Concluyo mi viaje por tierras de la América austral con una visita reposada a Isla Negra, que sin duda me va a aliviar del esfuerzo realizado durante todos estos días. Allí se yergue, altivamente orientada al Pacífico, la casa que diseñó, construyó, decoró y aprovechó como poderosa fuente de inspiración el poeta y político chileno Pablo Neruda. “Encontré una casa de piedra frente al Océano”... diría en una ocasión para justificar la elección de ese lugar para vivir la plenitud de su vivencia personal y creativa en su país natal. Otras dos casas más formaron su patrimonio en “el país más largo”: una en Santiago y otra en Valparaíso (La Sebastiana). Pero ninguna tendría la resonancia y la significación que el poeta concedió a la que destaca en este pequeño promontorio de la costa, a unos 150 Kms. de la capital.
La adquirió en 1938 y desde entonces se convirtió en el espacio donde la creatividad y las ansias culturales de Neruda no admitieron límites ni reservas. Es una casa alargada, paralela a la costa. Larga y estrecha como su país, ese pais donde aparecn todos los climas del mundo y que tanta fuerza cobra en su Canto General. Lejos de ser agobiante, la visita es insólita y provoca una extraña sensación en la que el silencio se rompe, en la imaginación del visitante, por la abrumadora cantidad de objetos, recuerdos, imágenes, y rupturas de la perspectiva que se producen a cada paso.
Quienes me acompañan, opinan que tenia una obsesión por el coleccionismo. Yo no lo creo. No era el afán de coleccionar mascarones de proa, estribos de caballo, conchas marinas, mariposas, insectos.... lo que impulsaba ese afán por hacerse con todo lo que se ponia a su alcance, sino el deseo de apropiarse de cosas que dijeran algo permanente sobre la naturaleza, sobre el arte y, ante todo, sobre el mar. “La noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos”. Porque, en esencia, la casa de Isla Negra no es otra cosa que el elemento de engarce de la tierra rocosa con el mar. Con ese océano inmenso y bravío que espectacularmente contemplaba al despertar, el mismo que se desplegaba ante su mirada en el escritorio construido con la puerta de la bodega de un barco hundido, el mismo ante el que reposan Pablo Neruda y Matilde Urrutia.
El autor de Confieso que he vivido murió con la mayor de las tristezas en Septiembre de 1973, a los pocos días de que falleciera Salvador Allende y la brutalidad se apoderase de Chile. Asaltaron esta joya de piedra, vida, historiay cultura pero alguien evitó que la prendieran fuego o la saquearan. Enterrado en el Cementerio General de Santiago, fue trasladado a su casa de la costa en 1992. “Compañeros, cuando muera, enterradme en Isla Negra”... pidió en su momento para dejar bien claro donde deseaba permanecer para siempre.
La adquirió en 1938 y desde entonces se convirtió en el espacio donde la creatividad y las ansias culturales de Neruda no admitieron límites ni reservas. Es una casa alargada, paralela a la costa. Larga y estrecha como su país, ese pais donde aparecn todos los climas del mundo y que tanta fuerza cobra en su Canto General. Lejos de ser agobiante, la visita es insólita y provoca una extraña sensación en la que el silencio se rompe, en la imaginación del visitante, por la abrumadora cantidad de objetos, recuerdos, imágenes, y rupturas de la perspectiva que se producen a cada paso.
Quienes me acompañan, opinan que tenia una obsesión por el coleccionismo. Yo no lo creo. No era el afán de coleccionar mascarones de proa, estribos de caballo, conchas marinas, mariposas, insectos.... lo que impulsaba ese afán por hacerse con todo lo que se ponia a su alcance, sino el deseo de apropiarse de cosas que dijeran algo permanente sobre la naturaleza, sobre el arte y, ante todo, sobre el mar. “La noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos”. Porque, en esencia, la casa de Isla Negra no es otra cosa que el elemento de engarce de la tierra rocosa con el mar. Con ese océano inmenso y bravío que espectacularmente contemplaba al despertar, el mismo que se desplegaba ante su mirada en el escritorio construido con la puerta de la bodega de un barco hundido, el mismo ante el que reposan Pablo Neruda y Matilde Urrutia.
El autor de Confieso que he vivido murió con la mayor de las tristezas en Septiembre de 1973, a los pocos días de que falleciera Salvador Allende y la brutalidad se apoderase de Chile. Asaltaron esta joya de piedra, vida, historiay cultura pero alguien evitó que la prendieran fuego o la saquearan. Enterrado en el Cementerio General de Santiago, fue trasladado a su casa de la costa en 1992. “Compañeros, cuando muera, enterradme en Isla Negra”... pidió en su momento para dejar bien claro donde deseaba permanecer para siempre.
Imagen: Tumba de Pablo Neruda y Matilde Urrutia, frente al Pacífico, en Isla Negra.
Sin lugar a dudas ese es el lugar donde quiso descansar para seguir vivo en el recuerdo, descansa en la misma paz que vivió. Te felicito por este maravilloso post a la memoria de un gran poeta que aún vive en el recuerdo de quienes lo leemos...
ResponderEliminarFernando, no sé como esta el mundo de la enseñanza en la universidad pero, si he vivido el de la secundaria y sin palabras amigo...Ahora trabajo en el mundo de la justicia.Que tengas un feliz viaje de regreso y gracias por tus palabras. Un abrazo.Angela
Cada día me sorprendes con algo, qué lugar tan idílico, cuánta paz y serenidad transmite, no me extraña que quisiera reposar ante ese maravilloso paisaje. Gracias por homenajear a este gran poeta que sigue vivo en sus poemas y en nosotros. Precioso tu viaje, sigue contándonos cosas y buena vuelta amigo. Un abrazo, Rachel.
ResponderEliminarMagnífico post Fernando. Que alegría que trajeras a Neruda hasta tu blog.
ResponderEliminarBuen viaje y hasta pronto.
Fantástico tu viaje,maravilloso Neruda pero debes estar agotado y con ganas de volver pues la casa de uno tira mucho, dímelo a mí, jeje, que tenga buen regreso, yo voy a continuar unos días más descansando del blog, avísame cuando llegues please.
ResponderEliminarMe encanta el mar. Y me encanta Neruda. No puedo decir más.
ResponderEliminarEsta semana que viene pasaré por tu despacho a saludarte, que un viaje bien merece un café para comentarlo.
Saludos.
Siempre he visto documentales sobre Isla Negra y Neruda,imagino que allí inspirarse debió ser genial,me ha gustado tu manera de describir el lugar y lo que haz dicho de este gran poeta,debe descansar en la más absoluta paz en este lugar,ya vuelves a tu tierra Fernando que tengas buen viaje,vuelve un día por esta América que es un paraíso,celebro que te haya ido bien,y te deseo un buen viaje!
ResponderEliminarEncontrarse con el espíritu del poeta en medio de tanta belleza, ¡qué placer!
ResponderEliminarNo he leido nunca una descripción que en tan poco espacio presente de forma tan bella, emotiva y precisa lo que es la casa de Neruda en Isla Negra. Al leerte parece que estamos allí, y que compartes con nosotros lo mismo que tu ves. Te agradezco que nos acerques a tus experiencias con tanta claridad y belleza.
ResponderEliminarNos has hecho una visita muy interesante a la casa del gran Neruda y a Isla Negra. Gracias. Precioso tu post como siempre. Buen Viaje y espero conocerte en la "Olla"... Besotes, M.
ResponderEliminarInteresantísimo blog, y me gusta tu manera de relatar las cosas, una agradable manera de aprender. Muchas gracias. Un saludo.
ResponderEliminarNeruda se hubiera inspirado en una cueva, los genios son así. Gracias por el post hiciste que todos pudieramos vivir lo que relatas.
ResponderEliminarQue envidia de viaje, y de estar en la casa de Neruda. A través de tus post, estoy conociendo una tierra que algún dia me gustaría visitar. Un beso y buen viaje de vuelta
ResponderEliminary alli fui a rendirle tributo...enterrado frente al mar con su campana para avisar que venían barcos...era marinero en tierra y menudita colección de botellas tiene en aquel bar...coleccionaba de todo. Siempre digo que es la primera casa museo que visito, en la que siento la presencia de su dueño...aquellos mascarones de proa.en fin....salí enamorada de un fallecido llamado Nefalí Reyes.
ResponderEliminarVine por curiosidad al verte en el blgo de mi amiga Kuki y...¡Estoy emocionadísima con tu post!...He revivido no sólo el momento sino sensaciones.
Enhorabuena y gracias por este post
Saludos
No me imagino un sitio más apropiado para descansar. Bajo el cielo y frente al mar...
ResponderEliminarUn abrazo y que tengas un buen viaje de regreso.
Esta visita quedo a la espera...iba a viajar en esta primavera a Chile pero.... un hijo no pudo acompañarme y las amigas estaban ocupadas, en el itinerario estaba la Isla negra y yo primera en ir, pro no se dio....ya tendre tiempo....asi lo espero...si bien este encontronazo coon mi presión nervipsa da un giro a muchas cosas....por algo será, siempre trato de encontrar enseñanazas en todo.
ResponderEliminarAsi que me ajegro de tu visita y que la hallas disfrutado.
Saludos