23 de octubre de 2010

Viñetas que invitan a pensar (15): la política como arte escénica o los riesgos de la comunicación aplazada



Una cosa es la pedagogía y otra, muy distinta, la comunicación. La primera, más allá de sus obviedades y simplificaciones, va asociada a los modos y técnicas utilizados para la enseñanza, para la transmisión de los saberes, para el desarrollo de los procesos formativos; la segunda implica, en cambio, una dimensión eminentemente escénica, planteada y expuesta de cara a un auditorio que, escéptico o entregado, se dispone a atender los argumentos de quien en un escenario preparado ad hoc no tiene otra finalidad que la de distraer, encauzar el interés de la audiencia o explicar las cosas que le interesan para que el enfoque con que las orienta cale en la mente de los que escuchan. Es el "arte" de la comunicación, convertido en el paradigma de la acción política, una herramienta subsidiaria de las acciones y las decisiones, aunque decisiva, por lo que se ve, para asentarlas en el imaginario colectivo, en la opinión pública. Ya sabemos en qué consiste: en el tratamiento de la información para ofrecerla desde la óptica que interesa e importa al que comunica.
Resulta curioso. Quien toma las decisiones lo hace con independencia del juicio de valor que merezcan sus acciones; ni siquiera se toma la molestia de justificarlas de antemano. No sale a la palestra a exponer con la sinceridad y la elocuencia precisas lo que se viene encima. Más bien el destinatario de las medidas se limita a captar lo que suena en su entorno para hacerse una idea aproximada de lo que puede suceder y de cómo le va a afectar. Pero cuando la decisión tomada cobra, al fin, cuerpo y resulta incómoda, el perjudicado se rebela y muestra su disconformidad sin otra respuesta que la que le permiten sus escasos medios y posibilidades. Para contrarrestar la rabia incomprendida, se dice que no está bien informado, que carece de elementos de juicio suficientes, que su perspectiva es alicorta y en exceso mediatizada por una información en la que prima el sesgo malintencionado de quienes la propalan.

En ese momento se impone la necesidad de comunicar, de despejar desde el proscenio las dudas que obnubilan la mente del inconformista pensando que, si se hubiera esclarecido antes la postura seguida, su reacción habría sido otra. Con este fin, la comunicación lo resuelve todo de manera que cuanto más experto y convincente sea el comunicador mejor será el resultado conseguido. Se piensa que al estar éste en posesión de la verdad, de dominar las entretelas de lo que los de fuera son incapaces de percibir, los irrefutables argumentos del comunicador operarán como bálsamo poderoso en la solución de los equívocos que han llevado al malentendido. En apariencia, el modo de comunicar, típicamente escénico, constituye la solución a los problemas, su terapia más adecuada y pertinente.
Todo se concibe, en fin, como un proceso mecánico sujeto a las leyes de la escenografía. Sin embargo, algo falla en paradigma tan simple. Las sociedades no son tan inanes e inexpertas como se cree, la gente sabe perfectamente lo que pasa y porqué pasa, e incluso puede sentirse molesta si quien domina la escena pretende ofrecer gato por liebre o utilizar el truco que todos, a la postre, acaban descubriendo. Es entonces cuando sobreviene la sensación de rabia contenida al considerar que, tras las bambalinas, el discurso bien modulado y el power point, solo anida el ánimo de confundir los deseos con la realidad. Y eso no suele agradar a nadie.

11 comentarios:

  1. ...el arte de como engañar...
    La parte que me preocupa es a) la gente se sabiendo el engaño acompaña el mismo por intereses creados;
    b) que los engañados tal ves a la vez se autoengañen ante el hecho que sus idolos en realidad son de barro y, en vez de acumular rabia que lleve a cambios positivos, se acobardan en indiferencias y excusas.
    Nadie quiere ser tachado de incapaz.

    Buenisimo leerte

    Cariños y buen domingo.

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  2. Las personas cada vez se preocupan menos por saber o averiguar la verdad de las cosas, se lamentan pero realmente se están conformando continuamente, aún cuando claramente se ha podido saber la verdad de muchas cosas, el pasivismo ha sido el protagonista del resultado.
    Desde mi punto de vista, el que consigue engañar y lo hace bien, puede considerarse un arte, claro que si, una virtud para bien o para mal, según el uso y el objetivo, eso es otra tema que abriría un largo debate.

    Un abrazo amigo.
    didi.

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  3. Como todos mienten, por ahora estoy muy contenta de tener a Rubalcaba a un peldaño de ser presidente. Besotes, M.

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  4. El público votante, que es el destinatario fundamental de los políticos, no es tan fuerte, ni tan sabio, ni tan coherente. Hay muchos que se tragan todo lo que dice el que consideran representante de su tribu; hay otros muchos que no se plantean la verdad o mentira de los discursos, porque no les va mal con quienes los dan; hay gente con tan poca formación, que cualquiera los engaña; y hay, por último, quien piensa qué más da, todos mienten, esto es así, no merece la pena hacer caso a nadie. Claro, también existen unos pocos mucho más preparados y comprometidos, una minoría testimonial. La comunicación política es muy injusta, porque el emisor y el receptor poseen niveles y circunstancias muy desiguales. El emisor es un profesional de la comunicación, el receptor no. Muy buen artículo, Fernando, acerca de un tema que entra de lleno en el núcleo de las cuestiones que más me interesan: la comunicación.

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  5. No, no agrada a nadie, amigo. Asi es.

    Muy bueno tu analisis. Pero mi pregunta es: ¿que defensa tiene el individuo frente a ello?

    Que escéptico que soy en esto, Fernando.

    Un enorme abrazo.

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  6. Estos días, con los cambios ministeriales, estamos viviendo un proceso de cambio en lo que respecta a la comunicación. Para algunos, esta novedad es motivo de triunfalismo; para otros, entre los que me incluyo, se trata simplemente de lo que tú bien dices: "un modo de comunicar, típicamente escénico", pero de ahí a solucionar los problemas hay un abismo...

    Son meras formas de interpretación, más logradas quizás, pero el pragmatismo y la gestión de los conflictos reclaman algo más que dominio de las tablas...

    Un abrazo

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  7. Y qué razón tiene esa viñeta, y qué razón tienen tus argumentos.
    Si la palabra se utilizara con fines buenos sería invencible, bajo trajes de personajes de cuentos de hadas verdaderos monstruos ávidos de riqueza y poder...
    La mentira y la ambición lo gobiernan todo hoy en día.
    Una pena.
    Abrazos

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  8. Fernando, a veces creo que el pueblo está dormido con medios de comunicación que lo único que pretende es atontar con mensajes poco apropiados para ver la luz... Estoy totalmente de acuerdo contigo en que les importa poco mentir a sabiendas de que saben que lo hacen...Pero, la realidad es muy elocuente y al final el pueblo decidirá aunque me temo que la gente se conforma ... Vivimos tiempos inciertos y a la espera de nuevos valores que nos ayuden a fijar metas.Un abrazo y que tengas una estupenda semana.

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  9. La política es en esencia este arte, el arte de embaucar a la gente vendiendo programas de gobierno y otras bagatelas. Y los seguidores, pues eso, aclaman al que mejor vende el producto.
    Buen post.

    Un abrazo.

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  10. Malo cuando la política se hace a fuerza de engaños. Y ahora está muy bien visto; preocupante.
    saludos y salud

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  11. ESCRITOR,POETA Y AMIGO:TU ENTRADA ES PERFECTA ESO PASA EN TODOS LADOS...ALGUNOS SON MAESTROS EN EL ENGAÑO..
    PERO NOSOTROS EN GRAL DESCUBRIMOS EL ENGAÑO,NOS DEFENDEMOS?
    CUIDATE.
    BESOTES
    SILVIA CLOUD

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