31 de marzo de 2009

El Sahara Occidental: expolio y codicia sin límites en un espacio ilegalmente ocupado



¿Quién puede mostrarse indiferente cuando sus ojos perciben el expolio a que se ven sometidos los débiles, impotentes para hacerlo frente?, ¿dónde quedan los principios más nobles al observar que la indiferencia respecto al latrocinio cometido solo conduce a perpetuar la explotación y, lo que es peor, a legitimarla ante quienes impunemente la practican?.

Nunca lograremos los españoles liberarnos de la ignominia histórica hasta que no mostremos con toda nuestra energía el rechazo a cuanto está haciendo el reino de Marruecos en el Sáhara Occidental. Tenemos una deuda con ese pueblo que nunca acabaremos de resarcir porque nuestros gobernantes pretenden mostrarse ajenos a una realidad que les incumbe y que, hagan lo que hagan, siempre pesará en su contra cuando traten de esgrimir la aparente brillantez de los servicios prestados en su país y en el mundo.
Que no me vengan con pamplinas: la imagen de los refugiados saharauis de Tinduf y la brutal represión a que este pueblo está sometido en la zona ocupada desde hace más de tres décadas no se borrará jamás de la hoja de servicios de quienes han gobernado España desde que miserablemente se rindió ante las presiones de Marruecos para hacerse con el Sáhara violando el Derecho internacional y los Derechos Humanos más elementales.

A nadie debe sorprender que la ocupación no pretenda otra cosa que el expolio sin contemplaciones de sus recursos naturales. Con la complacencia e incluso colaboración de la Unión Europea, empresas que disimulan sus nombres para que nadie les impute la ilegalidad cometida, se afanan en explotar las riquezas sobre las que el gobierno marroquí no tiene otro derecho que el que impone la fuerza.


Firmas pesqueras españoles faenan en esos caladeros sin ningún rubor mientras consorcios empresariales de filiación europea y de otras partes del mundo se encargan de comercialización de los fosfatos de Bu Craa, razón de ser principal de la persistencia de Marruecos en un territorio que sólo sirve a la codicia. Los datos son demoledores: según PhosBucraa, firma explotadora del mineral, en 2008 se extrajeron 2,4 millones de Tns. de fosfatos, por un valor total de 682,6 millones de euros. Es una cifra casi veinte veces superior a la ayuda recibida (38,3 millones de euros) por los refugiados saharauis en el desierto argelino, lo que equivale, para una población de 160.000 personas, a tan sólo 0,66 euros por persona al día. Es decir, por debajo del nivel que Naciones Unidas considera de pobreza extrema.

¿Quién puede mostrarse indiferente ante tan terrible realidad?

Para ampliar información consulten la web de Western Sahara Resource Watch .Quedarán impresionados.


Imagen: Fotografia de satélite donde figura el yacimiento de Bucraa, uno de los más importantes yacimientos de fosfatos del mundo

26 de marzo de 2009

La inmensa suerte de ser diputado en España



Son pocos, son selectos, son privilegiados. No me refiero a los miembros de la comunidad científica ornados por la excelencia y el prestigio conseguidos a base de muchísimo esfuerzo, ni tampoco invoco a los que enriquecen nuestro panorama cultural con sus aportaciones, creatividades y talento. No. Aludo simplemente a los que el sistema democrático asigna, a través del voto popular, la noble función de la representación parlamentaria, para la que son elegidos cuando los ciudadanos acuden al llamamiento de las urnas. No hay, en principio, tarea que deba ser a priori reconocida con tanta justificación como ésta. En ellos reposa el funcionamiento del legislativo, el control del ejecutivo y la propia adaptación de un país a los cambios que tienen lugar en el momento histórico en que desempeñan esta función.


Confieso, sin embargo, que no me invaden esas sensaciones cuando la información nos muestra que lo que sucede en ese escenario deja mucho que desear. En la forma y en el fondo. No me detendré en la pobre calidad de los debates, en el tono insustancial que desde fuera se percibe a menudo cuando se abordan cuestiones de especial trascendencia, en la propensión al insulto y a la violencia verbal como formas de argumentación, ni tampoco me haré eco de cuantos señalan las sensibles carencias detectadas en el modo de entender los problemas que atañen a la sociedad. Bastará simplemente con aludir al hecho, que ya he considerado en otra ocasión, y que de nuevo vuelve a ofrecer su tinte más escandaloso. Y, desde luego, preocupante.

En el día de hoy se ha aprobado a puerta cerrada el informe secreto de la Comisión del Estatuto del Diputado que permitirá a 79 parlamentarios desarrollar actividades al margen de la Cámara. Los diputados han votado el informe a ciegas, ya que sólo era conocido por los portavoces. Un halo de mala conciencia o de actitud vergonzante se apoderan del ambiente. Todo parece indicar que la Ley Electoral que regula la función parlamentaria ha sido de nuevo conculcada, pues no está de más recordar que en su Art. 157 señala que ”el mandato de los diputados y senadores será incompatible con el desempeño, por sí o mediante sustitución, de cualquier otro puesto, profesión o actividad, públicos o privados, por cuenta propia o ajena, retribuidos mediante sueldo, salario, arancel, honorario o cualquier otra forma”. Tras el acuerdo de hoy, sólo 33 parlamentarios tendrán dedicación exclusiva, menos de la décima parte de los que integran el Congreso de los Diputados. Con todo, en la legislatura comenzada tras las elecciones de 2011, la cifra de diputados en esa situación, como puede verse en el gráfico, aunque prima una mayoría que compatibiliza el ejercicio de la representación popular con otro tipo de actividades, convirtiendo en regla lo que normativamente se considera una excepción. 



He comentado este tema con un colega esta mañana. “No es bueno que se sepa”, me ha dicho, “ya que se pone en peligro la imagen de la democracia”. Evidentemente no estoy de acuerdo y por eso lo menciono y denuncio en este blog. Y lo hago por dos razones. La primera porque la calidad democrática exige transparencia y defensa de la verdad. La ocultación conduce a la tolerancia. Y la segunda porque quizá solo así cale en la opinión publica la necesidad de reformar el procedimiento que establece la elección parlamentaria sobre la base de listas cerradas y bloqueadas, cuyos negativos efectos sobre el sistema democrático son clamorosos.

Y es que la cosa no puede estar más clara. Amparado en esa modalidad de elección que antepone las siglas a la valía de los candidatos, que garantiza su sumisión a los aparatos de los partidos, cercena su libertad de acción en aras de la supervivencia en la lista de forma destacada y elude el contacto con la ciudadanía, ya que sus miras e intereses no se centran en ella sino en el núcleo de poder que respalda su continuidad haga lo que haga, el diputado podrá campar en adelante a sus anchas, entendiendo que su función queda limitada a la mera inercia del comportamiento establecido y a la supeditación acrítica a las reglas del juego sin nada que obstaculice el que esta privilegiada responsabilidad le permita moverse al tiempo por otros derroteros de los que podrá obtener provecho sin que nadie le diga nada. Hacer esto en tiempos de crisis como los que estamos viviendo es sencillamente vergonzoso.

20 de marzo de 2009

¿Está perdida en España la batalla por la defensa del medio ambiente?


Muchos pensamos que la batalla por la defensa de los valores ambientales y de la calidad ecológica está perdida en España. O, en todo caso, resulta muy difícil, a la vista de lo que sucede, abrigar cualquier esperanza de que eso no ocurra. A nadie con responsabilidad en el ámbito de la decisión pública parece importarle el tema. Un pacto de silencio domina la escena sobre el particular. El principio del "todo vale" se ha impuesto como axioma al amparo de una justicia que en la mayoría de los casos actúa tarde y con sorprendente tibieza.
Tanto en momentos de expansión económica como de crisis la sensibilidad ambiental ha brillado siempre por su ausencia. Los desastres cometidos por la urbanización salvaje de que ha sido objeto durante los últimos diez años todo el territorio susceptible de ofrecer pingües beneficios a quienes pudieran beneficiarse de ello no van a la zaga de las tolerancias concedidas a cuantos en un contexto recesivo puedan encontrar en el pillaje de los valores ambientales el pretexto para justificar demagógicamente que ante todo está el empleo y la riqueza que con ello se genera.
Invocan un argumento que, en verdad, no resiste la mínima crítica: el empleo logrado siempre es precario y fugaz y, por lo que respecta a la riqueza, sólo su magnitud es perceptible en quienes a la postre engrosan sus patrimonios sin escrúpulo alguno. "Pan para hoy y hambre para mañana": tal es la lógica que ha regido para la mayoría de los ciudadanos el crecimiento urbanístico en España ante la permisividad de quienes tenían el deber de controlarlo. Algún día habrá que inventariar los casos de corrupción que en nuestro país se han fraguado en torno a la construcción inmobiliaria. Mucho me temo que no se haga, pues, si se hace, el escándalo superaría las previsiones más pesimistas.

Siempre he sido beligerante con este tema y lo seguiré siendo porque creo que, más allá de la corrupción que pueda emponzoñar la imagen de los implicados en las malas prácticas urbanísticas, en el fondo acaba minando los cimientos morales de la sociedad, adultera su jerarquía de valores, enaltece la primacía del sinvergüenza y supone una perversión de la democracia cuando se respaldan electoralmente comportamientos delictivos, que lo entienden como una demostración de su impunidad ante la ley. La corrupción asociada al ladrillo se ha convertido en la gangrena de la política, de la economía y de la sociedad españolas.



Hablaré de este tema con más detenimiento y en más ocasiones. Por ahora sirva esta mención introductoria que me viene motivada por la irritación que he sentido hoy al analizar el Plan que la Junta de Andalucía ha elaborado para la Ordenación del Parque Natural del Cabo de Gata. Sí, amigos, ese espléndido espacio natural del Sureste de la Península Ibérica, de clima subárido y de un interés ambiental incuestionable.
De forma aviesa, con artimañas jurídicas que resultan inconcebibles en una Administración que se sustenta en el apoyo de la izquierda, el Gobierno autónomo andaluz pretende engañar para así justificar, so capa de impactos controlados, daños irreparables en un ecosistema único en Europa. Mucho nos puede deleitar la Junta de Andalucía, como señuelo turístico, con sus anuncios sobre las bellezas naturales y artísticas de esa admirable región, pero, por favor, que no pretenda con ello camuflar lo que no se enseña. Porque, aunque no se muestre, ........ EXISTE.
No me detendré más, pues mucho mejor que yo el problema ha sido analizado, puesto en evidencia y denunciado por la Plataforma que en el área afectada se ocupa del tema. El atentado a la Naturaleza está servido. Menos mal que siempre hay quien está despierto para ponernos en alerta. No dejen de consultar ese enlace, difúndanlo, háganse eco de una catástrofe anunciada.

Imagen: Impacto provocado en el municipio almeriense de Carboneras por la construcción, ilegal, del Hotel El Algarrobico, pendiente de una demolición hasta ahora aplazada.

18 de marzo de 2009

En El Salvador se atisba la esperanza



Es un país pequeño, uno de los más recónditos de América Latina. Hay que esforzarse si se desea llegar a él, pero se acaba llegando si se desea. El viaje desde Guatemala merece la pena. Su nombre no pasa desapercibido. Es El Salvador. Nombre de evocaciones bíblicas, de futuro prometedor, de esperanza mantenida. Y no suena tanto porque sea un nombre bello, que con mayor resonancia se plasma en su capital, como por el hecho de que en él han tenido lugar acontecimientos que han conmocionado el mundo. Sufrió una atroz guerra civil que asoló el país durante casi doce años (1980-1992), vivió a finales de los sesenta un conflicto absurdo con su vecino Honduras en la llamada guerra del fútbol, que inspiró uno de los libros más memorables de Ryszard Kapucinski, y lamentablemente fue noticia cuando el fanatismo acabó con la vida del obispo Oscar Romero y selló con la muerte la de los jesuitas de la Universidad Centroamericana, en uno de los episodios de brutalidad más terribles que se recuerdan en aquel continente. Demasiada violencia en el país que se asoma a la inmensidad del Pacífico desde la veintena de volcanes que salpican su espectacular territorio, de selvas, lagos y horizontes increíbles.


Es un país remoto, pero que no debe pasar desapercibido. Desde 1992 vive una etapa de paz, que se mantiene porque sus ciudadanos quieren paz, aborrecen de la guerra y sólo desean que su vida no se vea relegada a la miseria y a la frustración. No ha habido grandes tensiones desde entonces, aunque la vida en la calle no es fácil, la inseguridad amenaza en cada esquina y a poco que uno de descuide tiene la sensación de que el riesgo le acompaña. Mas cuando se profundiza en la cultura de la gente, cuando uno se enfrasca en las conversaciones y en los espacios de encuentro construidos en torno a una buena ración de pupusas”, regadas por unas cuantas Supremas, no es difícil percibir la ansiedad por el cambio que no llega, por el deseo de que se amortigüen las enormes desigualdades que fracturan su sociedad, por los aires de renovación que saquen de su letargo a los movimientos que en su día combatieron por la libertad y que no se resisten a desaparecer, integrados en el juego democrático que siempre les ha sido esquivo.


Personalmente, no me atrevo a emitir grandes opiniones al respecto, pues la prensa se ha encargado de aclarar hasta dónde llega o puede llegar el triunfo del candidato presidencial del Frente Farabundo Martí, que combatió como guerrilla y que no sin esfuerzos acató sus compromisos en un proceso de paz negociada. Pero sí quisiera hacerme eco del comentario que acabo de recibir de un buen amigo de San Salvador, trabajador infatigable e ilusionado por contribuir a que las políticas públicas de su país se rijan por criterios de honestidad, equidad y eficacia. Sus palabras no admiten equívocos: “han sido tantos los años en los que hemos vivido con miedo o no hemos sido nada, que sólo la posibilidad de que se comience a oír nuestra voz justifica que lo mucho que hemos sufrido ha servido para algo”. Todo un camino está por recorrer, cuando el país donde la huella de Ignacio Ellacuría y sus compañeros de la UCA permanece viva, trata de armonizar con las corrientes de cambio que despejan las brumas del pasado en el sufrido y tremendamente injusto continente latinoamericano.

Imagen: Monumento a la Revolución en San Salvador

9 de marzo de 2009

Viñetas que invitan a pensar: África a la deriva, África ignorada


Sólo de forma esporádica la realidad africana aflora como merece en los medios de comunicación. No es un tema estelar en este mundo nuestro de resonancias informativas que reiteran siempre sus apreciaciones sobre cuestiones en la que se insiste una y otra vez, monopolizando la atención y sesgando la opinión pública en la dirección que en cada momento conviene a quienes la orientan en la dirección pretendida. Sabemos mucho de muchas cosas , atiborrados estamos de noticias, y la familiaridad se nos acrecienta cuando hablamos de lo que sucede en lugares que nos son lejanos en el espacio pero próximos en el interés y la curiosidad. La distancia ya no es una servidumbre, lo que prima es la fuerza mediática del suceso.
Y eso ocurre quizá sin darnos cuenta de que Africa está a un tiro de piedra, a la vuelta de la esquina, como si dijéramos, de donde estamos los europeos y en particular los españoles, mas a veces daría la impresión que el continente que Patricio Lumumba definió como “el futuro del mundo”, cuando brindó entusiasmado por la independencia del Congo, se sitúa en los antípodas de nuestra sensibilidad y de nuestra percepción de lo que sucede en el mundo que nos ha tocado vivir.

La palabra Africa, el mismo término en sí mismo, nos aporta siempre sensaciones de tristeza , miseria y desolación. Sensaciones que incomodan, que no son confortables y que a menudo abren paso a la mala conciencia de lo que sucede allende el Mediterráneo, en el gran Sur de los Sures, como lo definió Wole Soyinka, el premio Nobel nigeriano en cierta ocasión. Menos mal que nos queda Mandela para reconfortarnos con una referencia que alivia la negrura de la negritud. Nelson Mandela es el símbolo al que nos aferramos para no mirar en el entorno en el que tanto ha desplegado Henning Mankell, cuando desde Moçambique nos revela el ingente esfuerzo que el famoso escritor sueco hace para que en Maputo la cultura teatral no desaparezca. Esa cultura teatral que tanto entusiasmó en su día a Gracella, antaño compañera de Samora Machel y hoy compartiendo la vida con el gran Nelson de Ciudad del Cabo.

Hace unos días nuestro amigo Miguel Angel escribía un certero comentario a la entrada en la que me referí a la política exterior de Obama, él mismo de origen keniata, señalando que nada decía en ella de Africa. Y no lo decía porque de momento la gran esperanza negra de Estados Unidos no ha dicho nada al respecto. ¿Lo dirá algún día, cuando se dé cuenta de que, como cantaba Serrat, el Sur - el extremo Sur- también existe?

6 de marzo de 2009

El cinismo de Marruecos sobre la tragedia del Sáhara clama al cielo



Casualmente he tenido la ocasión de leer hace unos días la intervención del Rey marroquí con motivo de la conmemoración del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, que en su día comenté en este blog. Me ha picado la curiosidad saber de qué habló el hijo de Hassan II sobre un tema en el que resulta dificil reconocerle autoridad alguna. Formalmente democrático, el Estado marroquí es una autocracia que rige un país de escandalosas desigualdades sociales, donde la libertad de opinión está severamente controlada, donde no existe el más mínimo resquicio para la discrepancia y donde la legalidad reconocida a los opciones de izquierda exige como contrapartida la imposibilidad de hablar de los temas que incomodan al Rey o pueden, a juicio de la camarilla que lo rodea, representar un riesgo para la seguridad del Estado. Oposición moderada y a la par amordazada, eso es lo que hay.

Marruecos es un Estado que vive del, por y para el chantaje. Su política internacional no se basa en otra cosa. Es el pais que todo lo consigue mediante el pulso, la advertencia y la añagaza permanentes. Hacia España, hacia la Unión Europea, hacia Estados Unidos, hacia todo el que se tercie. Le va muy bien. Gracias al chantaje disfruta de un trato privilegiado con la UE, ha tenido siempre a los Gobiernos de España metidos en un puño y cuando está a punto de finalizar un contrato, arremete con alguna prueba de chulería o amenaza del peor estilo para sacar la máxima tajada posible. Cuando los Presidentes del Gobierno de España toman posesión, su primer viaje institucional al extranjero es siempre a Marruecos, como para rendir pleitesía. No se vaya a enojar el hijo del que se decía primo hermano o algo por el estilo, con reprocidad de tratamiento asegurada, de Don Juan Carlos de Borbón y Borbón.

Pero lo que es el colmo es el tratamiento que el soberbio monarca da a la ocupación del Sáhara Occidental. A veces he aludido a ese tema en este blog, aunque ahora evito detenerme en ello porque nunca podré aproximarme al rigor, precisión y amplitud de matices con que lo aborda mi buena amiga Antònia Pons, luchadora infatigable por la causa saharaui, en la que tengo la impresión que ha empeñado una parte de su vida y de su enorme talento y generosidad personal.

Me limitaré simplemente a decir que las palabras de Mohamed VI sobre los Derechos Humanos son simple y llanamente indignantes, una demostración de petulancia e insinceridad expuesta sin ningún rubor. Bastaría con traer a colación sus palabras cuando presume de «reafirmar el constante compromiso de Marruecos en favor de los nobles valores y de los principios que han sido consagrados en este Acta Histórica” o cuando asegura que “lejos de tomar como un simple slogan el principio de Dignidad y Justicia para todos, lo consideramos como un imperativo esencial para el conjunto de la humanidad, particularmente de las categorías y las regiones que sufren las afrentas de la humillación, la represión y la pobreza”, para concluir destacando impúdicamente "la firme voluntad de garantizar el pluralismo y el derecho a la diferencia en el marco de una democracia participativa". ¿De qué país nos está hablando ese sujeto? ¿realmente de Marruecos?. ¿No les parece increíble?
Mas, al final, el broche de oro no tarda en llegar cuando, en un alarde de mendacidad que haría sonrojar al mismísimo Tartufo, denuncia y se lamenta de «los sufrimientos y humillaciones padecidos por los marroquíes secuestrados en los campos de Tinduf”. No, no, han leido bien. No habla del expulsado, oprimido y vejado pueblo saharaui, al que le priva de su derecho a ser libre, sino que le aplica, vulnerando y violentando la legalidad internacional, y a sabiendas de que la UE y España no le van a desmentir, la nacionalidad marroquí, en un ejemplo de villanía, abuso de autoridad y humillación histórica que ofende esa dignidad humana que el soberano de Rabat pretende defender con un lenguaje que sólo provoca, a la vista de lo que sucede en su finca controlada, repugnancia y menosprecio.
Imágenes: Arriba: Trazados sucesivos del muro de la vergüenza construido por Marruecos en el Sáhara Occidental. Su evolución demuestra la lógica seguida por el proceso de ocupación, con la tolerancia de la comunidad internacional y sobre el que en España hay una enorme desinformación. Abajo: Conferencia impartida en el Ateneo Republicano de Valladolid ( 6 de Marzo de 2009) por el representante del Frente Polisario en Castilla y León, Abdulah Arabi. Un acto emotivo y muy esclarecedor. En el acto, se presentó un vídeo realizado por Silvia Munt, que todos deben conocer.



4 de marzo de 2009

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Barack Obama en política exterior?


Desde luego, son sorprendentes las iniciativas impulsadas por el nuevo presidente norteamericano en los primeros meses de su mandato. Da la impresión de que ese dinamismo que está imprimiendo a su acción de gobierno estuviese marcado por el afán de diferenciarse cuanto antes de la gestión de su predecesor y ofrecer sin demora un balance que revele el mayor nivel de coherencia posible entre lo que prometió y lo que está llevando a cabo.

Dejemos de momento las medidas de política económica y las adoptadas de cara a su propio país, y centremos la mirada en aquellas materias que van a poner a prueba un modo diferente de abordar la política exterior de Estados Unidos y su capacidad para afrontar problemas irresueltos y agravados durante muchos años. Tras tomar la decisión de poner fin a la atroz prisión de Guantánamo, llaman la atención, de momento, dos actuaciones que resultan claves para valorar hasta dónde está dispuesto a llegar el Presidente en la escena internacional, ya que en ambas su protagonismo es decisivo.



De un lado, vientos de cambio se detectan en relación a la política mantenida con Cuba, con síntomas reveladores de que posiblemente ya nada será igual que antes. Se comienza a hablar de acabar con el bloqueo histórico a la isla, de fomentar acuerdos para la creación de empresas mixtas, de levantar las limitaciones a los flujos de divisas, de facilitar la movilidad de las personas. Son conocidos los contactos regulares con el Gobierno de la Habana, que parece haber captado el mensaje a través de una decisión política sorprendente: el cese fulminante de Carlos Lage y de Felipe Pérez Roque tiene un significado político extraordinario. Emblemas indiscutibles del castrismo clásico y ligados al viejo comandante en jefe por estrechos lazos de lealtad (¿porqué Fidel les ha llamado ahora "indignos" cuando lo han dado todo por él?) , han dejado de formar parte ya de esa nueva clase política que emergerá en breve con el fin de poner en práctica una estrategia de desarrollo similar a la de China o Vietnam, haciendo quizá algunas concesiones a los cubanos del exilio y poniendo fin así a un periodo de tensiones excesivamente dilatado en el tiempo. Los días de desavencias entre Washington y La Habana están contados, en mi modesta opinión. Está por ver, sin embargo, la capacidad de Raúl Castro para mantener el control de una situación en la que las confrontaciones no son descartables.


Y, de otro, mayor expectación suscita lo que pueda ocurrir en Oriente Medio y particularmente en el castigado escenario palestino. La visita de John Kerry a la franja de Gaza (nunca habia sucedido algo así) y de Hillary Clinton a Ramallah, donde ha dejado bien claro su posición a favor de un Estado palestino, son coincidentes con las advertencias que la Secretaria de Estado norteamericana ha planteado sobre la política ilegal de expansión de las colonias judías en los terrenos robados a los palestinos en Cisjordania. Cuando se contempla el modo de ocupación de este territorio palestino (ver Mapa), uno queda sobrecogido. Y no sólo porque sea la manifestación de una estrategia de permanente ilegalidad, sino porque ha consagrado la lógica del "apartheid", la fragmentación brutal del territorio, la segregación más ignominiosa que el mundo contemporáneo haya conocido nunca.... y además con pretensiones declaradas de irreversibilidad por parte de quienes lo han planificado de esa manera propia de los regímenes decididamente excluyentes y xenófobos.
Reiterándolo, y como prueba de una arrogancia internacionalmente inadmisible, el gobierno en funciones del corrupto Olmert acaba de aprobar la construcción de 72.000 nuevas viviendas, lo que supone una afrenta a cualquier intento de negociación, la demostración de que a ellos nadie les impide nada, que todo les está permitido. Asi están las cosas cuando en breve se constituya el gobierno ultraconservador, con connotaciones racistas (la opción de Lieberman va a ser letal para el futuro de Israel), que presidirá Benjamin Netanyahu, del que sólo se conocen sus obsesiones. En breve, pues, Obama tendrá que demostrar hasta dónde está dispuesto a transigir con las pretensiones de ese Estado que se ha creido impune ante el Derecho Internacional y que sólo aceptará la Ley si el gobierno norteamericano le obliga a ello, pues la Unión Europea hace tiempo que no pinta nada en la escena internacional. Ni para bien ni para mal. Buen papelón el de Javier Solana, cada vez más difuminado en la niebla.
Por cierto, y anecdóticamente, hace unos dias ese tal Anthony Blair, del que he hablado chuscamente en alguna ocasión, pues no otra consideración me merece, apareció por Gaza a hacerse la foto. El “mediador” nombrado en 2007 por el cuarteto para lograr la paz en la zona, ha brillado por su ausencia hasta ahora, cuando la presencia de Kerry en Gaza le ha puesto de manifiesto la ineptitud y la vergüenza con las que ha llevado a cabo esta responsabilidad por la que, sin embargo, el sujeto en cuestión ha seguido cobrando una pasta, sin que se sepa que haya hecho nada digno del más mínimo reconocimiento.

1 de marzo de 2009

Una jornada histórica

Ha sido un gran día para la democracia en España.


Los errores y las arrogancias han sido sancionados en Galicia, donde ha quedado claro que, cuando se propone un cambio, hay que saberlo llevar a cabo y no defraudar las esperanzas de una sociedad, que siempre exige más cuanto mayores son las expectativas que se le ofrecen. Emilio Pérez Touriño, que es un excelente político, ha pagado caro, sin embargo, errores inexplicables, que sin duda le harán reflexionar muy seriamente en la oposición. Una lección seria y contundente ha recibido el Partido Socialista de Galicia. En ese escenario, acentuado por las particularidades de la sociedad y de la economía gallegas, ha recuperado el apoyo mayoritario un candidato que ofrece una imagen no deteriorada en medio de las turbulencias que actualmente sacuden al Partido Popular. Alberto Núñez Feijóo, con tenacidad y prudencia, ha sabido galvanizar el voto que le ha dado una holgada victoria a la par que mitigado la debilidad en que se encontraba Mariano Rajoy en el panorama de una derecha que en una parte nada desdeñable, y apoyada por sus feroces huestes mediáticas, no ha dejado de desearle los peores augurios.



Mas la satisfacción se acrecienta enormemente cuando vemos aflorar el nuevo horizonte en tierras de Euskadi, que lo necesitaba. A gritos. Por fin, después de treinta años de gobiernos del PNV, se consigue la alternancia. Por fin, el cambio, tan conveniente en la vida democrática de un país. Por fin, la voluntad de superación de esa dicotomía, de esa fractura, que ha fragmentado a la sociedad vasca desde sus orígenes como Comunidad Autónoma. Fuera el sectarismo y las veleidades soberanistas excluyentes. Fuera la representación parlamentaria de los que no condenan el terrorismo, y que ahora progresivamente derivarán hacia otros opciones independentistas no violentas, hasta colocar a aquéllos en la más absoluta marginalidad.

Muchos vascos y españoles nos sentimos, por tanto, aliviados y gratificados por lo sucedido hoy en el Pais Vasco. Gobernará
Patxi López y el Partido Socialista logrará, al fin, satisfacer la frustración histórica que tenía en esa tierra, mientras el Partido Popular, liderado por un político, Antonio Basagoiti, que suscita confianza y mucho respeto, enarbolará, conjuntamente con aquél, la bandera constitucional, en la que se enmarca el cumplimiento del Estatuto de Gernika, y dará prueba de lo que significa el compromiso con una tierra en la que tanto han sufrido sus militantes y partidarios. Les acompañará el apoyo de Unión, Progreso y Democracia, una opción todavía inédita en materia de poder de decisión, que debe acreditar realmente lo que quiere y cómo lo quiere. Ha llegado el momento de Rosa Diez. On verra, aunque nadie duda de su sintonía en lo esencial con quienes habrá de entenderse, si es que finalmente se confirma la importancia crucial de su escaño por Alava.

Enhorabuena a todos. Un día histórico para el bienestar de Euskadi y para el futuro del Estado.
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