29 de octubre de 2013

Cuando las Fundaciones están al servicio de quienes las identifican con su nombre

Sinceramente me cuesta respaldar la iniciativa de aquellas fundaciones que nacen identificadas con el nombre de la persona que las promueve y en función de la cual ha de girar su actividad. Nada tengo contra las que ven la luz cuando la persona a la que van dedicadas ha fallecido y son sus albaceas intelectuales los que, inducidos por la figura que fue y la resonancia que tuvo en su tiempo, la conciben como espacio de encuentro y de reflexión inspirados en los valores de su legado. Así ha sido con Fundaciones como las dedicadas a Willy Brandt,  a Charles De Gaulle, a Gregorio Peces Barba o a Albert Einstein, entre otros. En este caso la Fundación les trasciende o sobrevive, situación que no parece tan asegurada cuando el artífice de la idea es juez y parte en vida. 

Por eso, sin entrar a cuestionar lo que ha representado y representa Don Felipe González Márquez en la historia reciente de España, considero que la actuación emprendida bajo el ampuloso nombre de su Fundación epónima sólo puede entenderse motivada por una elevada dosis de vanidad, de egocentrismo o de afán de autojustificación que se avienen mal con lo que debería ser ante todo un foro de debate, de controversia o, en cualquier caso, de análisis no mediatizado ni predeterminado del personaje. Y si además en el Patronato, y presidido por él, hacen acto de presencia al tiempo gentes de la familia o allegados que se lo deben todo, no cabe esperar otros resultados que los que emanan de una voluntad hagiográfica sin reserva alguna, a mayor gloria y loor de quien desde el principio constituye alma, corazón y vida... y nada más. ¿O no? Es evidente que de su ejecutoria y de sus resultados depende la valoración que quepa hacer, pero de antemano no son pocas las prevenciones que este tipo de iniciativa suscita. 

26 de octubre de 2013

El compromiso cívico de Saskia Sassen




Ha sido y es una de las intelectuales más brillantes sobre los impactos de la globalización. Profesora de la Universidad de Chicago, acuñó a comienzos del siglo XXI el concepto de "Global City", al que muchos hemos recurrido para explicar los procesos que transforman el mundo y nuestras sociedades. Ha sido una mujer comprometida con las causas que merecen el compromiso de quienes, con honestidad y fortaleza intelectual, se interesan por los problemas de nuestro tiempo y se esfuerzan por abrir horizontes a favor de una sociedad más solidaria, justa e integrada. Hace unos años asistí a una conferencia suya en la Universidad Autónoma de Madrid. Pronunció una frase que, al verla ayer en el Teatro Campoamor de Oviedo, he recordado, pues tomé nota de ella: "si nos nos esforzamos por luchar a favor de un mundo mejor, los que lo dominan acabarán por ahogarnos en la miseria". En Oviedo ha vuelto a demostrar lo que significan la coherencia, la ética y la dignidad de los intelectuales comprometidos.

22 de octubre de 2013

En Chile la memoria sobrevive al olvido



Sólo la sinceridad consigo mismo puede devolver definitivamente a un pueblo maltratado la dignidad perdida en los momentos dolorosos de su pasado. Ocultar la historia, enmascararla con invocaciones interesadas en la defensa sesgada del olvido, eludir la verdad de lo vivido como tragedia por entender que el tiempo ha erosionado la razón de ser de su recuerdo o dificulta el encuentro supone una trampa en la que no se debe incurrir ya que lesiona la posibilidad de que las heridas cicatricen gracias a la capacidad social y culturalmente vertebradora que proporcionan las verdades compartidas.

Aleccionadora resulta en este sentido la iniciativa que el gobierno de Chile ha emprendido con motivo del cuarenta aniversario del golpe de Estado que puso fin violentamente al gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. Fue sin duda uno de los acontecimientos que con  mayor impacto conmocionaron al mundo en el último tercio del siglo XX. Las gentes de mi generación  lo recordamos bien hasta el punto de que las imágenes en blanco y negro que dieron cuenta de la dimensión de la barbarie, y de sus responsables, permanecen indelebles en la memoria.



Por esa razón, descubrir y visitar en Santiago la exposición conmemorativa que recuerda aquellos sucesos constituye una experiencia que no debe ser pasada por alto. Es una muestra discreta, cuidadosamente organizada en un espacio limitado del Museo Histórico Nacional donde está instalada y concebida con un doble propósito: el de demostrar que lo que ocurrió hace cuatro décadas forma parte incuestionable de la vivencia histórica chilena y el de ofrecer a quien lo desee un escenario en el que dejar libremente constancia expresa de lo que aquello supuso desde el punto de vista de su percepción personal y política. 




Cualquiera puede, si lo desea, manifestar por escrito su testimonio personal, su valoración de los acontecimientos, las ideas que aquello le evoca bien porque lo vivió de manera directa o porque forma parte de un legado histórico transmitido por quienes sí lo vivieron ante el que no es posible permanecer indiferente. La lectura de esos textos resulta muy aleccionadora y refleja hasta qué punto el 11 de Septiembre de 1973 y lo que sucedió después forman parte de una conciencia común, que es asumida con la sola voluntad de esclarecer los hechos sin tapujos, manipulaciones o silencios malintencionados. 











2 de octubre de 2013

La admirable obra de Sharif Kanaana



Sharif Kanaana es un poeta nacido en 1936 en un pueblo situado en las Colinas de Galilea, al Norte de Nazaret, en Palestina. Huyendo de la Nakba (como se conoce la catástrofe sufrida por esa sociedad y ese territorio en 1948) abandonó la tierra palestina ocupada y destruida para emigrar a Estados Unidos, doctorándose en Antropología por la Universidad de Honolulu(Hawaii) e impartir docencia durante años en varias Universidades de aquel país. En 1976 regresó a su tierra natal, donde fue rector de la Universidad de Nablus y Director del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad Bir-Zeit de Ramala, ciudad en la que actualmente reside. Se merece ser distinguido como Doctor honoris causa por una Universidad española. Sería deseable que lo fuese en la de Valladolid. 


He sabido de su vida y de su obra a través de mis amigos Suleiman Nayati Jabary, de origen palestino, y Pilar Salamanca, prestigioso nefrólogo él y afamada escritora ella. Les hemos visitado en Cantabria, donde ahora viven. Entre paseos por la costa, divisando ese litoral "quebrado" que tanto impresiona y disfrutando de la buena conversación y de la excelente mesa, té incluido, nos han regalado una obra de Kanaana que ellos han traducido para darlo a conocer, como sin duda se merece, en España. Emociona leer los cuentos de la tradición oral palestina, cuentos transmitidos por las mujeres, pues, como dice el autor, "fueron las mujeres quienes siempre los contaron y, aunque nunca dijeron que fueran sus autoras, son - y fueron siempre - las transmisoras de la tradición que hace de estos cuentos una propiedad colectiva de la comunidad palestina".



Pilar Salamanca, Sharif Kanaana y Marcos Sacristán, rector de la UVa




Sharif Kanaana con Nayati Jabari 

El dia 6 de noviembre de 2013 Sharif Kanaana ha hablado en la Universidad de Valladolid. En acto presidido por el Rector, ha dado a conocer su trayectoria profesional y científica, magníficamente compendiada por Pilar Salamanca, con motivo de la presentación del libro que nos ocupa. Se ha hablado de cultura, de patrimonio, de expolio bibliográfico, de sensibilidades creativas y sojuzgadas, de la identidad de un pueblo que se resiste a desaparecer, del valor de la memoria como baluarte de supervivencia, como justificación de los esfuerzos denodados por preservar los recuerdos y para que quede constancia expresa de lo que fue la ocupación, bien representada en la obra sobre la destrucción de las ciudades palestinas, en cuya recopilación, representación y estudio desempeñó un papel decisivo la labor llevada a cabo por Kanaana. 



El resultado ha sido una obra monumental, editada por Walid Khalidi, en la que figuran detalladamente identificadas y cartografiadas el cerca de medio millar de ciudades y aldeas destruidas por el gobierno israelí en el año de la Gran Catástrofe (Nakba) de 1948. Son los paisajes de la desolación, del expolio sin límite. 
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