Miguel de la Quadra Salcedo ha sido el primero de los premiados con el "Huevo de Colón", que se concede a quienes, personal o institucionalmente, se han caracterizado por su capacidad de iniciativa, por su coraje y por sus esfuerzos a favor de las causas más nobles. Se me encargó presentar al premiado, lo que hice gustosamente con las palabras siguientes:
"Decía el gran maestro Alejandro de Humboldt que quien conocía el continente americano conocía el mundo. Desde la percepción de ese gran naturalista, considerado como uno de los padres de la Geografía moderna, y que recorrió el continente entre 1799 y 1804, la perspectiva del espacio americano cobraba una dimensión universal que, sin menoscabar la enorme relevancia de otras áreas del mundo, simbolizaba la riqueza de paisajes, de matices, de realidades, de sociedades y de culturales que coexisten en la Tierra.
Asistimos a un acto de homenaje y reconocimiento al espacio americano y, de manera representativa, a algunos de quienes sienten a América con tanta pasión como inquietud. Nada más pertinente que hacerlo cuando se conmemora el aniversario del fallecimiento en Valladolid del descubridor, que en nuestra ciudad vivio una etapa de tensiones y desasosiegos que con el tiempo han hecho indisociable el nombre de Cristóbal Colón de la ciudad donde daría sus últimos pasos y pronunciara sus últimas palabras. Hacer coincidir esta efeméride con la entrega del premio de Turismo de Castilla y león al artífice e impulsor de la Ruta Quetzal , D. Miguel de la Quadra Salcedo , supone una feliz iniciativa que subraya la muy relevante participación de nuestra comunidad en la historia americana, de la que quedan testimonios personales, urbanos, culturales y científicos de valor imperecedero.
Y al tiempo nos permite enlazar bien con el reconocimiento de la sensibilidad que Andrés Coello supo en su momento desplegar en ese afán por abrirse al mundo sin otros límites que los que en cada ocasión le depara el horizonte que culminaba ante sus ojos, tan inquietos y abiertos como incansables. Conozco bien la obra de Andrés, la sigo de cerca y dispongo de algunas de sus muestras más representativas. Pero confieso que es ahora por primera vez cuando descubro la manifestación de su reacción estética ante la grandiosidad e infinitas motivaciones del espacio, de los espacios americanos. Cada cual puede ver en sus cuadros lo que quiera, porque cada cual somos testigos de las vivencias que personalmente matizan el alcance de nuestras percepciones. Pero yo, como geógrafo, lo que veo ante todo y sobre todo son paisajes. Paisajes violentados por la naturaleza frenética de un mundo en el que confluyen todos los climas, todos los relieves, y una impresionante participación en la riqueza florística y faunística de la Tierra. Paisajes de la inmensidad, donde la montaña y la gran planicie se entremezclan en una trama de experiencias que revelan las tensiones que aquejan a un territorio convulso, que está cambiando sin cesar. Y ello se traduce en una panoplia de colores donde el espectro cromático no admite límites ni simplificaciones. Paisajes de hielo, de desierto, de cordilleras imponentes, de masas arbóreas donde confluyen todos los colores del verde, de ríos que la vista no acierta a alcanzar. Paisajes indomables, en fin. Tan indomables como la voluntad de Miguel de la Quadra que nos acerca a la América total. Gracias por el entusiasmo que siempre has puesto en las causas más nobles y que tu renovada juventud te sobreviva al inexorable paso del tiempo".
(Fotografía: Miguel de la Quadra, en el centro, en compañia de Fernando Manero)
No hay comentarios:
Publicar un comentario