15 de diciembre de 2013

La necesidad del pensamiento crítico



No sé si es un placer leer lo que dice Noam Chomsky, pero si una necesidad o, el menos, algo pertinente. Necesitamos intelectuales honestos, pensadores críticos, él entre otros, que  nos ayuden a entender lo que sucede, porqué sucede y de qué manera repercute. La toma de conciencia de los problemas aproxima a la claridad de las soluciones. Nada hay más pernicioso en estos momentos que el pensamiento banal, el conformismo resignado, la sustitución de la rebeldía por la fascinación que suscita la evasión hacia la gastronomía o el cultivo ensimismado del propio huerto, confortables refugios ambos silentes y elusivos.

12 de diciembre de 2013

La inutilidad de un "Congreso de Historia" con conclusiones predeterminadas



Oigo y veo a Jaume Sobrequés, el director del evento, y no salgo de mi asombro. He asistido a muchos Congresos científicos en mi vida pero jamás había observado ninguno en el que ya las conclusiones estuviesen fijadas de antemano. La propia formulación del enunciado sitúa el desarrollo del evento dentro de unas coordenadas que prejuzgan todo lo que en él se va a abordar, pues sus conclusiones ya están hechas. No ha lugar en ese contexto a controversia alguna. Me sorprende la animosidad de Sobrequés i Callicó a quien creía más ponderado y riguroso. Plantea el encuentro de forma enrabietada, dogmática, cerrada en sus perspectivas de análisis. Actitud acientífica donde las haya. Entre sus convocantes, la ausencia de la Universidad llama la atención, dominado el elenco de responsabilidades por órganos dependientes del Gobierno autónomo. Cuando se organiza un Congreso, todo está abierto a la discursión y a la confrontación racional de enfoques, métodos e ideas; de lo contrario, es una estafa. Y que conste que no me dejo llevar por la escandalera que, a juicio de García Montero, se ha montado sobre esta cuestión: simplemente me limito a constatar las anomalías que encierra un "simposio", ajeno a las reglas comúnmente asumidas para las reuniones científicas dignas de tal nombre, a no ser que no sea ese el propósito. Habrá que estar atentos a las conclusiones y valorar el rigor histórico con el que están planteadas. De momento, que se sepa, solo la Generalitat ha defendido el rigor científico de la reunión, pero resulta difícil otorgar credibilidad en este sentido a Artur Mas y sus consellers. No hay fundamento alguno que avale su formación y su solvencia como historiadores acreditados. Tampoco, que se sepa, se ha dado opción a historiadores no catalanes para intervenir en cuestiones que sólo los debates rigurosos y sosegados pueden clarificar. Cuando prevalece la identidad como soporte intelectual básico, ya sabemos lo que, a la postre, eso da de sí. 




Me detengo en el programa, que deriva por los mismos derroteros: "la inmigración, la acción de la Iglesia Católica, la persecución de la lengua y la cultura catalanas (sic), la falsificación de la Historia (sic), la censura sobre los medios de comunicación (sic), la educación". Los meros epígrafes anticipan, sin sentido de la opción de error, de qué va la cosa. Es la primera vez que lo veo planteado de esa manera. Al margen quedan, o muy minimizadas, las cuestiones económicas, las alusivas al desarrollo de Cataluña desde el siglo XVIII , cuando, como bien señala Rosa Castejón, de la UB, "el momento culminante estuvo representado por la nueva actividad comercial catalana del siglo XVIII; el puerto de Barcelona, junto con el de Palamós, constituyeron las dos principales aperturas catalanas al comercio maritimo. El comercio del azúcar y de las indianas determinó un fuerte aumento del tráfico maritimo barcelonés en esta centuria". ¿Nadie va a hablar de lo que supuso el despegue catalán en el Setecientos cuando el puerto de Barcelona arrumbó al de Sevilla y las manufacturas catalanas, "cautivas del arancel español" (Fuentes Quintana dixit), se expandieron en un mercado protegido, hundiendo, entre otros competidores, a los textiles de Béjar y otros muchos lugares del interior del país? Y, por lo demás, ¿aludirá también al apoyo de un sector de la burguesía catalana al franquismo, con representantes tan conspicuos como Porcioles, Gual Villalbí, López Rodó y los Godó de La Vanguardia, entre otros muchos? ¿También ellos lo pasaron mal? ¿Fue la dictadura una etapa en la que solo los catalanes se vieron sojuzgados? ¿Recuerdan, siquiera sea por un instante,  cuando en la transición fuimos legión los que salíamos a la calle cantando a Llach, a Pi de la Serra,  a Ribalta, fascinados por los aires de libertad que nos llevaban a reivindicar Libertad, Amnistía y Estatut d'Autonomía, pensando fundamentalmente en Catalunya? 


Y es que no hay que engañarse: a lo largo de la Historia siempre han sufrido los mismos, así en Catalunya como fuera de ella, al igual que los privilegiados lo han sido con independencia de donde vivieran. No son los territorios los que sufren, sino las sociedades, los pueblos, inmersos en estructuras sociales marcadas por la desigualdad, de lo que es fiel reflejo también la sociedad catalana. Por eso cuando oigo a Sobrequés, con pose de solemnidad excesiva, echar pestes como dardos contra la España donde viven los españoles o algunos llegan a hablar incluso de "genocidio cultural" y de "colonización", observo la tibieza de Josep Fontana, cuya postura no he entendido al oírle esta tarde exponer argumentos confusos, o veo silentes ante tanta manipulación a los miembros de la prestigiosa escuela que formara el gran Jordi Nadal, no puedo por menos de llegar a la conclusión de que una de dos: o el hechizo desplegado por la Generalitat actual se ha apoderado hasta de las conciencias más respetables o el dinero está corriendo a raudales para sojuzgar cualquier atisbo de pensamiento crítico. En estos momentos, cómo se echa de menos a figuras como Pau Casals. 


Junto a  la estatua erigida a Pau Casals en El Vendrell (Tarragona)



10 de diciembre de 2013

Viñetas que invitan a pensar (18): el dificil equilibrio de las sociedades con sus territorios


Trabaja ahora en Madrid, donde ha sucedido, lo que refleja su prestigio profesional, a Antonio Mingote como viñetista cotidiano en las páginas del diario ABC. Jamás podrá desprenderse, sin embargo, de sus raíces castellano-leonesas; y no sólo porque en esta tierra ejerció durante años como dibujante emblemático en la prensa diaria, sino sobre todo porque en sus dibujos, en sus textos, en sus mensajes ha sabido expresar como pocos el significado y el alcance de las luces y las sombras que rodean a esta región, con la que seguramente sigue sintiéndose identificado. 

Por esa razón, siempre he seguido a José María Nieto González de cerca, en mi condición de lector de diarios y de profesional del estudio de las relaciones entre las sociedades, las actividades económicas y los territorios, pues, como digo, no es frecuente encontrar a artistas de la expresión gráfica capaces de resumir tan acertadamente en una viñeta lo que es una realidad compleja, a la que se ha dedicado mucho texto no siempre claro ni bien entendido. 

La que motiva esta entrada es muy expresiva y resume con ingenio una realidad que, no por conocida, deja de ser menos crítica y complicada de gestionar. La Comunidad de Castilla y León es un territorio extenso, con baja densidad de población y con una trama de asentamientos atomizada y muy dispersa, que hace de la distancia, del pequeño tamaño de la mayoría de sus municipios y de su elevada tasa de envejecimiento una amalgama de problemas difíciles de afrontar dado el elevado coste que su solución representa y el efecto de las inercias que limitan la adecuada prestación de los servicios  públicos. Tiene razón, por tanto, el dibujante cuando alude a la necesidad de avanzar en el proceso de acercamiento, en la búsqueda de alianzas, de interacciones y de iniciativas destinadas a racionalizar el funcionamiento del sistema mediante la cooperación en las diversas modalidades que la experiencia avala. Se trata de un importante salto cualitativo, de un desafío que hay que afrontar convenciendo a la sociedad y a sus responsables públicos de que la aproximación de estrategias no implica la dilución de identidades. 




8 de diciembre de 2013

El justificado reconocimiento a la figura de la juez guatemalteca Iris Yassmin Barrios







La figura de Yassmín Barrios simboliza la lucha del pueblo guatemalteco a favor de la justicia y los derechos humanos. Merece el máximo reconocimiento internacional por el papel desempeñado como juez del Tribunal (Penal de Mayor Riesgo) que condenó el 10 de mayo de 2013 al dictador Efrain Rios Montt a ochenta años de cárcel por genocidio y crímenes contra la Humanidad. Hay que conocer de cerca la terrible historia de ese país centroamericano para darse cuenta de la importancia de una condena que marcó un precedente memorable en la trayectoria de la impunidad en Latinoamérica. Y aunque lamentablemente la sentencia fue anulada por la Corte de Constitucionalidad, que ha obligado a repetir el juicio, lo cierto es que los motivos que justificaron la condena dejaron bien explícitas la existencia y la entidad de un inmenso genocidio como realidad incuestionable; y, lo que también es importante, "devolvimos al pueblo de Guatemala- como ella misma ha señalado - la credibilidad en la institución de la justicia. Demostramos que se podían aplicar en Guatemala los estándares internacionales de justicia".  



Por esa razón, plenamente justificada está la concesión a la juez Barrios del Premio de Derechos Humanos que concede el Consejo General de la Abogacía Española. No es un reconocimiento que deba pasar desapercibido. Las palabras y los argumentos expresados por Barrios en la entrevista realizada por una cadena de radio española lo avalan con creces. Es un documento interesante. Vale la pena conocerlo: 






4 de diciembre de 2013

"Se acabaron las lágrimas": homenaje y apoyo de Fernando Fradejas a la mujer liberada



Basta una imagen en blanco y negro para dejar testimonio fehaciente de una tragedia que no debe producirse, que se puede evitar, a la que hay que enfrentarse también con el valor de la fotografía y de la palabra como poderosas herramientas de denuncia. El maltrato a la mujer es una lacra inadmisible, atroz, sobre la que caben pocas palabras porque el simple hecho, con su cortejo de sensaciones y efectos repudiables, lo dice todo. Es esa "macabra realidad" como acertadamente la denomina García Marbán en la tarjeta alusiva a la exposición (Vid. infra).  No se necesita demasiado espacio para reflejar esa realidad que hunde a la mujer en el dolor, en el sufrimiento y en la miseria que deriva de su propia subestimación. 






Fernando Fradejas, excelente fotógrafo de Medina de Rioseco (Valladolid),  ha recogido en una treintena de fotografías todo, lo mucho, lo terrible, que el problema da de sí. Y lo ha hecho con la sensibilidad de quien conoce bien la magnitud que alcanza un problema representado a través de las múltiples y diversas manifestaciones ofrecidas por la barbarie que no cesa. Ahí quedan como aldabonazos incesantes sobre la conciencia de quienes las contemplan, como revulsivo ante el que nadie puede permanecer indiferente. Humillación, agresividad, amenazas, miradas perdidas, miradas como dardos. Lágrimas contenidas, lágrimas explícitas, lágrimas desconsoladas. Lágrimas a eliminar. 






Mientras visitaba la exposición no me he cruzado con nadie, a nadie he visto. La soledad del recinto y el silencio a mi alrededor contribuían a acentuar la elocuencia de las expresiones reflejadas en esas ventanas que exponían el horror, lo que permitía captar e interpretar los contenidos que el autor ha pretendido, y logrado, transmitir. En ese ambiente cobraban mayor expresividad aún las palabras que acompañan a las imágenes, con las que marcan un valioso contrapunto: son la expresión de la rebeldía, el estímulo a la esperanza, la reacción ante ese atentado brutal contra la libertad, instando con ellas a que sea, al fin, recuperada. Es un homenaje a la emancipación de la mujer, un alegato contundente frente a tanto tópico miserable acerca de la sumisión femenina.







Nota: Ojalá esta exposición sea presentada, conocida y valorada en otros muchos lugares. Como indica el autor en su amable comentario a esta entrada, quien lo desee puede ponerse en contacto con Don Miguel García, del Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Medina de Rioseco (Valladolid). Tfno: 983.700850/700825

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