31 de agosto de 2025

Viñetas que invitan a pensar. El periodismo libre es asesinado cuando informa de lo que sucede en Palestina

 


Cuando un régimen político agrede o asesina a los periodistas que cubren la información en el territorio palestino, ilegalmente ocupado y sometido a un proceso de limpieza étnica de su población, demuestra de manera fehaciente la culpabilidad de las acciones que lleva a cabo en lo que se ha convertido la mayor vergüenza del siglo XXI. La ocupación no busca únicamente derrotar a un enemigo armado, sino borrar pruebas, moldear el relato y reescribir la historia antes de que la mirada del mundo se pose sobre lo que queda de la Franja.

El Sindicato de Periodistas Palestino ha informado que, desde octubre de 2023 al menos 247 periodistas han muerto, más de 500 han resultado heridos y 650 viviendas de informadores han sido destruidas. Según el proyecto Costs of War la cifra de muertos supera el número de periodistas que perdieron la vida en las dos guerras mundiales y en los conflictos de Vietnam, Yugoslavia y Afganistán juntos.

 


Es una cifra atroz, escandalosa, indignante, a la que se ha llegado con la finalidad de amedrentar el ejercicio de una función tan decisiva como es la información sobre la tragedia a la que están sometidos la población y el territorio de Palestina. Si a ello se une la prohibición de la entrada de la prensa internacional se entenderá hasta qué punto este ensañamiento con los periodista constituye y esta vulneración del derecho a la información no sólo son una vergüenza que no debe ser ignorada sino también un punto de inflexión para el periodismo global. 

Y es que, como afirma Edith Rodríguez  Cachera vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras España y del Consejo Internacional, "no ha ocurrido nunca que nos encontremos con una presunta autoproclamada democracia que veta el acceso durante dos años a la prensa extranjera internacional y que masacra de forma deliberada sin piedad y sin testigos a la prensa local y que lo reivindique”.

 

Ahmed Abu Aziz, periodista de Middle East Eye, 29 años
asesinado por el ejercito de Israel el 25de agosto de 2025 



Estos son los nombres de los periodistas asesinados por el ejercito de Israel (The Guardian, 1 agosto 2025)


Ahmed Abu Aziz, Mohammed Salama, Moaz Abu Taha, Hussam al-Masri, Mariam Abu Dagga, Anas al-Sharif, Mohammed Noufal, Ibrahim Zaher, Mohammed Qreiqeh, Moamen Aliwa, Mohammad al-Khaldi, Ismail Abu Hatab, Moamen Abu AlOuf, Ahmad Qalaja, Ismail Baddah, Suleiman Hajjaj, Hassan Abu Warda, Hassan Samour, Ahmed al-Helou, Yahya Sobeih, Noureddine Abdo, Fatma Hassouna, Hilmi al-Faqaawi, Ahmed Mansour, Mohammed Mansour, Hossam Shabat, Mahmoud Islim al-Basos, Ahmed al-Shayyah, Ahmed Abu al-Rous, Mohammed al-Talmas, Saed Abu Nabhan, Omar al-Dirawi, Areej Shaheen, Hassan al-Qishawi, Ayman al-Gedi, Faisal Abu al-Qumsan, Mohammed al-Ladaa, Fadi Hassouna, Ibrahim Sheikh Ali, Mohammed al-Sharafi, Ahmed al-Louh, Mohammed al-Qrinawi, Mohammed Balousha, Iman al-Shanti, Maisara Ahmed Salah, Mamdouh Qanita, Ahmed Abu Sharia, Mahdi al-Mamluk, Ahmed Abu Skheil, Zahraa Abu Skheil, Bilal Rajab, Amr Abu Odeh, Saed Radwan, Nadia Emad al-Sayed, Haneen Baroud, Tareq AlSalhi, Mohammed al-Tanani ,AlHassan Hamad, Abdul Rahman Bahr, Nour Abu Oweimer, Wafa al-Udaini, Mohammed Abed Rabbo, Hussam al-Dabbaka, Hamza Murtaja, Ibrahim Muhareb, Tamim Abu Muammar, Mohammed Issa Abu Saada, Rami al-Refee, Ismail al-Ghoul, Mohammed Abu Daqqa, Mohammed Abu Jasser, Mohamed Meshmesh, Mohamed Manhal Abu Armana, Amjad Juhjouh, Wafaa Abu Dabaan, Rizq Abu Shakian, Saadi Madoukh, Mohammed al-Sakani, Mohammed Abu Sharia, Rasheed Albably, Ola Al Dahdouh, Mahmoud Juhjouh, Bahaaddine Yassine, Mustafa Ayyad, Salem Abu Toyour, Ibrahim al-Gharbawi, Ayman al-Gharbawi, Mohammed Bassam al-Jamal, Mustafa Bahr, Mohamed Adel Abu Skheil, Saher Akram Rayan, Mohamed el Sayed Abu Skheil, Tarek El Sayed Abu Skheil, Mohamed el-Reefi, Abdul Rahman Saima, Muhammad Salama, Mohamed Yaghi, Zayd Abu Zayed, Ayman al-Rafati, Angam Ahmad Edwan, Alaa al-Hams, Yasser Mamdouh el-Fady, Nafez Abdel Jawad, Rizq al-Gharabli, Mohammed Atallah, Tariq al-Maidna, Iyad el-Ruwagh,Yazan al-Zuweidi, Mohamed Jamal Sobhi al-Thalathini, Ahmed Bdeir, Shareef Okasha, Heba al-Abadla, Abdallah Iyad Breis, Mustafa Thuraya, Hamza al-Dahdouh, Akram ElShafie, Jabr Abu Hadrous, Ahmed Khaireddine, Ahmad Jamal al-Madhoun, Mohamad al-Iff, Mohamed Azzaytouniyah, Mohamed Naser Abu Huwaidi, Mohamed Khalifeh, Adel Zorob, Abdallah Alwan, Haneen Kashtan, Assem Kamal Moussa, Samer Abu Daqqa, Ola Atallah, Duaa Jabbour, Shaima el-Gazzar, Hamada al-Yaziji, Hassan Farajallah, Abdullah Darwish, Montaser al-Sawaf, Adham Hassouna, Marwan al-Sawaf, Mostafa Bakeer, Mohamed Mouin Ayyash, Mohamed Nabil al-Zaq, Assem al-Barsh, Jamal Mohamed Haniyeh, Ayat Khadoura, Bilal Jadallah, Mossab Ashour, Sari Mansour, Mostafa al-Sawaf, Hassouneh Salim, Abdel Rahman al-Tanani, Amal Zohud, Abdelhalim Awad, Amro Salah Abu Hayah, Yacoup al-Borsh, Moussa al-Borsh, Ahmed al-Qara, Yahya Abu Manih, Mohamed Abu Hassira, Mohamad al-Bayyari, Mohammed Abu Hatab, Majd Fadl Arandas, Iyad Matar, Imad al-Wahidi, Majed Kashko, Nazmi al-Nadim, Yasser Abu Namous, Duaa Sharaf, Jamal al-Faqaawi, Saed al-Halabi, Ahmed Abu Mhadi, Tasneem Bkheet, Ibrahim Marzouq, Mohammed Imad Labad, Roshdi Sarraj, Mohammed Ali, Khalil Abu Aathra, Sameeh al-Nady, Issam Bhar, Mohammad Balousha, Abdulhadi Habib, Yousef Maher Dawas, Salam Mema, Husam Mubarak, Ahmed Shehab, Hisham Alnwajha, Mohammed Sobh, Saeed al-Taweel, Ibrahim Mohammad Lafi, Mohammad Jarghoun, Mohammed al-Salhi. -8-2025)


30 de agosto de 2025

Excelente aportación sobre el problema de los incendios forestales

Incluyo aquí de forma íntegra (ya que el acceso está restringido a los abonados al diario que lo publica) una de las mejores aportaciones que he leído sobre la problemática de los incendios forestales, cuyo impacto ha sido estremecedor en España en los meses de julio y agosto de 2025, como la información adjunta señala. El texto es obra de Xabier Vázquez Pumariño, prestigioso biólogo ambiental español.  


Incendios invisibles, populismo y gestión fallida 

Es importante desterrar los mantras del abandono y la limpieza, aceptar la renaturalización como estrategia y mantener una vigilancia continua y detallada del terreno. Los incendios en áreas silvestres son de una complejidad extraordinaria, difícil de plasmar en una breve columna con la profundidad requerida. Ahora bien, sí conviene señalar algunas cuestiones que encarrilen el debate público, porque con cada incendio se encienden fuegos aún más devastadores: el populismo acientífico y la confusión. Se ignoran datos y se abrazan lugares comunes, cuando no se emiten calculados mensajes de parte.

Uno de esos lugares comunes es el “abandono”, palabra repetida hasta el agotamiento por políticos, periodistas y tertulianos. ¿Cómo medimos ese abandono? A continuación, aparecen las consignas “limpieza”, “suciedad” y “desbroce”, términos no inocentes que lo aplastan todo dialécticamente. Pero la realidad tiene otras perspectivas: lo que se llama suciedad o broza es biodiversidad, hábitats que sostienen flora y fauna, sumideros de carbono.

Las cifras oficiales (y públicas) indican que desde 1968 hasta 1999 —cuando había poco “abandono”— no se bajaba de 100.000 hectáreas quemadas al año, con picos de más de 400.000 (1994). Hubo significativas mejoras con el cambio de siglo, si bien con repuntes graves ocurridos en 2012, 2017 o 2022. Si el “abandono” explicase algo, las estadísticas serían muy diferentes. En definitiva, cuando alguien introduce este comodín, podemos pensar que no ha dedicado un gran esfuerzo a esta materia ni, probablemente, está realmente interesado en buscar soluciones.

Las áreas más castigadas en estos últimos días tienen elementos comunes: son frontera entre el mundo atlántico y el mediterráneo con lluvias primaverales y otoñales, sequía estival, suelos silíceos, vegetación fácilmente inflamable y un relieve muy accidentado. Son sitios duros para ganarse la vida en el marco económico actual.

A esto se suma el cambio climático. El verano se ha alargado semanas por cada extremo: empieza antes y acaba más tarde, la temperatura es más elevada, lo que dispara la evapotranspiración y reseca aún más la vegetación. Los inviernos se han suavizado, por lo que el periodo de crecimiento de la vegetación es más largo. Todo ello conduce a un punto: el fuego es la respuesta esperable de los ecosistemas a una transformación drástica. Sorprende, con todo, la velocidad a la que está ocurriendo.

Otro error común es juntar churras con merinas. Cuando el monte arde, lo que se quema son realidades distintas: vegetación natural y cultivos forestales. ¿Se puede analizar del mismo modo? Obviamente no. Y hace décadas que sabemos que apostar por especies pirófitas de crecimiento rápido —eucaliptos, pero sobre todo pinos en buena parte de las áreas mencionadas— siempre fue una pésima idea.

Es esencial saber que el fuego necesita tres elementos: combustible, condiciones favorables y un factor de ignición. En este último punto, insistir en la figura del “pirómano” es irresponsable, una cortina de humo. Los datos son claros: la piromanía real es minoritaria; lo que abunda son negligencias, accidentes y, de nuevo, en el noroeste, la cultura de la “limpieza” en la que el uso del fuego sigue estando a la orden del día: se detesta la vegetación natural y se sacraliza el pastoreo y los hechos demuestran que este tampoco frena los grandes incendios, mucho menos los de sexta generación.

La paradoja es evidente: los terrenos quemados son el culmen de la “limpieza”. Pero la experiencia muestra que tampoco sirve: buena parte de lo que hoy arde ya se quemó en 2022, por ejemplo, hace apenas tres temporadas.

¿Soluciones? Nadie debería esperar ni ofrecer recetas definitivas. Pero sí hay caminos: desterrar de una vez los mantras del abandono y la limpieza, aceptar la renaturalización como estrategia, mantener una vigilancia continua y detallada, hectárea a hectárea. Y, sobre todo, invertir mucho más en medios: desde brigadas de intervención inmediata, hasta equipos de vigilancia, pasando por el mantenimiento de infraestructuras como cortafuegos bien diseñados. Todo ello debe estar dotado de los recursos humanos precisos, bien formados y dignamente pagados. Esto supone gasto público, claro está, si bien para proteger intereses privados, los cultivos, se podrían articular otras medidas.

Estos apuntes, que apenas rozan la complejidad del tema, señalan una certeza: los incendios de hoy son la expresión más evidente del fracaso de décadas de gestión del medio, empeñada en tratar los montes como fábricas de madera o forraje. Pero los montes son, ante todo, ecosistemas vivos.

29 de agosto de 2025

La transformación del mundo rural: entre la nostalgia y la incertidumbre

 Tal vez convendría tener un debate sobre el significado de las transformaciones producidas en el mundo rural y sus implicaciones demográficas, económicas y ambientales. Es una cuestión que acabo de abordar esta tarde con unos amigos y que desearía comentar aquí.

Y es que no dejan de llamarme la atención las invocaciones, henchidas de pesimismo, nostalgia y añoranzas, sobre un mundo lastrado por el abandono poblacional y la pérdida de una añorada identidad en contraposición a una etapa en la que las formas de aprovechamiento mostraban una simbiosis positiva, entrañable, equilibrada y estable entre la sociedad, la producción y la naturaleza: una especie de Arcadia feliz, sostenible, ya desaparecida y sumida hoy, por mor de unas fuerzas externas demoledoras, en la desolación total.

Quienes hemos conocido el mundo rural tradicional aún recordamos que esa armonía, no exenta de tensiones y precariedades, estaba muy condicionada por las limitaciones inherentes a las economías de subsistencia, al trabajo oneroso, a los azares de la climatología y a una muy deficiente calidad de vida. En las tierras de secano de mi familia, de mujeres espigadoras deslomadas, entre ellas mi madre y mi abuela, y largos días de trilla, que viví subido durante los veranos en aquellos viejos trillos de Cantalejo, y bajo un sol implacable, he visto mucha incertidumbre y muchos ojos lesionados de tanto mirar el cielo. Cuando llegaba septiembre había que pagar las deudas y no "todo era maravilloso". Al poco aparecían el frío y más incertidumbres.

Los cambios comenzaron mucho antes de la incorporación a las Comunidades Europeas y a los efectos de la "maléfica" Política Agraria Común. Por experiencia familiar tengo constancia de cómo el proceso migratorio de los primos más jóvenes, ocurrido a partir de finales de los cincuenta provocó una metamorfosis intensa en paralelo con la despoblación progresiva y con la mecanización asociada a un aumento de la productividad y a un cambio cualitativo de las condiciones de vida para quienes se mantuvieron en el campo o se fueron a vivir a la ciudad sin perder su condición de activos agrarios, al socaire de las posibilidades permitidas por la expansión del vehículo privado.

El tema da para mucho y conviene reflexionar si las decisiones adoptadas podrían haber sido otras o haberse planteado de otro modo. El tema está abierto al debate y a la clarificación de la función asignada a la ruralidad en una economía abierta a las reglas de la competitividad inexorable en una economía de mercado e interdependiente.

Es en este contexto donde, evitando caer en la aceptación acrítica de la realidad, cobra pleno sentido la reflexión de Kristen Ghodsee cuando afirma que tal vez "hemos perdido la habilidad colectiva para imaginar un mundo al margen de las lógicas del mercado". Lo dice en su interesante "Utopías cotidianas. Lo que dos mil años de experimentos pueden enseñarnos sobre vivir bien' (Capitán Swing, 2024).

27 de agosto de 2025

Algunas notas sobre el impacto cultural y espacial de la inteligencia artificial

 



EN TORNO AL CONCEPTO DE "LOS ESPACIOS LATENTES" 

Considero interesante realizar esta reflexión, que he aportado a un debate sobre el tema. Después de la invención de la perspectiva, después del arte en la era de su reproducibilidad técnica, el punto de inflexión que marca el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) cuestiona los regímenes de verdad, la cultura visual, la representación en general, las técnicas artísticas y, por último pero no menos importante, nuestra sensibilidad al tiempo que incide en la geopolítica. Sirva esta breve reflexión como modesta aportación al debate, que no ha hecho más que comenzar.

A propósito de la dimensión cultural, afectiva y relacionada con las sensibilidades, cabría preguntarse: ¿Quién monopoliza y ordena nuestros recuerdos? ¿Quién controla las apariencias y delimita el espacio de alucinación y de descubrimientos insospechados en el que nos movemos? Desde su formulación por John McCarthy en 1955, la «inteligencia artificial» se ha consolidado como una infraestructura ubicua, reorganizando profundamente los regímenes de visibilidad, conocimiento y poder, así como nuestra huella en el mundo y, por supuesto, nuestra visión del territorio y de sus dinamismos y transformaciones.
"El mundo según la IA", como desafío para el debate que se plantea, destaca como una reflexión crucial sobre el cambio algorítmico en la sensibilidad. Más que servir a discursos revolucionarios o de innovación, forma parte de una genealogía global que busca comprender las transformaciones de la cultura visual y los regímenes de verdad, con las decisivas implicaciones que ello trae consigo desde la perspectiva del conocimiento y de la acción pública.
Y es que, así como la invención de la perspectiva, y posteriormente las técnicas de reproducción, están conduciendo a nuevas modalidades de representación y relación con la verdad, la IA está alterando nuestras formas de pensar, percibir y habitar el mundo. En este sentido, los "espacios latentes", que como geógrafo desearía plantear, ocupan un lugar central. Estas matrices permiten generar nuevos objetos culturales (textuales, visuales, sonoros, paisajísticos) que alteran el futuro de nuestros archivos, nuestras narrativas y nuestras subjetividades.

Y, en relación con la geopolítica, no hay que descuidar las opiniones que afirman que la aparición en China de la DeepSeek , y que algunos autores han calificado de verdadero terremoto, ha demostrado que la inteligencia artificial es (geo)política. Los problemas de este orden son múltiples, cada vez más cruciales para la vida de nuestras sociedades y nuestros sistemas políticos, y afectan a la soberanía tecnológica, a la seguridad nacional y al dominio económico. No es baladí el argumento que asegura que el dominio de los modelos fundamentales de la IA, teniendo en cuenta los datos que la alimentan, así como los semiconductores y los materiales que "construyen" nuestros dispositivos informáticos moldeará el orden mundial del mañana, con crecientes tensiones entre las grandes potencias para imponer su visión e intereses.

Y es que no en vano, como podemos comprobar a poco que mantengamos un seguimiento de los procesos que nos afectan, los patrones culturales y geopolíticos observados en Europa, Estados Unidos, China y Rusia influyen en el desarrollo de la IA y en la regulación que se implementa, a través de diversos medios, en esos espacios. De ahí la importancia de analizar estas diferencias regionales, antes de extraer algunas conclusiones sobre las principales luchas de poder entre las principales potencias en torno a la IA.

26 de agosto de 2025

El genocidio de Gaza o el descrédito de la causa judía en el mundo

 No estaría de más plantearse - me comenta una amiga francesa, de Montpellier- hasta qué punto el genocidio y el expolio practicados por el gobierno criminal de Netanyahu en Palestina están lesionando las muestras de respeto y solidaridad manifestadas contra el Holocausto sufrido por los judíos bajo el nazismo.



Aunque no cabe duda que esa experiencia atroz que afectó al pueblo hebreo en la primera mitad del. siglo XX se mantiene viva en la memoria, tal vez su fortaleza queda diluida o muy debilitada cuando inevitable e instintivamente aparece, en sus imágenes y en la magnitud de la tragedia a la que estamos asistiendo en vivo y en directo, asociada a la barbarie que padecen la sociedad y la tierra palestinas sometidas a las atrocidades israelíes con utilización de los mismos procedimientos y objetivos aplicados a los judíos por los nazis.

En cualquier caso, y planteada esta cuestión como hipótesis, es muy probable que la sensibilidad hacia la experiencia de los judíos sacrificados por los nazis ya no sea tan sentida como antaño lo fue de modo que ya no se contemplarán de la misma manera los testimonios dejados por la historia, por la literatura y por el cine. ¿Quién se atreverá a rodar ahora una película como "La lista de Schindler", de Steven Spielberg, que ha manifestado su rechazo al genocidio de Gaza ? ¿Quién a sentirse conmovido con la lectura de la desgarradora "La Noche" de Ellie Wiesel? En suma, no es desacertado pensar que el régimen de Israel hará perder sensibilidades hacia lo que ocurrió con los judíos en los años treinta y cuarenta del siglo XX. Y además de manera irreversible.
Si así fuera, flaco favor están haciendo el genocida Netanyahu y sub gobierno a la imagen histórica del pueblo judío.

La implicación de Donald Trump en el genocidio palestino no puede ser reconocida con el Nobel de la Paz

 


Ignoro si los asesores de Donald Trump le han advertido de los riesgos que corre manteniendo su connivencia total con el Holocausto, la Nakba, de Palestina. A medida que se agravan las manifestaciones derivadas de la limpieza étnica que el régimen criminal de Israel lleva a cabo sobre la sociedad y el territorio palestinos, se afianza la idea de que ese genocidio sería imposible sin el respaldo, apoyo y obscena sumisión de la presidencia norteamericana. Es en ella donde hay que centrar la atención para poner en el lugar que corresponde al exterminio y el expolio llevados a cabo impunemente y de forma inhumana por Israel.


La complicidad internacional de que goza la estrategia del criminal y corrupto Netanyahu queda sin duda supeditada a la implicación decidida que en esa catástrofe ha asumido con todas sus consecuencias el ocupante actual de la Casa Blanca. Si la historia de la colaboración de Estados Unidos con Israel es inherente a la impunidad de que siempre ha disfrutado el gobierno de Tel Aviv frente a toda norma de Derecho y Justicia, nunca como en estos momentos esa mancuerna ha alcanzado los niveles de corresponsabilidad en acciones de genocidio y expolio tan atroces, que están conmocionando al mundo.

El norteamericano parece obsesionado con su reconocimiento con el Premio Nobel de la Paz, respaldado hasta ahora por algunos de los regímenes y dirigentes más indecentes de la Tierra. No es buen asidero el sostén de tamaña gentuza. Y sin duda, las expectativas de alcanzar ese objetivo habrán de quedar para siempre anegadas, si el Comité del Nobel de Oslo deseara mantener la dignidad y prestigio del galardón, mientras ese Trump no ponga fin a su decisiva implicación en la aniquilación de Palestina, a sabiendas de que, a la postre, habría de ser su máximo y principal responsable. Responsabilidad de la que la Historia dejará constancia de manera fidedigna e inequívoca, hasta el punto, opino, de que será el más importante y denigrante testimonio de su funesto legado para el mundo y para su propio país.

16 de agosto de 2025

Espacios amenazados, territorios admirables

 


Un espacio hoy amenazado por el fuego.

Recuperar la imagen de esos lugares dotados de paisajes admirables y creadores de experiencias vivificadoras de la sensibilidad es una necesidad insoslayable.

Todo vale para figurar en la cartografía del turismo anhelado y más apetecido por su sosiego y su calidad paisajística. No hay condicionamientos que lo impidan. Allá, en el Aliste profundo, donde la frontera con Portugal pasa desapercibida, donde los caminos se confunden en el bosque, donde los servicios brillan por su ausencia, donde nadie se aventuraba a adentrarse hasta hace dos días salvo para practicar el contrabando del café... he ahí un lugar en el mundo que enarbola sus propios reclamos al socaire de las inestimables ventajas que emanan de la soledad, el silencio, la belleza del paisaje y la pureza del aire.

15 de agosto de 2025

La necesaria cultura del territorio

 Bien sabemos todos que el factor determinante de las tragedias naturales estriba en la debilidad o carencia de una cultura rigurosa del territorio por parte de una mayoría de los que ostentan responsabilidades públicas y también privadas. El territorio es concebido como un bien generador de beneficio a corto plazo y no como un recurso a preservar mediante la aplicación de las cautelas preventivas y con visión prospectiva.

En tiempos, expliqué en el Departamento de Geografía la utilidad de las tecnologías de Teledetección y Sistemas de Información Geográfica facilitadas por la disponibilidad de información permanente de lo que sucede en las superficies con riesgos potenciales y con experiencias previas de catástrofe. No he leído ninguna observación al respecto sobre ese uso de procedimientos de valor corrector contrastado, apoyados en herramientas tecnológicas de gran utilidad para la evaluación rigurosa del los niveles de riesgo, que son inherentes a los procesos espaciales.


Detalle de la Lora de las Tuerces (Palencia, España)

El Gobierno de Castilla y León fue informado de estos métodos ya desde la época de Juan José Lucas, el presidente que sucedió a Aznar allá por los años noventa, aquel personaje cuyo legado en la región fue nulo pues nunca le interesó lo más mínimo. Aún recuerdo cuando mi maestro, Jesús García Fernández, le habló de sus investigaciones sobre el paisaje de las Loras, que después fue reconocido como un Geoparque de gran valor ambiental. La pregunta de Lucas aún resuena en mis oídos: "¿ Y eso para qué sirve?" Hubo respuesta lógicamente, pero enseguida me di cuenta de que caía en saco roto. El destinatario no daba ni dio más de si.
Y así nos va. En esas andamos.

14 de agosto de 2025

Después del incendio: reflexiones sobre la tragedia del fuego incontrolado

 

Este texto corresponde a una intervención realizada el 28 de junio de 2009 en la villa abulense de Arenas de San Pedro, tras el incendio sufrido en el Valle del Tiétar. Lo reproduzco ahora ante la sensibilización provocada por los incendios que afectan a numerosos espacios de España y Portugal. 



Efectos del incendio del paisaje de Las Médulas (León) 


Pocas imágenes resultan tan dramáticas como las que ofrece un paisaje lacerado por el incendio. Desolación, ruina, fealdad, impotencia, rabia incontenible. Son las sensaciones que se acumulan al comprobar los rastros de la destrucción provocada por el fuego, los efectos catastróficos de su huella tan atroz como inconfundible, tan nefasta como persistente. En estos casos la llama nada purifica, todo queda sumido en la negrura indiferenciada de la naturaleza desprovista de vida y de los matices y contrastes a que esta da lugar.

La tragedia delfuego se ha cebado con España con harta reiteración. Desde que tenemos memoria, el estigma de las llamas devorando los bosques sin control es algo percibido como una realidad insistente en el tiempo, que año tras año se repite como una especie de maleficio, hasta convertirse en una de las manifestaciones más dramáticas de la catástrofe ambiental en España, el país que ostenta la primacía de un hecho tan grave dentro del mundo mediterráneo. Y es que sobrecoge pensar lo que supone la ruina de un escenario natural construido laboriosa y lentamente a lo largo de ese tiempo prolongado que los elementos naturales, vivos y dinámicos, necesitan para configurar la trabazón en la que se asienta su personalidad ecológica, a sabiendas de que las interacciones que tienen lugar en él se encuentran permanentemente amenazadas por la intervención  desestabilizadora ejercida por la acción humana o el accidente natural.

 La magnitud del problema asociada al fuego, que en este año 2009 ha elevado la dimensión de la superficie afectada por encima de las 70.000 Has., hasta duplicar con creces la del año anterior, nos vuelve a situar una vez más ante una tragedia ambiental a la que nunca se podrá responder con la resignación, la indiferencia o la ineptitud organizativa de la lucha contra el fuego. No valen estas actitudes cuando la cifra se mantiene en niveles altísimos de incidencia (3.857 incendios a finales de julio 2009), tiende a incrementarse la superficie arrasada, al superar las 500 Has. de promedio, y su impacto desencadena efectos devastadores en áreas de especial calidad paisajística y medioambiental. Todos los incendios son lamentables, pero el hecho de que este año hayan sido pasto de las llamas comarcas tan emblemáticas como la turolense de Aliaga, el sector central de Las Hurdes extremeñas o la isla de La Palma eleva la gravedad del problema a la dimensión más preocupante y crítica, en la medida en que se trata de espacios naturales cuyo acreditado valor ambiental les proporciona ese atractivo en el que se amparan y en torno al cual gravita esa oferta de ocio tan costosamente fabricada como la opción capaz de superar las limitaciones históricas de su nivel de desarrollo.

Definen, desde luego, la misma realidad que al tiempo encontramos en el Valle del Tiétar abulense, víctima también de una catástrofe que se ha saldado con vidas humanas y con la devastación de uno de los ámbitos más singulares y representativos de la riqueza natural de las montañas españolas y de Castilla y León. Basta imaginar la nueva perspectiva que se divisa desde el Puerto de El Pico en la Sierra de Gredos para sentir una verdadera conmoción como la sufrida por quienes vivís en esta comarca de inestimable valor ambiental. Quien se haya asomado alguna vez a ese balcón que invita a mirar en todas las direcciones, ampliando sobremanera los horizontes hacia los que se abre un riquísimo muestrario de estructuras y formas de vida en uno de los tramos más bellos y espectaculares de la Cordillera Central, no podrá por menos de tener ahora la terrible sensación de que una parte sustancial de sus experiencias viajeras más apetecidas se ha ido para siempre. Cuesta mucho hacerse a la idea de que las encinas, los castaños y los robledales, los alisos, abedules, álamos y fresnos, las pinedas y los piornales, y la interesante masa arbustiva y zoológica que los acompaña, han desaparecido o han sufrido la mella del impacto que dificulta o irreversiblemente paraliza sus procesos vegetativos.

Bien sabemos que el incendio es una ruptura brutal en la historia del paisaje. Cuando eso ocurre, valores esenciales de nuestra cultura, cimentada en la percepción de una realidad física avalorada, se alteran y se destruyen. Y, aunque es cierto que la naturaleza es indómita y tiende a regenerarse, lo hace lentamente, los elementos que configuran su personalidad tienden a quedar distorsionados durante mucho tiempo por las consecuencias de una catástrofe que siempre se acompaña de resultados lesivos para el restablecimiento de los equilibrios perdidos y que tanto ha costado mantener.

Ante un escenario de alto riesgo como el que afecta a la España Mediterránea todas las cautelas son pocas cuando se trata de afrontar un riesgo que, aunque en su desencadenamiento se identifica con una determinada época del año,  debe formar parte de las estrategias de conservación de la naturaleza de manera permanente, sin solución de continuidad. Conscientes de que el modelo de preservación de los ecosistemas naturales no puede ya responder a las pautas de gestión propias de una sociedad ruralizada, que tampoco, como nos recordaba el conocido poema de Antonio Machado -“el hombre de estos campos que incendia los pinares/ y su despojo aguarda como botín de guerra/ antaño hubo raído los negros encinares/ talado los robustos robledos de la sierra”-, era demasiado respetuosa con el bosque, se impone la búsqueda de la máxima eficacia y operatividad en la aplicación de los instrumentos de lucha contra el riesgo derivado del fuego en función, más allá de las inevitables medidas sancionadoras, de la relación de estrecha complementariedad que quepa establecer entre la investigación científica y la intervención pública, sin olvidar la relevancia que en este compromiso ha de asignarse también a la iniciativa privada.

Pues si hoy sabemos que las técnicas de teledetección permiten advertencias de plena fiabilidad en tiempo real, no es menos cierto que el esfuerzo que en este sentido compete a los programas preventivos, a medio y largo plazo, organizados y financiados sin tibieza por las Comunidades Autónomas resulta de primordial importancia. En suma, serían los que, en buena lógica, debieran sustentar los planes de innovación aplicados a la gestión integral del bosque, la cooperación entre las administraciones públicas implicadas y la sensibilidad ciudadana mediante señales de alerta más efectivas y contundentes que las hasta ahora llevadas a cabo.


LOCALIZACIÓN DE LOS INCENDIOS EN ESPAÑA

(14. agosto. 2025)



8 de agosto de 2025

La revisión del concepto de identidad

 




Con motivo de la decisión adoptada por el Ayuntamiento de la localidad de Jumilla (Murcia) y a raíz de las declaración de su alcaldesa  que la justifica con el argumento de "priorizar  nuestras tradiciones y nuestra identidad”, creo oportuno realizar la siguiente reflexión: 

Hace mucho tiempo que el concepto de "identidad" está sometido a una profunda revisión, como corresponde a la necesidad de clarificar las situaciones críticas que trae consigo. Acudir a él como manifestación de una singularidad refractaria a lo diferente, a aquello que se entiende como hostil a lo identitario, sin caer en la cuenta de que las "identidades" defendidas adolecen a menudo de manipulación y artificialidad, es una posición reaccionaria, retrógrada y abocada a la frustración y el fracaso.

Acertada me parece la opinión de David Berlinier (2023) cuando señala que "las identidades nos hacen vivir en una era inquietante, porque observamos una tensión esencialista en torno al yo, un prejuicio de unidad que nacionalistas y populistas mantienen constantemente". 

Y, como han señalado Noam Chomsky, Hannah Arendt o Emilio Lledó, tres referencias de calidad incuestionable sobre el tema, los elementos valorados como integrantes de una reivindicada "identidad" solo tienen sentido si su defensa se basa en la consideración y el respeto de aquellas con los que se coexiste en el espacio y en el tiempo, pues no en vano son enriquecedoras las interrelaciones que se producen entre ellas. Los testimonios son numerosos.
Y es que la propia evolución histórica se encarga de demostrar hasta qué punto resulta valioso el reconocimiento de la diversidad, amparada en la principal razón que lo sustenta, es decir, la defensa de los Derechos Humanos y de la dimensión unificadora de la Humanidad como conjunto complejo, heterogénea y unitario a la vez.
Precisamente en ello se fundamenta el artículo 14 de la Constitución española, en el que se reconoce el tratamiento igualitario de los españoles en todos los aspectos, entre ellos los religiosos y culturales.
Transgredir o cuestionar estos principios en contra de una sociedad más justa e integrada dentro de su pluralidad constituye una aberración que debe ser denunciada sin matiz alguno. La estrategia divisoria que con demagogia y xenofobia - e incluso con justificación de la violencia - algunas opciones políticas pretenden supone un atentado indigno y miserable contra los derechos humanos.


4 de agosto de 2025

La rendición de Europa

Incluyo aquí el artículo publicado en Infolibre por Ana Manero Salvador, Catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Carlos III de Madrid. Es una aportación interesante, que profundiza en "la claudicación anunciada", como acertadamente define Huffpost el acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea.  





"Nos enfrentamos a un momento crítico sin precedentes para la Unión Europea. Dos son los eventos recientes que ponen de manifiesto su pérdida de autonomía y de relevancia en un mundo cada vez más hostil y que cuestionan su papel como actor global en tanto que gigante comercial: el “acuerdo” alcanzado entre Von der Leyen y Donald Trump en un campo de golf propiedad del mandatario estadounidense y la práctica total ausencia de reacción ante el genocidio de Gaza.

A falta de conocer en detalle lo acordado, los datos que se saben son preocupantes y revelan una claudicación que sólo beneficia a los intereses de Estados Unidos. La amenaza constante en relación con la imposición de aranceles, el desprecio a los intereses europeos y la grosería con la institución y con lo que representa, se han materializado. Por lo que hasta ahora sabemos, se ignora cualquier referencia al marco multilateral del que nos habíamos dotado y se establece una relación profundamente asimétrica que no tiene en cuenta los intereses europeos –compra de energía por valor de 750.000 millones de euros en tres años a Estados Unidos al margen de cualquier condicionalidad ambiental, imposición de un arancel general del 15% a los bienes europeos, sin reciprocidad, inversiones europeas en Estados Unidos por valor de 600.000 millones de euros durante el mandato del actual presidente–.

Pero, tanto como su contenido, es igual de grave su simbolismo. Si existía un ámbito en el cual la UE era capaz de mostrar fortaleza y asertividad, éste era el comercial. Estados Unidos ha dejado de ser un socio fiable en materia comercial, ambiental, política y de seguridad; y hubiera sido necesario mostrar una postura sólida que evidenciara el poder económico de la Unión en el mundo. No ha sido así.

 ¿Podemos seguir siendo considerados como un actor clave en el mundo si nos rendimos ante la voluntad autoritaria de Estados Unidos? Esta misma postura acrítica y de vasallaje se está demostrando ante el genocidio de Gaza. La información que llega desde la Franja es estremecedora: más de 60.000 muertos, la utilización del hambre como arma de guerra, el bombardeo de hospitales, escuelas, zonas residenciales y campamentos de desplazados altamente poblados han convertido a Gaza en un infierno en la tierra. A la clara intención genocida del gobierno israelí, se suman las conductas que configuran el crimen de genocidio y, ante ello, ni la Unión ni los Estados miembros adoptan medidas contundentes. 

Nuevamente, el comercio debería ser el instrumento clave para hacer frente a esta situación con la herramienta que provee el Acuerdo de Asociación con Israel. No se puede olvidar que el principal socio comercial de este Estado es la Unión Europea, y si realmente la Unión quiere hacer valer los valores y principios que formaban parte de su ADN y que se han incluido en estos acuerdos a través de la cláusula democrática, Bruselas debería, como poco, suspender inmediatamente su aplicación. No hacerlo nos convierte en cómplices.

Esta doble rendición nos lleva a plantearnos preguntas sobre el futuro del proyecto europeo¿Es tolerable permitir que se cometa un genocidio sin responder con las herramientas de las que nos hemos dotado? ¿Podemos seguir siendo considerados como un actor clave en el mundo si nos rendimos ante la voluntad autoritaria de Estados Unidos?

Ante la desazón que nos generan estos acontecimientos, es necesario que la Unión recupere su dignidad, que no se abrace a alianzas contraproducentes y que apueste por una política comercial basada en valores y principios."

En este contexto me permito aludir a la reflexión de Jean François Collin cuando afirma que "dependiente de las cadenas de producción externas, impotente ante la guerra que se prolonga, humillada por los nuevos dirigentes políticos estadounidenses y rezagada en materia de transición ecológica, Europa verá confirmada su pérdida de influencia y su incapacidad de acción a partir de principios de 2025. ¿Cuándo veremos una Europa que defina prioridades de acción política y se ciña a ellas?" 


 


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