12 de mayo de 2012

La indignación frente al miedo como estrategia disuasoria


Siempre he recomendado la obra de Paul Virilio. Se sitúa en el panorama de la mejor tradición intelectual francesa, en la línea de Baudrillard, nada chauvinista, profundamente crítica y en los antípodas de esa pléyade de sicarios del poder que, al estilo de Bernard Henry Lévy o Andrés Gluckmann entre otros, no cesan de cantar las excelencias de los que mandan y que son al tiempo los que les nutren con largueza. Qué bien los ha identificado Pascal Boniface. Nada que ver con ellos. Virilio defiende a capa y espada su independencia, martillea sin cesar contra el pensamiento único, disecciona a fondo los tópicos que merodean en el ambiente e impregnan la mente de quienes sumisamente se prestan a ellos. 

Desde los temas que profesionalmente me interesan, Virilio tiene el mérito de enraizar sus reflexiones en un sólido tratamiento de la realidad territorial, particularmente de la urbana, como reflejo de su condición también de arquitecto. De ahí que en estos tiempos en los que los ciudades constituyen escenarios de conflicto y esperanza, de desasosiego y encuentro, de miedo y movilización social tenga pleno sentido recurrir a las ideas que mejor nos permiten entender la realidad en la que nos desenvolvemos.  Una realidad que deliberadamente aparece envuelta en esa atmósfera enrarecida que surge en función de los temores y ansiedades a que induce la falta de horizontes alternativos y la preocupación obsesiva por lo que pueda ocurrir en un momento imposible de controlar. José Luis Sampedro lo resume bien con la clarividencia que le caracteriza y la autoridad que le procura la experiencia y un riguroso sentido de la crítica inherente al compromiso del intelectual responsable y sensible hacia cuanto ocurre a su alrededor. 




La lectura de la obra es de todo punto recomendable, ya que no sólo esclarece el sentido y alcance de las implicaciones que en el comportamiento social provoca la transmisión del "miedo" con los efectos bloqueantes que desde el punto de vista psicológico provocan sino que al tiempo sirve como soporte de un interesante y necesario debate en torno al significado de los movimientos de indignación ciudadana, surgidos hace un año y que tuvieron en España su escenario de arranque y difusión para adquirir al poco tiempo proyección internacional. Y ahí siguen. 


Burgos, 18 junio 2011



1 comentario:

  1. Buscaré ese libro, Fernando. Estoy convencido de que valdrá la pena leerlo. Tu criterio me merece toda la consideración porque ya he tenido la oportunidad de verificar la bondad de tus recomendaciones.

    Me gustaría que la celebración del primer aniversario del 15-M se tradujese en algo màs operativo que la mera repercusión mediática...

    Un abrazo

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