.

Irrupción con cierta fuerza de partidos y grupos de connotación xenófoba y, en cualquier caso, defensores de posturas euroescépticas bastante pronunciadas. Está aún por ver su dimensión real y su articulación, mediante alianzas, entre los grupos del Parlamento, pero no cabe duda que los resultados obtenidos en los Paises Bajos y en algunos Estados de la Europa del Este invita a la reflexión y a la preocupación ¿Cuáles son los riesgos que entrañan estas opciones de rechazo a la diferencia?, ¿de qué modo su discurso puede calar en la sociedad europea en tiempos de crisis?.


Toda una serie de ideas e interrogantes afloran a la vista de los resultados electorales. El debate está servido, mientras nos entretenemos observando los datos españoles, que también inducen, naturalmente, a tomárselos en serio.


Papeletas por un tubo


Por cierto, ¿saben cuántas papeletas fueron impresas por el Ministerio del Interior español para que cada ciudadano dispusiera de la opción desada?. La escalofriante cifra de 1.225 millones de papeletas. Ni que decir tiene el coste que desde la perspectiva sostenible supone ese inmenso aluvión de papel. No olvidemos que España ha sido, con un total de 35, el Estado de la UE en el que mayor número de candidaturas se han presentado. Sin duda ha habido para todos los gustos y tendencias. Un pais "sobrao", que diría el castizo.

6 de junio de 2009

Viñetas que invitan a pensar: La politica no puede sernos indiferente, mal que nos pese


La política se degrada mientras afloran actitudes de indiferencia o resignación. Poco o nada se puede hacer, dicen algunos, mientras alejan sus miradas de ese espacio incómodo y falto de interés en que se ha convertido cuanto tiene que ver con ella. Y, sin embargo, lo cierto es que la democracia se apoya en un sistema de partidos, de debates y de encuentros electorales de los que no podemos ni debemos evadirnos. ¿Cómo resolver la contradicción surgida entre el desengaño hacia quienes deterioran el discurso, y la forma de hacer política, y la necesidad de contar con ellos pues son los que nos representan, para que nuestros problemas sean entendidos como merecen y resueltos como es debido? Sin duda alguna, votando y exigiendo. No podemos mirar para otro lado ni abandonarnos a la desesperanza o el rechazo, movidos por el prurito de no vernos contaminados. Pues es entonces cuando la democracia se deteriora, las instituciones se corrompen y los mangantes y oportunistas de turno y toda laya emponzoñan la vida pública hasta hacerla irrespirable.


Sigo confiando en la política y en muchos de quienes la ejercen. Porque si, desencantados por los comportamientos de individuos que abusan indecentemente de ella y desilusionados ante discursos de una aplastante mediocridad, nos alejamos de la política.... ¿Dónde recalaremos cuando de defender nuestros derechos se trata? ¿Aquien recurriremos para que se nos oiga y nuestras voces sean algo más que un mero reclamo testimonial? ¿Qué nos queda si nos refugiamos en la desesperanza y el individualismo? Conozco a políticos honestos, que se empeñan en mejorar la vida de los ciudadanos y que dan lo mejor de sí mismos a favor de causas nobles. Gentes calladas, honestas, sinceras y generosas, que las hay, y todos seguramente guardamos de ellas nombres en la memoria. ¿A que sí? Me quedo con ellos a la espera de que su ejemplo cunda. Es un asidero frente a la mar gruesa en la que estamos sumidos.


Pero tampoco me hago demasiadas ilusiones. Bien sea porque la dinámica de los partidos propende a ello, bien porque las personas que mejor pudieran hacerlo abominan de las pautas de comportamiento dominantes para acabar eludiendo cualquier tipo de compromiso, bien porque el sistema sobreprima la lealtad y la sumisión a la capacidad y a la inteligencia, bien porque, consecuencia de ello, entre Leire Pajin y Cristina Narbona - ejemplo patente de esa antinomia que percibo entre la ganga y la mena - el sesgo del poder apunta a aquélla y relega a ésta, lo cierto es que el panorama no invita al optimismo.


Peor aún, se emborrona cuando en el horizonte vemos al tiempo defender la impunidad, pese a estar imputados por cohecho, de sujetos como Camps y Costa, asistimos a la singladura arrogante y despectiva hacia la justicia de Fabra y Aguirre, entre tantos otros, o afloran, con insultante petulancia, miserables de la chequera que todo lo puede y del machismo repugnante como ese tal Berlusconi en una Italia abandonada a su suerte, y, a la postre, convertida, povera Italia, en el paradigma de la política en su nivel más ostensible de degradación y ultraje a la dignidad democrática.


5 de junio de 2009

Cinco razones para votar en las elecciones al Parlamento Europeo


No hay en el mundo, ni la habrá, estructura política o sistema de gestión de la “res pública“ que satisfaga plenamente los deseos de transparencia, democracia, honestidad, eficacia y solidaridad con que se concibe el modelo político ideal. Ni de lejos los cumple, como sería de desear, la Unión Europea, a la que se pueden hacer todas las críticas que se quieran y posiblemente todas ellas con fundamento.


Sin embargo, como ciudadano de Castilla y León, de nacionalidad española y miembro de un Estado que desde 1986 pertenece a la Unión como miembro de pleno derecho, VOTARÉ en las elecciones al Parlamento Europeo, convocadas para el dia 7 de Junio de 2009. Y lo haré, convencido, por cinco razones fundamentales.


La Unión Europea es la única estructura de carácter supratestatal plenamente integrada existente en el mundo contemporáneo. Concebida inicialmente como un mercado común y para lograr la paz en un continente conmocionado por la guerra, de ella forman parte 27 Estados, que componen una realidad pluriestatal y plurinacional basada en los principios inherentes al reconocimiento de los derechos humanos en un contexto de democracia y participación.


Desde 1992 la Unión Europa defiende los objetivos de la Cohesión Económica y Social, como garantía de un sistema de derechos y libertades aplicados a todos sus ciudadanos al tiempo que desarrolla instrumentos únicos en el mundo a favor de la solidaridad entre sus regiones, con el fin de avanzar en la convergencia de sus respectivos desarrollos económicos, sociales y culturales.


Entre 1986 y 2006 España ha recibido de la Unión Europea cerca de 200.000 millones de euros, que han permitido la modernización del país, la mejora de sus infraestructuras y la corrección de desequilibrios crónicos entre unos territorios y otros. De ella han emanado también disposiciones encaminadas a corregir las malas prácticas en la gestión pública de los Estados miembros.


De la competencia del Parlamento Europeo dependen la mayor parte de las medidas legislativas que inciden sobre los Estados, lo que justifica su necesaria consideración como un órgano fundamental en aspectos esenciales de la convivencia comunitaria. De simple Asamblea consultiva ha pasado a ser una instancia relevante que negocia el contenido de las directivas y reglamentos con el Consejo, es decir, con los Estados miembros, pudiendo modificar el contenido o rechazarlo (codecisión), al tiempo que vota el presupuesto europeo y aprueba el nombre del Presidente de la Comisión así como la composición de ésta. Por otro lado, a él se deben también actuaciones de gran relevancia, entre las que cabría destacar, la denuncia de los vuelos ilegales de la CIA, el rechazo a la jornada laboral de 65 horas semanales, las advertencias sobre el urbanismo salvaje en España o la aplicación de "cláusulas sobre derechos humanos" en los convenios con terceros países, la creación de un fundamento jurídico para las acciones de la UE en materia de derechos humanos y para que la promoción de éstos y de la democracia se convirtiera en parte integrante de su política exterior.


Una baja participación electoral, y teniendo en cuenta el grado de movilización presumible en el siniestro mundo que transige con la violencia y la extorsion, beneficiaria sin duda a la candidatura públicamente respaldada por quienes nunca han condenado los crímenes de ETA. Evitar que personajes a los que jamás se les ha oido critica alguna contra el terrorismo etarra estén presentes en el Parlamento europeo constituye una responsabilidad de todos, que no puede ser eludida. Eso sólo se consigue minorando, mediante la participación, el peso relativo de esa opción que va a utilizar estas elecciones como plataforma de lanzamiento que contrarreste la marginalidad en que se encuentra en la política vasca.


Muchísimos defectos aquejan todavian a esa realidad que no ha mucho cumplió medio siglo de existencia. Carencias notorias en materia de profundización en los derechos humanos, en perfeccionamiento democrático o en política exterior común. Mas, ¿cómo hacerlos frente desde la indiferencia cuando inevitablemente inciden sobre nuestra vida y la de quienes la comparten con nosotros?


Imagen: Plaza Mayor de Ostende (Bélgica)


3 de junio de 2009

Viviendas a cien dólares o el impacto de la crisis en el mundo del desarrollo




No hay en el mundo desarrollado una imagen que evidencie con tanta expresividad la magnitud y las dimensiones de la crisis. No ha de encontrarse en Europa o en Japón, sino en Estados Unidos, el símbolo del progreso, la quintaesencia de la innovación tecnológica, la manifestación del capitalismo más avanzado y en toda su plenitud. Me viene de pronto a la memoria aquel poema tremendo de Blas de Otero, que dice:


Me llamarán, nos llamarán a todos.
Tú, y tú, y yo, nos turnaremos,

en tornos de cristal, ante la muerte.

Y te expondrán, nos expondremos todos
a ser trizados ¡zas! por una bala.
Bien lo sabéis. Vendrán
por ti, por ti, por mí, por todos
Y también
por ti.
(Aquí
no se salva ni dios. Lo asesinaron.)


Si Estados Unidos no se salva, ¿qué seguridad nos queda a los demás?. Un pais afectado con dureza aunque, dentro de él, es concretamente en Detroit donde la realidad ofrece en nuestros días su cara más dramática e incluso estremecedora. Es algo que sucede y que no se puede ignorar. Y precisamente en una de las ciudades más representativas en la historia de la industrialización contemporánea. La ciudad que ejemplifica, como ninguna otra, la trayectoria de ese producto emblemático de la capacidad tecnológica y del desarrollo en el siglo XX como es el automóvil.
En ella se diseñó el primer prototipo, de la mano de la casa Ford, en ella se implantó el sistema de trabajo en cadena, que Chaplin describió tan descarnadamente en Tiempos Modernos, y en ella, en fin, nacieron y se consolidaron las grandes firmas de la automoción, capaces de dar trabajo a millares de personas, cuyo poder adquisitivo causaba envidia en el resto de los sectores, formando una especie de categoría social que bien pronto se singularizaría por su espíritu corporativo y su orgullo profesional, indisolublemente asociado al prestigio y al renombre de la empresa. Era la ciudad donde confluían las tres grandes (como las Big Three se las ha conocido siempre) de la fabricación automovilística mundial: General Motors, Chrysler y Ford. En los años setenta del siglo pasado daban empleo, directa e indirectamente, a casi 200.000 personas y de ellas salían cada año un millón de vehículos. Una escala espectacular, una potencia industrial que parecía imbatible.

Hoy todo eso se ha venido abajo o, cuando menos, se tambalea en medio de una zozobra alarmante, que altera por completo la estructura que tan sólida parecía, derivando en una crisis económica y social de envergadura desconocida. La sensación de crisis se extiende imparable, la producción desciende a niveles insostenibles, los despidos se cuentan por decenas de millares, los beneficios decaen hasta lo insospechado, obligando a intervenciones masivas de capital público, que contravienen los principios del liberalismo hasta ahora incontrovertido. Entre tanto, la sociedad se desestabiliza y acusa los peores efectos de la insolidaridad y el sálvese quien pueda. Rodada en Detroit, la película Gran Torino, dirigida por Clint Eastwood, siempre de bueno entre los más buenos, representa una aproximación matizada a la tragedia que se respira y agobia en la histórica metrópoli industrial del Estado de Michigan.

Son muchos los aspectos que reflejan la crisis traumática de un modelo de crecimiento, que, si no ha tocado a su fin, sí se halla expuesto a una profunda revisión. Entre ellos, el más llamativo es la desvalorización de los bienes inmobiliarios. La ruina ha llegado a un sector asociado a los momentos más expansivos de una demanda floreciente, que ha dejado de existir. En su edición de 7 de Marzo de 2009, el New York Times, poco sospechoso de sensacionalismo, aludía al descenso vertiginoso del valor de la vivienda, pues no era infrecuente encontrar, “en sectores correctos”, como decía el periódico, viviendas que no superaban los 100 dólares (72 euros) en el mercado. Precios que tampoco son infrecuentes en Cleveland o Baltimore, víctimas de una situación similar. Todo ello se inscribe, en fin, en un contexto de decadencia ostensible, que hace mella atroz sobre un riquísimo patrimonio arquitectónico, que, abandonado a su suerte, testimonia con tintes dramáticos, y con imágenes que sobrecogen, el fin de una etapa que nadie sabe si volverá de nuev0.


Imágenes: Arriba: Logotipo de General Motors en la sede central en Detroit; Abajo: Situación en que se encuentra el impresionante Spanish Gothic Theater, construido en 1928, en plena prosperidad, y actualmente abandonado.

1 de junio de 2009

¿Por qué no se habla de Europa cuando se trata de Europa?



He decidido pasar totalmente de esta campaña preparatoria de las elecciones al Parlamento Europeo. Sin duda en los últimos años hemos asistido a campañas broncas, crispadas, llenas de recriminaciones y denuestos hacia al adversario, que más bien parece un enemigo, pero en el caso que nos ocupa el grado de menosprecio hacia el ciudadano supera lo admisible. Ninguna propuesta sobre el tema en cuestión, ninguna idea en positivo sobre lo que haya de ser la Unión Europea, ausencia por completo de aportaciones constructivas en torno a un proyecto supraestatal del que cada vez dependemos más.
Si se tiene en cuenta que cerca del 70% de las disposiciones normativas que nos afectan provienen del ámbito comunitario europeo, ¿porqué no atenderlo como merece?, ¿porqué no informar y formar a los ciudadanos sobre lo que cada opción propone a fin de que una experiencia de tanta envergadura, que a tantas personas afecta, y por lo demás irreversible, sea capaz de afrontar los numerosos retos que tiene ante sí y pueda convertirse en ese espacio de encuentro, de comunicación, de integración y de solidaridad por encima de los nacionalismos históricamente confrontados, tal y como lo concibieron Robert Schuman y Jean Monnet, entre otros?.

Por lo que observo se trata de una actitud evasiva generalizada en la mayor parte de los países, aunque en España alcanza cotas de auténtica desvergüenza. La pobreza del debate político en nuestro país es tan abrumadora como alarmante, y pone de manifiesto hasta qué punto la calidad de la política y de muchos de quienes la ejercen deja que desear. En este sentido, la campaña ha dado de sí lo que se preveía: más de lo mismo, escandaleras a tutiplén, reproches sin cuento, sospechas por doquier, suciedad en todas las direcciones, o al menos en las más relevantes.

Bien es verdad que en este escenario de ruido, dominado por lo doméstico, hay matices, pero la coincidencia es total cuando se aprecia el sorprendente alejamiento que todas las opciones muestran hacia el tema europeo. Y esto, ¿a qué se debe?; ¿cuáles son las razones que explican esta, al parecer deliberada, voluntad de omisión de la temática europea como argumento central del debate y de la comunicación a la sociedad?. Abro este tema en el blog, porque me parece interesante y porque no lo tengo claro. Sin embargo, me permito sugerir tres razones que lo explicarían:

Primera. No se tiene nada que decir, bien porque no interesa o porque no se ha pensado claramente hacia dónde encaminar las propuestas que, desde la perspectiva estatal, puedan enriquecer la comunitaria.

Segunda. El peso de las cuitas locales, que deriva en una obsesión electoralista a corto plazo, es tan preeminente que impide ver más allá de los propios intereses partidistas a escala del Estado o de cada Comunidad Autónoma.

Tercera. Se parte de la idea de que es irrelevante lo que se proponga desde cada Estado, a la espera de lo que surja sobre la marcha en el Parlamento Europeo a partir de las alianzas que en él se puedan formar o del rumbo, incierto de momento, que en el futuro puedan imponer el Consejo y la Comisión.

Si esto es así, ¿qué Unión Europea estamos construyendo si el único órgano de representación realmente democrática – el Parlamento Europeo – se convierte en una especie de convidado de piedra, integrado por miembros que en una fracción nada desdeñable abandonan a regañadientes la política de sus países, o son incluidos en las listas a modo de mera compensación personal, para ser apenas unos comparsas difuminados, y con frecuencia silentes, en el hemiciclo de Estrasburgo, aunque, eso sí, magníficamente remunerados?.
En cualquier caso, una lástima, dada la importancia que este organismo tiene y que no se corresponde con la indiferencia que suscita y el alto nivel de abstención que provocan sus convocatorias electorales.
Paso de campaña electoral, pero de lo que sí estoy seguro es de que VOTARÉ. Y animo a hacerlo con la convicción de que merece la pena.

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