La vida profesional suele deparar en ocasiones oportunidades gratificantes de conocer a las personas más allá del limitado marco que permiten las relaciones convencionales. Son oportunidades que surgen de pronto, sin buscarlas, al amparo de la conversación circunstancial, del encuentro fortuito
, que de pronto ponen en evidencia aficiones, inquietudes o valores ocultos, apenas percibidos de antemano y que resultan, a medida que el horizonte se amplía, de gran interés. Tanto personal como intelectualmente.
De ese modo he tenido la oportunidad de descubrir las cualidades artísticas de Carlos David Pérez Fernández, a quien he conocido como alumno y posteriormente como artista. Y creo que tiene talento y probada capacidad creativa. Sin ser experto en la materia, acostumbro a visitar las exposiciones de arte allí donde tengo la oportunidad de hacerlo. En concreto, desde hace tiempo he seguido la que anualmente realiza la Asociación REUNART, surgida en la Universidad de Valladolid y que todos los años acude puntualmente a su cita con los aficionados y amantes del arte en la vieja ciudad bañada por el Pisuerga.
Este año, y en una conversación emprendida tras una clase, he sabido de la participación de Carlos David en la Muestra, donde exponía una de sus obras. Fui y me llamó la atención. A los pocos días, se lo comenté y así fue surgiendo una relación ajena a los rituales académicos (que se han mantenido cuando corresponde) y muy enriquecedora para mí, interesado en seguir más o menos de cerca por dónde van las sensibilidades culturales y artísticas de la juventud. De aquélla que se esfuerza, que trabaja, que rehúye el relumbrón de lo fácil y lo oportunista y que no se diluye en los discursos banales de quienes utilizan la imagen de los jóvenes como pretexto para sus declaraciones demagógicas. Este es, en cambio, un ejemplo del modelo de juventud que valoro y por eso lo traigo aquí.
Carlos David es hijo del pueblo vallisoletano de Villabrágima, donde nació en 1973. Estudia la Licenciatura de Geografía en la Universidad de Valladolid y es un artista joven, que merece ser reconocido. Y, como yo creo que tiene talento, es sensible, se decanta por formas de expresión artística innovadoras, sin perder la lealtad a sus raíces y a la naturaleza de los testimonios en los que se apoya para dar rienda suelta su imaginación, daré a conocer su obra de vez en cuando, sin más pretensión que ésta: la de poner en evidencia el mérito que encierra lo que hace alguien que estudia, que trabaja, y que trata, con tesón y creatividad, de abrirse a un mundo de imágenes, formas y estructuras que convencen por su diversidad, por su expresividad, por la cuidadosa técnica utilizada y porque están concebidas con ilusión y esfuerzo.
De Arriba a abajo: Marina de Santander, Olas triangulares, Paisaje de Villabrágima en primavera
un artista, sí. Ojalá tenga éxito. Suerte para Carlos David y Fernando, gracias por dárnoslo a conocer!
ResponderEliminarMi querida Tierra de Campos no deja de dar sorpresas.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Fernando.
Diego
A esto le llamo yo ser un profesor de una pieza. Aparte de la clase, relación cordial y creativa con los alumnos. No creas, pero no es frecuente encontrar en la Universidad, al menos en la mía que es la Complutense, profesores que se interesen por lo que hacen los alumnos como ocurre contigo. Parece bueno Carlos David. Tomo nota del nombre. Si no es por ti no lo hubiéramos conocido tan pronto
ResponderEliminarHola, FERNANDO. Me gusta mucho la escultura. Por cierto, tenemos en Burgos a Ángel Cuevas, que trata el hierro en forja y que también me encanta. Ahora mismo expone en el Consulado del Mar. Es hijo de forjadores y tienen un taller en La Ventilla.
ResponderEliminarConocía Villabrágima hace muchos años. Era un pueblo miserable, como todos los de su época, en Tierra de Campos, la gran olvidada Tierra de Campos. Un saludo. Manzacosas
Hay grandes artistas en España--tierra bendecida por grandes genios--que no son conocidos. Gracias por hacernos conocer a Carlos David. Le deseo toda la suerte del mundo. Besotes, M.
ResponderEliminarANONIMO. Gracias por tu comentario. Y por tus deseos de suerte. Siempre son bienvenidos
ResponderEliminarDIEGO. ¿Qué voy a decirte yo sobre Tierra de Campos que no sepas, querido amigo?. Es una tierra bella y dura, que invita a la reflexión y de la que han salido grandes genios, entre los que te encuentras. Un fuerte abrazo
JORGE. La docencia es una profesión y un servicio. Si cuando el profesor, como es mi caso, aumenta en edad y se distancia en el tiempo de sus alumnos, ¿cómo superar esa distancia sino a través del contacto y de la relación que permite seguir de cerca lo que piensa y siente la juventud?.
MANZACOSAS. Conozco el nombre de Angel Cuevas. Mañana voy a ir a Burgos y aprovecharé para ver la Exposición en el Consulado del Mar, un edificio muy emotivo para mi. Allí estudié en las vacaciones durante la carrera y allí estaba la Academia de Dibujo en la que se formó mi padre, autor de dibujos excelentes que se fraguaron precisamente entre sus muros. Me encanta ese edificio en el casi abandonado Espolón.
MERCHE, amiga. Gracias a estas ventanas nos descubrimos a nosotros y descubrimos a los demás. Un espacio de descubrimientos múltiples, eso es lo mejor que tiene. Un fuerte abrazo
Me ha gustado la escultura, muchísimo. También las pinturas, la última transmite paz mientras la primera transmite fuerza.
ResponderEliminarOjalá que este joven tenga suerte.
Un abrazo
ANTONIA, amigos. Cuando Carlos David lea lo que decís no va a tener palabras para agradecerlo.
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