El viento se impone con la fuerza que acostumbra,
vientos de furia, surgidos de la cordillera
y alentados por la altitud, que todo lo domina.
No hay ojos que abarquen tamaña inmensidad.
La luz se expande en gamas infinitas,
colores de la tarde invitan a la mirada expectante y resignada.
Nadie grita, todos callan, palabras sin destino, caminos en el aire,
refugio de emociones apenas esbozadas.
De pronto el torbellino confunde el horizonte,
es tarde para hablar de lo que ya no hemos hablado.
Miremos hacia el frente que nos deslumbra
y hagamos de estos momentos escenas imborrables.
Se despeja la bruma y emerge el Illimani,
solemne como siempre, alerta en la vigilia,
barrera permanente, baluarte inexpugnable,
aliado soberbio de un pueblo castigado.
Desolación, silencio y sequedad; dureza y frío,
viviendas dispersas en la llanura, confundidas en el espacio,
adobes ennegrecidos, tejados sin cubrir.
Pobreza por doquier, recelo ante el de fuera.
Gentes que se dispersan, atentas al ganado y con la mirada al suelo.
Pequeños grupos en torno a la mujer, tocada y sigilosa.
Tal es el altiplano, el lugar simbólico de los dolores de Bolivia,
el pueblo que ya no se resigna a seguir perdiendo siempre.
Hermoso poema Fernando! Bolivia, el país que no se resigna a seguir perdiendo siempre. Es verdad, siempre ha perdido. Aunque como ocurre siempre, parte del fracaso lo usufructuaran algunos bolivianos. País vecino al mío, conozco bien el asunto. Hay muchos hombres y mujeres del altiplano por aquí. Son muy silenciosos y respetuosos, de los demás y de sus costumbres. Dios quiera que su futuro sea luminoso, y por una vez, se respeten los deseos de la mayoría.
ResponderEliminarUn abrazo Fernando.
¡Qué desolación de paisaje! Muy bello tu poema. Tambien espero que la situación en ese país se arregle de la mejor manera posible, pero hay tantos intereses económicos involucrados... Si lees el libro que te recomendé de Domitila (aunque seguro que tu conoces de sobra las dos partes) verás lo que piensan los indígenas. Sí son muy respetuosos, silenciosos y humildes pero no son tontos... Besotes, M.
ResponderEliminarPrecioso el poema que has escrito y que triste el paisaje del Altiplano, prefiero la selva mil veces, necesito vegetación por todos lados y a ser posible agua,sea en lagos o ríos o mares.
ResponderEliminarMagnífica descripción en verso de esa parte de Bolívia, muestras a través de las palabras la realidad de ese pueblo.
ResponderEliminarUn abrazo
segun lo describes, parece mucho mas bonito de lo que se ve en la foto.
ResponderEliminarUna preciosa foto que me ha recordado la Hamada sahariana, si exceptuamos las nieves en la montaña.
ResponderEliminarPrecioso el poema. No sabria decirte cuanto me ha conmovido.
Un abrazo
Bellísima descripción. Perfecta. Espero que los bolivianos la lean.
ResponderEliminarLuZ
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