23 de junio de 2018

De qué manera Quim Torra prestigia al Jefe del Estado

Más allá de la actitud de defensa o de rechazo hacia la Monarquía que cada cual pueda tener, cabe plantearse hasta qué punto la postura adoptada por Joaquim Torra Pla frente al Jefe del Estado va a favorecer significativamente la consolidación y el prestigio de la institución monárquica en España, superando o mitigando el nivel de desafección que aún presenta en un sector de la sociedad española.

Es tanta la zafiedad demostrada del presidente del gobierno catalán, tantos su sectarismo y vulgaridad, tan indecente y patética la sumisión servil ofrecida al sujeto fugado que, errante y rabioso, campa a sus anchas por Europa movido solo por el resentimiento y el afán de venganza, que no es aventurado pensar que aquello que se situa en los antípodas de su querencia cobra prestigio inversamente proporcional en el imaginario de la ciudadanía española. De toda ella. De Ayamonte a Empuries, del Cabo de Gata a Muxía.

Si a ello se suma, que nadie lo olvide, la catadura intelectual y moral de un individuo de pensamiento racista y xenófobo confeso, que lo sumerge en las sentinas de la política europea, parece evidente que ante esa tesitura la pretendida ofensa con la que trata al Rey va a ser, a la postre, por paradójico que parezca, la plataforma sobre la que quizá se afiance la figura del monarca en España y en el mundo, como reacción indignada ante un comportamiento,el de Torra, tan obsceno como miserable. Amén de abocado al fracaso. El daño que hace a la imagen internacional de Cataluña es inmenso. En el primer trimestre del año, se ha producido un impresionante descenso de la inversión extranjera en esa Comunidad.

El acto de inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona dio prueba fehaciente de cómo Torra es el mejor contraejemplo en el que se apoya el crédito popular del Rey de España. No tardaremos en comprobarlo.



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