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25 de enero de 2025

2025: Año Internacional de Preservación delos Glaciares

 Cuando acaba de comenzar el año 2025 es bueno recordar que, entre otras efemérides a tener en cuenta, ha sido proclamado en 2022  por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Año Internacional de la Preservación de los Glaciares,  concretando la fecha del 21 de marzo como el Día Mundial de los Glaciares. 




Se trata de una llamada de atención sobre los riesgos de deterioro a que se enfrentan las masas heladas de la Tierra. Según Naciones Unidas están registrados más de 275.000 glaciares en el mundo que ocupan una superficie de 700.000 kilómetros cuadrados y en los que, junto a las capas de hielo, acumulan en torno al 70% del agua dulce del planeta.  De ahí  la necesidad de valorar la decisiva importancia que su preservación ostenta como garantía de la sostenibilidad medioambiental.  No en vano, se las considera como los "centinelas del clima". 




Pues es bien sabido que la estabilidad de la vida en la Tierra aparece estrechamente ligada a la conservación de los glaciares, por cuanto de ellos dependen los sistemas biológicos del planeta y el mantenimiento de las reservas de agua. Su fragilidad está científicamente constatada. Las investigaciones  señalan que la criosfera (combinaciones de glaciares, hielo, nieve y permafrost) se está derritiendo más rápido que en cualquier otro momento de la historia, con la consiguiente alteración que ello provoca en el sistema hídrico mundial. 

En esta misma línea, una rigurosa investigación, dada a conocer en 2019, revela que la mayoría de los glaciares que forman parte del patrimonio mundial han perdido una parte significativa de su entidad física desde comienzos del siglo XX, afectada, como se indica en el gráfico, por un generalizado y en determinados puntos muy intenso proceso de pérdida de su masa e incluso han llegado a desaparecer en lugares tan significativos como los Alpes o África. 


El mismo trabajo señala que cerca de la mitad de los glaciares del patrimonio mundial podrían desaparecer a finales del siglo XXI si las emisiones de gases de efecto invernadero continuasen al ritmo detectado actualmente, con las graves consecuencias que ello traería consigo.  



18 de abril de 2023

La cuestionable instalación en Valladolid de un parque acuático

 La cultura del agua es muy endeble en España. Más bien puede decirse que globalmente se carece de ella. Los desastres cometidos en la gestión del agua en espacios altamente sensibles de la costa (lo ocurrido en Doñana, el Mar Menor y el Delta del Ebro clama, y nunca mejor dicho, al cielo), la irracionalidad y despilfarro en el consumo agrario, la aberrante proliferación de piscinas en espacios hidricamente dependientes, las pérdidas masivas e incontroladas por deficiencias de infraestructura...son hechos incuestionables que no dejan de agravarse en medio del desconocimiento de la mayoría social, lo que resulta inconcebible en un país mediterráneo,, todo él, en el que los déficits hídricos son alarmantes. Prima sobremanera la visión individualista, insolidaria y a corto plazo frente al sentimiento de pertenencia a un ámbito ecológico común, en el que el agua es un bien escaso. Hace tres meses que no llueve.

El agua tiende a convertirse, si no se ha convertido ya, en el recurso más crítico y vulnerable con la consiguiente amenaza que supone para la calidad de vida de la población, que lo necesita para atender exigencias prioritarias. Es preciso, por tanto, educar en los comportamientos de austeridad, economía, eficiencia y autocontrol en el uso del agua. De lo contrario la catástrofe está asegurada. Es además una crítica realidad que no puede desgajarse de su dimensión a nivel mundial. Según la FAO casi 2.000 millones de personas en el mundo habitarán en 2025 en espacios con escasez total de agua, víctimas de una situación de estrés hídrico que afectará gravemente a su salud.
En medio de esta inquietud considero muy cuestionable la decisión municipal de convertir a la ciudad de Valladolid en un parque temático asociado, como reclamo turístico, al uso masivo del agua. Sólo cabría plantearse esa opción a través de una rigurosa evaluación de impacto ambiental, que evitase incurrir en actuaciones indebidas, como se ha demostrada en otras de gran resonancia mediática y lamentable trayectoria en nuestra Comunidad Autónoma. Si la estrategia de crecimiento de la ciudad, que tantos valores tiene para ser reconocida, se basa en actuaciones de esta naturaleza, sin valorar sus implicaciones ambientales y educativas, la deriva hacia la insensibilidad por lo que sucede en un entorno tan frágil como el que vivimos está asegurada. Aunque, por lo visto, en campaña electoral todo es posible.

13 de septiembre de 2019

La lección inaprendida de la catástrofe de Nogalte

Jamás olvidaremos lo que sucedió en 1973 en la Rambla de Nogalte, en Almería, que en tres ocasiones he visitado en compañia de los estimados colegas de Murcia. Han pasado 46 años de aquella terrible tragedia, que puso dramáticamente al descubierto los riesgos que las grandes precipitaciones, asociadas al fenómeno ciclónico conocido como gota fría, provocan regularmente, cuando están urbanizados, en los cauces que desde las Béticas y Subbéticas avenan al Mediterráneo. Mil y una veces se ha dicho y advertido, pero no se ha mucho caso. Se ha escrito sobre el tema hasta la saciedad, se han organizado numerosas reuniones cientificas sobre el tema, efectuando análisis, propuestas y conclusiones que no admiten réplica posible. La amenaza de la macroinundación es letal en ese sector del Mediterráneo occidental.

En 2012 recuerdo, porque así a ese encuentro en Alicante,  que se habló del tema en Orihuela y Onteniente, donde la sensibilidad de un sector de la sociedad está a flor de piel. Pese a todo, los errores se han seguido cometiendo, la ordenación del territorio brilla por su ausencia, los negocios inmobiliarios se disparan sin evaluaciones de impacto previas y sin pensar en el día después. La tragedia ha vuelto a suceder. Nadie con poder parece percatarse de que la Naturaleza siempre se rebela ante el maltrato y la desconsideración. La muerte y la destrucción acechan mientras la visión cortoplacista induce a mirar para otro lado.

7 de julio de 2008

Imágenes que no necesitan palabras: extracción de agua de pozo en India


Las palabras sobran cuando las imágenes lo dicen todo. Mayor expresividad no cabe. De tanto disponer de agua generosamente y a bajo coste nos hemos acostumbrado a considerarlo como un bien natural del que siempre tendremos garantizado el suministro. Y cada vez está más claro que no es así. Conviene que vayamos dándonos cuenta, antes de que sea tarde, de que los tiempos que se avecinan no van a ser pródigos en recursos que estimábamos inagotables. No en vano se afirma que el siglo comenzado va a ser el del agua dulce, algo que saben bien los que están procurando asegurar y controlar en su provecho las grandes fuentes de aprovisionamiento. ¿Recuerdas, Rubens Ferreira, lo que me comentabas hace unos días desde Montevideo?

Los mensajes que sobre el problema llegan más directamente hasta nosotros lo hacen de momento, y con un tono entre lúdico y motivador, en el marco de grandes eventos o celebraciones, como es el caso de la Exposición Internacional "Agua y Desarrollo Sostenible" que en estos momentos tiene lugar en Zaragoza. Bienvenida sea, si sirve para fortalecer esa sensibilidad por el elemento natural más importante para la vida humana. Todas las iniciativas son pocas cuando se trata de introducir en la mente de la sociedad los principios y los objetivos de una nueva cultura del agua. Cuánta razón encierran las palabras de Dany Leipziger en su intervención en una de las Tribunas del Agua de la Expo al afirmar que "el acceso al agua es uno de los factores que facilitan el desarrollo de los países por encima de la línea de pobreza. Sin agua es mucho más difícil progresar para las familias, incluso sobrevivir. El acceso al agua es fundamental para erradicar la pobreza y la desigualdad en el mundo".

La foto que justifica esta entrada viene a cuento porque da una pauta más sobre la dimensión del problema. Procede del magnífico fondo gráfico que "Le Figaro Magazine" ha ofrecido, de Abril a Julio, en los Jardines de Luxemburgo de Paris, y del que, tras haberlo visitado, incluiré alguna más en este blog, pues es una muestra impresionante, en algunos aspectos sobrecogedora. Ante un panorama así, la pregunta surge inevitablemente: ¿todas esas manos y esos rostros volcados en la boca del pozo serán recompensados con la cantidad de agua deseada para satisfacer las necesidades básicas de unas gentes sabedoras del esfuerzo y del tiempo que exigen extraerla de la tierra?. ¿Hasta qué punto somos conscientes de lo que eso significa?. ¿Nos percatamos realmente de los compromisos que entraña vivir en un planeta finito?. ¿Y que además no hay otro alternativo?.

22 de marzo de 2008

Dia Internacional del Agua

Que no se os pase por alto esta fecha, silenciada en nuestros medios. El 20 de Marzo se celebra internacionalmente «El Día Mundial del Agua», que cumple ya su décimo quinta edición. De nuevo la efeméride se conmemora ante un panorama que se muestra desolador: según la ONU, 1.100 millones de personas no tienen aún acceso al agua potable y este número se eleva hasta los 2.600 millones en el caso de quienes carecen de los servicios sanitarios elementales. Son cifras elocuentes que nos fuerzan a recordar los compromisos adquiridos en 2000 por la Asamblea General de la ONU, donde se fijaron los llamados Objetivos del Milenio, entre los cuales, y en décimo lugar, figura el que apuntaba a la reducción, con el límite fijado en 2015, a la mitad de la cifra de población carente de este recurso y de estos servicios básicos.

Evidentemente, tras este empeño subyace una finalidad inherente a la disponibilidad de agua potable, como es la mejora de las condiciones sanitarias que el uso estable de este bien permite. Las estimaciones económicas para que la consecución de este objetivo sea posible son un fuerte aldabonazo en la conciencia de nuestras sociedades y obliga a considerar el grado de responsabilidad que compete a la comunidad internacional y a quienes la gobiernan en la resolución de un problema tan acuciante como ineludible.

Y es que no se debe, ni se puede, minusvalorar ni mirar para otro lado. Según un estudio auspiciado por Naciones Unidas, se calcula que el monto de las inversiones necesarias asciende- en los seis años que restan hasta la fecha fijada (2015) – a un total de 42.000 millones de dólares para el suministro de agua y 142.000 para las infraestructuras de saneamiento. Si a ello se suman las cantidades precisas para el mantenimiento de los servicios existentes, el volumen de inversión requerido se eleva hasta los 350 mil millones de dólares. Como bien ha señalado Marc Laimé, « estas evaluaciones podrán ser criticadas, pero tienen el mérito de abrirnos a un enfoque necesario del problema del agua en el mundo, en un momento en que los mensajes emitidos por la comunidad internacional tienden a limitar la cuestión a una dimensión humanitaria y no política". No en vano se trata de un problema político y económico de primera magnitud. Un problema crucial de nuestro tiempo

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