30 de agosto de 2019

La tragedia de la Amazonia nos incumbe



28.agosto.2019


El problema de la Amazonía trasciende a la Amazonía. Nos implica a todos. Es una tragedia medioambiental de dimensión planetaria cuyo análisis no puede quedar circunscrito al fanatismo o a la mente criminal de un individuo, por más rechazable que sea o parezca. En Geografía siempre se ha abordado la interpretación de la realidad espacial en función de las interrelaciones multifactoriales que explican y determinan las causas, los rasgos, las tendencias y los impactos de los fenómenos estudiados sobre el territorio. Análisis integral, sistémico, dialéctico: de eso se trata. La simplificación conduce al error y al autoengaño, al tiempo que equivoca el diagnóstico e impide la corrección de los problemas.


De ahí el interés de las reflexiones planteadas por Vázquez Pumariño a propósito de las repercusiones ambientales provocadas por el gran mercado de la soja y sus relaciones con las grandes granjas de ganadería intensiva. Se puede estar o no de acuerdo con ellas, pero es evidente que ese tipo de enfoque - el enfoque integral, con todas sus implicaciones - no puede permanecer al margen del debate que a todos concierne si queremos ser honestos y sensibles con los problemas del mundo que nos ha tocado vivir. Pues eso.

19 de agosto de 2019

Los conciertos con la educación privada en detrimento de la Enseñanza Pública en España

No basta con invocar a los intelectuales de la Institución Libre de Enseñanza para fundamentar los argumentos que han abogado con contundencia y sentido común a favor de la enseñanza pública. Relevantes pensadores de ideología conservadora o de centro derecha como Menéndez Pelayo, José Ortega, Julián Marías, María Zambrano o José Antonio Marina abundan con reflexiones rotundas sobre el decisivo papel que desempeña la enseñanza pública en la formación de una sociedad y en la corrección de las desigualdades sociales en aras de un aprendizaje de calidad. Sin embargo, caso excepcional en Europa, donde la enseñanza privada se nutre de la financiación aportada por quienes optan por ella, la realidad educativa española ofrece un panorama más que preocupante en este sentido. Prima el privilegio a costa de los recursos públicos y en detrimento de la enseñanza en la que todos tienen cabida y a todos integra. Otra excepcionalidad más en este país nuestro tan proclive a los despilfarros y las injusticias sociales.

Cuando yo estudié en un centro privado en los años cincuenta, recuerdo los desvelos de mi padre por abonar el recibo mensual. Aquellos frailes lasalianos se encargaban de recordarlo apenas finalizaba el mes. Y si alguien se retrasaba, la discreción frailuna brillaba por su ausencia aun a costa del rubor del colegial aludido. Eso ocurría durante la dictadura y en medio de las brumas agobiantes del nacionalcatolicismo, que tanto daño ocasionó a España. Ha sido en democracia cuando el reparto de las responsabilidades se ha decantado a favor de una fórmula que resulta lesiva cuando se trata de garantizar la calidad de la enseñanza orientada a quienes prefieren acudir a los Centros y a las Escuelas que han cimentado el prestigio de la educación en España y de quienes la imparten. Si en el campo de la sanidad, quienes desean atención privada la abonan mediante seguro privado, ¿porqué no ocurre lo mismo con la educación?

Como es sabido, la administración paga los salarios de todo el personal docente, incluidas las cotizaciones a la Seguridad Social, amén de los gastos del personal de servicios, el mantenimiento, conservación y funcionamiento de esos Centros así como los costes del material y equipamiento necesarios para la impartición de las enseñanzas y cursos de formación del profesorado. En suma, todo.

Ahora bien, lo que algunos esgrimen como un "derecho", a cuyo servicio se adoptan medidas en fomento del privilegio, no deja de presentar fisuras o trampas denunciables. Y es que, aunque la ley obliga a los colegios privados con conciertos públicos a brindar la enseñanza sin ningún coste para las familias, esos centros llevan años cobrando una cuota mensual, que se incrementa cada año según el IPC, además de otros gastos complementarios. Es necesario aclarar lo que reciben tales colegios, que además discriminan a alumnos en función de si pagan o no la contribución, disfrazada a efectos de Hacienda como “donación”. He hecho algunas averiguaciones sobre el tema en Castilla y León y son de escándalo.

Al observar este suculento negocio de los conciertos escolares y el caudal abrumador de las inmatriculaciones, de las que también he hablado en este blog, uno comprueba cuán lejos está esta gente de aquella máxima de San Agustín, que decía: " Buscad lo que basta, y no queráis más. Lo demás es agobio, no alivio. Apesadumbra, no levanta"

18 de agosto de 2019

¿Interesa a los políticos la opinión de los intelectuales?

Tengo la impresión de que la opinión de los intelectuales incide en nuestros días poco o nada en la formación de la opinión de quienes se dedican al ejercicio de la política. No sabría decir desde cuándo se ha producido esa desconexión, pero creo que ha sido a partir de los años noventa cuando política y pensamiento circulan por raíles inencontrables. La dicotomía se ha ido agudizando con el tiempo hasta el punto de que el engarce entre ambos parece ya imposible. Simplemente porque el político ya no necesita al intelectual, al investigador de la realidad sobre la que se proyecta la acción política.

Me baso en un simple elemento de juicio: las ideas, las propuestas, las líneas de actuación planteadas por los políticos parecen huérfanas de fundamentación teórica que las respalde, por más que la haya con creces. Las aportaciones realizadas desde el complejo científico no sustentan prácticamente ningún enfoque solvente aplicado a la toma de decisiones. No se alude a referencias argumentales extraídas del estudio y la investigación. Nunca se muestra una apoyatura que avale la orientación programática. Todo se supedita a los efectos cortoplacistas o al simple cálculo de su impacto electoral.

Mas lo peor es cuando este desentendimiento, conscientemente asumido, se adoba de menosprecio explícito. Se ha visto claramente en algunos de los debates parlamentarios habidos recientemente. Las alusiones a la arrogancia de los intelectuales, a su vanidad intrínseca y a su soberbia congénita forman parte de un argumentario minusvalorativo que ufanamente se contrapone a la campechania de los candidatos, que incluso llegan a acreditar con la finalidad de hacer gala de su flamante ignorancia como carta de presentación en la que apoyar, ya libres de complejos y sin necesidad de leer una línea ajena, su vinculación con el pueblo al que dicen representar.

No les parece?

12 de agosto de 2019

Españolidad y dumping fiscal

A algunos y algunas, en su deslumbrante sentido del Estado, se les llena la boca con la palabra España, presumiendo de una acrisolada españolidad. Sin embargo, no tienen reparos ni escrúpulo para practicar el dumping fiscal aprovechando su poderosa economia de escala, aún a costa de un aumento de la deuda - que el ciudadano no ve pero que le grava onerosamente- o en perjuicio de la solidaridad en la prestación de los servicios públicos destinados al conjunto de su ciudadanía. La medida planteada por el Gobierno de la Comunidad de Madrid de impuestos como bandera preeminente de su política apunta precisamente en esta dirección.

Por otro lado, aparentemente sensibles con el problema de la despoblación, esos mismos adalides de la españolidad ferviente menosprecian los efectos que esa estrategia tributaria, concebida en beneficio de su parroquia más selecta, tiene para las comunidades más afectadas por el problema, entre ellas las dos Castillas, muy amenazadas por medidas de ese tenor. No olvidemos que las políticas contra la despoblación en Francia y Alemania (incluso en el modelo federal alemán) establecen pautas contrarias a esta modalidad de sálvese quien pueda. No puede haber avances en esa desafío sin una armonización que evite las discriminaciones.

El patriotismo implica sensibilidad y solidaridad. Muchos patriotas demuestran ser de pacotilla cuando les tocan los bolsillos. Y los hay en demasía, mientras se arropan en banderas tremolantes, que no hacen sino poner en evidencia su inmenso cinismo.

7 de agosto de 2019

El patrimonio de la Iglesia católica no ha cesado de crecer y crecer


Hace trece años la Mezquita de Córdoba era de titularidad pública, formando parte del patrimonio cultural del Estado. Por arte de birlibirloque hoy pertenece a la Iglesia regida por un Santo Padre que vive en Roma. Es otra pieza más entre los 30.000 bienes que han engrosado sorprendentemente el Inventario patrimonial en poder de esa institución, que los ha registrado a su nombre sin tener la titularidad. Immatriculación lo llaman. El mayor pelotazo patrimonial del mundo a favor de un grupo privado.

Aunque parezca un milagro, no lo es. Ha sido tan sencillo como decir "esto es mío y me lo apropio, y lo hago porque en 1998 el Gobierno de Aznar López nos lo permitió y además no pagamos un ochavo de impuestos, a diferencia del vecino de Aluche, del Cabanyal o del barrio de Gamonal, que abonan un IBI en progresión creciente, y que son embargados si no lo hacen".

Mientras tanto, se dicen ellos mismos, satisfechos de lo conseguido " esperemos que la relación elaborada por los Registradores de la Propiedad sobre ese montón de bicocas conseguido a la chita callando no sea dado a conocer al Congreso para que todos los ciudadanos lo conozcan con pelos y señales. Hasta ahí podíamos llegar". Sin embargo, esos insaciables y codiciosos amigos de la rebatiña a pesar suyo, pues, como todo el mundo reconoce, reniegan con vehemencia de las pompas de este mundo tan materialista y esclavo de lo terrenal, también saben que el Gobierno del Estado está obligado a dar a conocer esa información por acuerdo parlamentario. Y no ignoran que, cuando se sepa, las reclamaciones, impugnaciones y recursos florecerán como hongos a lo largo y ancho del país.

No hay en todo el mundo un caso igual. Por cierto, saben a quien pertenecen Notre Dame de Paris, el Duomo de Milano o las iglesias de la católica Irlanda? A las administraciones públicas.
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