31 de octubre de 2008

Doña Sofía, no se fíe

Nunca he hablado en este blog de la Monarquía española ni creo que lo haga más veces. No me interesan sus aspectos personales ni me preocupan las cuestiones relativas a su carácter hereditario, a la quema de sus imágenes o a las actitudes de aclamación y boato de que son objeto. Sólo me importa en la medida en que su prestigio incida en el del Estado que representa y como realidad dotada de la dimensión política y del papel institucional que le asigna una Constitución, que reconoce el carácter monárquico de la Jefatura del Estado, y que personalmente respeto, dado su carácter constitucional e integrador de ese complejo y dificil territorio (en todos los sentidos) que conocemos como España.

Dicho esto, aludo al tema porque tengo la impresión de que algo muy serio está pasando con el descrédito sufrido por la esposa del Rey a raíz de la publicación de algunas de sus declaraciones en un libro firmado por Pilar Urbano, y que desde luego hacen un flaquísimo favor a la causa de la Monarquía. Las observaciones que Doña Sofía de Grecia hace respecto a cuestiones especialmente sensibles de la vida política y social española son, de ser verdad, lisa y llanamente escandalosas al tiempo que parciales e ideológicamente sesgadas. Todo el mundo las conoce y huelga comentarlas.

¿Qué ha pasado aquí?. Desde luego, a mi juicio, no es un hecho trivial y presenta un profundo calado. Quizá todo pase al final como un nubarrón, pero cuando las palabras quedan escritas, eso no lo borra nadie. A la vista de sus comentarios, una de dos: o esta señora es menos prudente y discreta de lo que pensábamos; o la han organizado deliberadamente una encerrona, con la pretensión de lesionar el prestigio de la Institución que representa. Y de paso, engrosar la cuenta corriente de la autora del librito, aunque ni un céntimo de euro de mi patrimonio irá a parar a semejante cosa.

Aunque no la conozco, siempre hemos observado en la esposa del Rey una discreción a toda prueba, que le ha impedido durante muchos años desbarrar como ahora lo ha hecho. De ahí que quepa preguntarse si realmente ha dicho todo lo que dicen que ha dicho, cómo lo ha dicho y en qué contexto. Sin duda, está en su derecho de pensar lo que quiera, pero de ahí a pronunciarse en público con ese desparpajo y sectarismo sobre tan delicados temas en los términos recogidos en el libro media un gran trecho, a sabiendas de que lo que dijera, en los términos que se le atribuyen, iba a levantar ronchas de malestar y de rechazo furibundos como ha ocurrido, particularmente en un sector de la opinión pública generalmente respetuoso con los inquilinos del Palacio de la Zarzuela, como es mi caso. De pronto, una imagen de prudencia cuidadosamente labrada durante años queda puesta en entredicho.

Habria que plantearse, como hipótesis, si todo esto no forma parte de esa campaña que hace tiempo está fraguándose en un sector de la derecha mediática para desacreditar como sea a la Monarquía y ponerla en el punto de mira del desprecio ciudadano. Los valedores de esa República de pacotilla, en la que ejerce como portavoz chillón de medio pelo el locutor de una emisora que ha sido condenado ya dos veces por difamador, no han cesado durante los últimos años de vejar al Rey, al que consideran ya tocado. Pero el edificio a demoler tiene paredes maestras que aún se mantenían en pie. Una de ellas es la de la esposa del monarca, incólume hasta la fecha.

Hasta que, al cumplir los setenta años, una periodista de la misma cuerda, que se limitó a tomar nota por escrito de sus entrevistas, y que dice que vio avaladas sus afirmaciones por aquiescencia de la Casa Real (menuda panda de asesores debe tener la soberana), lanza una andanada de gran calibre, un verdadero torpedo en la línea de flotación, que la afectada no puede cuestionar porque, incomprensiblemente, no hay constancia grabada de sus declaraciones ni puede entrar en una dinámica de contradeclaraciones. La palabra de Urbano contra la palabra de la Reina. Para mí no hay color. Pero el daño, y el negocio, que es de lo que se trataba, ya están hechos. Por tanto, a la vista de lo ocurrido, me permitiría dar un consejo a la nuera del Conde de Barcelona, si es que realmente quiere preservar la función constitucionalmente asignada a la Corona. DOÑA SOFIA, NO SE FIE. Cuidado, mucho cuidado, con las amistades peligrosas, que afloran como la mala hierba si no se la vigila a tiempo.

Los estudiantes vuelven a acampar de nuevo dentro de la Universidad


Parece una escena de otro tiempo, una escena remota que lanza la memoria a los tiempos en que la Universidad era foco de lucha y contestación a la dictadura franquista en España. El recurso a la acampada en el recinto universitario suponía una mezcla de postura contestaria frente a la autoridad académica nombrada a dedo- muy incómoda ante este tipo de iniciativas, que debía evitar a toda costa, siguiendo los dicterios de sus superiores - y de jornada excepcional en la vida rutinaria, que brindaba a sus partícipes la oportunidad del debate permanente, de la conversación sin límites de tiempo y de sentir que lo que hacían y decían les convertía en protagonistas de un momento histórico, que no podían desaprovechar. Con el tiempo, muchos se han olvidado de ello y, si lo recuerdan, es como una experiencia asociada a la juventud, aunque sin la sombra de la nostalgía que en su momento pudieron prever.

Muchos años han pasado desde aquellos setenta, ya tan lejanos. Pero esa modalidad de protesta sigue teniendo su reclamo, cuando la ocasión, según sus organizadores, se presenta propicia para ello. Ha ocurrido, tal y como lo acabo de ver y fotografiar, en la Universidad de Valencia, en la que he pasado unos días. De nuevo las tiendas de campaña - las carpas, que dicen en Sudamérica - y los colchones neumáticos han vuelto a ocupar los vestíbulos y los pasillos de algunos Centros para mantener día y noche el clamor que conduce a muchos estudiantes de las Universidades públicas a rechazar el proceso orientado a la configuración del Espacio Europeo de Educación Superior, más conocido como el Proceso de Bolonia. Rechazando sin matices la "salsa boloñesa" en cuyo adobo ha de insertarse el futuro universitario europeo, los estudiantes que dicen defender la Universidad pública se rebelan con energía frente a un modelo que, a su juicio, ha de suponer la desnaturalización- algunos afirman que la muerte - de esa Institución como servicio público.

En principio, yo no tengo tan claro que ello vaya a ser así, e incluso considero que hay demasiada simplificación en un tema que no puede despacharse a base de slogans más o menos ocurrentes. Pero es bueno saber hasta qué punto lo que constituye un plan abocado a la armonización del sistema universitario no encubre maniobras arteras que debilitan aspectos sustantivos de la Universidad pública en aras de objetivos de eficiencia que pudieran poner en riesgo esa condición de servicio público inherente a un sistema que se pretende más integrador que excluyente. Y ese temor existe desde el momento en que algunos gobiernos autónomos españoles - los de Madrid y Valencia - ya han dado prueba de los límites de su compromiso presupuestario con las Universidades públicas de sus territorios, mediante argumentos que rezuman confusión e invitan a pensar lo peor sobre sus intenciones.

Observo, sin embargo, un matiz nada baladí entre las acampadas de ayer y las de hoy. En los tiempos de la dictadura, quienes protestaban con sus tiendas instaladas se adscribían a las opciones de izquierda, y no tenían reparo alguno en admitirlo, aun sabiendo que eran ilegales. En nuestros días, y como se ve en el cartel, no hay color político que las motive: se trata simple y llanamente de estudiantes. Así se consideran a secas. Puede que la confluencia de afanes y defensa de objetivos comunes prime sobre la discrepancia ideológica. Eso significaría que algo se ha avanzado en la defensa colectiva de una Universidad que se siente amenazada. Aunque, la verdad, utilizar lo de "rojos" a estas alturas chirría un poco. ¿No les parece?

28 de octubre de 2008

Si los diputados incumplen la ley, ¿en quién confiaremos?

La Ley Electoral en España data de 1985. Veintitrés años han transcurrido desde que por Ley quedó regulada la dedicación de los enfáticamente denominados “representantes de la voluntad popular”, a fin de que respondieran con la entrega que se les supone a la noble causa de defender los intereses de los ciudadanos en el marco del juego político propio de la democracia. Durante este tiempo nos han convencido de que sus retribuciones debían estar a la altura de su responsabilidad, de que no había que escatimar sus ingresos oficiales como diputados, lo que justificaría el abono por su labor de cantidades respetables, destinadas a evitar tentaciones que les distrajeran de su elevada tarea, a realizar en régimen de dedicación exclusiva. Así lo señala inequívocamente el Art. 157 de la citada Ley, por el cual ”el mandato de los diputados y senadores será incompatible con el desempeño, por sí o mediante sustitución, de cualquier otro puesto, profesión o actividad, públicos o privados, por cuenta propia o ajena, retribuidos mediante sueldo, salario, arancel, honorario o cualquier otra forma”.

Los diputados aprobaron en su día una Ley, cuyo cumplimiento aparece de pronto puesto en entredicho. Al parecer, sólo el 12,8% de los 350 diputados españoles se dedican en exclusividad a la labor para la que han sido elegidos. Impresionante. Los demás complementan, comparten, compatibilizan a su manera o ejercen otras tareas varias que les deparan lucrativos sobresueldos a la par que les entretienen y promocionan en esa feria de vanidades y lucimientos a que les abre su condición de electos populares, situándose ostentosamente “au dessus de la mêlée”, es decir, por encima del común de los que no pueden, quisieran o no, disfrutar de las mismas posibilidades de engrosar su peculio personal y familiar.

Me resisto a calificar el hecho porque su apelativo se descubre por sí solo. Y tampoco hay que devanarse demasiado el magín para interpretar lo que significa el que haya sido el propio Congreso el que se haya visto obligado a solicitar a 67 de sus miembros - casi el 20 % de los que lo integran - la aclaración de sus ingresos, por la sencilla razón de que no están claros, naturalmente. Éstos son los que más llaman la atención y provocan la sospecha, razón por la que se les llama a capítulo. Respecto a los demás compatibilizadores de sueldos y emolumentos extraparlamentarios, poco hay que decir: cada uno hace sus declaraciones como le peta y sus datos quedan sumidos en el arcano del Archivo de la Cámara. El Congreso carece de capacidad para investigar si los datos declarados son veraces o mendaces. Simplemente se confía y a otra cosa mariposa.

En estos tiempos de crisis, de turbulencias y zozobras económicas, cuando la gente se las ve y se las desea para aguantar el temporal….. y con una ley en vigor desde hace casi un cuarto de siglo que deja las cosas claras y que todas sus señorías conocen ¿cómo entender que muchos de los que aprueban las Leyes no asuman que éstas deben cumplirse, aunque les afecten?; ¿cómo interpretar la permisividad de las Presidencias y de las Mesas que se han sucedido a lo largo de este tiempo y que han terminado sus mandatos en loores sin cuento?; ¿cómo justificar que la ética de los comportamientos acabe entrando en contradicción con la ética de las responsabilidades? . ¿Qué crédito merecen quienes así actúan?. Preguntas sin respuesta. Lamentos en el aire.

26 de octubre de 2008

El imprevisible mundo de los blogs: reflexiones en torno al encuentro en Arlanzón (Burgos)

A iniciativa del grupo Burgosfera, ha tenido lugar hoy en la villa burgalesa de Arlanzón un encuentro muy agradable de cultivadores de blogs - 16 en total - al calor de una "olla podrida" y de los manjares que la acompañan como pretexto para facilitar el conocimiento y la conversación. Deferentes con mi mujer y conmigo, pese a que no habiamos avisado a tiempo, nos han acogido amablemente cuando hemos manifestado nuestro deseo de compartir espacio y tiempo, oportunidad que hemos aprovechado para hacer, en compañía de los demás, lo que se hace en estos casos: descubrir rostros nuevos, conocidos hasta ahora sólo de manera virtual, hablar por los codos sobre temas de interés común, insinuar ideas abiertas al ulterior debate, si se tercia, y dar buena cuenta del recio condumio típico de estas tierras castellanas donde los ingredientes de la buena mesa guardan congruencia con lo que la sufrida tierra procura y el tiempo y sus contingencias obligan. De vuelta a casa, y echando a volar la mente y la pluma, se me ocurre el siguiente comentario:
Es evidente que las nociones de espacio y de tiempo nunca han estado sometidas a tanta revisión como en nuestros días. Sabemos lo que una y otra significan, las entendemos como algo natural, pero cuando se trata de interpretarlas o de definirlas surge en nosotros la sensación de que todo lo que digamos es provisional y puede ser cuestionado al día siguiente. Pero también es cierto, que cuando nos ponemos a ello, cuando emprendemos la tarea de aplicarlas a través de la comunicación con otras personas, tenemos bien claro lo que queremos y porqué lo hacemos. Lo hacemos porque nos apetece y, sobre todo, porque nos brinda la posibilidad de abrirnos a escenarios inimaginables, escenarios donde la fantasía se mezcla con la realidad, donde lo individual se entrevera con lo colectivo, donde el yo se enriquece con la visión que creamos de los otros.
Unos se refugian en el anonimato, otros fingen simular lo que quisieran ser, hay quienes no tienen reparo alguno en mostrarse tal cual son, con nombres y apellidos, los hay, en fin, que transmutan su identidad en símbolos o imágenes abriendo el camino a la especulación de lo que realmente quieren decir. Hay formas de presentación, por tanto, para todos los gustos, mensajes y sensaciones. Pero por encima de esta diferenciación, que no podría entenderse más que al amparo de una libertad total para expresar lo que se desea y como se desea, hay un denominador común que a todos engarza y articula.
Decía Italo Calvino que somos lo que somos porque estamos inmersos en redes múltiples que, querámoslo o no, nos vinculan a los otros por medio de los sutiles mecanismos de la complicidad. Creo que eso es lo que pasa cuando hacemos uso de las enormes posibilidades que nos permite la Red de Redes, que nació con fines militares y en apenas una década se ha convertido en la urdimbre más espectacular y tupida que imaginarse pueda. Es la red tramada por hilos invisibles, que fluctúan en todas las direcciones y que transmiten los mensajes que, entrecruzados e instantáneos, resumen todos los afanes, todas las imaginaciones, todos los anhelos y todos los desafíos de que es capaz el ser humano deseoso de formar parte de las inquietudes de los demás con el solo fin de hacer entrega virtual de las propias. ¿Y para recibir a cambio qué?. El precio no es excesivo: simplemente la respuesta, la prueba de la atención, el gesto amistoso, la palabra amable, la sonrisa intuida, la nota de que alguien hay a la otra orilla en un mundo de infinitas orillas e ilimitados horizontes.
A veces esta experiencia de descubrimientos virtuales alienta al descubrimiento real, a tener la sensación de que lo ficticio o lo simulado no lo son cuando de personas tangibles y concretas se trata. La imaginación humana descansa sobre la que es capaz de aportar el individuo con su identidad inequívoca. Es una exigencia obvia, porque de una u otra manera todos necesitamos ver, oir y sentir que lo que presumimos no es imaginario. Necesitamos realidades para sobre ellas asentar nuestras fantasías. Y eso es lo que se ha perseguido y quizá logrado en este encuentro de Burgos, lugar de encrucijada y de confluencias de todo tipo, es decir, abrirse a realidades personales vivas, enriquecedoras, dotadas de perfiles creativos que de pronto descubrimos gracias a la red a sabiendas de que, en la mayoría de los casos, de otra manera hubiera sido imposible e impensable.
Imágenes: Arriba: Edificio de la Granja Escuela Arlanzón, donde ha tenido lugar la convivencia gastronómica. Izquierda: Perspectiva de la Plaza Mayor de Burgos desde los soportales del Ayuntamiento. La luz estalla en la plaza tras rebasar la sombra que la antecede. Derecha: Bellísima roca arenisca veteada del Mesozoico, utilizada como piedra ornamental para la construcción del edificio de referencia.

24 de octubre de 2008

Chile: al fin, la deuda saldada


Cae la tarde y el tiempo pasa,
nadie sabe si tendré otra oportunidad.
El tiempo apremia y no se detiene,
los recuerdos bullen, provocan emociones
y exigen la respuesta, tantas veces preterida.
Ha llegado el momento y será para siempre.
Más de treinta años han pasado ya
y no parece que fue ayer, sino muy lejos.
Tantas cosas, tantos sucesos,
tantas lágrimas, tantos anhelos,
tantas esperanzas reverdecidas.
Chile en el corazón, Chile malherido,
Chile luchador, Chile victorioso.
La sombra del pasado emerge en el recuerdo,
los años vividos no lo han sido en balde,
silencio en el ambiente, los pasos sosegados,
las calles del camposanto invitan a la paz.
La paz de la memoria recuperada,
de la memoria alerta y confortada.
De la memoria que nunca abandona lo que fue.
Basta simplemente eso para sentir
que un clavel rojo, una simple flor como mensaje,
entregada al Preside
nte Allende
es suficiente para que la deuda quede, al fin, saldada.

Estas palabras fueron escritas en el Cementerio General de Santiago de Chile a las 17 horas del día 3 de Octubre de 2008

22 de octubre de 2008

Cien años del "Jorge Manrique" de Palencia: el valor y los méritos de la enseñanza secundaria pública



Maria Antonia y yo asistimos ayer al acto inaugural de las actividades que conmemoran el comienzo de las obras del impresionante edificio que alberga al Instituto Jorge Manrique de Palencia. Fue un acto muy bien concebido y desarrollado, en un ambiente gratísimo y cordial, como corresponde a la diligencia y eficacia con que hace las cosas su actual Director, mi buen amigo Jesús Coria Colino, Catedrático de Geografía e Historia. Sinceramente lo bordaron, él y quienes le ayudaron a ello, incluyendo la lección inaugural que el Dr. Coria impartió sobre la historia del edificio, obra del arquitecto palentino Jerónimo Arroyo y una de las edificaciones más espectaculares de los centros de enseñanza secundaria construidos en España a comienzos del siglo XX. El texto de la intervención ha sido editado en una obra de gran calidad, que merece ser consultada por quienes se interesen por el desarrollo de la enseñanza en España y su incidencia en la renovación arquitectónica y funcional de los edificios con fines educativos.

Aludo a este tema en el blog por dos razones. La primera porque creo que nunca se destacará con el suficiente énfasis lo mucho que han representado los Institutos de Segunda Enseñanza en la historia de la educación en España. Nacidos al amparo de la Ley de Pedro José Pidal en 1845 han supuesto desde sus inicios uno de los pilares básicos en el proceso de formación de muchas generaciones de españoles. Tarea lograda en un proceso que gradualmente fue incorporando a las aulas a los hijos de las clases medias y, más tarde, de los niveles socialmente inferiores, en un ejemplo de integración educativa que ha simbolizado hasta nuestros días la capacidad inherente a la enseñanza pública para luchar contra las diferentes formas de exclusión en la enseñanza, impulsar el desarrollo global de la sociedad y la acreditación de quienes, con su esfuerzo y talento, se hacían merecedores del máximo reconocimiento con independencia de su origen social.
Por eso, cuando en estos momentos se cumplen los centenarios de la primera etapa de los Centros creados y construidos en las capitales provinciales, donde comúnmente se identifican con edificios emblemáticos y de gran calidad arquitectónica (hace un año se celebró la misma efeméride en el Instituto Zorrilla de Valladolid), justo es reconocer sus merecimientos y enarbolar sin rubor la bandera de lo que representa la escuela pública. Ayer, hoy y mañana.


Y, por otro lado, deseo también aludir a la relevancia del profesorado que, en condiciones muy difíciles, dignificó la labor llevada a cabo en estos Centros. La nómina sería enorme, tan formidable como la categoría que en el tiempo ha tenido el Cuerpo de Catedráticos de Instituto, hoy lamentablemente devaluado por mor de iniciativas oficiales que han lesionado la imagen del profesorado de Enseñanza Secundaria, aunque en no pocos casos sus méritos y capacidades darían varias vueltas a colegas que se vanaglorian de su condición de profesores universitarios.



La celebración de ayer en Palencia dejó testimonio fehaciente de este hecho. El acto sirvió para hacer un homenaje a dos antiguos profesores que han marcado huella en la historia de la educación y de la ciencia españolas. Es el caso del Dr. D. Mamés Esperabé Lozano, que llegó a ser Rector de la Universidad de Salamanca durante muchos años, y el Dr. D. Miguel Catalán Sañudo, autor de descubrimientos decisivos en el campo de la Espectrometría. Sendas placas evocan su paso por el “Jorge Manrique”, como expresión de la relevancia que estos Centros tuvieron como ámbito de trabajo de profesionales de la docencia con extraordinaria proyección en su tiempo y hacia el futuro.

20 de octubre de 2008

Cruzar los Andes hablando de Tasmania


La vida está trenzada de experiencias múltiples, que se van anudando al cabo del tiempo hasta dejar un poso en la memoria y en la afectividad.
Muchas son fortuitas, producto del azar, aparecidas de repente, quizá irrepetibles, fugaces tal vez. Pero cuando resultan gratificantes, su recuerdo perdura. Y no sólo por lo que pudieran tener de originalidad, sino porque revelan las ingentes posibilidades que encierran las relaciones humanas cuando se abren al descubrimiento de otras personas hasta entonces desconocidas, y que de repente, sin preverlo, la casualidad pone en nuestro camino.

Recientemente he tenido una experiencia de este tipo durante mi viaje a Suramérica. Fiel al consejo que recomendé en otro post anterior, aproveché de nuevo la oportunidad para cruzar la Cordillera de los Andes en autobús, con el fin de apreciar los paisajes de la alta montaña que en esta época del año se muestran espléndidamente cubiertos de impresionantes mantos de nieve y a la vez salpicados por un sinfín de cascadas y regatos que encauzan las aguas del deshielo provocado por los primeros calores de la primavera austral.

Tomé el autobús en la Terminal de Santiago de Chile, con dirección a Mendoza. El trayecto dura en principio seis horas y sólo cuesta 120 pesos argentinos, unos 25 euros. Por lo general, cuando hago este viaje elijo de antemano el asiento número 12 del piso superior. Está en la primera fila y constituye un observatorio excelente para ver, sin obstáculo alguno, el impresionante panorama que se abre a la vista del observador, permanentemente atraido por el paisaje, sus contrastes, sus colores, sus complejidades y bellezas.

Normalmente me gusta conversar en estos viajes porque siempre que lo he hecho descubro vivencias personales que a veces me resultan inconcebibles. Algún día daré cuenta de ellas. En esta ocasión, la casualidad hizo que se sentase a mi lado una mujer argentina joven, acompañada de una niña, de unos diez años, que hablaba perfectamente inglés. A medida que avanzaba la ruta me llamaron la atención las conversaciones entre ambas y el nivel de conocimientos que la mujer, agradable y solícita, demostraba hacia todo lo que la niña le preguntaba, con respuestas brillantes en las que el español se mezclaba con la lengua de mi admirado John Keats.

Como se trataba de cuestiones que tenían que ver con la naturaleza, quise terciar en los comentarios y de pronto descubrí la identidad de la pareja. Se trataba de una madre con su hija, que habían efectuado días antes el viaje de Mendoza a la capital chilena, con la intención de que la niña conociera ese país y se asomara a la inmensidad del Pacífico, para conocerle en este lugar del mundo, que también mira a Oceanía. La mujer, como he dicho, era mendocina, pero la niña no. Viven en Australia, concretamente en la isla de Tasmania, a donde aquélla había emigrado hacía casi veinte años y donde había organizado su vida y su actividad. Allí vivían su esposo y su otro hijo, con los que se volvería a encontrar de nuevo antes de fin de año, al regresar del viaje realizado a Argentina por razones personales, y porque además esta mujer no quería desprenderse de sus raíces.

Como nunca habia conocido a nadie que viviera en Tasmania y todo lo que hace referencia a los pueblos del mundo me interesa, la conversación derivó desde entonces a los temas que me permitieran conocer la vida en aquella isla remota y de paso descubrir las formas de vida y las costumbres de un mundo situado en los antípodas exactos de España. Recibí no una, sino varias lecciones magistrales, que de pronto pusieron ante mi una realidad tan curiosa como fascinante, adobada con comentarios sobre el desarrollo sostenible, sobre la crisis financiera, sobre el consumo energético, sobre el cambio climático, sobre la vida en las ciudades, sobre la inmigración…. y sobre lo que sucesivamente ambos divisábamos desde nuestra atalaya en el piso alto del autobús de Andesmar.

El tiempo pasó volando mientras el cielo se iba oscureciendo, para convertirse ya en noche cerrada cuando atravesábamos el poblado nuevo de Potrerillos, a unos 40 Kms. de Mendoza. Entonces me habló de su vida y de su trabajo en la pequeña ciudad de Longford, ubicada en la mitad septentrional de Tasmania. Es ahí donde Giovi di Matteo, que así se llama la cultísima señora, dedica, en compañía de su esposo, esfuerzos e inteligencia a un proyecto empresarial realmente interesante. Los dos son expertos en medicina natural y en técnicas destinadas a mejorar la calidad de vida de la gente, mediante el uso de las hierbas naturales de la isla, en las que su marido, como farmacéutico, es experto cualificadísimo. Me habló con entusiasmo de su empresa, Pindari Herb Farm, y del sinfín de aplicaciones que en ellas se llevan a cabo. Tomé nota y la comento aquí para que se sepa.

El viaje no duró seis horas, sino ocho, del mediodía al anochecer. Se me pasaron en un suspiro, porque estuvieron ocupadas en lo más grato que a mi edad le puede pasar a un ser humano, que además es cultivador impetinente e impertinente de la Geografía: hablar con personas interesantes, descubrir sus historias personales y sus inquietudes, comentar e interpretar los paisajes que se ven, disfrutar con la conversación y con la sonrisa. Descubrí Tasmania cruzando la Cordillera de los Andes. ¿No les parece digno de ser mencionado?

Fotografía: Tunel del Cristo Redentor, en el paso fronterizo entre Argentina y Chile a través de los Andes

Manzacosas nunca tiró la toalla

Enterado del fallecimiento de Miguel Angel Manzano, quiero sumarme al homenaje sentido y sincero que muchos compañeros de la blogosfera le han brindado como recuerdo a un amigo vitual que sorprendentemente se ha ido para siempre. He sabido de su nombre cuando alguien lo ha señalado en la nota que en su blog daba la noticia de la muerte. Todavía no he logrado reaccionar porque nunca he tenido la sensación que tengo en estos momentos ante un suceso así. Lo he sentido de veras, aunque no le conocía y jamás le habia visto. Ni siquiera sabia su nombre real. Hasta hoy.

Era simplemente Manzacosas, el bloguero que discretamente entraba en la red para escribir las "cosas de Manzano". En los dos últimos meses he mantenido con él una relación cibernética muy entretenida e ilustrativa a la par. Hemos discutido sobre la guerra de la independencia, sobre los coches que invaden la plaza mayor de Lerma, sobre los líderes de la política española, sobre el cambio climático, sobre Burgos. Cuando hace unos días comenté en este blog que iba a presentar en esa ciudad, que es la suya y la mia, el libro publicado por Ambito sobre la correspondencia de Napoleón Bonaparte, me indicó que haria lo posible por asistir a la presentación. Lo busqué con la mirada, intenté hacerme con su rostro, pero no le ví, porque no estaba. A los dos dias me envio un correo electrónico excusándose porque no se encontraba bien. "Tranquilo, Manza, le dije, recupérate y cuando regrese a Burgos nos damos una vuelta por Fuentes Blancas, que sé que te gusta". "No creas, me contestó, salgo poco de casa". Ahi quedó todo. Hasta hoy.

La muerte de un compañero del ciberespacio que se va. Todo virtual, etéreo, todo imaginativo, falto de realidad, más allá del mensaje escrito y con paternidad reconocida, aunque en su caso simulado bajo el sutil juego de palabras. Las cosas de Manzano. Virtual, sí, pero al final, cuando la muerte se impone y cierra una relación, aunque sea lábil, uno lo siente de veras, como si conociera a su interlocutor de hecho y la confianza no se viera entorpecida por la frialdad aparente de las palabras y las ideas que en la distrancia se cuelgan en la red. Basta la complicidad que aporta el mensaje compartido para que el sentimiento aflore como si de una realidad tangible se tratase, como algo firme que prevalece sobre la ficción.

Ha fallecido Miguel Angel Manzano, el hombre de Burgos que defendía una Facultad de Medicina para esa ciudad, y que se dejaba oir y leer en las páginas de la prensa local. Sabía que era una solicitud incomprendida. Pero seguia en la brecha, como buen burgalés. Tenaz hasta el final, aun a sabiendas de la quimera en que estaba empeñado. No he conseguido conocerle físicamente, aunque le intuyo como una persona seria, sensata, con sentido del humor y defensor de las buenas causas, lo que hacia con esa ironía y ese gracejo que tanto echaremos de menos.

16 de octubre de 2008

Viñetas que invitan a pensar: la honradez no es buen negocio


A menudo cuando se alude al éxito fulgurante de alguien, recuerdo haber oido, como razón explicativa, aquello de que "es muy listo y le va muy bien; se dedica a sus negocios". Si se intenta aclarar de qué negocios se trata, la respuesta suele insistir en la vaguedad del argumento: simplemente de "sus negocios". Sin más detalles. Siempre he pensado que tras esta denominación tan genérica algo inconfensable o turbio debía esconderse. Pero daba igual. Las crónicas de sociedad y los comentarios de toda laya anteponían las manifestaciones del éxito que depara la fortuna a cualquier otra matización que pudiera cuestionar el modo de conseguirlo. Si, por el contrario, se trata de enjuiciar las razones de la situación en que se encuentra quien no ha logrado el mismo relumbrón, la opinión se decanta a favor de circunstancias que sobre todo tienen que ver con la torpeza del sujeto o, de manera más eufemística, con su falta de ambición. "Le falta ambición. No tiene agallas", es el argumento antitético del anterior.

Que conste que siento admiración por quienes de forma transparente, sin ocultaciones ni medias tintas, acometen decisiones de riesgo que se traducen en la creación de empresas y en la consiguiente generación de riqueza y empleo. Estos "capitanes de empresa", como les denominó Raul Guerra Garrido, suscitan el máximo respeto cuando se aprecian los resultados de su gestión y los procedimientos de que hacen uso para conseguirlos con la ética propia de quien arriesga sin incurrir en corruptelas ni en prácticas que contravienen la ley.

En cambio, ninguna consideración positiva hay que otorgar a los que utilizan el "todo vale" para sus propósitos, componendas y enriquecimientos, confortablemente instalados en la "ley de la selva" que todo lo permite. Amparándose en niveles de tolerancia inadmisibles, que acaban creando tramas de intereses donde lo público y lo privado se confunden, entienden el concepto de honradez como una antigualla, como expresión de una debilidad o como testimonio de una torpeza que lleva, a quienes la practican, a la condición de perdedores. "Tú eres tonto", le dijo un conocido y exitoso promotor inmobiliario, otrora experto en alcantarillas, al alcalde de Seseña (Toledo) , que no aceptó plegarse a sus presiones y cohechos, sorprendido aquél por el cambio de comportamiento mostrado por la máxima autoridad local, sumisa hasta entonces, como si eso fuera lo normal, lo propio de los ganadores.

Es probable que la crisis que estamos viviendo aporte un efecto benéfico en ese sentido, es decir, contribuya al fortalecimiento de una regeneración moral de la sociedad que, refractaria a la cultura del pelotazo financiero, coloque a cada cual en su sitio, al entender que la falta de honradez de que han hecho gala los artífices de la catástrofe no merece más actitud que el desprecio, el rechazo sin paliativos y, siempre que sea posible, la penalización más contundente. La regeneración moral de la sociedad. Ahí es nada.

Viñeta de El Roto.

15 de octubre de 2008

12 de Octubre en España: ¿Fiesta Nacional, incordio personal o simple día de asueto?

Posiblemente, y aunque al final todos lo hayan disculpado como una actitud de sinceridad inoportuna, el actual presidente del Partido Popular, Don Mariano Rajoy Brey, no se va a librar nunca del recuerdo que, de cuando en cuando, traiga a colación aquella vez en la que consideró al desfile militar del 12 de Octubre como “un coñazo”. Sobre todo, cuando tampoco nadie olvida la encendida proclama patriótica que, en sentido totalmente contrario, afloró de sus labios y su mente el año anterior, con la intención de poner a prueba el patriotismo de los españoles. Vivir para ver.

Debe ser el sino de la Fiesta Nacional de España, que dista mucho de ser asumida como una celebración motivadora por parte de la sociedad, a diferencia de lo que sucede en la mayor parte de los países del mundo, donde ese día – recuérdese el 14 de Julio en Francia, el 4 de Julio en Estados Unidos o el 25 de Mayo en Argentina, por ejemplo – es conmemorado con actos, y no sola y necesariamente militares, que cuentan con la motivación y la participación de la mayoría de la gente.
En España, en cambio, no sucede así. Y es que en realidad el 12 de Octubre, denominado Dia de la Hispanidad, evoca un acontecimiento importante, mas ajeno a los grandes hitos internos del país. Se ha acabado asumiendo como fiesta patria el descubrimiento de América, y no sucesos de mayor trascendencia para la convivencia y el progreso de la sociedad, que en otros países van ligados a la independencia o a la recuperación de la libertad. Por analogía ese evento digno de ser conmemorado como algo integrador y decisivo en la evolución social y política se correspondería sin lugar a dudas con la Constitución votada en 1978, y de la que en breve se celebrará el trigésimo aniversario. Un caso insólito de vigencia de la libertad en la convulsa historia española. Sin embargo, ni una Constitución que funciona ni una fecha que la sitúa en el tiempo – el 6 de Diciembre – merecen ser entendidas como argumento suficiente para declarar ese día la Fiesta Nacional. Ni es así ni lo será nunca, me temo.
Entre tanto, nos conformamos con el 12 de Octubre, día festivo, ornado por un solemne, seguramente muy costoso y agotador desfile militar que el líder de la derecha considera un incordio que le fastidia la agenda, que los hostiles al Gobierno aprovechan para insultar a José Luís Rodríguez Zapatero y montar la bulla consabida, y en el que la mayor parte de los presidentes autonómicos brilla por su ausencia, quizá porque, sin decirlo, también lo consideran un “coñazo”, lo que les mola es su feudo, y porque no entienden el significado de una fecha que no les dice nada. Al final, jornada de vacaciones y a otra cosa mariposa. Únicamente el Jefe del Estado parece estar en su lugar.
Ay, este país de los “desacuerdos y las insolidaridades”, como lo definió una vez el gran Francisco Ayala.

12 de octubre de 2008

Volvemos al Cambalache

Este tango (Cambalache) nació en el siglo XX para criticar al siglo XX. Fue producto de esa amargura que a veces invade a los argentinos más lúcidos cuando se paran a pensar sobre su país y quienes lo han gobernado. Es una canción dura, desolada, llena de reproches, pero al tiempo contundente, clara y reveladora de actitudes críticas y de denuncia de las que no conviene declinar.

El siglo XX terminó, aunque no sabemos cuándo, ya que si algunos lo asociaron a la desaparición del muro de Berlin en 1989, otros identifican la nueva etapa con el atentado en el World Trade Center de New York en 2001. Sin embargo, el estallido de la crisis financiera, que nos desconcierta a la par que nos enfrenta a un horizonte de enorme incertidumbre, es esgrimido como argumento para afirmar que, al fin, se ha iniciado el siglo XXI, por lo que puede tener realmente de nueva era, inexorablemente marcada por los rumbos a que obliga la toma en conciencia de nuestra extremada vulnerabilidad así como por la convicción de que habrán de ser revisadas muchas pautas de conducta y decisión que hasta ahora se consideraban invariables.

Mas, cuando oimos el tango que acompaña a esta entrada, y que muchos sin duda conocen, ¿realmente pensamos que lo que se expresó, con música y letra desgarradas, como denuncia del siglo XX no sigue teniendo plena vigencia en el que le sigue, visto lo visto?. Nuevas e inciertas perspectivas se abren a nuestros ojos y nuestras mentes, por más que los hábitos y malas mañas se perpetúen, poniendo en evidencia la enorme dificultad que tienen las sociedades y, sobre todo, quienes las gobiernan para aprender de los errores que la historia nos ha descubierto en toda su gravedad.

11 de octubre de 2008

Las Universidades públicas madrileñas ante la amenaza de recorte presupuestario


Se supone que cuando una Administración aprueba un presupuesto, debidamente calculado, formalmente debatido y con la perspectiva de su aplicación a lo largo de todo un año, es para ejecutarlo, en la cuantía y los objetivos previstos. Cuando, a punto de concluir el ejercicio, dicha Administración señala que va a proceder a un recorte significativo de la cantidad a la que se había comprometido, algo ocurre en ese órgano de gestión pública que llama negativamente la atención. Pues una de dos: o esa asignación se ha destinado a cubrir otros fines, que estaban inicialmente mal calculados, o, por las razones que sea, ese recorte obedece a modificaciones imprevistas que siempre conviene justificar. En cualquier caso, una deficiente forma de gestionar los recursos públicos.

Algo de eso ha debido recurrir cuando el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid, que preside Doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, decide reducir en un 30% la asignación económica a las Universidades públicas de Madrid, sin tener la deferencia de comunicarlo previamente a los respectivos rectorados ni justificar las razones que le llevan a adoptar una medida tan drástica a poco más de dos meses de finalizar el ejercicio presupuestario.


Las señales de alarma de las Universidades no han tardado en hacerse notar, dejando constancia de su sorpresa, y en algún caso hasta estupor, por una medida de ese calibre que nadie esperaba y de la que nadie las había advertido. La consejera de Educación, apellidada Fígar, guarda silencio, mientras la señora Aguirre, experta en lanzar globos sonda y en confundir a quien la escucha con declaraciones que generan tanto sonrojo como desconcierto y siempre en perjuicio y deterioro de lo público, trata de calmar los ánimos, diciendo que el pago de los haberes no se va a resentir.

Pero la noticia del recorte ha cobrado fuerza en el ambiente y ha cumplido, como aviso para navegantes, la finalidad pretendida. Ha creado desasosiego e incertidumbre, que es de lo que se trata, al tiempo que lanzado otro torpedo más en la línea de flotación de la educación pública en la Comunidad de Madrid. La Educación como víctima del ajuste y las medidas adoptadas por el gobierno de esa región como demostración de por dónde han de ir, lamentablemente, las cosas. Más claro, agua. Y, por cierto, todos deberían saber que ese Gobierno madrileño, que tanto gusta de la pompa y circunstancia, gasta 100 millones de euros en propaganda institucional, aproximadamente la misma cantidad que ahora se retira del presupuesto comprometido de las Universidades públicas.


A la vista de este hecho y de otros tantos que están ocurriendo en el panorama educativo español, sumido en la disgregación y la deriva hacia no se sabe dónde, solicito que alguien me ayude para dar respuesta a esta inquietud de la que no consigo desprenderme: ¿en qué ha mejorado el sistema autonómico el desarrollo de la educación? Simplemente ruego que me indiquen tres mejoras. Tres. Lo necesito para tranquilizarme y pensar que con las transferencias en Educación a las Comunidades Autónomas hemos realmente mejorado. La verdad es que hasta con dos me conformaría.


Imagen: La Universidad como transmisora del conocimiento, que ayuda y dignifica a la persona. Escultura emblemática de la Universidad Complutense de Madrid, frente a la Facultad de Medicina.

10 de octubre de 2008

Presentaciones de una obra histórica relevante: recopilación de las cartas escritas por Napoleón Bonaparte hace 200 años


AMBITO EDICIONES, S.A.  ha presentado hoy en Burgos una obra importante y original. Con el título "L'Espagne est grande. Cartas de Napoleón Bonaparte desde Castilla y León (1808-1809)", y de la que es autor el profesor salmantino Jesús García Sánchez, este libro representa una aportación muy destacada al conocimiento de las circunstancias en las que se desenvolvió la guerra contra los franceses que tuvo lugar en España hace doscientos años.


El interés de la obra radica, apoyándose en un riguroso estudio introductorio, en la recopilación, ordenación e interpretación de la correspondencia redactada por Bonaparte desde un territorio que desempeñó en aquella contienda un papel decisivo en la estrategia militar y política del ejército imperial en nuestro país. En el libro se incluyen los textos de 413 cartas, cronológicamente estructuradas, que permiten un conocimiento muy valioso tanto de la personalidad de Napoleón como de su capacidad logística y estratégica, aspectos ambos de notable interés para entender un episodio esencial de la historia contemporánea de España y Europa. El texto que encabeza el título ("L'Espagne est grande") hace referencia al inicio de una de las cartas recogidas en la obra.


La presentación ha coincidido con las actividades del Congreso Internacional sobre la Guerra de la Independencia en el mosaico peninsular, celebrado en esa ciudad entre los dias 7 y 10 de Octubre, en el que se han dado cita personalidades, españolas y extranjeras, muy relevantes en la investigación sobre este decisivo momento de la Historia de España.


También en Salamanca ha tenido lugar un acto de presentación el dia 30 de Octubre en el Aula Magna de la Facultad de Geografía e Historia, en el que han intervenido -en la fotografía, de izquierda a a derecha - Doña Maria José Turrión, Directora del Centro Documental de la Memoria Histórica, Doña Josefina Cuesta, Catedrática de Historia Contemporánea de dicha Universidad, el propio autor y Doña Maria Luisa Primo, del Consejo Editorial de Ámbito.


La obra se ha presentado, finalmente, el día 17 de Diciembre en Valladolid. El acto ha tenido lugar en la Librería Rayuela y ha contando con las intervenciones, por este orden, de Fernando Manero, de Concepción Marcos del Olmo, Profesora Titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid y del propio autor. Con este acto culmina la campaña de presentaciones realizadas con motivo de la publicación del libro en conmemoración del Bicentenario de la Guerra de la Independencia.


Imágenes: Arriba: El profesor Jesús García Sánchez (derecha), autor de la obra, está acompañado por quien esto suscribe, durante el acto de presentación en Burgos. Centro: Portada del libro y fotografía del autor incluida en la reseña que sobre la obra publicó "El Norte de Castilla" e intervinientes en el acto celebrado en Salamanca (30.10.08). La fotografía procede del Archivo del diario "El Adelanto de Salamanca". Abajo: Presentación de la obra en Valladolid (17.12.08), donde el autor de la obra estuvo acompañado por Concepción Marcos del OImo, Profesora Titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid, y por Fernando Manero, Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Valladolid. 

8 de octubre de 2008

Mensajes en la calle: Cuando se trata de figurar, que no falte nadie


No importa que la obra sea buena, mala o regular. Que nadie se preocupe por su calidad o sus resultados. Si sirve, bien, y, si no, pues también, que para el caso no es eso precisamente lo que importa. El ciudadano paga y, aunque en teoría es el destinatario de la iniciativa llevada a cabo, que nadie le pida opinión o valoración, pues los cauces para ello son tan complicados como disuasorios.

Pues, ¿qué interesa entonces?, se preguntarán ustedes. Bien sencillo. Pura y simplemente figurar. Y a ser posible por los siglos de los siglos. Y cuantos más, mejor. Que los nombres de los próceres, desde el cabeza de serie, conocido personaje de la política española inasequible al desaliento, hasta el que pasa la pluma para firmar dejen constancia expresa de que algo tuvieron que ver con el hecho, a fin de que su familia, sus amigos y, sobre todo, él mismo se sientan complacidos cuando vean grabada sobre piedra su identidad. Que no falte nadie, no vaya a ser que alguien le eche de menos, pues no importa si alguien le echa de más.

Este comentario, que se pretende nota de humor en medio de la bruma que nos embarga, surge a propósito de esta placa que localicé en un aparcamiento del municipio de Viveiro, en la provincia de Lugo. Tras contemplar la hermosa perspectiva que se divisa desde el cabo de la Estaca de Bares, decidí dejar el auto bien recogido para recorrer una villa cuya visita merece realmente la pena. Deben conocerla, pues encierra un casco histórico de cierta relevancia, y además se come de maravilla, dulces incluidos. Pero nunca he visto en un simple aparcamiento nada parecido. Cosas veredes, que dijo Alonso Quijano. Cosas de la política y de la feria de las vanidades, que diría un servidor de ustedes.

7 de octubre de 2008

Por un trabajo decente: una reivindicación necesaria

Casi desapercibido, como un tema secundario ante la avalancha de noticias financieras alarmantes que se suceden dia tras día, como si de algo incómodo se tratase: así se está considerando la cuestión del trabajo en el caótico panorama financiero al que nos enfrentamos en un mundo que hace diez años se las prometía tan felices. En estos términos de infravaloración de la actividad laboral se ha expresado Bernard Thibault, secretario general de la CGT francesa con motivo de la celebración, por primera vez en la historia, de la Jornada Mundial por un Trabajo Decente. "Sólo se habla de bancos y no de las consecuencias económicas y sociales de esta crisis", ha dicho durante la manifestación que ha tenido lugar en París. Ha puesto la nota disonante en un discurso que ya comienza a resultar tedioso y que está llevando a la interpretación de un problema en términos estrictos de mala gestión financiera y de ciclos económicos inevitables, sin que las responsabilidades queden claras ni los responsables asuman la cuota de descrédito y de penalización que merecen. De rositas se están yendo ante el estupor de quienes durante años les han visto enriquecerse de forma escandalosa y hoy contemplan el horizonte con desesperanza e impotencia.

Mientras tanto, los efectos sociales tienden a agravarse en medio de un clima de resignación, asumiendo, mediante dinero público, los costos de una catástrofe financiera, que amenaza con la desestabilización del sistema productivo y con el consecuente agravamiento de sus impactos más dramáticos: el desempleo y la descapitalización de las pequeñas y medianas empresas. Un fantasma de inquietud y desazón invade el panorama mundial y revela hasta qué punto el edificio montado en la etapa de bonanza en la que creiamos estar instalados se ha resquebrajado por la fragilidad de sus cimientos y la permisividad adoptada por quienes tenían la obligación de supervisar su solidez. ¿Ignorancia deliberada o ineptitud reconocida?.

En medio de este clima de desasosiego y de incertidumbre, reclamar el derecho a un trabajo digno se antoja para algunos una impertinencia, como algún comentarista de medio pelo se ha encargado de afirmar en la prensa española, más proclive a defender apuntalamientos generosos a la espera de que el tiempo y la generosidad de quienes se benefician de ellos provean. ¿Cabe justificar en este contexto la renuncia a un principio básico, como es el de la dignidad que representa un Trabajo Decente, que se entiende indisociable de la propia dignidad humana? ¿hasta cuándo esperar para que esta demanda sea tan justificada como atendible?.

Desde el momento en que se renuncie a enarbolar estos principios, el mundo habrá retrocedido a tiempos que todos creíamos superados. Mas la verdad es que todavía queda mucho camino por recorrer. Es la primera vez que se celebra una Jornada con este fin y los niveles de participación han sido todavía limitados, aunque ello no resta relevancia a las concentraciones habidas en las grandes ciudades europeas y españolas. Es un primer paso que seguramente alcanzará niveles de respuesta mas significativos en convocatorias posteriores. Pues, de lo contrario, ¿qué nos queda?: ¿desarrollo de la conciencia colectiva o el simple sálvese quien pueda?. That`s the question.

6 de octubre de 2008

¿Pablo Neruda humanizado?

Al despedirme en el aeropuerto de Santiago, la persona que me acompañaba, brillante economista chilena experta en los cambios que están teniendo lugar en los países del MERCOSUR, me entregó amablemente un regalo, que nada tenia que ver con las cuestiones que durante toda la semana transcurrida en Chile habían ocupado nuestra atención. “Esta novela te hará reflexionar sobre lo que viste el otro día en Isla Negra”, me dijo, creando en mi una sensación enigmática y una curiosidad que necesariamente tendría que satisfacer. Al quedarme solo, y tras recoger la carta de embarque, decidí acometer la lectura de esa novela intrigante, sabiendo del tiempo que disponía para ello. He leído sus 330 páginas casi de un tirón durante el viaje y he sacado algunas conclusiones que deseo comentar.


La obra acaba de ser publicada por la Editorial La Otra Orilla y está suscitando en Chile un cierto revuelo. Se titula El caso Neruda, y ha sido escrita por Roberto Ampuero, un afamado escritor nacido en Valparaíso, y profesor en una Universidad de Iowa, que ha intentado con esta novela poner al descubierto rasgos importantes de la personalidad de Pablo Neruda. Al margen del argumento, centrado en una historia de curiosas indagaciones personales realizadas por el detective – Cayetano Brulé - creado por el autor, lo más interesante del relato reside, a mi juicio, en dos aspectos: por un lado, en la descripción de los ambientes que rodean la trama, sincrónica con los últimos meses del gobierno de Salvador Allende y con los escenario de la guerra fría en el Berlín dividido y en La Habana; y, por otro, sin duda lo más curioso de la novela, en las confesiones que en primera persona, poniéndose en el papel del poeta y como si las hiciera éste, realiza sobre la vida sentimental de Pablo Neruda, a fin de poner al descubierto las experiencias vividas con cada una de las cinco mujeres con las que compartió luces y sombras en una trayectoria personal y pública repleta de matices, y marcada por relaciones donde hubo de todo: felicidad, dolor, ambición, sacrificios, amor y desengaños.

En estas descripciones someras, pero muy expresivas, la ficción cede paso a la realidad para conocerla tal cual fue, expresada con la mayor sinceridad y coincidiendo con los últimos días de la vida del poeta, empeñado en saldar sus cuentas con quienes, fieles siempre a sus propósitos de gloria y proyección, ocuparon un papel esencial en su maduración y prestigio como persona, como político y como escritor.

3 de octubre de 2008

Tierra y Mar se funden armoniosamente en Isla Negra



Concluyo mi viaje por tierras de la América austral con una visita reposada a Isla Negra, que sin duda me va a aliviar del esfuerzo realizado durante todos estos días. Allí se yergue, altivamente orientada al Pacífico, la casa que diseñó, construyó, decoró y aprovechó como poderosa fuente de inspiración el poeta y político chileno Pablo Neruda. “Encontré una casa de piedra frente al Océano”... diría en una ocasión para justificar la elección de ese lugar para vivir la plenitud de su vivencia personal y creativa en su país natal. Otras dos casas más formaron su patrimonio en “el país más largo”: una en Santiago y otra en Valparaíso (La Sebastiana). Pero ninguna tendría la resonancia y la significación que el poeta concedió a la que destaca en este pequeño promontorio de la costa, a unos 150 Kms. de la capital.

La adquirió en 1938 y desde entonces se convirtió en el espacio donde la creatividad y las ansias culturales de Neruda no admitieron límites ni reservas. Es una casa alargada, paralela a la costa. Larga y estrecha como su país, ese pais donde aparecn todos los climas del mundo y que tanta fuerza cobra en su Canto General. Lejos de ser agobiante, la visita es insólita y provoca una extraña sensación en la que el silencio se rompe, en la imaginación del visitante, por la abrumadora cantidad de objetos, recuerdos, imágenes, y rupturas de la perspectiva que se producen a cada paso.

Quienes me acompañan, opinan que tenia una obsesión por el coleccionismo. Yo no lo creo. No era el afán de coleccionar mascarones de proa, estribos de caballo, conchas marinas, mariposas, insectos.... lo que impulsaba ese afán por hacerse con todo lo que se ponia a su alcance, sino el deseo de apropiarse de cosas que dijeran algo permanente sobre la naturaleza, sobre el arte y, ante todo, sobre el mar. “La noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos”. Porque, en esencia, la casa de Isla Negra no es otra cosa que el elemento de engarce de la tierra rocosa con el mar. Con ese océano inmenso y bravío que espectacularmente contemplaba al despertar, el mismo que se desplegaba ante su mirada en el escritorio construido con la puerta de la bodega de un barco hundido, el mismo ante el que reposan Pablo Neruda y Matilde Urrutia.

El autor de Confieso que he vivido murió con la mayor de las tristezas en Septiembre de 1973, a los pocos días de que falleciera Salvador Allende y la brutalidad se apoderase de Chile. Asaltaron esta joya de piedra, vida, historiay cultura pero alguien evitó que la prendieran fuego o la saquearan. Enterrado en el Cementerio General de Santiago, fue trasladado a su casa de la costa en 1992. “Compañeros, cuando muera, enterradme en Isla Negra”... pidió en su momento para dejar bien claro donde deseaba permanecer para siempre.


Imagen: Tumba de Pablo Neruda y Matilde Urrutia, frente al Pacífico, en Isla Negra.

2 de octubre de 2008

¿Falta de previsión o tendencias incorregibles?

Cunden el escepticismo y la indignación entre los que ocupan parte de su tiempo en analizar la economía mundial y el alcance de las tensiones que la afectan. Es un tema de gran actualidad, que suscita lógica preocupación entre quienes asisten, impotentes, al desencadenamiento de una crisis, de cuya salida todos coinciden en afirmar que será tardía y muy costosa. La casualidad me ha llevado a asistir y participar en un interesante e improvisado debate que ha tenido lugar esta semana en Valparaíso (Chile), donde un grupo de colegas universitarios chilenos han creído oportuno dar rienda suelta a sus ideas sobre la crisis financiera que ha estallado brutalmente a comienzos de este año y que amenaza con poner en situación muy crítica a tirios y troyanos. He de reconocer que, aunque el ambiente estaba tenso, el nivel de la discusion era elevado y muy lejos de las soflamas que, con sentidos contradictorios, acostumbran a aflorar cuando se trata de hechos que tocan muy de cerca la ideologia y los intereses de la concurrencia.

Haciendo una síntesis de lo que allí se comentó, dos son las ideas centrales que, más allá de la interpretación de las causas, ayudan a valorar lo que está pasando y lo que puede pasar. No son ideas cerradas, sino grandes interrogantes que someto a su consideración

Primera idea: ¿cómo es posible que los potentes instrumentos de previsión que existen en Estados Unidos no hayan sido capaces de detectar este problema, la magnitud del riesgo y sus consecuencias?; ¿en qué ha quedado el papelón asignado al Center for Strategic and Internacional Studies, financiado por la Fundación Bill Gates, cuyo ampuloso objetivo consiste en “mejorar la seguridad y velar por la prosperidad en una época de transformación política, ofreciendo a los dirigentes análisis estratégicos y soluciones prácticas con el fin de que puedan predecir el futuro y anticipar los cambios?; ¿cómo se puede seguir defendiendo la ejecutoria de Alan Greespan, presidente de la Reserva Federal estadounidense, ya que durante su gestión se han fraguado los pilares de tamaña catástrofe financiera?; ¿hasta qué punto el Banco Central Europeo no ha ejercido la labor de vigilancia debida y advertido de los riesgos que se corrían como resultado de prácticas especulativas hace mucho tiempo detectadas y denunciadas con fuerza por parte de los economistas serios que todavia quedan?

Segunda idea: A la vista de los hechos, no ha lugar para confiar en que la lección vaya a ser aprendida. En toda esta ceremonia no se ha visto, por parte de sus responsables, ningún síntoma de arrepentimiento, la más mínima autocrítica, voluntad alguna de enmienda. Tampoco se tiene noticia de posibles penalizaciones jurídicas, que sancionen practicas tan demoledoras para la sociedad. Enriquecidos sin pudor, y ausentes sus nombres del concierto mediatico, esperan agazapados a que el temporal amaine para seguramente volver a las andadas. Se dice que no todo será igual, pero nadie deja claro ni a partir de cuándo y de qué modo. Pues aquí está el verdadero problema. Conseguida la aprobación por el Senado estadounidense, y posiblemente también por el Congreso, del Plan de Salvataje, como se le llama en Latinoamérica, las incógnitas se acumulan: ¿quiénes y cómo van a aplicar los mecanismos correctores que eviten las prácticas hoy puestas en evidenciay que se han mostrado letales para el sistema ?; ¿de qué manera se van a controlar las retribuciones de los directivos, medida de la que tanto se presume?; ¿con qué grado de disciplina se piensa intervenir para que la especulación salvaje no surja de nuevo con bríos renovados?; ¿mediante qué instrumentos, alejados de visiones a corto plazo y de rentabilidades escandalosas, el sistema va a primar la economía productiva y la innovación generadoras de riqueza y de empleo como alternativa consistente al que ha yace tiempo fue definido como “el capitalismo del desperdicio”?.

Dejemonos de pamplinas, evitemos eufemismos, hablemos claro y que cada cual ocupe en el escenario el papel que le corresponde.

Imagen: Portada de uno de los carteles alusivos a la situacion, expuestos en la Universidad de Chile, en Santiago.
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