30 de septiembre de 2008

Un lugar para la memoria y el respeto


La memoria histórica del mundo encuentra un espacio emblemático en la Plaza de la Moneda de Santiago de Chile. Han transcurrido muchos años desde aquel 11 de Septiembre de 1973, cuando el Palacio de Gobierno fue bombardeado en uno de los actos más brutales de aquellas últimas décadas del siglo XX, que se tradujo en el derrocamiento por la fuerza del régimen constitucional de Salvador Allende y en el inicio de una etapa de represión, muerte, ignominia y corrupción que está todavía muy presente en la mente de los chilenos y de cuantos en el mundo abominan de la violencia y de sus terribles secuelas sociales y políticas.
Muchos años han pasado ya, es cierto, pero un halo especial sigue dominando en este recinto cuando se le visita. La gente guarda silencio, las conversaciones, cuando las hay, se mantienen en voz queda, nadie osa romper la tranquilidad de un ambiente casi reverencial, que necesariamente se impone como reacción instintiva ante la sensación con que la mirada presencia un lugar de tantas resonancias y evocaciones. Santiago es una ciudad muy ruidosa, pero al llegar a este punto, el clamor de las calles parece contenerse con el propósito, siquiera sea testimonial, de no perturbar la paz deseada ante un edificio que fue mancillado por el estruendo de la barbarie y los gritos que durante años resonaron en la plaza proferidos por aquellos a quienes aturdía el respeto por la libertad. Frente a la bulla insolente de otrora, la actitud silente y respetuosa de nuestros días.


"Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes..." cantaba un conmovido Pablo Milanés en homenaje a los que padecieron aquel horror. No me gustan los fetiches ni las conmemoraciones forzadas, pero he de reconocer que la historia reciente de Chile siempre la he tenido muy presente en mis actitudes sobre la vida y los esfuerzos del ser humano por mejorar su situación. Por unos dias he regresado a Santiago con otro fin.... mas ¿cómo evitar una visita, fugaz y emotiva al tiempo, a uno de los lugares que para muchos marcó para siempre nuestra etapa de juventud?

28 de septiembre de 2008

Libros Liberados: la lectura al alcance de todos


Acabo de tener conocimiento de una curiosa iniciativa que desearía difundir desde esta ventana. Me la han comentado algunos amigos y colegas con los que he compartido durante toda la semana una actividad académica muy interesante en la ciudad argentina de Mendoza. Es en esta ciudad repleta de árboles y un sinfín de inquietudes, que sinceramente admiro y que comparto en cuanto puedo, donde sorprendentemente se ha lanzado el pasado 20 de Septiembre la idea del "Libro Liberado". La expresión me ha sonado bien y me he interesado por ella.

Consiste en dar vuelo libre a los libros que cada cual quiera poner a disposición de los demás, aprovechando para ello los múltiples lugares en que se manifiesta el espacio público, para de ese modo, y a través de una trama de posibles interrelaciones de alcance imprevisible, permitir la lectura a quien de pronto descubre por azar la obra que el mismo azar ha dejado en su camino. No es fácil imaginarse hasta dónde puede llegar ese intercambio de voluntades, donde se entremezclan la generosidad, la curiosidad y el afán lector, como demostración de un deseo compartido que se abre a una cadena sin fin, expandida sin límites aparentes, pero en modo alguno incontrolada. Lean el procedimiento utilizado y se darán cuenta de que la cosa está pensada con tanta originalidad como cuidado.

No tengo aún referencias del balance conseguido, pues mis atenciones se han movido obligadamente por otros rumbos. Pero quienes me la han comunicado, han quedado en informarme sobre el particular. ¿Acierto, voluntarismo, utopía?. Prefiero no entrar en interpretaciones mediatizadoras de una idea que, aunque sólo sea porque coloca el placer de leer al alcance de todos en los espacios de todos, debe ser felicitada.

23 de septiembre de 2008

Evocaciones y mensajes grandilocuentes para historias más complicadas de lo que parece


Acabo de dar, tras el almuerzo, una vuelta por
la Plaza de España de la ciudad argentina de Mendoza y me he encontrado con este texto, que ya conocía pero que aún no habia registrado para el recuerdo. Es un texto ampuloso, lleno de frases más propias de otra época que de la actual, aunque pervive, firme y reluciente, en el paisaje urbano de la "ciudad del buen vino y del sol", como se conoce a esta urbe que mira desafiante a los Andes. Es un texto que habla de Argentina y España. De España y Latinoamérica.


Se trata de una relación sólidamente asentada en la historia, que no conviene olvidar pues a cada paso, en cada rincón, en los grandes edificios heredados del pasado aparece omnipresente la huella que dejaron los españoles y que se mantendrá para siempre. De todos modos, los tiempos evolucionan, las personas cambian de mentalidad, los dirigentes asumen posturas diferenciadas y las preocupaciones que galvanizan la atención de unos y otros no son siempre coincidentes.

¿Cabría, pues, cuestionar el pasado y someter a revisión el sentido de los vínculos que fraguaron las personalidades respectivas, hermanadas en la historia y disonantes cuando cada cual defiende sus posiciones y trata de afrontar los problemas que les aquejan en un contexto más proclive a la competencia que a la cooperación?. O, por el contrario, ¿parecería más razonable no cuestionar la grandilocuencia de los mensajes de antaño, entendiéndolos como testimonios de una época distinta, a sabiendas de que, aunque la discrepancia forme parte inevitable de una realidad no reductible a simplicaciones, los lazos construidos por la historia crean puentes y posibilidades de relación que en modo alguno deben ser cuestionados?

20 de septiembre de 2008

Adentrarse en las rutas suramericanas: paisajes deslumbrantes, perspectivas infinitas


Dos requisitos se precisan cuando el viajero decide emprender el camino a través de las carreteras que surcan el inmenso espacio suramericano. Se necesita paciencia y mirada perspicaz. Paciencia para asumir que la distancia es larga y el tiempo exigido para recorrerla imprevisible. No se mide tanto en kilómetros como en horas prolongadas. Y, en cuanto a la forma de percibirlo, ¿cómo no extremar la agudeza de la mirada a fin de evitar el riesgo de la monotonía, cuando la realidad está repleta de matices, de singularidades, de aspectos curiosos, de manifestaciones insólitas?.

Aconsejo adoptar esta actitud porque conozco la experiencia. Hace unos años tuve la oportunidad de recorrer buena parte de la gran ruta que se identifica con el llamado “corredor bioceánico” que desde Buenos Aires, punto de referencia de los grandes puertos atlánticos del MERCOSUR, conduce a Valparaíso, en el Pacífico chileno. La vivencia es extraordinaria y muy aconsejable. Impresiona acercarse a la Cordillera de los Andes desde las tierras áridas de San Juan y de Mendoza, hoy revitalizadas por una vitivinicultura que causa sensación por su amplitud y sus calidades. El roquedo, la tectónica, la altitud y la erosión van modelando el paisaje hasta convertirlo en un espectacular muestrario de formas que asombran a la par que suponen enormes desafíos tanto al recorrido como a la interpretación y comprensión de los fenómenos que la vista es capaz de abarcar.

Regreso de nuevo a partir de mañana, y durante quince días, a esos espacios para trabajar y, en la medida de lo posible y si el tiempo lo permite, cubrir algunos de los vacíos que aún quedaron de la visita anterior. Voy a enseñar y aprender, tareas que se exigen mutuamente. Pero, cuando cruce por tierra la imponente muralla andina, entre Santiago y Mendoza, rebasando las cumbres que enmarcan el paso de Cristo Redentor, es probable que valore, mejor aún que entonces, hasta qué punto adentrarse en el descubrimiento del espacio con la curiosidad siempre alerta y sin prisas depara sorpresas y novedades que cautivan como si fuera la primera vez que se conoce.

19 de septiembre de 2008

Paréntesis privilegiados

¿A quién no le gustaría que en determinados momentos de su vida se abriera un paréntesis, una interrupción, un lapso de tiempo, en el que poder aliviar tensiones, recuperar fuerzas y poner en orden las ideas para seguir adelante?. Me gusta esa teoría de los “paréntesis” a merced del usuario o, mejor dicho, del que no le necesita. Reivindiquemos, pues, los paréntesis a la carta, que a todos nos vendrían de perillas.


Es una idea genial, pero me temo que nada fácil. Cuando una persona, sin otros rasgos y cualidades que los que derivan de lo que realmente es y vale, se enfrenta a una situación crítica, difícilmente puede postergar a voluntad la solución de su problema. Éste se le viene inevitablemente encima y tiene que resolverlo sin dilación, le cueste lo que le cueste, sueño, dinero y salud. Cuando una familia o un individuo, sin más recursos que los propios, contraen una hipoteca o una deuda saben a ciencia cierta, sin que nadie se lo diga, que se abre ante sí una larguísima caminata, que condicionará enormemente la etapa más fecunda de sus vidas. Sumisos, se ligarán a ella como un adhesivo que, mes a mes, les impondrá una obligación inexorable, pues bien saben lo que les ocurriría si incumplen el compromiso que pesa sobre ellos como una losa. No hay paréntesis que valgan. Tampoco los podrán solicitar a nadie, ya que nadie les escuchará. Solo ante el riesgo, quien en esta situación se encuentra deviene en sí mismo un riesgo.

Nadie se atreve, pues, a reclamar paréntesis en una vida convencional y azarosa, donde a menudo serían tan necesarios como bien recibidos. Sólo unos pocos, los menos, gozan, en cambio, de ese privilegio, y lo saben ejercer, porque saben que son oidos. No se recatan en ponerlo en evidencia, sin preocuparse por el sonrojo que pudieran provocar en quien no lo tiene. Ningún rubor ha tenido, en efecto, el Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, Sr. Diaz Ferrán, para plantear que, por un momento, aunque sin precisar con qué duración, los principios de la economía de mercado se interrumpan, queden invalidados y sustituidos por el intervencionismo y la transferencia de recursos públicos en su ayuda, medidas tan denostadas cuando las vacas son gordas y los beneficios pingües. Nada se dice de lo que se hizo con el lucro acumulado y que se mantiene a buen recaudo, como los tiburones que mandaban en Lehmann Brothers o en AIG han indicado sin pelos en la lengua. Que les quiten lo bailao a estos desaprensivos del dinero fácil y a espuertas.

Esos ingresos son suyos porque se los han ganado con prácticas escandalosamente toleradas en un marco de desregulación indecente. Ni un centavo irá parar a las arcas de la solidaridad cuando el empleo se desvanece. A lo sumo, la crisis del trabajo se utiliza como argumento para justificar el paréntesis intervencionista. Pero, ojo, un paréntesis no más: cuando, merced a la pasta de todos, las cosas se recompongan, sacaremos de nuevo del armario a un manipulado Adam Smith para que, en aras de la libertad sacrosanta, volvamos a las andadas como si no hubiera pasado nada.

Y yo me pregunto: en estos casos, ¿más que un paréntesis no estaría mejor un punto y aparte?.

18 de septiembre de 2008

Mensajes en la calle:¿dónde está la valentía, dónde la habilidad, dónde la inteligencia, dónde la tradición?


Decenas de lanzas de 30 cms. de hoja de acero apuntadas en el mismo sentido y con el mismo fin: ajusticiar a un toro que pierde la orientación, no sabe hacia dónde va, empapado de sudor, de polvo y de ruina. Se dice que sólo duró 10 minutos en esa tesitura, excesivo tiempo me parece ante acoso tan bárbaro y masivo. Fue el tiempo que logró sobrevivir Valentón hasta que un vecino de la localidad, apodado el Jarula, y a lomos de caballo, se alzó con el triunfo, más orgulloso que un ocho y dispuesto a recibir agasajos, felicitaciones, loores sin límite, recibido como un héroe en el balcón del Ayuntamiento como si de un hombre de la ciencia, de la cultura, del arte o de la política se tratase.
Le bastaba el trofeo, el rabo del animal ensartado, para sentirse el hombre más feliz… de su pueblo, porque, más allá, no interesa. Ceremonia cruel esa del Toro de la Vega, alardeada a sangre y gritos en Tordesillas (Valladolid) por todo lo alto, ceremonia cruenta al servicio de algo que se cree meritorio, brindis interminable por una “hazaña” que nadie reconocerá fuera de donde se logró. Identidad a toda prueba, y el que no la entienda, peor para él. Patético hasta la indecencia en una villa de acreditado prestigio histórico.
Un éxito sin paliativos, dijo, eufórica, la alcaldesa de la villa. El argumento no tiene desperdicio: puesto que la cosa concitó a 30.000 personas, no cabe duda que “es popular y de ningún modo una salvajada”. No dice la munícipe cómo hizo el cálculo de la concentración, tampoco explica que el animal estaba ya herido de muerte antes de entrar en el espacio autorizado para el sacrificio, y, lo que es más grave, ignora que, aun alcanzado tan gran poder de convocatoria, jamás podrá justificarse un hecho respaldado con argumentos que causan sonrojo y vergüenza en nuestros días.
Fotografía de Lluis Llorca para Público (17.9.08)

17 de septiembre de 2008

La Unión de Naciones Suramericanas da una respuesta contundente a la crisis boliviana. La respuesta que se necesitaba

Se echaba de menos, pero al fin ha tenido lugar. Y muy seriamente, en mi opinión. De nuevo en Santiago de Chile, ciudad que visitaré a final de este mes, las grandes alamedas se han abierto para encauzar de la manera más razonable, justa y firme posible el camino que conduzca a la resolución de la grave crisis que está viviendo Bolivia, con propósitos desestabilizadores que no se pueden admitir internacionalmente. No son frecuentes en la historia latinoamericana posturas como las que emanan de la Declaración de la Moneda de 15 de Septiembre de 2008, suscrita por los paises que integran la Union de Naciones Suramericanas (UNASUR), cuyo Tratado Constitutivo fue aprobado en Brasilia el 23 de Mayo de 2008. De ella forman parte Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela.
Nunca ha habido una experiencia igual en América Latina, sumida más en enfrentamientos y colisiones que en proyectos de encuentro y de estrategia compartida. Algún dia comentaré las razones que, a mi juicio, justifican esta tendencia y las expectativas que merece, pero de momento bastará con destacar los acuerdos adoptados sobre la crisis boliviana y que se materializan en una serie de compromisos, nueve en total, que hay que aplaudir y celebrar sin ningún género de dudas. Ya era hora.
Su lectura evita todo comentario, habida cuenta de la importancia que revisten las siguientes conclusiones adoptadas por los Presidentes de los paises que integran UNASUR, los cuales:
1.-Expresan su más pleno y decidido respaldo al Gobierno Constitucional del Presidente de la República de Bolivia Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una amplia mayoría en el reciente Referéndum.
2.-Advierten que sus respectivos Gobiernos rechazan enérgicamente y no reconocerán cualquier situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometan la integridad territorial de la República de Bolivia.
3.-Consecuente con lo anterior, y en consideración ala grave situación que afecta a la hermana República de Bolivia, condenan el ataque a instalaciones gubernamentales y a la fuerza pública por parte de grupos que buscan la desestabilización de la democracia boliviana, exigiendo la pronta devolución de esas instalaciones como condición para el inicio de un proceso de diálogo.
4.-A la vez, hacen un llamado a todos los actores políticos y sociales involucrados a que tomen las medidas necesarias para que cesen inmediatamente las acciones de violencia, intimidación y desacato a la institucionalidad democrática y al orden jurídico establecido.
5.-En este contexto, expresan su más firme condena a la masacre que se vivió en el Departamento de Pando y respaldan el llamado realizado por el Gobierno boliviano para que una Comisión de Unasur pueda constituirse en ese hermano país para realizar una investigación imparcial que permita esclarecer, a la brevedad, este lamentable suceso y formular recomendaciones de tal manera de garantizar que el mismo no quede en la impunidad.
6.-Instan a todos los miembros de la sociedad boliviana a preservar la unidad nacional y la integridad territorial de ese país, fundamentos básicos de todo Estado y a rechazar cualquier intento de socavar estos principios.
7.-Hacen un llamado al diálogo para establecer las condiciones que permitan superar la actual situación y concertar la búsqueda de una solución sustentable en el marco del pleno respeto al estado de derecho y al orden legal vigente.
8.-En ese sentido, los presidentes de Unasur acuerdan crear una Comisión abierta a todos sus miembros, coordinada por la Presidencia Pro-Tempore, para acompañar los trabajos de una mesa de diálogo conducida por el legítimo Gobierno de Bolivia.
9.-Crean una Comisión de apoyo y asistencia al Gobierno de Bolivia en función de sus requerimientos, incluyendo recursos humanos especializados.

Por fin, algo se mueve a favor del sentido común en la atormentada Región latinoamericana.
Imagen: Palacio Quemado, sede del Gobierno boliviano, en la Plaza de Armas de La Paz

16 de septiembre de 2008

¿Está en entredicho el prestigio de España?

Hay indicios que apuntan a que algo serio y preocupante está sucediendo en España. ¿Somos conscientes de lo que pasa o quienes nos alertan de ello carecen de la credibilidad suficiente, convencidos como estamos de vivir en un país donde los problemas tarde o temprano se acaban resolviendo porque tenemos recursos suficientes para ello y porque además a nosotros no nos tose nadie?. Dicho de otro modo, ¿hasta qué punto las señales de alarma son suficientemente sólidas y convincentes como para advertirnos de que no es oro todo lo que reluce y que, al final, saldremos adelante como siempre creemos que ha sucedido?. ¿Bastará con que los embajadores transmitan en el extranjero una imagen optimista para cambiar el rumbo de las cosas, como recientemente les ha encargado el Presidente del Gobierno en la reunión mantenida con 130 plenipotenciarios reunidos en Madrid?.

Poner la venda delante de la herida no excluye la necesaria toma de conciencia o, al menos, saber que lo que se piensa de nosotros no es tan favorable como pensábamos. Por algo será, e ignorarlo es de necios. Según el Doing Business para 2009, que analiza el funcionamiento de los mecanismos regulatorios de la economía, a través de tres indicadores básicos –seguridad jurídica, transparencia y calidad de los instrumentos de gestión, y eficacia de la justicia- , España se sitúa en el puesto 49 sobre calidad del entorno para la gestión empresarial y de los recursos humanos, tres puntos por de 2008 y con tendencia a decrecer. En el mismo sentido, la OCDE suspende de nuevo a nuestro país en educación, al situar su nivel de enseñanza por debajo de la media europea y de los países industrializados, con uno de los mayores índices de fracaso escolar y con graves carencias de inversión en el sistema educativo.

Ambos informes son coincidentes al destacar las insuficiencias de una economía condicionada por la maraña burocrática que soportan las empresas, por los costes derivados de la ruptura de la unidad de mercado, por la lentitud de la Administración, por el colapso judicial y por la ausencia de un sistema educativo de calidad que permita avances en la innovación tecnológica y la formación de los recursos humanos para ganar las dosis de competitividad necesarias. Baja productividad y baja competitividad: he ahí el balance redundante, el callejón sin salida, que aflora cuando las burbujas se desinflan.

Son informes demoledores, tan criticables como cualquier otro, pero que obligan a la reflexión y a la autocrítica. Ante la crisis en la que nos encontramos y la drástica ruptura sufrida respecto a la etapa de expansión de los últimos años, ¿existe en la sociedad española y, sobre todo, en quienes la dirigen en los distintos niveles de la Administración la conciencia de los problemas y la voluntad política necesaria para afrontarlos? ¿Está mostrando el Estado autonómico la fortaleza y la cohesión suficientes en la dirección que conviene al conjunto del país?.

Imagen: Valencia. Ciudad de las Artes y las Ciencias, ¿un símbolo de la España innovadora?

15 de septiembre de 2008

Tordesillas es mucho más que eso

Aunque no estoy empadronado en la villa vallisoletana de Tordesillas, la considero mi segunda casa. Como oriundo de ciudad que soy, la he convertido en mi pueblo de la madurez, casi con tanto afecto como el que tuve en la infancia con Masa, la pequeña localidad de Burgos de la que ya he hablado en este blog. Desde hace veinticinco años paso buena parte de los veranos en Tordesillas, cerca del Duero, rodeado de fornidos pinos piñoneros y de robustas encinas, que nos procuran, a mi familia y a mí, una época de descanso muy agradable.


Con mucha frecuencia, recorro las calles tordesillanas, donde me relaciono con un sinfín de conocidos, que con el tiempo han acabado rozando la confianza e incluso la amistad, efectúo compras en sus pequeñas tiendas, reacio como soy a sumergirme en las llamadas grandes superficies comerciales, y, entre los placeres de la vida, pocos encuentro tan gratos como leer la prensa o hablar con los amigos en la Plaza Mayor, sobre todo cuando, libre de coches, muestra su perfecta geometría medieval y se transforma en un entrañable espacio de comunicación por el que pasan las horas casi sin darse cuenta. No hay colega o amigo que, extranjero o español, venga de fuera que no se lleve una buena dosis de historia tordesillana en su mochila y en su cabeza. Hace años organicé allí alguna sesión de un Congreso Internacional sobre América Latina, a fin de prestigiar a la villa en América, aprovechando el marco acogedor de las Casas, donde el 7 de Junio de 1494 se firmó el famoso Tratado que, con los auspicios papales, ordenó la división del Nuevo Mundo entre España y Portugal. “O Brasil nasceu em Tordesillas” he comentado en alguna ocasión a mis anfitriones cuando he visitado el inmenso país sudamericano de habla portuguesa.
Nadie puede dudar, pues, de mi fidelidad a esa villa y de la admiración que la tengo. 

Pero, cuidado. Hay un día en el que, si me pierdo, nadie debe buscarme en Tordesillas. Es el martes de la segunda semana de Septiembre, el día en que se abren los toriles para lanzar de estampida a un enorme morlaco de más media tonelada de peso calle abajo con la intención de ser alanceado y muerto sin piedad en la vega que se extiende cabe el Duero. Nunca me he querido imaginar a ese animal, de enorme envergadura y acostumbrado a los suelos del campo, correr despavorido por el asfalto y acabar rodeado de una turbamulta vociferante que desea su muerte a toda costa, lanza en ristre y dispuesta a ensartarle como sea, en pos de un triunfo que rezuma tanta arrogancia como patetismo. "¡Que no quiero verla!”, decia Federico Garcia Lorca cuando supo de la muerte de su amigo torero. Yo tampoco quiero ver ese espectáculo de gritos y ensañamiento visceral. Ni ahora ni nunca. En veinticinco años no he asistido a él jamás. Es un día aciago, que me resisto a compartir en el pueblo al que admiro.

Se esgrime, para justificarlo, el valor de la tradición. ¿Tradición?. ¿De qué tradición estamos hablando?. En un país como el nuestro donde la historia está harta de experiencias de destrucción, muerte y agresividad …. ¿cabe reclamar la salvajada como herencia cultural, a sabiendas de que el paso del tiempo ha dejado bien clara la diferencia entre lo que merece ser preservado y lo que no es más que un testimonio de brutalidad digno de ser relegado al olvido?. Este año, una vez más, y en la confianza de que que cada vez sean menos, se pondrá a prueba el segundo martes de Septiembre la diferencia que existe entre la verdadera tradición y la barbarie.

14 de septiembre de 2008

Imágenes y sensaciones del altiplano boliviano


El viento se impone con la fuerza que acostumbra,

vientos de furia, surgidos de la cordillera

y alentados por la altitud, que todo lo domina.

No hay ojos que abarquen tamaña inmensidad.


La luz se expande en gamas infinitas,

colores de la tarde invitan a la mirada expectante y resignada.

Nadie grita, todos callan, palabras sin destino, caminos en el aire,

refugio de emociones apenas esbozadas.


De pronto el torbellino confunde el horizonte,

es tarde para hablar de lo que ya no hemos hablado.

Miremos hacia el frente que nos deslumbra

y hagamos de estos momentos escenas imborrables.


Se despeja la bruma y emerge el Illimani,

solemne como siempre, alerta en la vigilia,

barrera permanente, baluarte inexpugnable,

aliado soberbio de un pueblo castigado.


Desolación, silencio y sequedad; dureza y frío,

viviendas dispersas en la llanura, confundidas en el espacio,

adobes ennegrecidos, tejados sin cubrir.

Pobreza por doquier, recelo ante el de fuera.


Gentes que se dispersan, atentas al ganado y con la mirada al suelo.

Pequeños grupos en torno a la mujer, tocada y sigilosa.

Tal es el altiplano, el lugar simbólico de los dolores de Bolivia,

el pueblo que ya no se resigna a seguir perdiendo siempre.


Foto: El altiplano de Bolivia, con el Illimani (6.462 metros) al fondo

11 de septiembre de 2008

El conflicto boliviano: una perspectiva preocupante


Asistimos en Bolivia a hechos que nos parecen insólitos pero que reproducen con enorme virulencia las tensiones propias de los conflictos que tienen que ver con la pobreza, con la desigualdad, y con la brecha social que divide la sociedad de un país entre quienes pretenden ser lo que nunca han sido, porque no les han dejado ser, y los que temen perder los privilegios que jamás fueron puestos en tela de juicio a lo largo de una trayectoria histórica repleta de corrupción, de golpes de Estado, de humillaciones y de desprecio al pobre y a las comunidades indígenas, pese a representar el 62 % de la población. Una confrontación harto conocida a lo largo de la historia, que adquiere en el pais andino caracteres dramáticos que se agudizan de día en día.

Ante una estrategia política que preconiza las políticas a favor de la solidaridad y la distribución de la riqueza, se opone, en uno de los países más ricos y a la vez más pobres del mundo, la que se resiste a perder un ápice de su hegemonía. De ahí al racismo, al odio y al afán de revancha sólo media un paso: el que separa la declaración agresiva, circunscrita a la pared donde se escribe, de la violencia física, enfrentada al Estado y dispuesta a todo con tal de que su posición de privilegio no se vea de ningún modo amenazada.

Cuando el panorama se ve de cerca, las perspectivas se tornan preocupantes. Ningún punto de encuentro, ningún indicio de aproximación, beligerancia verbal y física en grado sumo. Nada invita al optimismo en medio de una tensión que ha acabado por estallar, sin que nadie sepa bien el rumbo hacia el que se dirige.

(La pintada de la pared fue fotografiada en Santa Cruz de la Sierra el 26 de Agosto. El domingo 24 me entregaron en la ciudad de El Alto el periódico cuya portada figura en esta entrada)

10 de septiembre de 2008

Mensajes en la calle: la cortesía portuguesa


Merche Pallarés, persona cosmopolita y sensible donde las haya, nos habla en su blog de Portugal en un tono emocionado, evocando la experiencia del periodo de su vida transcurrido en el país de Lobo Antunes y de Orlando Ribeiro, entre otros. Esa evocación me da paso para traer a colación una faceta conocida de los portugueses, o al menos de una mayoría, como es la cortesía y las buenas formas. "Es usted más cumplido que un portugués" se dice a veces en España cuando se quiere resaltar el sentido reverencial que nuestros vecinos del Oeste dan al que, ante una puerta por franquear, siempre le ceden el paso con una sonrisa que invita a devolverla.

Recurren a fórmulas de tratamiento que ya no se ven en ningún sitio, como la que figura en este cartel de acogida y llamamiento a la buena costumbre, que ví de pronto en el bus de una ciudad de Tras-os-Montes no ha mucho; y cuando consigues labrar amistad con uno de ellos, ya sea de la ciudad o del campo, del Minho o del Alemtejo, prepárate, pues las atenciones van a estar muy por encima de tus expectativas. Y lo hacen sin engolamientos ni hipocresía. Les sale del alma, como esas canciones que impregnan el ambiente de un sabor melancólico al que uno se acostumbra y del que no es fácil desprenderse una vez sumergido en él. Basta simplemente deleitarse con la voz Carlos de Carmo, de la que aquí se incluye un ejemplo, para darse cuenta de ello. E incluso puedo decir que poco a poco van superando esa desconfianza histórica hacia los castellanos de la Vieja Castilla, es decir, de la mía, de la que nunca han querido "nem bon vento, nem bon casamento". Cosas del pasado, pues sé de parejas formadas por personas de Coimbra o Leiria con otras de Salamanca y Zamora más sólidas que los berrocales de la magnífica Serra da Estrelha.

La admirable labor periodística de Lúcio Flavio Pinto

Puesto que apenas se le conoce en Europa, deseo aludir en este blog a la persona y a la obra de Lúcio Flavio Pinto, que desde la ciudad de Belém, en el Estado brasileño de Pará, lleva a cabo una impresionante labor intelectual y periodística en defensa de ese espacio tan admirable como necesario y maltratado en el mundo que es la Amazonia. A él se debe la edición de un órgano de información potente y de gran calidad como es su Jornal Pessoal, cuyo enlace incluyo entre las webs recomendadas. Se la reconoce como la referencia informativa más prestigiosa sobre la Amazonia, esa tierra que es patrimonio de todos.

Desde hace 21 años comenzó a publicar quincenalmente noticias, reflexiones e ideas sobre los procesos de destrucción y las amenazas que se ciernen sobre la cuenca amazónica, denunciando los abusos de lo que él califica como la "mafiosa Sicilia verde", en la que implica a grandes grupos de intereses madereros y políticos de Pará y de otras áreas de Brasil, en un intento permanente por desentrañar las impresionantes tramas de corrupción, violencia y agresión contra el medio ambiente y contra los movimientos que cuestionan las prácticas de deterioro llevadas a cabo en lo que se considera "el pulmón del planeta". Su objetivo, lo ha dicho recientemente, está bien claro: "La Amazonia está colonizada porque las grandes decisiones se toman fuera de ella para atender intereses externos. Si conseguimos proporcionar al ciudadano informaciones vitales, tal vez consigamos parar la reedición de los enredos colonialistas que saquearon Africa y Asia". El valor de la información honesta, rigurosa y responsable: un compromiso ineludible para cuantos sepan transmitirla en defensa de un mundo mejor y más sostenible.

En 1997 recibió la Paloma de Oro por la Paz en Roma. Ocho años después se le concedió el Premio a la Libertad de Prensa del Comité para la Protección de los Periodistas de Nueva York. Considero interesante dar a conocer a este luchador por la Amazonia y por la calidad ambiental de este mundo tan agredido en sus valores naturales. En estos momentos se enfrenta a 33 procesos judiciales y recibe frecuentes amenazas de muerte.

8 de septiembre de 2008

Viñetas que invitan a pensar: si todo es normal, ¿para qué molestarse en averiguarlo?

Nunca he entendido muy bien lo que significa "normal". En teoría, es lo ajustado a la norma, lo que respeta la ley, lo que no transige el orden establecido. Pero creo que el concepto ha ido cobrando una dimensión más amplia, al identificarlo con todo aquello que no causa sobresalto, ni en un sentido ni en otro. Sería, en suma, el punto medio, que decían los clásicos, allí donde se encontraba la "virtud" y, por lo tanto, el equilibrio, la estabilidad.


Me temo, sin embargo, que de tanto utilizar dicha noción en ese sentido ha acabado adquiriendo un cierto tono peyorativo, como cuando se dice de alguien que es "una buena persona", seguramente porque nada más se puede decir de ella. Triste, ¿no?. Y, desde luego, triste es también la sensación que se apodera de quien considera, como el tipo indolente de la viñeta, que lo que sucede a su alrededor es normal porque se ajusta a su idea de normalidad. Vistas así las cosas, el conformismo, la apatía, la ausencia de espíritu crítico, la aceptación sumisa de cuanto sucede a su alrededor se convierte en pauta de conducta que, a la postre, deriva en la insignificancia. Lo que es todavía más triste pues, como en una ocasión dijo Augusto Roa Bastos (1992), "la verdad nunca es excesiva; sólo lo insignificante es excesivo". En otras palabras: luchemos por la verdad y pasemos de la insignificancia.
La viñeta es de El Roto (2007)

7 de septiembre de 2008

¿Volver a Tacuarembó? ¿Redescubrir el Uruguay?


Me escribe Rubens Ferreira, mi buen amigo uruguayo e ingeniero agrónomo de profesión, para invitarme de nuevo a Uruguay y visitar algunos de los lugares que ponen en evidencia los cambios que, con sus luces y sus sombras, están teniendo lugar en el país donde nacieron Mario Benedetti y Eduardo Galeano, entre otros personajes realmente admirables. Tengo interés en visitar la zona donde se han implantado las factorías papeleras que tanta tensión están provocando con Argentina, conocer la ciudad de Paysandú, que crece considerablemente por razones que desconozco, recorrer de nuevo, sin prisas, las calles de Montevideo, que aún conserva rincones, plazas, cafés, restaurantes y paseos de enorme encanto, y volver a contemplar el paisaje del Norte, donde ahora reside mi anfitrión. En suma, percibir de nuevo el rumbo y los horizontes de un país singular que trata de sobrevivir en medio de los colosos que lo flanquean, Brasil y Argentina, caracterizado por una vida cultural y literaria muy activa y persuadido de que su futuro no puede separarse de la identidad histórica que José Gervasio Artigas, el lider de la independencia, fraguó en la Banda Oriental del Río de la Plata.

Su mensaje me ha recordado la visita que Luis Pastor Antolín y yo hicimos hace diez años a la hacienda que la familia Ferreira posee en Caraguatá, ubicada en el departamento de Tacuarembó, muy cerca de la frontera con Brasil. Fue una experiencia inolvidable, que nos llevó, sin preverlo y por iniciativa espontánea de Rubens, al Uruguay más profundo y auténtico, a los lugares donde las personas se confunden con el territorio, formando una simbiosis que no resulta fácil disociar ni muchas veces comprender. El conocimiento directo de cómo funcionan las explotaciones ganaderas en los paisajes pampeanos, el sentido de la vida, del particular uso del tiempo, de las relaciones humanas, del intercambio comercial, del respeto a la palabra dada, de las formas de expresión y del culto a la naturaleza.

¿Volver a Tacuarembó?. Quién sabe cuando, pero sin duda me encantaría. Evocar las experiencias de hace diez años, compartidas a tope con Luis, que lamentablemente ya no me podrá acompañar. Emprender largas caminatas por aquella finca inmensa, apreciar de cerca lo que supone el trabajo en medio de la soledad, guitarrear las canciones de Zitarrosa o leer los poemas de Benedetti y Circe Maia - familiar de mi amigo y residente en la ciudad- , ver pasear a los lugareños con el termo de agua caliente, siempre dispuesto para el mate, bajo el brazo, saborear las verdaderas "milanesas", que rebasan el plato con creces, oir las historias más inverosímiles sobre la inmigración procedente de Europa, sentir el pálpito de una sociedad refugiada en un entorno apacible y relajante, donde de cuando en cuando aflora el recuerdo de Carlos Gardel, del que dicen que nació en esta ciudad uruguaya allá por el 1887.

Sé que ya no está Lito, el capataz que, termo con agua casi hirviendo en ristre, posó con Rubens y conmigo (a la izquierda) en la foto que ilustra esta entrada, y que fue tomada, un crudo día del otoño austral, tras una excursión agotadora en la que nos empapamos con la lluvia. Pero quiero traerla aquí como testimonio de un encuentro memorable y de una amistad que, surgida al azar, se ha mantenido incólume durante una década, insensible al paso del tiempo y al efecto disolvente de la distancia.

Quizá esta permanencia de la relación venga propiciada por la coincidencia de puntos de vista sobre los temas de nuestro tiempo y quizá también por el entusiasmo que ambos mostramos por las canciones de Alfredo Zitarrosa, que en buena medida favoreció la afinidad de puntos de vista y el descubrimiento de sensibilidades compartidas. Y he aquí la canción que simboliza como pocas las sensaciones que derivan del conocimiento del Uruguay. Si no la conocen, oíganla y la recordarán para siempre.

6 de septiembre de 2008

Una ruta necesaria e imposible: la "carretera de la muerte" en Bolivia

Hasta hace tan sólo tres años, esta carretera era la única via de comunicación entre La Paz y Coroico, es decir, entre la capital de Bolivia y el núcleo principal de la región de Las Yungas, un auténtico vergel de vegetación tropical y donde crecen los productos hortofrutícolas que alimentan a los habitantes de la capital paceña. En poco más de 80 Kms. la altitud desciende 2.500 metros a través de un paisaje impresionante de espectacularidad y belleza, que sinceramente fascina. Pero a la vez sobrecoge cuando se contempla la ruta que durante décadas ha canalizado, sin otra alternativa posible, el tráfico de automóviles y, sobre todo, de camiones que, como medio de transporte de personas y de mercancías de todo tipo, esenciales para el consumo capitalino, la utilizaban aprovechando un espacio reducidísimo que más o menos equivale al tamaño de un solo carril.

Cabe imaginar lo que supondría conducir (manejar) por esa serpiente viaria con vehículos cada vez más grandes, lo que exigía un alarde de pericia y de reflejos a toda prueba. Y, sobre todo, de riesgo, de enorme riesgo. Toda la ruta está jalonada de un sinfín de señales que evocan los accidentes sufridos, cuyo número y víctimas se cuentan por millares. Hoy ya no se utiliza para el transporte, reemplazada por la que constituye una de las las obras pública más costosas llevadas a cabo por el Estado boliviano. La que siempre será conocida como la "carretera de la muerte" es objeto actualmente de uso por parte de senderistas y amantes de ese deporte que tanto me hubiera gustado practicar que es la bicicleta de montaña (y que me ha pillado tarde). Ahora simplemente me limito a admirarlo.

4 de septiembre de 2008

¿Hasta qué extremos puede llegar la degradación del periodismo espurio ?

No se puede mostrar indiferencia por la utilización abyecta y miserable de la información. Cuando el odio y la mentira se apoderan de la prensa escrita, de las ondas radiofónicas o de las señales televisivas afloran toneladas de mezquindad que llegan a provocar espanto, indignación y extrema vergüenza. Las coyundas que se forman entre informadores de medio pelo, presuntos periodistas, vulgares locutores, de baja estofa, que se creen algo cuando sus palabras se difunden, revelan hasta qué punto de degradación puede llegar la labor informativa, hasta el extremo de confundir el debate político con el ajuste de cuentas y con el cántico a favor de la desaparición del adversario. Lo más opuesto posible a la deontología profesional, a la ética y, si se quiere, a la moral cristiana.

Dos personajillos de esta ralea ríen, hacen muecas, babean al tiempo y brindan por la muerte en una conversación que sólo puede abrir paso a la repugnancia y al desprecio. Mas ahí están: uno peruano, un tal Jaime Bayly, del que sólo cabe resaltar su patética capacidad histriónica para sumergirse en las cotas más bajas de miseria moral; el otro español, cuyo nombre me resisto a escribir porque no me apetece y además lo considero innecesario. Es el sujeto que ha sido condenado ya en dos ocasiones por infamar e insultar a Don Alberto Ruiz Gallardón, miembro de la dirección del Partido Popular y alcalde electo de la ciudad de Madrid, y a Don José Antonio Zarzalejos, prestigioso periodista y ex-director del diario ABC. Estas dos perlas de la información a favor del odio se han dado cita en algún lugar de América para hacer la lista de sus preferencias necrófilas. Me gustaría saber que piensa de este aquelarre la jerarquía católica española. Para ser más precisos, qué opinan quienes avalan al segundo cuando elabora su lista de dirigentes políticos a asesinar. ¿Dónde quedan los principios evangélicos ante tanta basura?


Al cántabro y parlanchín Miguel Ángel Revilla no le gusta nada, absolutamente nada, el Páramo de Masa

Posiblemente todos los que le conozcan o le hayan oído pensarán que es un tipo simpático y dicharachero, un sujeto a la pata la llana, amigo de los taxistas y adicto a los micrófonos vengan de donde vengan, sin pelos en la lengua. Y qué sé yo cuántas cosas más. Habrá quienes piensen que raya en la chabacanería y que con su tono populachero trata de vender una imagen fabricada de sí mismo que permite enmascarar, so capa de campechanía y gracejo tabernario, lo que en el fondo no es más que una cortina de humo para disimular sus limitaciones y las críticas a su gestión, no plagada precisamente de buenas prácticas en lo que a la protección de la costa cántabra se refiere, entre otras cosas. Tendrá, como todos, detractores y partidarios, aunque sinceramente ambas posturas me traen sin cuidado.


Pero lo que mola sobremanera a Don Miguel Angel Revilla Roiz, Presidente (hasta las elecciones de 2011) de la Comunidad Autónoma española de Cantabria, es decir lindezas de su tierra, a costa de lo que sea. La cuestión es hablar por los codos, mientras obsequia con anchoas y sobaos a los que se le pongan por delante. "Cantabria me pone", dijo una vez sin rubor en el Senado, ante la hilaridad de los presentes.

En esta línea, hace unos días, “Revilluca”, como por lo visto le llaman algunos en la admirable región de sus desvelos, afirmaba en un diario español de difusión nacional (El Pais, 30.8.08) lo fácil que es “vender” Cantabria, precisamente porque es todo lo contrario al Páramo de Masa. Y decía el afamado lenguaraz: “Esto no es el Páramo de Masa. Aquí tene­mos buena gente, no somos xenófobos, en una hora y cuar­to podemos tocar la nieve y bañarnos en el mar, se come de lujo: hay sobaos, quesadas, anchoas...”. La repanocha, vamos. El marketing territorial en estado puro.

Nadie discute la belleza de esa tierra y sus exquisitos manjares, que conozco bien y he disfrutado muchas veces, y lo seguiré haciendo. Pero de ninguna manera estoy dispuesto a pasar por alto  esa alusión absurda  que hace al lugar en cuyos antípodas pretende situar a lo que antaño era conocido como la provincia de Santander. Y lo hago porque mi vida se identifica en parte con esa tierra denostada, allá al Norte de Burgos, en la comarca de La Lora. De ahí proviene toda mi familia materna, en ella pasé los veranos inolvidables y felices de mi infancia, conservo en Masa familiares y amigos a los que veo poco pero con los que revivo, cuando los encuentro, recuerdos y experiencias que nunca se podrán extinguir. Es tierra dura, poco agraciada por la Naturaleza, exige mucho trabajo para sacarla adelante y por eso ha sufrido una fortísima sangría migratoria desde fecha temprana, y de la que participaron muchos miembros de mi familia en todas las direcciones. Pero quienes en ella aún residen o los que la disfrutan en sus ratos de ocio son buena gente, hospitalaria y con agudo sentido del humor.

Son rasgos que seguramente Revilla Roiz desconoce y por eso habla con la simplicidad de los mensajes propios del "marketing" infundado. Más le hubiera valido detenerse un poco en estos pueblos de elevadas altitudes en su camino hacia Santander, antes de entrar en las espectaculares hoces del Ebro y alcanzar la divisoria de aguas en el Puerto del Escudo. Hablaría con más fundamento y sabría que ofender al ajeno para enaltecer lo propio es la práctica habitual de los que basan sus argumentos en la superficialidad de sus saberes. Con todo, no hay que dar demasiada importancia a la cosa. Nada tengo contra Revilla y solo le deseo mucha suerte para su tierra. Ya no preside Cantabría, aunque seguramente lo volverá a intentar. Entre tanto, que disfrute por los platós que tanto frecuenta para contar hechos y experiencias que, de tanto repetidos, pueden llegar a cansar. 

Fotografías: Arriba: Iglesia de Masa (Burgos). A la derecha: Don Miguel Angel Revilla Roiz acompañado de una hermosa vaca de la tierruca.


3 de septiembre de 2008

La reparación humanitaria no reabre las heridas de la historia: las cicatriza

Son muchos años de silencio, miedo y dolor. Muchos años de no atreverse a salir a la calle, para evitar ser señalados con la mirada o el dedo acusador de los que siempre habían creído tener la razón. Muchos años de ver en las entradas y los pórticos de las iglesias los nombres de los muertos en un bando, mientras para los del otro sólo se cernía el silencio, la memoria olvidada o reprimida. Cayeron dictaduras en Grecia, en Portugal, en Chile, en Argentina, en Rusia, en Polonia y en muchísimos sitios más. En todos hubo tiempo y consenso para rescatar del olvido a quienes habían sufrido la represión y la muerte. Nadie se opuso. Todos los partidos con peso y entidad decidieron adoptar, de inmediato, nada más llegada la democracia, medidas de desagravio y reparación en aras de la justicia y de una memoria recuperada en la que nadie se sintiera excluido.


En todos, no. Solamente España marcaba una excepción en ese proceso de restablecimiento de la dignidad que debe amparar a todos los españoles que se vieron envueltos en aquella catástrofe que fue la guerra civil, y que el dictador responsable prolongó, despiadado e inmisericorde, hasta su propia muerte. La iniciativa de un juez de la Audiencia Nacional, Don Baltasar Garzón Real, con el fin de dar trámite a la petición de 13 Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórical, ha dado un impulso necesario a la hasta ahora mortecina implantación de la Ley de la Memoria Histórica, al solicitar una información decisiva (censo de desaparecidos, fusilados y enterrados en fosas comunes desde el 17 de Julio de 1936) a los Ministerios de Justicia y Cultura, a varios Ayuntamientos (Córdoba, Granada, Madrid y Sevilla) y a la Conferencia Episcopal, que permitirá ir avanzando en el conocimiento del número de afectados y de su localización, a fin de otorgarles el reconocimiento y el lugar de reposo que merecen.
La petición no hace sino dar cumplimiento al acuerdo adoptado por el Congreso en 2002, es decir, durante el Gobierno del Partido Popular, por el que se subrayaba “ el deber de proceder al reconocimiento moral de las víctimas de la guerra civil y de cuantos padecieron la represión franquista”, al tiempo que reclamaba el “apoyo de las instituciones” a las iniciativas promovidas por las familias con tal fin. Léase bien: se habló de "reconocimiento moral", no de mera compensación económica como efectivamente se hizo.
No hay resentimiento, no hay afán de venganza o revanchismo, ni pretensión de reescribir la historia con resultados que no fueron. Los hechos ocurrieron como bien se sabe y a los historiadores compete profundizar en ellos. De lo que se trata simple y llanamente es de cicatrizar una herida abierta en el corazón y en la mente de los españoles que durante décadas no han logrado que se reconociera, con su nombre e identidad, la dignidad de sus seres queridos. ¿Alguien con sensibilidad puede negárselo?

2 de septiembre de 2008

Bolivia en el punto de mira


He regresado de Bolivia, después de dos semanas de intensa actividad y de mirar en todas las direcciones, y he de reconocer que ha sido el viaje a América Latina que más me ha impactado. Nada de lo que se ve puede ser pasado por alto, nada resulta indiferente a la curiosidad del viajero, incapaz de resistirse a la tentación de detener su mirada en las personas con las que se encuentra por la calle, en los edificios que alteran la línea del horizonte, en los barrios de viviendas abigarradas que acechan por doquier, en esos paisajes espectaculares cuya belleza viene determinada por la inmensidad, por sus espectaculares contrastes y por la dificultad de aprehenderlos en los tiempos a los que estamos habituados en Europa.

La lectura de cuanto sucede en la calle demuestra permanentemente la situación crucial y crítica que está viviendo ahora ese país, ignorado y traumatizado por la historia, por la codicia de sus vecinos y por la vileza de quienes lo han gobernado. Carecen de sentido las simplificaciones ante el riesgo de encontrar una explicación convencional a lo que pasa. La boliviana es una realidad muy compleja, donde se superponen factores, hechos y tendencias que no resulta fácil comprender si no se adopta una postura de modestia intelectual capaz de abrirse lentamente a la infinidad de matices de una realidad donde confluyen el peso de las comunidades indígenas, la brutalidad de las desigualdades, la abrumadora dimensión de la pobreza, las frustraciones históricas, el deseo de ser alguien en el mundo mediante los recursos naturales de que se dispone y el lógico afán por mejorar la situación de los que nunca han sido nadie en el país del cóndor que sobrevuela los Andes y del pez que vive en las aguas del impresionante Titicaca.

De vez en cuando haré en este blog referencias a mi experiencia boliviana. He leido bastante, he hablado con la gente, he visto lo que se dice y escribe en la calle, he asistido a algún debate sobre la cuestión. Quizá sean pocas herramientas para decir algo que merezca la pena. Con todo, lo intentaré, simplemente movido por el afán de descubrir un mundo que es desconocido, cuando no menospreciado, por nuestros confortables conciudadanos europeos.

Fotografías: Arriba: Densas, hacinadas, lentamente destacadas por la luz del amanecer, de pronto aparecen las viviendas que tapizan las empinadas cuestas que enmarcan el espacio urbano de la ciudad de La Paz. A la izquierda: Escena en la calle, un día cualquiera

1 de septiembre de 2008

Mensajes en la calle: de la pompa al olvido


He leido en algún sitio que Don José María Aznar López, el que fuera Presidente del Gobierno español entre 1996 y 2004, ha vuelto a enaltecer lo mucho que representó para España la mancuerna formada con George Bush y Anthony Blair para emprender la aventura que llevó al desencadenamiento de una guerra atroz e ilegal en Irak, cuyas secuelas se conocerán algún día para espanto de todo el que quiera darse cuenta de hasta dónde puede llegar la necedad mezclada con la ambición. Desde el último Congreso del Partido Popular poco importa ya lo que diga Aznar López, por más que, entre sus muchas ocupaciones lucrativas, trate de encontrar de vez en cuando, y como contrapunto al riesgo de verse relegado a la indiferencia, un hueco para seguir recordando que todavia pulula por ahí y que trata denodadamente de seguir demostrando lo que, a su juicio, vale un peine. Mas se trata de un peine sin púas, a decir verdad. Hasta los suyos lo evitan avergonzados y bajan el rostro cuando de él se les habla.

No es mucho el crédito que ya se le concede allá donde alguien se acuerde de él y de sus fazañas. Bastaría encontrarse de pronto ante un cartel como el que encabeza esta entrada, que descubrí hace unos años en el escaparate mustio de un comercio ubicado en una ciudad mexicana cualquiera, para percatarse de lo que, al fin, ha quedado de aquella pompa y circunstancia a la que nos condujeron tres personajes que en muy poco tiempo quedarán sumidos en el olvido, y de los que sólo unos cuantos recordarán sus nombres y lo que hicieron. Porque de lo que han hecho o de lo que hagan ya fuera del poder a nadie interesará una higa.
Related Posts with Thumbnails