Qué principios fundamentarán los comportamientos humanos en los días que vendrán? Un nuevo escenario se abre ante nosotros tras las lecciones aprendidas y conscientes de que en adelante muchas actitudes y posturas han de cambiar. La dureza de la experiencia no permite afrontar el futuro como si nada hubiera pasado o con la idea de que lo ocurrido es un mero paréntesis en nuestra singladura por la vida.
Es probable que, cuando volvamos a la calle, veamos de nuevo a nuestros amigos, recuperemos la cercanía de la familia, coincidamos con el vecino, entremos en el establecimiento de proximidad que siempre nos acogía - el único apetecible para mí - o acudamos a una consulta médica, tres nociones claves sobrevolarán nuestros pensamientos. A saber, reconocimiento de la extrema vulnerabilidad en que vivimos, sentido de pertenencia a un espacio de riesgos y solidaridades compartidos, afianzando la conciencia de que no estamos solos, la ponderación inequívocamente positiva de los servidores públicos y de los oficios dedicados a atender las necesidades de la ciudadanía... y apoyo sin fisuras a los investigadores que ayudan a que las sociedades sobrevivan a la catástrofe.
Todo se resume en la valoración de quienes menos reciben, de los peor pagados, de quienes están sumidos en el anonimato sin otra compensación que la que aporta el orgullo por la labor cumplida. Toda una lección laudatoria de la humildad y la honradez profesional, que quizá trascienda al modo de entender el ejercicio de la política.
¿No les parece? ¿O será acaso un sueño, afectado por la atmósfera de la peste?