10 de febrero de 2020

¿Por qué los jóvenes no acuden a los actos culturales, que también les interesan?

Lo vengo observando hace tiempo y me preocupa. No hay jóvenes en los actos culturales organizados para dar a conocer nuevas obras, descubrir culturas enriquecedoras, debatir sobre arte, sobre política, sobre realidades repletas de referencias que merecen ser tenidas en cuenta. Ya no entran los jóvenes en las librerías y los kioskos de prensa son reliquias extrañas para ellos. No es una ausencia total pero la excepcionalidad de la presencia juvenil hace aún más ostensible su desafección hacia espacios atractivos en los que la mayoría de los adultos por encima de la cincuentena es abrumadora. Por más que los actos se anuncien, se presenten con reclamos llamativos de la atención... la respuesta en casi todos los casos es decepcionante. La juventud se aleja de las convocatorias habituales sin reparar en la calidad y el interés que muchas de ellas presentan. Da igual su nivel educativo. Simplemente, no están, aunque muchos de ellos hayan adquirido una formación que podría animarles a acudir.

¿Porqué sucede esto? ¿Cuál es la causa de tanta indiferencia? Habría forma de hacer compatible la seducción ejercida por las formas tecnológicas de acceso fácil a lo creativo con la participación en los espacios convencionales, que permita superar el disfrute de la cultura en solitario, haciendo del ensimismamiento y del silencio las pautas de acceso habitual a las múltiples opciones que la cultura ofrece? Y, sobre todo, qué será de esa cultura presencialmente compartida cuando los adultos que disfrutamos de ella ya no estemos para disfrutarla como seguimos haciendo?

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