29 de junio de 2011

San Sebastián 2016: una apuesta por la convivencia y la tolerancia


Es evidente que en torno al concepto de cultura pueden tener cabida manifestaciones, proyectos y anhelos de la más diversa índole. Es una noción integradora, que induce a la tolerancia, al respeto, al reconocimiento de la pluralidad. Tanto es así que incluso su despliegue puede rebasar los aspectos estrictamente culturales. Entiendo que la defensa de esta perspectiva ha influido mucho en la elección de San Sebastián-Donostia como Capital Cultural Europea 2016.

Dudo que sus proyectos concretos superasen a los de las demás, pues el empeño de todas ha sido tan generalizado como ambicioso. Pero no cabe duda que en la elección ha primado el deseo de impulsar y fortalecer ese espíritu de convivencia e inclusión colectiva que tanto precisa la sociedad vasca y que bien puede identificarse con la imagen acreditada de una ciudad durante mucho tiempo víctima de la barbarie de los pistoleros y extorsionadores de eso que se llama - ¿se llamaba?- ETA. Es, al menos, lo que cabe deducir de lasmanifestaciones realizadas y del significado que encierra la voluntad de entenderlo como posible expresión de una "rebeldía cívica", asociada a las posibilidades de este marchamo, donde todo cabe - diversión, creatividad, negocio... - menos la violencia.

No estoy de acuerdo con la campaña iniciada por el Ayuntamiento de Zaragoza contra esta nominación, también cuestionada por Rosa Aguilar, que dejó la alcaldía de Córdoba para irse de Consejera a la Junta de Andalucía. ¿Conocen el señor Belloch, alcalde zaragozano, y la exalcaldesa de Córdoba el programa cultural diseñado por el equipo de su colega de partido, Odón Elorza, verdadero artífice de ese reconocimiento? ¿Consideran que los motivos expuestos por el jurado invalidan la decisión finalmente adoptada? ¿Piensan que la ciudad que vio nacer a Pio Baroja queda descalificada por el hecho de que su alcalde, democráticamente elegido, pertenezca a una coalición ligada a la izquierda abertzale?

No seré yo quien defienda a Bildu ni quien se sienta cómodo ante la arrogancia insultante que han mostrado en sus primeros meses de gobierno. Voces y gestos, más que acciones políticas efectivas, que forman parte de un estilo que, por archiconocido y tedioso, no debe sorprender a nadie, y que el tiempo acabará diluyendo, a no ser que incurran en posiciones penadas drásticamente por la ley. Pero lo cierto es que la condición de Capital Cultural obedece a unas reglas de juego que, de antemano, todas las candidatas asumen, por más que los criterios empleados para la designación sean muy genéricos y admitan un amplio campo de opciones posible, de acuerdo con lo previsto en la Decisión 1622/2006 del Parlamento Europeo. Se dice que jamás una decisión de este tipo ha sido cuestionada por ninguna de las ciudades que ha visto postergada su elección.

En esta ocasión el clima cultural europeo se ha visto sacudido por las tensiones sempiternas que afloran y dan triste proyección a la vida española. Sin embargo, no creo que este malestar permanezca mucho tiempo en el ambiente. Las aguas volverán pronto a su cauce y en breve se impondrá el silencio expectante de cara a lo que suceda en San Sebastián en la etapa de preparativos que den acceso al año de la Capitalidad Cultural Europea, y que seguramente, mientras la ciudad afianza su condición de espacio de convivencia en paz, ha de culminar en la manifestación de creatividad concebida durante el mandato del gobierno anterior al de Bildu, es decir, el presidido por Odón Elorza, a quien siempre se recordará como el verdadero impulsor de la idea y del proyecto seleccionado.

23 de junio de 2011

Otro discurso es posible (y necesario): la voz del islandés que motivó a sus conciudadanos y la de Jürgen Habermas y otros 18 intelectuales europeos


La Unión Europea se amilana ante la presión abrumadora de ese conglomerado implacable eufemísticamente conocido como “los mercados”, mientras sus dirigentes más poderosos asumen posturas que humillan a los países débiles, mientras pierden soberanía a raudales y se hunden en un pozo del que tardarán muchísimo en salir. Se dice que han gestionado mal su economía, incluso que han tergiversado sus datos... pero ¿alguien conoce la lista de los países de la Unión Europea según su nivel de credibilidad y rigor en las cuentas que presentan? Las opiniones vertidas en la prensa portuguesa o griega reflejan una mezcla de rabia e impotencia ante la que no cabe otra actitud que la de la solidaridad y el desencanto compartido con quienes sufren una situación de la que no son responsables. Los ciudadanos europeos vivimos en una permanente zozobra, que nos impide ver las cosas con la perspectiva necesaria y, sobre todo, dificulta la percepción de un horizonte de salida, capaz de despejar esa incertidumbre que se hace cada día más agobiante e insoportable. Acabo de asistir a una reunión académica en Madrid, que me ha dejado la moral por los suelos. De tanta limitación, de tanto recorte, de tanta propensión a construir proyectos y tomar decisiones a base de retales he acabado con la sensación de haber asistido a una sesión de sastrería remendona, de autolimitación obligada de lo indispensable, consciente de que la próxima vez que acuda prácticamente no quedará ya nada, o casi nada, sobre lo que discutir, porque cualquier opinión expresada con voluntad constructiva carecerá de sentido porque el margen de maniobra será mínimo o simplemente no existirá ya.

Por eso reconforta leer otro discurso emanado de la voz de intelectuales responsables, que han decidido clamar con fuerza frente al pensamiento único, que, a base de recortes aplicados a los que cada vez menos tienen, va a suponer el bloqueo de las posibilidades de recuperación económica ante la retracción brutal del consumo, la acentuación de las desigualdades y, lo que es más grave, la disminución de los derechos conseguidos cuyo empobrecimiento para amplias capas de la sociedad acentuará todavía más el deterioro de las condiciones - me refiero, sobre todo, al panorama educativo - en las que pudiera basarse la salida de la crisis. Si los planteamientos defendidos por el islandés Hördur Torfason suponen un enfoque diferente, el mensaje transmitido por Jürgen Habermas y otros 18 intelectuales en un periódico tan prestigioso como The Guardian ("Europa necesita un liderazgo para salir de la crisis frente a las recetas de austeridad") invita a la reflexión y a asumir la posibilidad de otras opciones no supeditadas a la lógica que, de seguir así las cosas, va a relegar a una parte significativa de la sociedad a los raíles abandonados de la exclusión.

14 de junio de 2011

Austeridad: el término de moda


Confieso que cuando oigo hablar de austeridad siento escalofrío. En principio, la palabra suena bien, pero no siempre se pronuncia con la misma connotación. Prefiero oír hablar de ética, de transparencia, de equidad. De lucha contra la corrupción, de justicia fiscal. Son términos que no admiten ambigüedades cuando de la decisión política se trata.

Pero, austeridad.. ¿A quién y cómo se aplica? ¿En qué capítulos del gasto público? ¿Con qué incidencia? ¿A quién afecta, cuando al tiempo ese término, tan reiterativo ahora, va asociado a otros tan altisonantes como los de eficiencia, productividad y competitividad?

El hecho de que desde la perspectiva de la acción pública todos estos conceptos afloren en el discurso con la misma prosopopeya - ya empiezan a hacerlo en las investiduras autonómicas - resulta más que preocupante.

11 de junio de 2011

Espacios de libertad y tolerancia: el Ateneo de Madrid


Qué confortador resulta de cuando en cuando visitar espacios donde el ruido que invade el ambiente cotidiano desaparece para ser reemplazado por el sonido de la palabra creativa y gratificante. No es un ámbito demasiado conocido ni frecuentado e incluso puede decirse que permanece sumido en la indiferencia cuando uno se propone hacer uso de la oferta cultural – copiosa, abigarrada y para todos los gustos – que ofrece la ciudad de Madrid. Muchas veces oi hablar a mi maestro, Jesús García Fernández, - que a la vez participaba del entusiasmo que el suyo, Don Manuel de Terán, le había transmitido - del Ateneo madrileño, una institución creada en 1820 y que ha sobrevivido hasta nuestros días, salvo la etapa en la que estuvo prohibida por Fernando VII a partir de 1823. Abrió sus puertas de nuevo doce años más tarde.
Con frecuencia me comentaba aquél la importancia y riqueza de sus fondos bibliográficos, el interés de sus miembros por estar al día de lo que se avanzaba en el conocimiento en aquellos años de silencio y mediocridad que propició la dictadura. Recordaba la figura de Manuel Azaña, que lo presidió durante años, para desde ahí saltar al mundo de la política que le habría de llevar a la Presidencia de la Segunda República. Lamentaba el intento por parte de los falangistas de hacerse con el Ateneo tras la guerra civil, aunque pronto desistieron de ello, convencidos de que aquél no era su mundo y que lo mejor que podían hacer era abandonar sus salones si no querían hacer el ridículo. En cierta ocasión, comentó este tema Fernando Chueca Gotilla, que, aunque designado como director por el franquismo, mantuvo siempre un espíritu abierto y tolerante, ajeno a las presiones de aquel régimen.
Sin embargo, las cosas ya nunca fueron como antaño, pues el tiempo no pasa en balde, y de una u otra manera los cambios en la cultura, y en sus formas de manifestarse, redujeron la proyección de un lugar de encuentro para limitarlo a la atención recibido por quienes se acercaban al viejo edificio modernista de la calle Prado de Madrid para participar, en un ambiente recoleto y sosegado, de sus actividades, la verdad que insuficientemente divulgadas.
Tal vez por la huella de quien tanto me enseñó, siempre he permanecido atento a las señales emitidas desde el Ateneo madrileño, ese lugar donde, según reza su reglamento, “se reconoce y ampara el derecho de todo socio para profesar o emitir cualquier suerte de ideas políticas, religiosas y sociales, por radicales que sean u opuestas a las profesadas por los demás”. Posiblemente a algunos les parecerá cuestión de otro tiempo, ya desvanecido en la memoria. Pero les advierto que no es ninguna antigualla. Preserva la memoria y anima el estudio y la indagación sobre temas de nuestro tiempo, sin los sectarismos de otras instituciones culturales que sesgan el sentido de la Historia en función de la camarilla que las gestionan.
Y el hecho de que en este caso no sea así lo demuestra el acto celebrado el dia 9 de junio, al que tuve la oportunidad de asistir y donde se presentó el documental Ateneo:Ideas en Libertad, con el que se trata de poner en evidencia la Historia de España “a través del espejo del Ateneo hasta la actualidad”. Dirigido por Tito Alvarez de Eulate y Pedro Carvajal, es un canto a la libertad, un fiel reflejo de la pluralidad intelectual de nuestra época, de la variedad de sensibilidades que confluyen en un país donde son más los que respetan al adversario que quienes los insultan y ofenden. Seguramente no tendrá la resonancia de otras iniciativas que hoy dominan en el panorama cultural español, pero creo que merece la pena saber de su existencia, entre otras razones porque no todo es ruido, no todo es corrupción, no todo es vulgaridad ni cainismo.
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