26 de diciembre de 2008

Músicos callejeros, sonidos e historias que se nos escapan


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Nunca lograremos captar con la suficiente atención cuanto sucede en la calle. La vía pública nos suministra permanentemente mensajes, noticias, hechos, sensaciones, realidades, que conforman nuestros espacios de referencia y nos sacan del ensimismamiento en que solemos refugiarnos.

La calle es un libro abierto, siempre, a todas horas. Mas en estos días en los que buscamos en los demás referencias acogedoras que nos permitan saber que no estamos solos, quiero significar mi contribución a ese espíritu solidario que todos llevamos dentro con un pequeño pero sentido homenaje a los que pasan días y días en la calle recurriendo a la música como forma de vida y llamamiento a la generosidad del viandante. A poco que nos detengamos a pensar, cada rostro que nos mira mientras interpreta lo que sabe encierra una historia que, de ser conocida, nunca nos dejaría indiferentes. Historias de supervivencia, historias abiertas a un espacio nuevo de relación que muchas veces no aciertan a comprender, porque sólo responde a su reclamo mediante la indiferencia.

Ejemplifico este pequeño homenaje en la figura de un hombre a quien no conozco, pero que ya me resulta familiar. Lo veo casi todos los días cuando me dirijo al trabajo. Allí está. Sólo la lluvia le contiene. No importan el frío, el calor o el viento que se encajona, de cara al Norte, por la calle Cadenas de San Gregorio de Valladolid, pegado a la pared del Palacio del Marqués de Villena. Me parece un hombre frágil, sentado en una silla inestable, y con la mirada siempre sonriente, aunque la mayor parte de las veces no correspondida. En sus manos acoge un acordeón que también acusa el paso del tiempo. No es fácil apretar las teclas con esos guantes ya gastados, pero, aún así, se esfuerza por atraer la atención con canciones en cuyo repertorio las coplas españolas se entremezclan con melodías eslavas o con piezas conocidas de la música clásica. La versatilidad del acordeón lo permite y todo parece indicar que tiene experiencia sobrada en el oficio.

Cuando paso a su lado, me sonríe como a todos. Mi actitud siempre es la misma. Correspondo al saludo y de cuando en cuando, y cada vez con mayor frecuencia, deposito una moneda en la caja de plástico que coloca a sus pies. Lo hago porque me apetece y porque admiro a quien deleita sin estridencias y buen gusto el ambiente de la calle, enriqueciendo un entorno donde las prisas y los rostros ocupados tienden a matizarse a los sones de la música fortuita e interpretada con esa sensibilidad que se esfuerza en pos de la supervivencia.

Brindo, pues, por los músicos de la calle en estas fechas y en todas. Y lo hago con el recuerdo de una persona cuyo nombre silencio por discreción. Sólo diré que quien interpreta el acordeón junto al Museo Nacional de Escultura de Valladolid es rumano, hace cinco años que vino a España y forma parte ya de manera holgada del club de los sexagenarios.

19 comentarios:

  1. A mi me encantan los músicos callejeros. Siempre imagino sus vidas y las penurias que habrán pasado para, ahora, ganarse la vida así. Siempre, siempre les dejo dinero. Bello post para estas fechas. Muchos besotes, M.

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  2. Fernando, te me has adelantado. Quería hacer un post sobre un músico callejero de Murcia, que es una maravilla. Este año lo ha contratado el Corte Inglés y le ha puesto un stand a la entrada porque es buenísimo, buenísimo. A nosotros ya nos saluda cada vez que nos ve. Un viejo conocido. Pero hay muchos más, y muy buenos aquí. Es que hace mejor tiempo, aunque el frío se nos haya convertido en un huésped importuno este invierno. Así que sigo la idea y haré uno en general sobre las calles de la ciudad y su gente del arte callejero. Un abrazo

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  3. Sobre todo esos hombres, mayores, con aspecto cansado... Yo veía a veces a un viejito que tocaba música con un organillo tan desgastado como él, con la cabeza agachada a causa del encogimiento de su columna. Era conmovedora su situación, su gesto de abatimiento. Sin duda no estaba en la calle por afición a la música, sino por absoluta necesidad. Y eso le diferenciaba de otras personas más jóvenes, que han decidido estar en la calle con su voz y sus instrumentos, ejerciendo el arte que les gusta, en vez de buscar otro trabajo bajo techo.
    Al viejito hace tiempo que no lo veo. Nadie ha heredado su organillo y su música antigua. Quizás sólo quede de él alguna foto que alguien, en su honor, pondrá alguna vez en una página de internet. ¡Ojalá lo hicieran como has hecho tú hoy!

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  4. MERCHE. Coincido contigo: cuando ves a una persona de esas das rienda suelta a la imaginación, para intuir cómo habrá sido la vida de alguien que se gana la vida de esa manera. Siempre hay una historia tremenda que queda encubierta, pero de la que no debemos prescindir para entender muchas de las tragedias que nos rodean. UN fuerte abrazo

    CLARES. Hace tiempo que pensaba insertar este post, y lo he hecho ahora porque hace mucho frío, porque el otro día le invité a un café caliente y porque es Navidad. Seguro que tu alusión al tema será mucho mejor que la mía, por lo que no dudes en aportárnosla. Me parece muy acertado aludir al arte de la calle (músicos, caricatos, estatuas, mimos.....). Nuestras calles y nuestras miradas serían muy diferentes sin ellos. Hazlo, por favor. Yo te secundaré modestamente. Un fuerte abrazo

    CECILIA. Sabía que tú también, perspicaz observadora de cuanto sucede en el entorno, eres sensible a estos temas. Tus descripciones de Madrid y Nueva York ("Nueva York desde la atalaya de Cecilia", buen título para tus reportajes) revelan una atención, un cuidado, una capacidad para descubrir las cosas realmente excepcional. Tienes razón cuando comentas la realidad de estas personas mayores sumidas en sus pensamientos mientras tratan, con su música, de encontrar el apoyo ajeno, porque ya no tienen otra forma de conseguirlo. Un fuerte abrazo

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  5. Me has emocionado profundamente...Ellos ponen la banda sonora de las calles por las que paseamos, y no se lo valoramos lo suficiente. Un abrazo.

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  6. Yo tambien brindo por ellos.

    Me ha gustado tu post, Fernando.

    Un abrazo.

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  7. Hola Fernado,
    Consiguen que las calles que no son bellas lo sean a mi me gusta mucho cuando voy a la ciudad y me encuentro con esta clase de personas que nos regalan música y arte sin ningún compromiso, los hay muy buenos, aquí a Ibiza viene un señor que toca un violín por la parte del castillo, eso sí en verano y es maravilloso oírlo, además de que vende su música en CD, yo ahora se la pongo a mi chica para que la escuche, estoy de seis meses y medio embarazada y se que es muy bueno ponerle música clásica además de que relaja mucho y le transmites emociones y sensaciones necesarias para su desarrollo, se llamará Vega, ¿ te gusta?,.
    Bueno me ido del tema un poco, perdona, bonito post.
    Un abrazo, didi.

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  8. Hola Fernando,

    gracias por tu visita me llena de alegria, tu blog me gusta mucho también, demuestra que eres una persona con mucha sensibilidad y observadora y lo que sucede a tu alrededor no te deja indiferente (que es una rareza en estos tiempos), yo también soy muy observadora y sensible con lo que me rodea.

    Te recomiendo que escuches Fanfare Ciocarlia, excelentes músicos rumanos, realmente fabulosos, cuando vienen a Madrid, les gusta estar cerca de la gente y dan conciertos en las calles sin cobrar nada, una vez tocaron en la mitad de la Gran via, parando el tráfico.

    me llevo tu link a mi blog,
    la playa de Torimbia es una de las más bonitas que he visto, me llena la vista!

    un abrazo,

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  9. Fernando: a mi me ocurre lo mismo yo tengo localizado a uno en el Paseo Zorrilla, junto a la Plaza de Toros a veces me he parado ha escucharle y también contribuyo para seguir oyéndole, pero esa intriga también me la tenia el año 1992, cuando me dedique a buscar por Valladolid a los que veía para organizar una muestra de músicos callejeros en Serrada, solo se presto un grupo que hacia música andina, los demás no quisieron y la mayoría lo justificaba diciendo que mañana no sabían lo que Iván a hacer ni donde podían estar.
    Entonces comprendí que hacían lo que querían y las reglas no estaban escritas ellos.
    Un saludo y buenas fiestas.

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  10. MARISA. Gracias, Marisa. Emoción es la que yo siento cuando leo tus poemas. No dejes de deleitarnos con tu música versificada. Un abrazo

    CORNELIVS. Brindemos juntos por los pobres y los exluidos de este mundo. Después de leer y oir tu post de hoy sobre los que no son nadie, ¿qué más puedo decirte yo?. Un abrazo

    DIDI. El espacio urbano se enriquece con el arte, cuando éste lo respeta y lo transforma para deleite de quien lo recorre sumido en la indiferencia de cuanto sucede a su alrededor. Haces bien en poner ese CD con música de violín, que tu niña te agradecerá cuando nazca sana, airosa, animosa y cultivada. Me parece bello el nombre de Vega. Siempre me han gustado los nombres geográficos, y el de Vega evoca verdor, agua fluyente, feracidad, vida y coexistencia de sensaciones diversas es un espacio confortable para la vida. Gracias por hacerme esa pregunta. Mi respuesta es sincera y va acompañada de los mejores para tu embarazo, que no será medio, sino entero y una experiencia maravillosa para lo que te deseo lo mejor. Un abrazo.

    INES. Me agrada compartir contigo, a quien acabo de descubrir, las mismas sensibilidades por las cosas que nos rodean, provocándonos y a la vez enriqueciéndonos. Tomo buena nota de ese conjunto rumano, que desconocía, aunque me encanta la música zíngara y tengo buenos testimonios de ello. Veo que también conoces Torimbia y opinas lo mismo que yo. No es posible valorar esa belleza de otra manera. Inserto tu blog en mi lista de selectos. Te seguiré de cerca. Un abrazo

    LUIS. Querido Luis, ¿qué no aprenderemos de tí, que has hecho del arte en la calle una demostración del buen hacer municipal, con resultados no me cansaré de evocar en este blog?. En breve daré una vuelta por Serrada, porque me apetece volver a verte. Me pondré al día. Sacaré unas dotos y las colocaré aqui para que todo el mundo sepa lo que es el arte al servicio del espacio público. No me sorprende lo que me dices a propósito de los músicos callejeros. Mantuve con este hombre una conversación mientras tomamos café hace unos días y deduje que se sienten extraños, indefensos, temen que les engañen, se refugian en su libertad y en su grupo, que los protege frente al extraño. Se han hecho desconfiados porque a veces no les han tratado bien. Prefieren seguir su vida a aceptar ofertas que no controlan. Un mundo singular el del inmigrante del Este, que algún vez habrá que estudiar a fondo. Mientras tanto, querido Luis, te envío un fuerte abrazo y los mejores deseos de salud y bienestar para estos días y el nuevo año que se nos presenta lleno de incógnitas y desafíos.

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  11. Me uno a tu sincero homenaje. También en mi localidad se ven cada vez más a menudo gente así. A mí siempre me llaman la atención, también cuando puedo les ofrezco algo de lo que lleve, aunque siempre con la impotencia de no poder aliviar demasiado su precariedad.
    Por todos ellos levanto mi copa.
    Un fuerte abrazo.

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  12. hola escritor,poeta y amigo!alzo junto a ti mi copa por todos ellos...que le dan un sonido diferente a las calles de siempre..
    a veces cuando los miro me inspiran un poco de tristeza...
    gracias por compartir...
    besos .
    silvia cloud

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  13. Tambien brindo pro los musicos de la calle y por ti, que haz dejado tu huella en mis espacios.

    Te deseo muy felices fiestas y siempre eres bienvenido a visitarme.

    Un abrazo

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  14. "Brindo, pues, por los músicos de la calle en estas fechas y en todas."

    Por esos sones que suenan en los centros de nuestras ciudades. Si señor!
    Saludos

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  15. Felices fiestas Fernando... me ha gustado mucho tu artículo. No conocemos los sonidos de una ciudad que no para de gritarnos, que no para de pedirnos auxilio... Detrás de cada 'callejero' hay mundos interesantes de conocer...
    Un abrazo compañero

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  16. Hola, Fernando. Buena entrada, me gustó.

    Aveces pienso que la calle es todo, que allí está la realidad frotándonos los ojos para que no dejemos de contemplarla.

    Una vuelta por la calle hace mucho por nosotros. Ese músico, por ejemplo, acaricia nuestros oídos y nos arranca una sonrisa. Y con eso ya tenemos para toda la semana.

    Saludos,

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  17. Bello comentario. Lleno de amor de humanidad, por ello te admiro . un cariño desde aqui, Argentina.
    Hay grandes talentos en la calle.
    Soy vendedora de una empresa de salud y camino por la calle y observo como tu.

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  18. Cuánto se agradece un violín en una calle helada.. como todas las que se entrecruzan en mi ciudad. No a todo el mundo le parece bien.. Recuerdo una joyería enfrente de la Catedral de Burgos, unos músicos se pararon en su escaparate a tocar. Al instante salió el dueño para que se fueran del escaparate. Pero ellos no comprendían por qué debían irse. Al final, les arrojó un cubo de agua sucia de fregar. NO DABA CRÉDITO A LO QUE VEÍA.
    Espero que venda lo menos posible por arisco, uraño, asqueroso y desalmado.

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  19. Un amigo de mi hija, estudiante de periodismo, se mezclo durante un tiempo con un grupo de mendigos para hacer un trabajo sobre un tema social.
    Le dieron un 10.
    Como tú dices, cuanta vida hay dentro de estas personas que viven en las calles...
    Besos

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