27 de febrero de 2018

¿Qué hubiera sido de Cataluña y del Pais Vasco sin España?

Cuando se analiza el desarrollo y la transformación de Cataluña y el Pais Vasco, y uno se detiene en los factores que los explican desde el siglo XVIII en el primer caso y desde mediados del XIX en el segundo, no es posible sustraerse a la pregunta que inevitablemente aflora: ¿hubieran alcanzado ambos territorios el nivel de modernización y desarrollo que han tenido a lo largo del tiempo al margen de su integración en la trayectoria económica de España? ¿Alguien se atrevería a cuestionar que, de no ser por los privilegios que a ambos se les ha concedido dentro de un "mercado cautivo por el arancel" (Fuentes Quintana dixit) como una de las estrategias primordiales en el proceso de industrialización español, del que se han beneficiado ostensiblemente en función del mercado interior garantizado, sus posibilidades hubieran sido mucho menores?

¿Que hubiera sido de estos territorios históricamente intoxicados por el fanatismo carlista, de cerrazón y sacristía, que a la postre ha derivado en los nacionalismos xenófobos contemporáneos que tanto daño han hecho a sus respectivas sociedades y al conjunto del pais? Pues no otra raiz tiene el independentismo cristalizado en la kale borroka en las tierras vascas o en las soflamas de los autodenominados "comités de defensa de la república" en el ámbito catalán, donde aparecen y funcionan como vulgar remedo de las bandas agresivas nacidas con iguales métodos en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Nada de original, pues. Involución, griterío, violencia y manipulación a partir de la mentira y del engaño permanentes. Cataluña y Euskadi han alcanzado sus altos umbrales de desarrollo gracias a España. Se lo deben todo a los españoles y a la posición privilegiada que se les ha otorgado en la economía del Estado. Sin equívocos ni demagogias. ¿A que sí?

Qué clarito lo tienen ya los vascos - que se mantienen en su particular toma y daca irredento con el Estado, confortablemente atendidos siempre en sus pretensiones - mientras los catalanes, piano piano, no tardarán en percatarse de ello, pues ya se están dando cuenta de lo que pueden perder con la espúrea defensa de ese derecho a decidir que no es otra cosa, eufemísticamente expuesta de ese modo, que la defensa obscena de la autosegregación en pos de la insolidaridad con el resto al más puro estilo reaccionario y excluyente.

13 de febrero de 2018

Cuando desaparezca Madrenas, la Constitución Española seguirá vigente en Girona

Una tal Marta Madrenas, hoy alcaldesa de la bellísima ciudad de Girona y siniestro personaje de la tropa pretendidamente autosegregada en Cataluña, dejará algún día la alcaldía para siempre y nadie se acordará ya de ella, mientras la mascarada del llamado referendum, ilegal, del 1 de octubre quedará relegada al olvido y sumida en el ridículo y en el descrédito cuando, más pronto que tarde, resplandezca la verdad de lo que realmente ocurrió aquel infausto día, al que ahora ha dedicado una plaza.

Sin embargo, reformada o no, la Constitución Española de 1978 sobrevivirá al paso del tiempo, permanecerá viva en la memoria y llegará el día en el que los ciudadanos de Girona tomarán conciencia de que, sin la Constitución española, su vida, sus derechos y sus legitimidades solo valdrían lo que les aportan las desvergüenzas y las corrupciones a las que les han conducido patéticamente la indecencia y la vanidad de un sujeto tan mediocre y marrullero como Puigdemont y la banda ponzoñosa sin límites de los Jordi Pujol, Felix Millet y Artur Mas, a la que, por cierto, pertenece esa tal Madrenas.

En otras palabras, y para resumir, cuando esa mujer y sus secuaces no sean ya nada ni sean nadie, la Constitución Española seguirá vigente en Cataluña y garantizando los derechos de los gerundeses frente a la manipulación, la mentira, el latrocinio y la miseria imbuidos por el fanatismo excluyente nacionalista, de lo que esa mujer es una patética muestra.

Que el mundo entero sepa la catadura de este tipo de personajes de la política del resentimiento, las restricciones a la libertad y la bajeza moral. De la política que está hundiendo a Cataluña en el pozo del desprestigio internacional. Por fortuna, y para bien de la sociedad catalana, la Constitución española lo va a impedir.

5 de febrero de 2018

No hablemos de Gobierno, sino de Estado. El valor de la Historia

De lectura obligada. Por fin, la reflexión que se necesitaba en España, la claridad y la objetividad como soporte del pensamiento y del buen criterio. Sí, he ahí las añagazas de los nacionalismos periféricos al descubierto. La trampa y el oportunismo como línea de actuación inveterada en el tiempo, traidora y egoista sin descanso. Pero siempre, y a la postre, sumida en el descrédito.


Cuánto valor e importancia tiene la Historia cuando se plantea con rigor, cuando los argumentos bien sustentados prevalecen sobre la falsedad interesada. Por eso es el principal enemigo a batir, el objetivo a demoler. Y qué fácil es lograrlo cuando la irracionalidad y la manipulación históricas, que son gratis, deparan tan suculentos rendimientos, sobre los que edificar ese inmenso Patio de Monipodio en el que amparar la impunidad de la corrupción y el despilfarro a raudales. No hablemos de Gobierno, sino de Estado. Gracias, Santos Juliá.
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