14 de diciembre de 2008

Con ellos aprendimos a leer y a imaginar


El recuerdo que Merche Pallarés ha hecho a la memoria del dibujante Roberto Segura, recientemente fallecido, reaviva el recuerdo de una etapa de mi vida en la que tuvieron gran importancia personas como él y quienes le acompañaron en la admirable, y arriesgada, aventura de inventar imágenes e historietas para la juventud. En un domingo de invierno como el de hoy esta sensación de nostalgia se acrecienta porque era precisamente en los domingos invernales cuando más se disfrutaba del placer de leer, comentar y reproducir las numerosas sugerencias que brindaban los dibujos – los que hoy se llaman “comics” – publicados en la revista TBO. Nunca olvidaré la ilusión que a mi hermana y a mí nos embargaba los domingos cuando nuestro padre nos regalaba, oliendo todavía a tinta fresca y con el papel terso, la última edición del “tebeo”.



Con aquellos fríos que impedían salir a la calle, sin televisión y con la radio aburrida y dosificada, los personajes salidos de la mente, el lápiz y la pluma de aquellos hombres que vivían en Barcelona (¡qué remota nos parecía entonces Barcelona a los de la tierra adentro!) nos abrían a un mundo fascinante, del que obtuvimos lecciones y advertencias que han sido imborrables. Eran los años sesenta del siglo XX, cuando nos debatíamos entre la intolerancia a que nos obligaba una educación forzada en principios de fanatismo e intransigencia y el deseo de descubrir que otros mundos, otros mensajes y otros modos de pensar eran posibles. Aunque obligados por la censura, estos creadores de historias mínimas sabían con agudeza e ingenio esbozar entre líneas una realidad cuya descripción rozaba la heterodoxia e incluso a veces la denuncia. El dibujo era, al tiempo que el modo de ganarse la vida, una válvula de escape para dar rienda a inquietudes y deseos que de otro modo tenían dificultades para manifestarse.



Conocíamos de carrerilla los nombre de quienes así hacían un trabajo seguramente mal pagado y a destajo, sacando virutas del pedernal y esforzándose por mantener la ilusión de sus fervientes seguidores. Los traigo hoy a colación como homenaje, porque no les he olvidado y porque deseo evocar, con sus nombres, el recuerdo de una época, de una forma de vida y de una realidad felizmente superadas, pero que fue más llevadera y feliz gracias a los mensajes que estos artistas nos transmitían con un sentido del humor, con una agudeza y perspicacia que a veces se echan de menos en los textos que se editan hoy para la infancia y la juventud. Me vienen a la memoria firmas como las de Opisso, Benejam, Urda, Muntanyola, Coll, Sabatés, Segura, Escobar…. y tantos otros. Maravillosos caricatos y dibujantes de la editorial Bruguera.



Artífices de personajes de ficción inolvidables, no dirán nada ya a muchos de los jóvenes de nuestros días. Quizá al leerlos de nuevo en las reediciones llevadas a cabo se perciba que el tiempo no ha pasado en balde. Como en tantas otras cosas. Pero no hay que examinarlos con los ojos de hoy. Basta el intento de comprender lo que esos dibujantes audaces trataron de trasmitir en un contexto tan peculiar como aquél para valorar que su esfuerzo y su empeño son acreedores de un mérito incuestionable. Y de una gratitud imperecedera.

18 comentarios:

  1. Aquí se explica la acción de la Can de captar del fondo de adquisición de activos del gobierno 91 millones de euros. Para explicarlo de una manera clara, exponen un ejemplo de una persona con mucho dinero, que acude al banco para saber que le ofrece éste para ganar más. El individuo que está dispuesto a meter su dinero en la entidad bancaria se conforma con un interés del 3,37 por ciento, ante el asombro del banco, que se esperaba que le pidiera un interés mucho más alto . Hace unos años indudablemente nadie se habría conformado con un interés tan bajo, y habrían dejado una gran cantidad de dinero en el banco pensando en el grán interes del 8 por ciento o más. En la actual situación de crisis económica más vale asegurarse el dinero, aunque con un interés relativamente bajo, que ser, por así decirlo, avaricioso, y querer más, ya que hoy en día ante la falta de liquidez lo puedes perder todo.

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  2. Gracias por el consejo, EVOMED, es de puro sentido común y creo que todo el que puede está en la línea que señalas

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  3. Aunque no eran mis preferidos, quizas porque era demasiado pequeña para enterderlo, siempre andaban por casa..... mis hijos tambien le encanta todo los comics que le caian en la mano, tengo la suerte que en casa les gusta leer a todos y creo que es importante....
    Saludos

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  4. Hermoso homenaje. También yo me inicié y aficioné a la lectura de la mano de gente inolvidable como Ibañez y Escobar.
    Un legado que no tiene precio.
    Un abrazo.

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  5. En mi familia era mi abuela María la que los compraba siempre. Los jueves íbamos todas las primas a comer con ella y por la tarde, el TBO, el Pulgarcito, los libros que habían sido de mis tías y de mi madre, la muñeca de mi tía, con sus ropitas en el armario diminuto (una Mariquita Pérez) y todo el encanto de una casa donde había muchos animales domésticos sueltos por allí (dos gatos, un perro, canarios y periquitos, un cobaya, una gallina americana, sí, una gallina americana, mi abuela era así, y tres patos en el balcón). Y los inventos del TBO de fondo, que a mí era lo que más me gustaba. Me fascinaban y comprendía que no eran de verdad, pero quería creerme que se podía cocer un huevo sólo con darle a una palanca, mientras estabas sentado en el comedor, mediante un complicado artilugio que llegaba hasta la cocina. Qué risa.

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  6. Hermoso y merecido homenaje tu post de hoy, amigo.

    Mi preferido siempre fue...Rompetechos (seguro que lo recuerdas, el de las gafas de culo de vaso que veia bien poco), y a mucha distancia, Mortadelo y Filemón.

    Un abrazo y feliz domingo.

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  7. Después de lo que hicisteis tú y clares con el Quijote, vienes ahora con esto, ¡traidor!, y me conviertes en llorón sensiblero, recordando que fui niño de tebeo, y de azañas bélicas, y del jabato, y del roberto alcázar y pedrín, y del llanero solitario, y de zipi y zape, y del capitán trueno,…
    ¡Qué bueno es recordar con añoranza de una niñez que pasó! Porque pasó, pero sigue estando; que todavía sigo enganchándome a todo lo que de verdad habla a la imaginación, y también al corazón.
    Gracias, Fernando, una vez más. Tienes don de saber hacerlo.

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  8. Fernando tu post, como siempre, es ¡excelente! Muy descriptivo de la época y los niños que eramos entonces. Adoraba a Zipi y Zape y a Carpanta (pobre siempre tenía un hambre...). Cuando nos fuimos a Canada esos "chistes" como los llamábamos--por lo menos en Euskadi--los eché muchísimo en falta. Besotes, M.

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  9. Enseñaban a leer, a imaginar y a reír. Algunos son inmortales porque, ¿qué niño no ha sentido pasión por Mortadelo?

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  10. Eran como, por decirlo de algún modo, nuestras DS o PSP de entonces, yo también tengo muchos retazos de vida entre esas mágnificas viñetas que nos hacía soñar, viajar, y vivir situaciones de otra manera imposibles...
    Saludos

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  11. cómo se agradecen esos guiños del dibujante con el lector. En mi casa había toneladas de tebeos que devoramos con avidez.

    Has definido una época que pocos se atreven a designar con una palabra que a mi me ha parecido crucial "fanatismo"

    qué agusto me he sentido con esta entrada por la sensación de ver el mundo desde otros ojos.. gracias

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  12. Esta cabecera es más cercana y atractiva al contenido de este blog. Fernando poco a poco leeré hacia atrás.
    Un saludito bloguero

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  13. Mi querido Fernando, que recuerdos me trae el TBO, mi hijo José Luís tendría ahora 43 años, empezó a leer desde muy pequeño, ( en casa hemos sido unos lectores compulsivos)
    No sabes con que ilusión esperaba los domingos el TBO, con todos sus personajes y nosotros también.
    Al llevarse con su hermana 9 años él le enseñaba los dibujos, se los leía. Los guardaba todos.Veo que también disfrutaste con sus historietas, fue para los niños una época maravillosa.
    Gracias por recordarme tan buenos momentos.

    Un abrazo.

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  14. precioso homenaje fernando, qué calidez demuestras en tus palabras tan cercanas, yo aún me crié con algunos, de zipi y zape, me encantaban...

    besos

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  15. me has traído a la mente la codorniz, con eso de eludir entre líneas la censura, y el titular aquel meteorológico: "fresco general venido del norte domina la península"

    s

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  16. Aunque nunca he sido una gran amante del cómic, si exceptúamos a Tintín, me gustaban especialmente las historias de la familia Ulises y los inventos del profesir Frabz. También Doña Urraca y Carpanta.
    Un abrzo y felices fiestas

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  17. Yo también fui un apasionado de esos comics que tanto humor y humanidad transmitian. Mortadelo y Filemón, El Botones Sacarino, Anacleto Agente Secreto, Carpanta, Doña Urraca, La familia Trapisonda, El reporter tribulete, Pepe Gotera y Otilio... Tantos y tantos... Ellos establecieron los cimientos de futuros lectores y llenaron muchas tardes de imaginación y fantasía.

    Saludos

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  18. Merecido homenaje.

    Los preferidos mios fueron y son Mortadelo y Filemón...

    Besos y feliz martes

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