Decenas de lanzas de 30 cms. de hoja de acero apuntadas en el mismo sentido y con el mismo fin: ajusticiar a un toro que pierde la orientación, no sabe hacia dónde va, empapado de sudor, de polvo y de ruina. Se dice que sólo duró 10 minutos en esa tesitura, excesivo tiempo me parece ante acoso tan bárbaro y masivo. Fue el tiempo que logró sobrevivir Valentón hasta que un vecino de la localidad, apodado el Jarula, y a lomos de caballo, se alzó con el triunfo, más orgulloso que un ocho y dispuesto a recibir agasajos, felicitaciones, loores sin límite, recibido como un héroe en el balcón del Ayuntamiento como si de un hombre de la ciencia, de la cultura, del arte o de la política se tratase.
Le bastaba el trofeo, el rabo del animal ensartado, para sentirse el hombre más feliz… de su pueblo, porque, más allá, no interesa. Ceremonia cruel esa del Toro de la Vega, alardeada a sangre y gritos en Tordesillas (Valladolid) por todo lo alto, ceremonia cruenta al servicio de algo que se cree meritorio, brindis interminable por una “hazaña” que nadie reconocerá fuera de donde se logró. Identidad a toda prueba, y el que no la entienda, peor para él. Patético hasta la indecencia en una villa de acreditado prestigio histórico.
Fotografía de Lluis Llorca para Público (17.9.08)
La unico argumento que tiene esta gente es que es una tradición que procede desde la Edad Media, ¿Y...?, por eso hay que mantenerla, pues nada yo les diría entonces que porque no viven como vivían en la edad media y asi mantienen la tradición,.¿no...?, vergonzoso y lo fustrante es que sea permisible, hoy, todavía. Un abrazo, didi.
ResponderEliminarHe tenido la oportunidad de ver fotografiado en la prensa local al Jarula. Mirando con cierta rapidez el diario "El Norte de Castilla", me fijé antes que nada, antes que en el propio titular, en la fotografía del triunfador a caballo y la sorpresa saltó de golpe , ¡que hace Carod Rovira de esta guisa!, inmediatamente busque texto intentando encontrar una explicación a aquella fotografía, inmediatamente ví que era el Jarula y no el político catalán, ¡buff!, pense que el mundo estaba del revés, pero vi que el orden natural de las cosas continuaba imperturbable: la barbarie de decenas de miles de individuos culminaba sobre la lanza de un jinete que buscaba reivindicarse tras sentir que el año pasado le escamoteaban el triunfo, la alcaldesa henchida de orgullo ofrecia comentarios a cuantos periodistas se cruzaban en su camino, y todos esperaban ansiosos la llegada del segundo martes del mes de septiembre del 2009 para que las cosas vuelvan a ser como siempre.
ResponderEliminarVi a la alcaldesa en la televisión y me dejaron atónito tanto sus palabras como sus gestos.
ResponderEliminarNi que decir tiene que comparto cuanto has escrito sobre esta barbaridad.
Abrazos,
Diego
Una barbaridad que nunca entenderé. Ya sé que detrás de los toros bravos hay un sector muy influyente pero la gente "normal", de la calle que, a veces, tratan a las mascotas como a bebés ¿Cómo puede disfrutar de ese espectáculo lamentable?
ResponderEliminarUn abrazo
El ejemplo de lo más vergonzoso de la especie humana.
ResponderEliminarSaludos.
Una salvajada sin paliativos ni justificación alguna. Un saludo
ResponderEliminarEn Uruguay nos llevamos las manos a la cabeza cuando nos enteramos de que en España aún se cometen estas barbaridades y no nos creemos que sea posible. Yo me pregunto si son legales y porqué las autoridades lo permiten. En mi pais sería impensable.
ResponderEliminarPues es una tradición muy cruel,dá vergüenza a todos porque lamentablemente en todos lados de un modo u otro los seres humanos destruimos,herimos de muerte,arrasamos con lo que se nos pone en frente,ya sea por tradición,por ambición,por lo que fuere tristemente es así.
ResponderEliminarFernando ha sido una grata sorpresa para mi tu visita a mi blog,te lo agradezco mucho.Que tengas muy buenos días!!!
Querido Fernando anunciaron que iban a pasar un trozo de esta barbarie por la tele y cambié de canal rápido,esto hay que regularlo por ley y prohibirlo,prohibir todos los espectáculos con animales y más cuando se les hace sufrir.me avergüenza todo esto.
ResponderEliminarDe vergüenza ajena. (Ahora la foto es bonita: el encuadre, el color...) pero es una "fiesta" indignante y cruel. Besotes, M.
ResponderEliminarBueno, pues el año que viene en lugar del toro que pongan a la alcaldesa o al concejal de festejos, que a lo mejor va más gente.
ResponderEliminarSaludos y toda mi solidaridad para los que están con este tipo de barbaries.
¿Qué clase de ser humano puede divertirse viendo sufrir a un ser vivo, aunque no sea racional? Bueno, el que hace sufrir tampoco es racional.
ResponderEliminarY en cuanto a la tradición, ¿están estos partidarios de la tradición a favor de la Inquisición, tan arraigada en la historia del imperior español?
El año pasado escribí un post al respecto y me alegro encontrar este año otro en el mismo sentido en tu blog. No soporto tener que vivir cada año esta barbarie aunque sea a través de los medios. Y lo malo es que no tiene visos de que lo prohiban.
ResponderEliminarDeberíamos promover una iniciativa legislativa popular para que este tipo de prácticas se supriman por ley. No entiendo que organizaciones ecologistas como Greenpeace o Ecologistas en Acción no digan nunca nada sobre este tema, o si lo dicen, que no actúen en consecuencia.
Un besote.
No me gusta nada toda esta clase de tradicciones, pero ni las de aqui, ni las de alli, ni las ablaciones, ni las tunicas, ni nada de nada, pero luchar contra ellas parece, que o no es facil o no se quiere realmente y a las personas les va el morbo...
ResponderEliminarAl que no le guste, que no mire
ResponderEliminarPrecisamente los que tanto claman en contra del Toro de la Vega, se han salido con la suya en Cataluña. Sin embargo, seguirán atando un toro a un poste, le atarán unas antorchas encendidas a las astas y lo correrán por las calles de los pueblos, para regocijo de la muchedumbre. Son unos hipócritas.
ResponderEliminarQue conste que no me gusta nada lo de Tordesillas. Su celebración depende de ellos. De nada sirve prohibir por prohibir. Allá ellos y su conciencia.
Vamos a ser sensatos y no añadamos más de cien mil parados más a las colas del INEM. Amén de cientos de miles de hectáreas de secarral por acción de la agricultura intensiva o algo peor que se apoderaría de los espacios dedicados a la cría del toro de lidia.