Treinta años han pasado ya desde que la Constitución fue votada en referéndum por la gran mayoría de los españoles. Tres décadas que parecen mucho más. Un período que ocupó el tramo final del siglo XX para abrirse a una nueva centuria, llena de incertidumbres y de confusiones. Han pasado muchas cosas en un país de historia atormentada, víctima de una tragedia asoladora que marcó una época terrible en la sensibilidad, en la formación, en la cultura y en las relaciones de los españoles como consecuencia de una atroz guerra civil, que la intolerancia y el fanatismo desencadenaron y cuyo espíritu el siniestro dictador triunfante – con sus camarillas al compás- mantuvo implacable hasta su muerte.
Apenas le sobrevivió, porque era una anomalía histórica, una aberración insostenible y lo que parecía sólida fortaleza quedó desvanecida en apenas año y medio, cuando España empezó a levantar cabeza y a sentir que también podía ser protagonista del rumbo de la historia identificado con la libertad y con la defensa de los derechos humanos. Aquella voluntad de encuentro y de reconciliación fraguó en un pacto político obligado por las circunstancias, que para algunos se alcanzó con renuncias importantes, pero que para la mayoría vino henchido de ese aire fresco y renovado que el país necesitaba para encarar, confiado y a la vez alerta, el futuro que se avecinaba y que a nadie se le antojaba fácil.
Y no lo ha sido, ciertamente. Ha habido errores, torpezas, dilaciones, ruido, crisis, olvidos, decepciones, corrupción…. y demasiadas muertes provocadas por los restos de ideologías que se refugian en la muerte y el chantaje para sobrevivir, y a las que en momentos trágicos recientes se han unido otras que colocaron a España en un escenario de riesgo que jamás debió ocurrir. Pero también ha habido aciertos, avances, nuevas sensibilidades, desarrollo, proyectos de futuro, inserción en el mundo, reconocimiento de derechos, afanes compartidos, ilusiones esperanzadas y voluntades empeñadas en impulsar reparaciones pendientes de la memoria, sin otro propósito que el de la recuperación de la dignidad arrebatada.
En esas estamos treinta años después. Para nadie el tiempo ha pasado en balde y para muy pocos queda ya atisbo alguno de nostalgia que no pueda ser compensado por percepciones positivas de lo que cada cual puede hacer en un contexto de libertad, al amparo del amplio margen de perspectivas que propicia la democracia. Consolidada ésta de manera irreversible, es preciso afrontar los desafíos que aún tenemos planteados y que en la Constitución tienen cabida, como no podía ser de otro modo. La cuestión radica en no debilitar la conciencia de que es el marco que seguimos necesitando, lo que requiere introducir las reformas que el tiempo y la experiencia aconsejan, poniendo fin a los desfases , insatisfacciones y problemas detectados e incorporando las cuestiones que revelen su capacidad de adaptación a las exigencias de la sociedad y del momento histórico que vivimos.
Entenderlo así supondría no sólo acreditar ante la sociedad la categoría política de los partidos, hoy bastante debilitada, sino también afrontar un triple y crucial horizonte de futuro: que la juventud se sienta confortada y reconocida en ese texto integrador, que el modelo autonómico no incurra en derivas que pongan en peligro la cohesión interna y que los derechos y deberes de cada cual se supediten al interés general en un Estado moderno e innovador donde todas las sensibilidades tengan cabida sin privilegios ni exclusiones.
A pesar de todos los pesares, los inevitables al menos de momento, y los que no sólo podemos sino también debemos evitar, estamos en ello, Fernando.
ResponderEliminarComo dicen en la otra orilla, ¡Vamos, todavía!
Al menos "nos queda la palabra" y debemos procurar que nunca más nos arrebaten el derecho a ejercerla libremente, en nombre de ninguna cruzada para salvar la patria...
ResponderEliminarLos jóvenes que ahora llegan deben saber que la libertad es frágil frente a los puños y las pistolas y su terrible dialéctica. Tolerancia, respeto por la vida y justicia social son los pilares para un futuro de dmocracia sin vuelta atrás. Un abrazo
30 años en una Constitución apenas es nada... Queda mucho por escribir, y por reformar. Este marco que une, que integra. Este símbolo de un horizonte común y compartido fue nuestro salvavidas en mitad de un naufragio provocado por 40 años de oscuro gris.
ResponderEliminarCelebremos el aniversario¡¡ Pero también, como cuando uno sopla las velas de la tarta, reflexionemos sobre nuevos objetivos y nuevas metas que tenemos que adaptar en nuestra Constitución. Para que sigamos mirando hacia adelante, tenemos que 'retocar' ciertas cosas que valieron en su día pero que hoy tenemos el deber de adecuar a nuestros tiempos.
Estos 30 años vividos deberían ser sólo el prólogo de una historia que tiene que seguir escribiéndose. Una antesala de lo que queda por vivir.
Celebremos el aniversario que hoy es siempre todavía¡¡¡
Un abrazo
Como decía Miterrand: "!Viva la vida!" y "!Viva la Libertad!"
ResponderEliminarLa libertad es el mayor bien que poseemos, y sus bases se asientan en esa Constitución que hoy, ya adulta, cumple 30 años. Sin embargo, como dice Carlos F. y yo en mi sitio, le hacen falta un par de retoques como la reforma del Senado y la abolición de la Ley Sálica para hacer de nuestra Constitución un marco de cohesión y de convivencia única, sin tener nada que envidiar a las más modernas democracias.
Un saludo Fernando.
que buena reflexión fernando, sí que ha habido errores y sigue habiendo pero como tú dices tan exquisitamente ha habido avances y los habrá pq aunque quedan resquicios ideológicos y religiosos, quiero creer que poco a poco habrá menos. Excelente post, me ha dado mucho que pensar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Oye, acabas de ponerla, ¡qué ojeada y sobada la tienes, perillán!
ResponderEliminarSaludos cordiales
Ella tiene treinta años y yo treinta años más. Hemos evolucionado, quizás gracias a ella, no, seguro gracias a ella, pero ahora necesita reflexionar, reconsiderar, quitarse los miedos de su nacimiento. Yo cambiaría muchas cosas. No es sagrada, puede cambiar para más libertades y para ajustarse a los nuevos tiempos. Si las personas que la vimos venir con ilusión podemos cambiar, ella también puede hacerlo, porque ahora somos distintos, y sabemos más.
ResponderEliminarLo que me preocupa son los jóvenes, que no han conocido otra cosa y creen que la libertad se da por supuesta. Habrá que despabilarlos, digo yo. Y enhorabuena a todos los españoles, y a las españolas, claro.
Esto es un trabajo de todos, deberian dar el conocimiento de lo que significa la constitucion en los colegios, para que los crios crecieran sabiendo que significa, cuales son sus derechos y sobre todo tambien cuales los deberes que tenemos todos, ejercitar desde pequeños una conciencia que es evitara llegar a la adolescencia pensando que solo tienen derechos y solo lo suyos, sino tambien todo lo demas.....
ResponderEliminarExcelente reflexión, Fernando.
ResponderEliminarLamentablemente el aniversario coincide con nuevas acciones criminales de un grupo que no se inserta en ninguna Constitución y que reniega del derecho de los demás a vivir,simplemente.
Así lo veo a miles de kilómetros de distancia.
Un abrazo.
pues que siga adelante con su constitución...
ResponderEliminarsaludos
Respuesta para Miguel Ángel. Yo tengo treinta años más que tenía cuando se aprobó la Constitución... Jejeje, es que las mujeres somos muy puntillosas con las edades. Pero bueno, aunque me queda para cumplirlos, estoy más cerca de los sesenta que de los treinta. Y esto es porque Miguel Angel se ha venido para mi blog y me ha dicho que era de su quinta, lo que sería un honor para mí, pero no es verdad, y la verdad ante todo.
ResponderEliminarhola poeta y escritor!Siempre es un lujo pasar a visitarte...
ResponderEliminarla constitución allí o acá ha costado mucho...es por eso que debemos valorala..Puede modificarse pero...
los jovenes, por suerte no todos,no valoran la libertad y la democracia...
Somos los adultos quienes debemos a diario recordarles todo esto...
gracias .tu post una vez más excelente.
besos silvia cloud
No podemos cerrarnos a cambiar la constitución cuando sea necesario. Treinta años son muchos, y hay muchas cosas que han cambiado, desaparecido, otras aparecido, y las que están por venir. Una constitución debe estar viva.
ResponderEliminarUn saludo.
Vamos a felicitarnos todos.
ResponderEliminarSe ha conseguido un tiempo de estabilidad, libertad para expresarnos, para convivir.
Besicos.
Sí Felicidades a los treinta añitos de nuestra Constitución. Sí creo que hay que reformar ciertas cosas ir más hacia un federalismo aunque manteniendo nuestra monarquía. No sé si ésto sería compatible. Besotes, M.
ResponderEliminarUna democracia tan tierna
ResponderEliminarque asusta que se pueda
ponerla en riesgo....
Pero celebrémosle ya
que le poseemos!!!
♥♥♥besos♥♥♥
Un texto fabuloso Fernando. Habrá tenido sus errores, pero nos ha llevado a la libertad, a la democracia, y seguimos adelante, aunque supongo que habrá que hacer alguna reforma que los tiempos van pidiendo.
ResponderEliminarUn beso
Esas benditas letritas de abajo, creo que me apure y no quedo el comentario.
ResponderEliminaren los años por venir.
Decia que el ejercer libertades nos hacen tener esperanzas en logros para el futuro.
Gracias por visitarme y hermoso lo que escribes de tener junto a uno alguien en quien confirar.
Te deseo que transites tu vida junto a un ser que te acompañe y sea un remanso de paz
Cariños
Para mí, que nací en ese mismo año, y que me considero partícipe de la primera genereación totalmente libre en España en mucho tiempo, es un placer, cumplir año con el libro ese de la foto que has puesto en el post.
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