7 de junio de 2009
Elecciones al Parlamento Europeo: cinco conclusiones o advertencias y varios interrogantes
Hace unos días me limité a apuntar los argumentos (cinco) que, a mi juicio, justificaban ir a votar en las elecciones al Parlamento Europeo (PE) que consideraba decisivas. Lo he hecho, por supuesto, y a lo largo de la tarde y parte de la noche del día electoral he seguido con mucha atención el desarrollo del proceso, la realización del escrutinio, los resultados en España, las declaraciones de los candidatos electos, lo sucedido en el resto de la Unión, los comentarios de los periodistas, las valoraciones provisionales de los principales diarios, las discrepancias domésticas y con los amigos.... qué sé yo.
A estas horas, casi la medianoche del 7-J, ya parece que todo el pescado está vendido y un cierto cansancio hace mella en mí. La cera arderá hasta que se apague, pues es la que hay. Antes de que el día cambie trataré de exponer las consideraciones que, a mi modo de ver, definen en qué situación se encuentra y hacia dónde se encamina la experiencia comunitaria europea en la que, querámoslo o no, estamos implicados hasta el fondo, pues dependemos de ella hasta unos extremos que no convendría ignorar.
Sugiero cinco conclusiones, que a la par son cinco advertencias, llenas de incógnitas pendientes de resolver:
Una abstención preocupante, que sorprende tanto en los antiguos paises miembros como, sobre todo, en los de reciente incorporación. En 1979, cuando se celebraron por vez primera las elecciones al PE la participación fue del 63 %. Desde entonces el desinterés o el rechazo han ido in crescendo hasta situarse en 2009 en el 43,55 %. Pero lo que más llama la atención es el desistimiento observado en los paises recientemente incorporados, donde la indiferencia es asombrosa: 28 en Polonia, 25 en la República checa, 20, 5 en Lituania, 19,6 en Eslovaquia... Si tanto era el interés que mostraron en entrar en el club de la Europa rica, que les iba a ayudar a salir del pozo en el que estaban sumidos, ¿a qué se debe esta actitud?. Y, en el conjunto de la Unión, ¿esta participación media tan baja hasta qué punto revela una postura desencantada, en parte debida a que la realidad europea se considera como algo lejano, cuya complejidad y funcionamiento los propios partidos nacionales se encargan de ocultar?.
Decantación clara del electorado hacia la derecha, que asume la dirección de las estrategias de salida a la crisis, mientras la izquierda convencional, muy afectada por la abstención, debilita sensiblemente sus posiciones, demostrando una pérdida de confianza alarmante por parte de la ciudadanía. Con 267 escaños (36% de la Eurocámara), el Partido Popular Europeo se erige con una victoria incuestionable, que se reforzará con el apoyo de la Alianza de Liberales y Demócratas (81), de los de Union de Europa de las Naciones (54) y del Grupo Independencia y Democracia (18). En total, el sector conservador, y aunque las alianzas en el PE son muy versátiles y dependen con frecuencia de la perspectiva e intereses de cada Estado, aglutina al 61 % del Parlamento. La izquierda, en cambio, se coloca en una posición ostensiblemente secundaria y con una capacidad de maniobra muy limitada para avanzar hacia la Europa social que reclama. No cabe duda de que una crisis muy seria afecta a la socialdemocracia y de forma clamorosa a las opciones que se situan a su izquierda, ya desaparecidas o cercanas a la marginalidad . ¿Qué está pasando en la sociedad europea?. ¿De qué manera este frágil equilibrio puede incidir en la Unión Europea solidaria e integradora que muchos deseamos?
Las pruebas de corrupción no merecen castigo alguno desde el punto de vista electoral, e incluso provocan la movilización de sectores que apoyan al corrupto como muestra de desagravio, aportándole una sensación de impunidad que le lleva a crecerse como si las irregularidades y los escándalos no fueran con él. Limitándonos al caso Berlusconi, y aunque sus huestes hayan ganado por los pelos, la tolerancia hacia la corrupción aparece más clara que el agua. ¿Dónde están entonces los códigos éticos de las sociedades modernas?, ¿qué juicio merece la posición a favor del corrupto que se siente legitimado por el voto popular antes de que hable la justicia?.
Progresivo despertar de la conciencia ecologista, manifiesta en paises donde los "verdes" tienden a liderar opciones con peso creciente en los sectores más sensibles de la sociedad. Con 35 escaños, el Grupo de los Verdes-Alianza Libre Europea logra un respaldo insólito. Y lo ha conseguido sobre todo en los Estados que lideran la Unión: Francia, Alemania, Bélgica, Paises Bajos y Dinamarca. ¿Qué consistencia les caracteriza?, ¿estamos ante un síntoma o ante una realidad?.
Irrupción con cierta fuerza de partidos y grupos de connotación xenófoba y, en cualquier caso, defensores de posturas euroescépticas bastante pronunciadas. Está aún por ver su dimensión real y su articulación, mediante alianzas, entre los grupos del Parlamento, pero no cabe duda que los resultados obtenidos en los Paises Bajos y en algunos Estados de la Europa del Este invita a la reflexión y a la preocupación ¿Cuáles son los riesgos que entrañan estas opciones de rechazo a la diferencia?, ¿de qué modo su discurso puede calar en la sociedad europea en tiempos de crisis?.
Toda una serie de ideas e interrogantes afloran a la vista de los resultados electorales. El debate está servido, mientras nos entretenemos observando los datos españoles, que también inducen, naturalmente, a tomárselos en serio.
Papeletas por un tubo
Por cierto, ¿saben cuántas papeletas fueron impresas por el Ministerio del Interior español para que cada ciudadano dispusiera de la opción desada?. La escalofriante cifra de 1.225 millones de papeletas. Ni que decir tiene el coste que desde la perspectiva sostenible supone ese inmenso aluvión de papel. No olvidemos que España ha sido, con un total de 35, el Estado de la UE en el que mayor número de candidaturas se han presentado. Sin duda ha habido para todos los gustos y tendencias. Un pais "sobrao", que diría el castizo.
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Preocupantes son las conclusiones: que la gente no vote es falta de conciencia y de nociones sobre la transcendencia de las decisiones europeas en la vida del país; que no se penalice la corrupción sino todo lo contrario, que ganen puestos los neofascistas, los ultras, los extremistas, es vergonzoso y suscita un temor a quienes creemos en la democracia. Que ganen puestos los que odian Europa, es ya para no entender nada de lo que está pasando.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que dice mi querida CECILIA. No entiendo cómo se puede votar a un partido repleto de corruptos. Efectivamente, es señal de la falta de ética y principios de gran parte de la ciudadanía. Se ve que la estrategia de los programas basura de la tele de Berlusconi sobre todo, les está dando resultados. Una lástima. Besotes, M.
ResponderEliminarTodo esto, querido Fernando, tiene un mar de fondo: hay un electorado progresista pero no militante que sólo vota cuando ve las orejas al lobo y se desanima con gran facilidad.
ResponderEliminarEl caso es que los lobos suelen disfrazarse de ovejas.
voté como prometí, y castigué como también dije que haría, hoy, a la espectativa de tiempos por venir, me encuentro satisfecha, pues aquí en Almería, mi idea no ha sido mía, sino nuestra, y mucha gente ha hecho lo que yo....
ResponderEliminarSobre tus interrogantes y advertencias, son sabias, como todo lo que sometes a estudio, pero el factor sorpresa puede estar escondido en cualquier lado y tenemos que ser un poco optimistas y dar una opción a los que han votado libremente, puesto que por desgracia LOS HAY, y lo sé con conocimiento de causa, que no lo han hecho así...
Un abrazo
Amigo Fernando, un análisis muy lúcido y brillante. La abstención ha sido la ganadora de estos comicios sobre todo en Cataluña y Baleares. En Lleida la abstención ha sido brutal.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que la derecha, en general, no se abstiene tanto como la izquierda.
Encuentro positivo que los ecologistas partidarios de un desarrollo sostenible tengan voz en Europa, en cuanto a los extremos xenófobos, es la salida fácil: culpar de la crisis a la inmigración.
La campaña ha sido vergonzosa, mediocre y mezquina.
Los políticos deberían hacer un poco de autocrítica. Pero eso no lo veremos, pasado mañana seguirán extrapolando resultados, sumando, dividiendo y restando y al final todos habrán ganado.
Por cierto eché en falta a Zapatero que ya sé que no se presentaba pero en los mítines sí que aparecía.
Un abrazo.
ha ganado el PP, sí, pero también los votantes de derecha están desanimados. No se puede hablar de colores cuando se trata de buscar representantes dignos en listas llenas de dinosaurios corruptos o corrompibles.
ResponderEliminarCada vez son más los que se abstienen de forma crónica. Otros, desanimados de las siglas históricas, buscan ejercer su DERECHO en formaciones nuevas, minoritarias ...
Estamos faltos de referentes. Y eso no es bueno. En los campos yermos de ideas es donde germinan los líderes populistas.
Ando por Perú de viaje y gracias a tu post puedo reflexionar sobre los resultados de las elecciones europeas.
ResponderEliminarAndaba dos semanas desconectado del mundo y me he llevado una triste sorpresa...
Un abrazo,
borja