Hasta hace tan sólo tres años, esta carretera era la única via de comunicación entre La Paz y Coroico, es decir, entre la capital de Bolivia y el núcleo principal de la región de Las Yungas, un auténtico vergel de vegetación tropical y donde crecen los productos hortofrutícolas que alimentan a los habitantes de la capital paceña. En poco más de 80 Kms. la altitud desciende 2.500 metros a través de un paisaje impresionante de espectacularidad y belleza, que sinceramente fascina. Pero a la vez sobrecoge cuando se contempla la ruta que durante décadas ha canalizado, sin otra alternativa posible, el tráfico de automóviles y, sobre todo, de camiones que, como medio de transporte de personas y de mercancías de todo tipo, esenciales para el consumo capitalino, la utilizaban aprovechando un espacio reducidísimo que más o menos equivale al tamaño de un solo carril.
Cabe imaginar lo que supondría conducir (manejar) por esa serpiente viaria con vehículos cada vez más grandes, lo que exigía un alarde de pericia y de reflejos a toda prueba. Y, sobre todo, de riesgo, de enorme riesgo. Toda la ruta está jalonada de un sinfín de señales que evocan los accidentes sufridos, cuyo número y víctimas se cuentan por millares. Hoy ya no se utiliza para el transporte, reemplazada por la que constituye una de las las obras pública más costosas llevadas a cabo por el Estado boliviano. La que siempre será conocida como la "carretera de la muerte" es objeto actualmente de uso por parte de senderistas y amantes de ese deporte que tanto me hubiera gustado practicar que es la bicicleta de montaña (y que me ha pillado tarde). Ahora simplemente me limito a admirarlo.
Impresionante...
ResponderEliminarSencillamente increible.
ResponderEliminarPor cierto, nunca es tarde para la bicicleta.
Saludos.
Mucho me temo Fernando que por ahí no pasaba yo ni atada, es estremecedor cuando se tienen que cruzar dos vehículos, no me extraña que le llamen la carretera de la muerte, los que se habrán ido abajo deben ser demasiados.Las vistas espectaculares y la música que has puesto, sensacional.
ResponderEliminarAlucinante. Preciosa si uno fuera el único vehículo circulando pero con tanto camión... Me recordó trozos de carretera de Colombia cuando fuimos desde Medellín a la zona cafetera de Pereira... Recé a todos los dioses habidos y por haber que no nos cayéramos por esos precipicios... Me escucharon. Besotes, M.
ResponderEliminarUff y yo que me mareo en una autopista...ni pensar quiero.
ResponderEliminarImpresionante.
ResponderEliminarUn abrazo