24 de noviembre de 2009

Mirando al Pacífico: otra perspectiva

El Océano Pacífico cerca de San José Escuintla (Guatemala)

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Acostumbrados como estamos en Europa a concebir nuestra visión del mar desde los horizontes a que nos abren las aguas del Atlántico y del Mediterráneo, corremos el riesgo de simplificar lo que los océanos representan contemplados desde otros escenarios. No es simplemente la sensación de inmensidad la que nos embarga cuando, situados en la costa, alargamos la mirada sin percatarnos de la distancia real que la vista abarca. Siempre es grande, amplia, dotada de esa infinitud que deriva de la incapacidad del ser humano para calcular la grandeza de lo que ve cuando lo que ve sobrepasa con creces los límites de su imaginación.

Mas no se entiende el mar sin las tierras que sus aguas bañan, mansa y violentamente a la par. Tierras, gentes, lugares, vida, los inumerables matices del universo que viven en función del agua de amplios horizontes. Todos forman un cúmulo de elementos que, integrados, dan personalidad singular al litoral y permiten entenderlo como la expresión de ese engarce entre lo natural y lo antrópico que el océano vertebra hasta dar lugar a un entorno imposible de entender e interpretar sin las múltiples posibilidades de relación que se fraguan en los espacios costeros y que con tanta admiración como deseo contemplamos a veces quienes, como yo, somos de la tierra adentro. Jamás renegaremos de ella, por supuesto, pero también debemos admitir que nos sentimos reconfortados cuando de vez en vez nos acercamos a ese borde donde la tierra acaba y de pronto la mirada se expande por la superficie de las olas que no cesan.

He visitado de nuevo el océano Pacífico, la enorme masa de agua que en 1513 descubriera Vasco Núñez de Balboa, a la que dio el nombre de Mar del Sur, más tarde rebautizado como el Pacífico por Fernando de Magalhaes. Poco de tranquilo tiene. Es un océano bravío, surcado por corrientes de gran potencia y generador de ciclones que afectan con impresionante crueldad a los paises que lo delimitan. En Centroamérica lo tienen en gran respeto y no es poco el miedo que provoca. Pero también dependen cada vez más de él. Es su puerta de apertura al mundo, la ventana a la que atender para que sus productos se dirijan a los mercados de los que dependen al tiempo que reciba los que les sirven para compensar lo que no tienen.

Acceso a Puerto Quetzal, "enlace con el mundo"
Acabo de conocer de cerca, y con explicaciones que agradezco desde aqui, la realidad de ese espacio marcado por vínculos comerciales in crescendo que es el Pacífico, trascendental para los pequeños paises de la América del istmo. He visitado con detalle el moderno Puerto Quetzal en Guatemala, del que muy poca gente en España y en Europa ha oido hablar. Es un puerto moderno, comenzado a construir en 1985 con el fin de impulsar las relaciones comerciales con Asia, especialmente con China, Japón y Australia, amén de las que integran a este pais en las rutas que llegan a San Francisco, a Vancouver, a Valparaíso o al Canal de Panamá. No entraré en detalles, porque no se trata de describir una realidad que salta a la vista. Simplemente diré que, al otro lado de América todo un mundo de intercambios se encuentra en plena expansión. Ni se lo imaginan.


De izda a dcha: Juan A. Gonzalez (Universidad de San Carlos), Luis Manuel Rodriguez (Secretario General de Puerto Quetzal) y quien esto suscribe

En fin, un mundo de tupidas tramas que dibujan estelas interminables en la mar océana, aquélla a la que quería llegar Colón desde el Atlántico hasta que se topó con un continente hasta entonces ignoto, y que ahora en su costa occidental ha dado en buena medida la espalda a Europa para convertirse en el escenario donde todo se compra y se vende, bajo la mirada atenta y controladora de los grandes colosos asiáticos, a los que no se les escapa detalle.

11 comentarios:

  1. Hey, Fernando, que bueno que hayas vuelto y ya veo que cargado de aventuras y cosas que compartir.
    Un abrazo y, me encanta la foto de la cabecera ( adoro los árboles )

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  2. Lindas fotos, lindo post y extraordinaria la forma en que nos has contado el viaje, querido Fernando.

    Un abrazo.

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  3. De Quetzal solo había oido lo de la ruta que hacen los jóvenes españoles y sudamericanos... (ignorante que es una). Estoy feliz de saberte de vuelta, querido Fernando. Y, sí, los asiáticos, especialmente los chinos, están entrando a saco en Centro y Sudamérica. Mientras les proporcionen estabilidad económica, no me parece nada mal. Muchos besotes, M.

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  4. ¡Qué bueno que viniste!, ya nos irás contando de Guatemala.
    Recuerdo el Pacífico por la bahía de Corinto, una pequeña barca, los paseos con los pescadores, los atardeceres, las enormes caracolas en la playa, y las baladuras.
    La expansión amarilla es imparable, en Sudán y Ethiopía casi todas las grandes obras de ingeniería se realizan con manos chinas, los aviones hasta Jartum están llenos de trabajadores orientales.
    Nuevamente bienvenido.

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  5. Se nota lo mucho que sabes de Geografía Humana y lo que disfrutas con dicho conocimiento. Describes de tal manera los países de Latinoamérica que provocas deseos de visitarlos. Además, la visión positiva que transmites inspira mucha confianza. Gracias y un abrazo

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  6. Me alegra muchísimo que hayas regresado con tanto entusiasmo y que nos cuentes estas cosas tan interesantes. Verdaderamente, la naturaleza en América debe de ser de unas proporciones inconcebibles para los que nunca hemos salido de Europa. Siempre digo que me gustaría ir por ver esas enormidades, esos espacios gigantescos, donde todo es magnífico. Por más que nos lo cuenten, no puede ser lo mismo que sentirlo allí. Me imagino como una oyente de los relatos de Ulises a su regreso, fascinada, incrédula, deseosa de poder vivir esa misma aventura.

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  7. Muy entrtenido la descripción de tu viaje y muy bonitas fotos. Voy a seguir leyendo tus aventuras.

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  8. ¡Fernando! Ahora me pongo al día con tus artículos en el Norte.
    Te escribiré para lo de las fotos.
    Un abrazo,
    Borja

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  9. Muy interesante el post. El Pacífico, es para mí un gran desconocido. Y eso que, como profesor de Geografía e Historia que soy, todos los años hablamos de él largamente. Pero ahora, cuando he leído esta entrada tuya, seré más humilde cundo hable de este océano. Siento que no tengo autoridad para explayarme en su descripción, pues todo lo que sé de él lo he aprendido en libros. Y eso es muy, pero muy poco. Vale más una visita in situ que haber leído páginas y páginas. El otro día una alumna me preguntaba por qué se le llamaba Pacífico cuando era tan bravío, y tuve que imaginarme a Magallanes viendo el océano en un raro día de calma. Esta entrada tuya me ha recordado a este momento. Muy buen post Fernando.

    Un abrazo.

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  10. hola escritor.poeta y amiga! muy buena información...excelentemente explicada....bellas fotos...
    gracias por compartir..
    besos
    silvia cloud

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  11. Muy lindo y descriptivo tu comentario, me gustaron mucho las fotos

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