Más que el “divino tesoro” con que la concibió la mente poética de Rubén Darío, la juventud actual es más bien un tesoro a menudo malgastado, una generación infrautilizada y en cierto modo abandonada a su suerte. A todos se nos llena la boca cuando hablamos de lo bien formados que están los jóvenes de nuestro tiempo. Como nunca. Hace años se habló de los JASP (Jóvenes Aunque Suficientemente Preparados), para designar una categoría que destacaba por su cualificación, por sus dotes para levantar el país. Al tiempo se enfatiza sobre lo que representan otras siglas casi mágicas - I+D+i - un polinomio que integra investigación, desarrollo e innovación. Son los pilares del desarrollo, los cimientos de la sabiduría y la posición sólida en un sistema muy concurrente, el objetivo de toda política económica que se precie. Sin ellos, no hay competitividad ni correcta inserción en la economía global, que selecciona y al tiempo discrimina a cuantos - países, organizaciones, ciudadanos - no se acomoden a sus pautas y exigencias. Asumidas estas siglas como indispensables, qué mejor garantía que la juventud que tenemos para convertirlas en armónica y fecunda realidad. El modelo a seguir.
Todo eso está muy bien, pero...... ¿en qué situación se encuentra esa juventud profesionalmente tan sólida, y que tantas garantías de seguridad nos ofrece?. Salvo que cundan los mecanismos que, a través de las influencias personales, familiares o políticas, resuelven la incertidumbre, cada vez son más numerosos y reiterados los ejemplos que evidencian que esa juventud se enfrenta a un panorama más que sombrío: o el paro o la explotación. No hay paliativos que contengan y maticen tan dura y preocupante realidad para los que compiten con sus solos recursos intelectuales. Los jóvenes están sumidos en un círculo vicioso, en el que priman la precariedad y la indefensión, de los que resulta difícil salir: precariedad ante el empleo e indefensión ante el empleador y las instituciones que teóricamente les amparan.
Su expresión más clara es el humillante tratamiento salarial otorgado, que mayoritariamente les sitúa en el rango de los "mileuristas" o, mejor aún, de los "submileuristas", lo que se traduce en una absoluta incapacidad para organizar la vida con perspectivas confiadas de futuro. Según los últimos datos ofrecidos por el Consejo de
Con este listón salarial, que se mantiene inamovible, se retribuye un trabajo cualificado, esencial para el funcionamiento de las empresas y propenso además a una adaptabilidad que echa por tierra los tópicos de que la formación adquirida no se adecua a las exigencias del sistema productivo. Falso. Los JASP trabajan duro y mucho, con horarios superiores a los establecidos, con contratos temporales y sujetos a modificaciones que escapan a su control. Se adaptan rápidamente a las circunstancias técnicas y estratégicas de las empresas y su versatilidad es reconocida como una de sus principales cualidades.
Y además, lo que agrava aún más el panorama, es que sobreviven en un contexto de individualismo atroz, absolutamente desprovistos de los instrumentos de defensa que de hecho existen, aunque cada vez más mitigados, para el conjunto de los trabajadores. De ahí la crítica situación de la juventud que se esfuerza, que trabaja, que evita el oropel de lo fácil y lo oportunista y que no se diluye en los discursos banales de quienes utilizan la imagen de los jóvenes como pretexto para sus declaraciones no exentas de demagogia.
Que alguien me corrija, pues deseo estar equivocado: ¿se recuerda que en las políticas de igualdad que se propalan desde el poder con tanto énfasis cobre fuerza la propuesta en contra de las discriminaciones que afectan al reconocimiento del trabajo de los jóvenes y al desigual tratamiento salarial por sexos?, ¿tenemos noticia de que el relumbrón con que se presenta la promoción de ambiciosos jóvenes, profesionalizados en la política, va ligado a la manifestación de una preocupación por quienes no optan por esta vía para satisfacer sus ambiciones personales y profesionales?, ¿hasta qué punto resulta ético presentar a aquéllos como un símbolo a seguir?, ¿ha visto alguien a uno o varios dirigentes sindicales, en activo o en su cómodo retiro, sacar la cara, con la contundencia y persistencia que merecen, por la situación de los jóvenes explotados con contratos temporales, con becas de miseria y con trabajos en prácticas, suscritos con las Universidades, y merced a los cuales se dispone de mano de obra apta a precios irrisorios?, ¿dónde están los principios que respaldan el reconocimiento dignificado de un trabajo de gran competencia?.
Por favor, díganmelo, porque yo no estaba cuando salían en su defensa. Partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, universidades: todos se concitan para incurrir en la misma componenda, aceptando convenios que redundan en la consideración deteriorada del trabajo. Pero, eso sí, mirando para otro lado cuando les sacan los colores, que tampoco son tantas veces.
Gráfico: El mercado laboral juvenil. Fuente: Consejo de la Juventud de España (2008). Editado por Público
Nota: Este tema fue abordado en un post insertado el 28 de Mayo de 2008. La sugerencia de una colega para que se publicara en la prensa explica su posterior redacción como artículo, que finalmente ha visto la luz en el diario vallisoletano El Norte de Castilla, en su edición de 25 de Julio de 2008. Se mantienen los comentarios amablemente incluidos a propósito de la entrada inicial.
¡Cuánta razón tienes! Hoy en dia es una vergüenza cómo los jovenes son explotados y nadie sale a su defensa, como tu dices, ni sindicatos, ni universidades, ni nada de nada. ¿Será porque no son tantos? ¿Por qué son una minoria? Entonces ¿el "establishment" pasa de ellos? La verdad es que no lo entiendo... Besotes, M.
ResponderEliminarEn Argentina es igual. Los contratos temporales a universitarios (pasantías) generalmente nacen por un deseo de reducir costos de los empleadores. Muchas veces los jóvenes terminan haciendo cualquier tarea, incluso de maestranza, y que nada tienen que ver con sus saberes.
ResponderEliminarUn abrazo
A mesma coisa se passa, infelizmente, em Portugal!
ResponderEliminarObrigada pela atenção que os jovens de hoje te merecem.
Abraço.
Se dejan la piel en los estudios (algunos, no todos), y cuando llegan al mundo laboral les pegan un palo... Si es que no se tienen que marchar a otros países a trabajar en aquello para lo que se han preparado. Nuestros jóvenes científicos, nuestros bailarines ¿dónde están? ¿por qué se han ido?
ResponderEliminarDeberían pensárselo quienes pueden propiciar que no emigren. Por el bien del pais.
Gracias por sacar a la luz nuestra precaria realidad
ResponderEliminarEstimado Fernando:
ResponderEliminarComo joven perteneciente a esa generación de la que hablas, he de felicitarte por dos razones:
En primer lugar, por la claridad con la que expones el problema que afecta a gran parte (casi todos los que conozco) de los jóvenes recién titulados.
En segundo lugar, por la valentía de publicar en El Norte esta crítica al cinismo tanto del Estado, consciente de esta situación, como de la propia universidad, que mediante supuestas becas de inserción laboral está abasteciendo de mano de obra ¿barata? No, más bien regalada, a las empresas.
Te voy a dar un par de ejemplos de hasta qué punto tienes razón:
1. Parque Tecnológico de Boecillo: Uno de esos JASP, un informático submileuristas, encuentra una oferta digna en Madrid y avisa a su jefe de que quiere optar a ella, a lo que el jefe le contesta que es imprescindible para la empresa.
Bueno pues demuéstremelo con una mejora de mis condiciones. No es que eso está en contra de la política de la empresa. En ese caso si consigo el puesto me marcharé.
A partir de ese momento, y hasta que efectivamente se fue, este chico estuvo recibiendo amenazas de su jefe que principalmente versaban sobre utilizar sus contactos para hundir su carrera profesional. Y puedes no creértelo, pero comprenderás que la situación no es nada agradable. Esto no es un ejemplo aislado, prácticas como el pacto tácito de sueldos a la baja entre empresas o las amenazas si abandonas tu trabajo por otro mejor son comunes en ese polo de I+D+I que es Boecillo.
2. El GCO (Grupo de Comunicaciones Ópticas), dirigido por nuestro rector, está llevando el mantenimiento de sistemas informáticos de la Junta usando casi exclusivamente becarios de Informática, con los cuáles se ahorra el tener que dar de alta en la seguridad social a los empleados, a la vez que se apunta un tanto fingiendo haber invertido en I+D. Pero, ¿es I+D tener un becario de guardia en la Consejería de Medio Ambiente por si se cae el servidor, o haciendo una nueva ventana para la web?
Gracias nuevamente, disculpa lo extenso del comentario y recibe un saludo afectuoso.