26 de mayo de 2012

Mensajes en la calle (35): Cuando las campanas acompañan al desastre



Cuando las campanas tocan a rebato es que algo grave, muy grave, está ocurriendo en la localidad. Cuántas veces los incendios pavorosos convocaban a las gentes en las noches de verano para entre todos tratar de sofocarlo mientras el sonido de las campanas acompañaba la angustia de la vecindad. Curiosidades de la vida, esta tarde he oído el tañido de estas piezas espectaculares sonar estridentes con el logotipo de Bankia presidiendo la escena. De pronto, casi de manera instintiva, he sentido la congoja y la rabia que embargaba a cuantos asociaban el ruido de los badajos a la tragedia que acababa de desencadenarse, y cuyas consecuencias se antojan pavorosas . 

Y no era para menos, pues catastrófica está siendo para el país la mayor estafa financiera de la historia contemporánea de España. Un pozo sin fondo, un terremoto desestabilizador de consecuencias incalculables, un incendio bestial que abrasa cuanto se encuentra a su paso. La percepción brutalmente sonora del entorno me llevó a pensar que la escena tenía un carácter simbólico, que excedía con creces la comprobación de lo mucho y bien que suenan las campanas de la catedral de Ciudad Rodrigo en la Bienal de Arte y Patrimonio (AR&PA), celebrada este fin de semana en Valladolid y que patrocina, entre otros, la ruinosa entidad de marras. Había que entenderlo más como un estruendo que afecta, irradia y aturde sobre el conjunto del país. "Por quién doblan las campanas" se preguntaba Hemingway en su famosa novela. Ahora sabemos por quién doblan hoy: por el descalabro de una firma financiera que, gestionada por gente inepta, mentirosa e incomprensiblemente irresponsable, está dejando en la ruina a la sociedad española.

24 de mayo de 2012

La pobreza infantil en España: otro impacto brutal de la crisis


La percepción visual que se tiene del problema en Europa no alcanza los niveles de dramatismo con que aparece en los países de bajo nivel de desarrollo, donde el fenómeno de los “niños de la calle” ,  de los "meninos da rúa", marca una impronta en el paisaje urbano que, una vez vista, jamás se podrá olvidar. Sin embargo, y aunque no resulte tan traumática en sus manifestaciones públicas, no es hecho que deba ser ignorado, entre otras razones porque nos resulta próximo, nos acompaña en el día a día, aflora, a poco que nos detengamos en ello, cuando uno menos se lo espera. Y, si no se ve, si no se siente como tal, es porque con frecuencia permanece oculto, sumido en las interioridades de la privacidad familiar, voluntariamente recatado ante la sensación de pudor y vergüenza que proporciona el hecho de que se conozca. En estas condiciones – de percepción limitada por la discreción y la introversión con que se aborda -  evoluciona y crece el problema de la pobreza en el mundo del desarrollo, donde, como he señalado en una entrada anterior, no cesa de agravarse en un contexto de acentuación creciente de las desigualdades.




 Dentro de este panorama cobra acuciante gravedad la constatación de los umbrales de pobreza en que se encuentra la población más vulnerable, la más dependiente. Si tradicionalmente se trataba de un  problema asociado a la etapa más avanzada de la vida, en nuestros días – y coexistiendo con éste- adquiere mayor importancia cuantitativa el sector de la infancia, brutalmente lacerada por el estigma de la mala calidad de vida que deriva de la precariedad o ausencia de recursos a que se enfrenta el entorno en el que viven. Poco se ha hablado de ello, apenas referencias aisladas han aparecido de cuando en cuando, o en todo caso la valoración de su magnitud se ha visto minimizada por el alcance, sin duda limitado, de la experiencia y la perspectiva que posee cada cual. Por eso, cuando se analiza con rigor no ha lugar a la simplificación ni está justificado mirar para otro lado. Se dispone ya de conocimiento suficiente desde que en 2004 se puso en marcha la Encuesta de Condiciones de Vida (INE) que refleja la situación en que se encuentra la sociedad española en algo tan fundamental como es su situación respecto a los valores que identifican su nivel de bienestar y la satisfacción de sus necesidades.

 En esta fuente se apoya el informe elaborado por UNICEF España, referido a las condiciones en que viven los niños españoles en la actualidad (2012). Las conclusiones obtenidas son alarmantes y oscurecen un panorama que ya era sombrío con anterioridad. Téngase en cuenta que a comienzos de la década actual cerca del 14% de los menores de edad residían en hogares sumidos en una pobreza acusada, entendiendo como tales los casos de familias con dos niños menores de 14 años y con ingresos inferiores a los 10.983 euros. Dos años después los umbrales de pobreza infantil han superado por primera vez el  25 %, cinco puntos más que los alcanzados en 2011, lo que se traduce en la existencia de un amplísimo grupo de 205.000 niños más residentes en hogares donde los ingresos se sitúan por debajo del nivel de la pobreza. .

Si a estos datos se suman los que al tiempo aporta el Informe, revelando magnitudes a menudo ignoradas, se llega a la estremecedora conclusión de que España es en la Unión Europea uno de los países con tasas de pobreza infantil más elevadas, solo por encima de Rumania y Bulgaria. Doloroso récord que obliga a pensar, a profundizar en el conocimiento del problema y a plantear medidas de actuación decididas a acometerlo – todavía está pendiente la elaboración de ese Plan Nacional contra la Pobreza Infantil, recomendado en 2010 por el Comité de los Derechos del Niño – aun a sabiendas de que su raiz se encuentra en los demoledores efectos sociales y económicos que la crisis financiera (porque, en esencia, se trata de una brutal crisis bancaria, producto de la catástrofe de un modelo de crecimiento y de una forma de gestión aberrante y que todo lo engulle) está ocasionando en España con impactos gravísimos sobre los sectores más débiles de la sociedad. Prueba de ello es la comprobación de que el número de hogares con niños y con todos sus miembros adultos desempleados ha aumentado entre 2007 y 2010 en un 120 %, dos veces por encima del total de hogares. Y, por lo que se ve, el trágico proceso sigue in crescendo, en medio de una relativa indiferencia, que hay que evitar porque no nos es ajeno.

22 de mayo de 2012

Una jornada (europea) en defensa de la Educación Pública


Es la primera vez en la historia de Europa que una jornada de defensa de la Educación Pública convoca y reúne en España a miembros de toda la comunidad educativa, desde la Enseñanza Primaria hasta la Universidad. No existen precedentes de un acontecimiento así; de un acontecimiento que hay que destacar por lo que representa de movilización integral y coordinada de grupos profesionales muy heterogéneos, que han decidido aunar sus esfuerzos y sus voces para denunciar las gravísimas maniobras encaminadas al debilitamiento de la calidad formativa y de la cohesión social que desempeña uno de los grandes pilares sobre los que se sustenta una sociedad avanzada como es la Educación Pública. 


Masiva y contundente en sus reivindicaciones, no ha sido una jornada políticamente sesgada. Ahí estaban las centrales sindicales representativas de todas las sensibilidades existentes en el sector; en ella han estado presentes profesores que jamás habían participado en una huelga y asistido a una manifestación contra la política gubernamental. Un poderoso clamor ha salido de las aulas, de los laboratorios y de los despachos reclamando la preservación de un sector que no puede ser debilitado so riesgo de empobrecimiento colectivo, de deterioro de la formación y de pérdida de la solidaridad que entraña una educación al servicio de toda la ciudadanía. 

Ha ocurrido en primavera, mientras el color verde que identifica la movilización se confunde con las tonalidades de los jardines que engalanan la plaza pública. Seguramente los procuradores comuneros que en 1518 se reunieron en las Cortes celebradas en la Iglesia de San Pablo en Valladolid ( a la izquierda) para expresar su rechazo a las pretensiones del emperador, que trataba de anular sus derechos (y que se vio obligado a respetar), se mostrarían complacidos varios siglos después al observar que enseñantes, investigadores y alumnos reclamaban en ese mismo espacio la defensa de lo que en justicia les pertenece: el derecho a una Educación Pública de calidad y debidamente financiada.

15 de mayo de 2012

La Educación: una prioridad al comenzar el mandato


Lycée Champollion en Grenoble 


" L'école doit être assurée de ses ressources, on ne peut pas enseigner correctement sans un encadrement suffisant pour nos enfants"(...)  "C'est la raison de mon engagement, et je le réitère aujourd'hui comme président de la République, de recruter 60.000 personnels de l'éducation sur la durée de mon mandat".  Con estas palabras, el primer mensaje que François Hollande ha dirigido a su país tras tomar posesión como Presidente de la República Francesa ha estado dirigido expresamente a la Educación, con palabras que deben ser grabadas en la fachada, si es que existiera, del edificio que simboliza la Unión Europea. Oír un discurso así nos reconcilia con la política, nos acerca a los valores que representa el mejor poder democrático al servicio de la ciudadanía, nos revela hasta qué punto no todos los políticos ni todas las opciones son iguales.

Acabo de contemplar el acto institucional de investidura en el Palacio del Elíseo. Nada de cruces, nada de biblias, nada de juramentos. La bandera tricolor y el himno de la nación. Solemnidad formal, laicidad, cortesía y sencillez en el fondo. El relevo que las urnas han determinado. Simbología republicana asumida como garantía de la continuidad del Estado más allá del huésped del turno. 

Muchas miradas, desde la izquierda y desde la derecha, se dirigen hoy a la ciudad de Paris, a la espera de que un nuevo rumbo comience a tomar fuerza y vigor en este escenario europeo tan asfixiante como deprimente. Hollande acude a la cancillería de Berlín para subrayar que otros aires inundan, al fin, la atmósfera en Francia. Aires que han comenzado con una hermosa invocación al valor de la educación y la investigación científica, para las que no caben sino reconocimientos. ¿Han oído ustedes algo parecido en los bosques grises de la Moncloa?

12 de mayo de 2012

La indignación frente al miedo como estrategia disuasoria


Siempre he recomendado la obra de Paul Virilio. Se sitúa en el panorama de la mejor tradición intelectual francesa, en la línea de Baudrillard, nada chauvinista, profundamente crítica y en los antípodas de esa pléyade de sicarios del poder que, al estilo de Bernard Henry Lévy o Andrés Gluckmann entre otros, no cesan de cantar las excelencias de los que mandan y que son al tiempo los que les nutren con largueza. Qué bien los ha identificado Pascal Boniface. Nada que ver con ellos. Virilio defiende a capa y espada su independencia, martillea sin cesar contra el pensamiento único, disecciona a fondo los tópicos que merodean en el ambiente e impregnan la mente de quienes sumisamente se prestan a ellos. 

Desde los temas que profesionalmente me interesan, Virilio tiene el mérito de enraizar sus reflexiones en un sólido tratamiento de la realidad territorial, particularmente de la urbana, como reflejo de su condición también de arquitecto. De ahí que en estos tiempos en los que los ciudades constituyen escenarios de conflicto y esperanza, de desasosiego y encuentro, de miedo y movilización social tenga pleno sentido recurrir a las ideas que mejor nos permiten entender la realidad en la que nos desenvolvemos.  Una realidad que deliberadamente aparece envuelta en esa atmósfera enrarecida que surge en función de los temores y ansiedades a que induce la falta de horizontes alternativos y la preocupación obsesiva por lo que pueda ocurrir en un momento imposible de controlar. José Luis Sampedro lo resume bien con la clarividencia que le caracteriza y la autoridad que le procura la experiencia y un riguroso sentido de la crítica inherente al compromiso del intelectual responsable y sensible hacia cuanto ocurre a su alrededor. 




La lectura de la obra es de todo punto recomendable, ya que no sólo esclarece el sentido y alcance de las implicaciones que en el comportamiento social provoca la transmisión del "miedo" con los efectos bloqueantes que desde el punto de vista psicológico provocan sino que al tiempo sirve como soporte de un interesante y necesario debate en torno al significado de los movimientos de indignación ciudadana, surgidos hace un año y que tuvieron en España su escenario de arranque y difusión para adquirir al poco tiempo proyección internacional. Y ahí siguen. 


Burgos, 18 junio 2011



11 de mayo de 2012

Utilizar políticamente la palabra falseando su significado

Cuidado, heles ahí. Sin complejos, a cara descubierta, y ajenos a los diccionarios o a los textos de referencia, que precisan el valor de la palabra, emergen con fuerza los nuevos teóricos del pensamiento distorsionado, de la expresión engañosa y del eufemismo cínico. Cristina Fernández, la que ahora manda en la Argentina, que dice no ser "patotera" y que  denuncia a los periodistas críticos mientras se niega a que le hagan preguntas, acaba de proclamar que lo que hace es "modificar el curso de la historia", dando a entender que el presente no tiene pasado y que lo que ocurre bajo su mandato es de lo más innovador y revolucionario que imaginarse pueda, cuando, a poco que se analice lo que hace y lo que dice en la perspectiva del tiempo, nada hay ni de lo uno ni de lo otro. Lo proclama a grito pelado en Buenos Aires mientras el aire se enrarece al son de la agobiante y tramposa parafernalia peronista, que encandila a amplios sectores de la sociedad a cambio simplemente de demagogia a raudales, de verborrea engañosa, y de sinecuras sin cuento a los que lideran los movimientos sociales clientelarmente controlados y retribuidos por ella. 

Entre tanto, en la ciudad que otrora se llamó Santa Fe de Bogotá, y hoy simplemente se conoce como la capital de Colombia, Rajoy Brey, el gobernante español también refractario a las preguntas no previstas y que huye de las ruedas de prensa como de la peste, ha proclamado no ha mucho a los veinte vientos que se forman en el entorno de los Andes que lo que él está haciendo es nada menos que "refundar" el Estado de Bienestar, ese modelo que tiene en Europa una tradición arraigada y cuyos parámetros e indicadores se sustentan en principios que no admiten equívocos. A la vista de lo que sucede y del panorama a que da lugar, la palabra "refundar" resulta tan ofensiva como impertinente, si no fuera porque la credibilidad del personaje  y la confianza en él- los sondeos de opinión así lo avalan -  ha tiempo que se esfumaron para muchísima gente. 

Mas no son los únicos. Toda una nueva jerigonza intencionada - llena de tropos, sinécdoques o pleonasmos - emerge en el panorama lenguaraz de la mayoría de los políticos actuales, sobre todo cuando están en el poder, que recurren a las engañifas retóricas para sortear la realidad, maquillar sus responsabilidades y ofrecer, a la postre, el mensaje más propio del gato correoso que de la liebre transparente y diáfana. Al parecer, por esos derroteros va a circular, lo está haciendo ya, el estilo de hacer política de nuestros días: enmascarar la realidad mediante el empleo del lenguaje tergiversado. Toda una operación de marketing de palabrería mendaz se apodera de la escena, mientras se alerta a la tribu mediática, que vive a sus expensas, de que ése es el guión a seguir, por lo que no cabe otra actitud que la transigencia con el trampantojo.

Espacios transformados (8): Cuando el paisaje de la educación queda eclipsado por la poda implacable




La verja nunca ha marcado una separación drástica entre la plaza y el espléndido edificio que desde hace más de un siglo simboliza la enseñanza secundaria pública en la ciudad que baña el Pisuerga. Es una verja noble, cuidada, esbelta, pero sobre todo transparente y diáfana, que no impide ver lo que ocurre dentro de su perímetro. Más que disuadir, invita a la visita porque da la sensación de que algo importante puede suceder tras ella, una vez franqueada. Durante años de sus aulas han salido millares de alumnos que han puesto en evidencia que, lejos de perder el tiempo y de malgastar los recursos que se las destinaban, daban buena cuenta del saber hacer de la mayoría de su profesorado que, sin estridencias ni vanaglorias, con esfuerzo y sensibilidad, se limitaba a prestar su servicio en medio de un reconocimiento social por debajo del que realmente merecía. Labor callada, labor positiva, labor solidaria, empeño con proyección de futuro. 


De pronto, la verja ha perdido su imagen de siempre para servir de escenario de la tragedia y de las inseguridades que se abaten sobre el entorno por ella resguardado. El espacio se transforma a medida que sobre él acechan los símbolos que amenazan la calidad y los horizontes de la tarea ejercida. Manos anónimas se han encargado de darlo a conocer a cuantos se acercan al recinto para demostrar que algo tan simple como unas tijeras encierran un significado demoledor. Lo que ellas representan, el recorte sin miramientos, no hace sino reproducir en la mente y dejar vívida en la memoria de quienes las contemplan la incómoda sensación de que lo conseguido va a quedar seriamente dañado sin otra pretensión que la de aplicar a la educación el escalpelo reductor mientras se desestiman o menosprecian las regresiones cualitativas que de ello se derivan. Es la mutilación por la mutilación, el desmoche sin paliativos, cercenando precisamente aquello que hace a una sociedad más justa, más culta, mejor integrada y más solidaria, mientras incólumes permanecen los privilegios deliberadamente situados y protegidos a extramuros de la crisis.


No tardando mucho, el tiempo se encargará de demostrar las consecuencias letales de tales medidas, pero para entonces las tijeras de papel que encuadran la perspectiva del Instituto Zorrilla de Valladolid habrán desaparecido por efecto de la intemperie mientras su huella permanecerá indeleble en el desempeño de una tarea de cuya calidad y satisfacción depende el futuro del país. 

9 de mayo de 2012

Ante un escenario de desigualdad creciente y de incumplimiento de los compromisos solidarios todas las voces son necesarias



La lucha por la solidaridad no sólo debe referirse a las  actuaciones que se muestran sensibles con los problemas y las dificultades que afectan a los millones de personas sumidas en el subdesarrollo. Por lo común las posturas planteadas con tal fin se decantan primordialmente y de manera justificada a favor de las situaciones derivadas de la miseria, la desigualdad y la injusticia en los escenarios más críticos de la Tierra. Sin embargo, la mirada en esa dirección no debe impedir centrarla también en aquellos otros que nos son más cercanos, que coexisten con nosotros en la cotidianeidad de nuestro entorno, que tenemos incluso al alcance mismo de la mano. Y es que cuando nos aproximamos al conocimiento de las dimensiones que alcanza la desigualdad en los países que consideramos avanzados, los datos acusan sin paliativos la magnitud de la brecha que separa a los ricos de los pobres.


Número de veces que la renta media del 10% de la población más rica supera la renta media del 10% de la población más pobre. Fuente: OCDE (2011)
Basta echar un vistazo a los datos publicados por la OCDE para percatarse de hasta qué punto la dualidad social marca de forma indeleble el panorama social a través de una información suficientemente expresiva como para inducir a profundizar en ella y conocer de cerca, sin tapujos, cómo se manifiesta en la vida de los ciudadanos y en el despliegue o frustración de sus oportunidades en un panorama que en modo alguno debe ser simplificado o ignorado
Claramente por encima de la media figuran países que ocupan una posición destacada en el ranking del desarrollo. He ahí, bien identificados, los nombres de Australia, de Japón, de Canadá, de Italia, del Reino Unido, de Israel, de Estados Unidos y de Chile, uno de los Estados socio-económicamente más contrastados del mundo. En ese grupo figura también España, donde, para precisar la dimensión del problema, la renta media del 10% de la población es casi doce veces superior a la renta media del 10% de la población más pobre.
Ahora bien,  más allá de los datos generales, y centrados en el caso de España, resulta pertinente una llamada de atención sobre los riesgos que amenazan el mantenimiento de los derechos esenciales de la población, entre los que la sanidad y la educación ocupan una posición preeminente. Mientras asistimos al lamentable espectáculo que los sitúa en una pendiente regresiva a medida que los recortes aplicados en los presupuestos del Estado no hacen sino deteriorar lo conseguido en ambos servicios básicos – sobre todo, cuando se comprueba que la reducción del 83 % del presupuesto afecta al gasto público directo, con particular incidencia en la política social, y la reducción de las ayudas en cooperación al desarrollo disminuyen en un 72 % - , no está de más recordar el flagrante incumplimiento de compromisos internacionalmente asumidos que ello representa.
Conviene recordar que España suscribió en 1977 el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales por el que el Estado se comprometía a preservar y defender los indicadores que reflejaban una atención expresa a favor de los derechos que dignifican a la persona y aseguran unos estándares esenciales de bienestar. La comprobación de que las medidas de mutilación presupuestaria adoptadas por el Gobierno en estos capítulos pueden ocasionar un efecto traumático sobre la sociedad, y en especial sobre sus sectores más vulnerables, ha motivado la denuncia presentada por varias ONG ante el Comitéde Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, alegando que el país incumple compromisos internacionales debido a la adopción de medidas “que derogan garantías legales de los derechos sociales” y ante la constatación de que las políticas que se están impulsando, como la reforma laboral, la reforma sanitaria y la reforma educativa empeoran la situación de los grupos sociales vulnerables.

En cualquier caso, nos encontramos ante una transgresión flagrante de los principios inherentes a la solidaridad que, por lo que se ve, es un valor en crisis, gravemente amenazado en todo el mundo y cuya defensa requiere voces enérgicas y contundentes en todo tipo de foros y espacios de relación.

6 de mayo de 2012

Francia como referencia histórica


Estatua alegórica de la Republique française en Lille 

¿Quién no ha criticado alguna vez a Francia? ¿Cómo olvidar los agravios, las desconsideraciones, los menosprecios que a veces se han hecho a los españoles desde los centros de poder, de la economía o de la cultura franceses? Sin embargo, también perviven diáfanas en nuestra memoria las muestras de interés que ese país ofrece cuando lo contemplamos desde la perspectiva que lo presenta como protagonista de hechos históricos que han marcado con letras y acontecimientos indelebles la evolución y el progreso de la Humanidad. 

Mirar hacia París nos resulta no solo evocador de lo que la ciudad más bella de Europa ofrece como manifestación espacialmente representativa de hitos definitivos y esenciales en la defensa y en la lucha por la libertad. La Bastille, la Commune, les Champs Elysées de la "libération", el Quartier Latin, les Jardins de Luxembourg, Nanterre ... afloran siempre como paisajes fundamentales cuando se valora lo que Francia representa a la hora de abrir nuevos rumbos y luces alentadoras en los túneles cegados de la historia por el pensamiento opresor y monocorde.

¿Ocurrirá ahora cuando la Unión Europa se ve encenagada por el discurso único que todo lo bloquea y lo reduce al estigma de la insolidaridad y del sálvese quien pueda? ¿Hasta qué punto será posible avanzar por derroteros que permitan recuperar las confianzas perdidas, restablecer las ilusiones frustradas y restañar los derechos lesionados? Por muchos aspectos sigue siendo un país criticable, aunque, con todo, no es fácil sustraerse a la sensación esperanzada que en momento difíciles proporciona escuchar La Marseillaise.



Related Posts with Thumbnails